Partida Rol por web

Año 201 de la partida de Khatovar.
Mañana del décimo sexto día del tercer mes del Invierno.
Creo que este es el mes que esos salvajes negros llaman de la Cabeza Cortada o algo así.

El Capitán lleva meses fortificando el poblado del Antílope. Le acompañan Rompelomos, Vientos, Falce y Virote, y los setenta Soldados más Veteranos. Y también los magos Escupeculebras y Tragasapos.

En este Campamento principal cerca del poblado de los Caimanes Negros ha dejado al Teniente al mando de treinta Soldados Novatos, al Pelotón de Instrucción del Sargento Gulg, y a los magos Sedoso y Caratótem.

Y por supuesto a mí, lejos de la acción y del peligro, como un trasto viejo demasiado frágil para ver la guerra de cerca. Como si no hubiese visto ya incontables batallas.

Tampoco se han llevado a Portaestandarte.

No sé lo que está pensando el Capitán, siempre ha sido así de reservado con sus planes, por si acaso hubiera espías infiltrados en nuestras filas. Sin embargo, le conozco lo suficiente para saber que el asalto final contra los Tres Castores está cada vez más cerca.

La última hornada de Aspirantes de la promoción del año doscientos está prácticamente lista. El Teniente ha dado a Gulg plenos poderes para decidir quiénes pasan el periodo de instrucción y quienes no.

Seguramente, unos cincuenta Aspirantes se convertirán hoy en Reclutas, mientras que los otros cincuenta Aspirantes, los que se alistaron ya en este año, necesitarán al menos dos meses más de instrucción militar.

La Compañía va a necesitar muy pronto de esos muchachos. Espero que muchos de ellos reciban el cráneo de plata y se conviertan enseguida en los nuevos Soldados Novatos.

El hijo del Capitán, y mi último aprendiz está con ellos. Y también el hijo de Portaestandarte. Espero que ambos lleguen a conseguir grandes cosas.

Muchos seguidores de campamento están migrando hacia los pueblos ya conquistados. Los primeros fueron los comerciantes y muchos ladrones. Y ahora la mayoría de las putas se están preparando para marchar hacia Antílope, junto con unos cuantos artesanos y el resto de maleantes y criminales.

Es raro que las Pitonisas no se hayan marchado también. A este paso, en el Campamento, aparte de Novatos y Reclutas, sólo quedarán los tullidos, y los viejos inútiles como yo.

CAMPAMENTO DE INSTRUCCIÓN:

- “¡Aspirantes a formar! ¡Por escuadras! ¡Primera a la Décima en orden! ¡Pelotón!” –

La Cabo observa como los Aspirantes acuden rápidamente a formar. Cada cual sabe a qué Escuadra pertenece.

Las cinco primeras son las de los Aspirantes que se alistaron el Otoño del año pasado. Las otras cinco se han alistado este Invierno.

Cada escuadra tiene diez Aspirantes, por lo que formáis en diez filas de diez Aspirantes.

Las dos primeras Escuadras están formadas por aquellos Aspirantes que habéis destacado más durante vuestro periodo de Instrucción. Algunos os llaman “los favoritos de Gulg”, aunque después de correr kilómetros a diario, trabajar como bestias y entrenar sin descanso, ninguno se siente precisamente como si fuera el favorito de nadie.

El Campamento de Instrucción está situado fuera del Campamento Principal, en el que están las tiendas de los hermanos juramentados y las chozas de los seguidores de campamento, además del edificio de ladrillo de la Herrería.

Mientras que el Campamento Principal está rodeado de una sólida empalizada alta con torres de vigilancia y un foso con estacas afiladas en todo el perímetro, el campamento de Instrucción sólo cuenta con una destartalada empalizada baja, letrinas, y mucho espacio abierto para correr y practicar instrucción militar.

En un extremo del campamento de instrucción hay algunas chozas de paja construidas por Aspirantes, y las pocas tiendas de campaña que algunos Aspirantes trajeron consigo en el momento de alistarse. La mayoría de Aspirantes no cuentan con tiendas ni chozas, y duermen a la intemperie noche tras noche, arrebujados en sus mantas junto a las fogatas de campamento. Eso los que tienen una manta.

En el extremo opuesto del campamento de instrucción se alza el pabellón del Sargento Gulg, lujoso en comparación con las tiendas de algunos aspirantes, y la tienda más pequeña y espartana de la Cabo Rompehuesos.

Más allá, fuera de la empalizada, están los cercados para los animales de la Compañía: caballos, mulos, algún camello, animales de rebaño y gallinas. Todos esos los cuidan mozos y peones no combatientes que viven entre los seguidores de campamento en la zona Oeste del Campamento Principal (la zona Este está reservada para los hermanos juramentados).

En los cercados de animales hay algunas bestias que pertenecen a algunos de los Aspirantes. Como es lógico, durante el periodo de instrucción no se les ha permitido usar sus monturas para nada. Se espera de todo Aspirante que se endurezca con el esfuerzo físico, sobretodo corriendo sin parar de un lado para otro durante todo el día.

Pelagatos se sitúa en su lugar en la Segunda Escuadra, sonriendo con cruel satisfacción ante la torpeza con la que algunos de sus compañeros tardan en reaccionar para ocupar su lugar correcto en la formación de Aspirantes.

Piojillo estornuda nervioso y la Cabo Rompehuesos le mira con expresión asesina.

Rastrojo apuró para cuadrarse en la formación. Todo lo que le permitía su gemelo, claro está. En el último ejercicio se le había subido el músculo y sentía molestias al andar.

No estoy hecho para la vida de guerrero...

Había cogido barro y briznas de hierba para colocarse un emplasto tras la pierna. Y escupitajos que se tuvo que lanzar a la mano por no tener ángulo para aplicar directamente. Y aquel bulboso gusano salido de la tierra. ¡Qué oportuna llegada! Aplastado junto a todo lo demás. Y el último ojo de gallina de su bolsa de rituales, malgastado en la misma mezcla que se le cayó de la pierna al hacerle correr de nuevo. Las medicinas exigen reposo, sino no curan.

La soledad del día es distinta a la soledad de la noche. Por el día están los vivos y se hecha en falta a los muertos. Sería agradable que el fantasma de su madre estuviera presente en un momento como este. Pero los fantasmas prefieren la noche y no entienden de los horarios de los que respiran.

Cochinillo se rasca la panza con disimulo desde la tercera fila y tira de Piojillo para situarlo en su lugar en la Tercera Escuadra.

Guepardo se apresura a ocupar su lugar en la formación antes de que se termine la paciencia de la cabo Rompehuesos. Disimuladamente observa a sus compañeros, aún se siente algo extraño entre ellos.

-Ya me acostumbraré- piensa para sí, mientras presta atención en espera de nuevas órdenes.

Jabalí toma su sitio con presteza, la companía es su única salida y tambien le han dado un sentido a lo que le traerá el futuro, por suerte su buena forma física le permite tener una posibilidad de ser admitido como soldado, aunque teme que la prueba será mucho más dura de lo que algunos imaginan, por no decir que ha hablado con alguno de los soldados novatos y no les espera una fiesta, con un poco de suerte verán alguna escaramuza y a lo lejos, el resto de las horas invertidas en hacer de centinelas...

PRIMERA ESCUADRA:

- URO, GUEPARDO, JABALI, MATAGATOS, MENTIROSO, PEREGRINO, PONZOÑA, SICOFANTE, LENGUA NEGRA, OJOPOCHO.

SEGUNDA ESCUADRA:

- DEDOS, R'GAA, SERPIENTE, RASTROJO, PELAGATOS, CAMPAÑA, ESCARABAJO, SACORROTO, LOOR, ATTAR.

TERCERA ESCUADRA:

- COCHINILLO, PIOJILLO, LOMBRIZ, SABANDIJA, MANTA, CODORNIZ, PULGA, CARACABRA, AVESTRUZ, PLUMILLA.

CUARTA ESCUADRA:

- DERVICHE, MEERA, NIÑA DE ORO, PESADILLA, CHAMAN ROJO, ODIO, TARADO, MICHOU, REYEZUELO, MALAMENTE.

QUINTA ESCUADRA:

- KEROPIS, BELLEZA, ASESINA, MONGOWA, PERDIDA, MISTERIOSA, BUSCASOL, LEON ANCIANO, MOGIMBA, VIEJA GLORIA.

Los cincuenta Aspirantes de las Escuadras 6ª a 10ª son más novatos que vosotros, nunca entrenáis juntos y apenas les conocéis.

Por fin había llegado el momento. Estaba en la explanada preparado, con mi armadura ajustada a la perfección y mis armas enfundadas, todo estaba un poco caótico con pequeños grupos de aspirantes aquí y allí matando el tiempo hasta que nos llamaran a filas.Cuando la Cabo Rompehuesos gritó para que formáramos se inició un pequeño tumulto de aspirantes que se iban colocando en escuadras, había diez en total. Todos sabíamos donde teníamos que colocarnos. Me dirigí a la primera escuadra, donde ya formaban Jabalí y Guepardo, yo me puse detrás de ellos y esperé a que el resto del pelotón se agrupara, no llevaría mucho tiempo, lo habíamos ensayado otras veces. A Gulg y Rompehuesos les gustaba que pareciéramos un verdadero pelotón y eso empezaba por la disciplina.

AÑO: 201.

Estación: Invierno.

Mes: Tercero. Mes del Caimán.

Día: 16.

POR LA MAÑANA.

- Hoy parece ser un día especial.

- Por primera vez hay público. No es que nunca os haya visto alguien entrenar, sobretodo Soldados y a veces algún Cabo, y hasta algún Sargento.

- El caso es que hoy hay también unos cuantos seguidores de campamento. Normalmente a duras penas les veis, pues los Aspirantes tienen prohibido entrar al Campamento Principal, que es donde viven los hermanos juramentados y los seguidores de campamento.

- Vivís en el campamento de instrucción, fuera del Campamento Principal (y probablemente su primera línea de defensa).

- Entre el público asistente hay elementos tan destacados como el Herrero, el Usurero y varios artesanos. Las miradas de todos, sin embargo, van hacia las dos Pitonisas presentes.

- Por un lado la misteriosa Madame Yamila, de quien se dice que es la Pitonisa más poderosa del Campamento. La otra Pitonisa es la más joven e inexperta del Campamento, pero destaca por su gran belleza. Se trata de Khadesa, la hija de Yamila. Madre e hija se encuentran bastante separadas y no cruzan las miradas.

- Se dice que Matagatos es hermano mayor de Khadesa, aunque ambos son hijos de diferentes padres.

Un día especial.

Así es, en efecto, para Khadesa. En un vano intento de pasar desapercibida, semiescondida, arrebujada en una manta de lana que luce algunos desvencijados dibujos y algunos flecos ondeantes, la joven Pitonisa observa.

Al margen de los demás, incluso de su madre. Sus ojos saltan de un lado a otro, de un Aspirante a otro. Les conoce, a todos, a algunos más que a otros. Oh, sí, es un día especial. Y más para ellos.

Últimamente viendo ya tan cercana la posibilidad de convertirme en recluta me resultaba más pesada que nunca seguir esa rutina que esperaba que acabase cuando dejase de ser por fin un aspirante. Además a eso se sumaba el poder usar de nuevo mi talento mágico, que había tenido prohibido utilizar durante los meses de entrenamiento. No entendía del todo por qué, aspirantes como Manta cuya mayor virtud era la inutilidad habían podido practicarla durante todo ese tiempo mientras yo, un mago, no podía ni hacer el menor truco de manos.

A la llamada de Rompehuesos acudí a mi posición en la formación. Rezongué los primeros metros donde creía que no alcanzaba la vista de la Cabo y los siguientes los completé con decisión. Sus golpes eran famosos, y por mucho que uno pudiese pensar que con la costumbre uno pierde sensibilidad, esa mujer tenía la habilidad de encontrar siempre la parte más sensible y blanda en tu cuerpo.

Mientras esperaba en mi sitio a lo que quisiese decirnos una leve brisa arrastró consigo el aromar de los establos, o de las letrinas; daba igual las dos cosas olían a mierda y nunca se me había dado bien orientarme por olores, vientos y demás zarandajas. La cosa es que el olor trajo consigo un recuerdo: la intratable bestia de carga que guardaba a las afueras del campamento. Había bien pocos días en el que ese animal no me recordase por qué le había dado su nombre.

- Eso va por ti bestia inmunda.- pensé. Mi intención había sido esputar en su "honor" intentando apuntar lejos de los pies de mis compañeros. El problema era que estaba rodeado y no destacaba especialmente por el uso del arco, así que opté por tragarme lo que ya había preparado.

Estaba visiblemente nervioso y eso se podía notar en mi ojo izquierdo, el cual comenzó a parpadear sin yo poder controlarlo, el día que tanto había esperado había llegado, "el" día era hoy.

Me estiré haciendo crujir mis huesos y cuando escuché a la cabo llamarnos a filas di un leve respingo y volví a la realidad, me puse junto a mis compañeros uro, guepardo, jabalí, matagatos, mentiroso, peregrino, ponzoña, sicofante y lengua negra en la primera compañía.

Me puse en una posición relajada pero mirando a todos los demás, seguramente estaban igual de nerviosos que yo, pero claro, a mi era el único que se le notaba claramente, tosí levemente y miré a la Cabo esperando sus palabras a ver que era lo que quería hoy.

Esperaba mientras me ajustaba el arco a la espalda para que no me molestara.

Ponzoña orinaba junto a una de las malolientes letrinas, conteniendo la respiración, cuando el grito de formación se dejó escuchar sobre todo el campamento de instrucción. Maldijo para sus adentros por lo inoportuno de aquella convocatoria al tiempo que agradecía a los espíritus no haber estado defecando. Sin embargo, dejó que su vejiga se vaciara. Sabía que todos correrían como ratas de albañal de un lado a otro en busca de su posición y eso siempre suponía confusión y cierta pérdida de tiempo. Dejó caer el taparrabos, recogió el garrote y el escudo que descansaban a su lado y marchó a ocupar su puesto en la primera escuadra.

Sonrió para sí al comprobar que la mayoría de los de su fila aún no habían llegado siquiera a las proximidades de la misma. Posiblemente estarían girando sobre sí mismos como un chacal loco tratando de morder su propio rabo. Separó las piernas, levemente, asentando su físico. Alzó su escudo en una posición defensiva, mostrando la hiena dibujada en él, y dejando claro de quién se trataba y cuáles eran sus orígenes. La mano derecha colgaba, sujetando el garrote cuya cabeza apenas acariciaba el polvoriento suelo.

Miró todo cuanto tenía ante sí. Su ceja se alzó suavemente ante la presencia de gentes no habituales. Apenas prestó atención a los seguidores del campamento, poco más válidos que los sarnosos licaones de la sabana. Pero sus ojos se entrecerraron cuando distinguió al herrero, a aquella serpiente venenosa que era el usurero y a otros cuya posición en el campamento era destacada. No se planteó el porqué de su presencia. Simplemente la aceptó, como aceptaba la molesta presencia de las moscas que buscaban la humedad de su sudor. Su cabeza se ladeó un tanto al distinguir a la vieja Yamila, y sus labios formularon inconscientemente una frase de protección. Más allá la que decían era su hija, cubierta por una vieja manta, tratando de ocultar lo que normalmente mostraba. Era hermosa, pese a su piel blanca, y Ponzoña sintió una incipiente erección bajo su taparrabos por la que no experimentó vergüenza o pudor algunos. Su mirada siguió circulando hasta fijarla en la Cabo Rompehuesos. Aquella hembra siempre le recordaba a sus hermanas. Su erección desapareció tan inadvertidamente como había llegado.

Tomó aire y lo soltó suavemente, esperando lo que fuera que debía llegar.

La fría mañana mantiene despiertos los sentidos, mientras el viento cala los huesos, generando esporadicos movimientos en respuesta. Mis harapos nunca han sido una gran protección, pero he apreciado su presencia de forma impensable desde el momento en el que partí de mi hogar. La Cabo Rompehuesos nos grita para que nos formemos, lo que ejecuto al instante, junto a mis compañeros de escuadra, a quienes reconozco de vista desde que nos designaron juntos, como "los favoritos de Gulg", apodo que no puedo dejar de sentir ironico, pues si bien los Oscuros que forman parte de mi escuadra son claramente favoritos por su linaje y su parentesco, yo comencé siendo una humorada. He intentado ganarme la aprobación de mis superiores siendo diligente en mis actividades y disciplinado, pero sobre todo manteniendo mi boca cerrada, pues imagino que aprecian no escuchar las voces de imprudentes Aspirantes a los que claramente no aprecian en lo más minimo. "Es extraño como los miembros de esta Compañia pasan rapidamente del desprecio casi absoluto al respeto, solo por un simple juramento. Claramente el acto tiene un significado ritual, y se fundamenta en la confianza de quien ha sacrificado su pureza asesinando en el campo de batalla en nombre de la Compañia y sus hermanos juramentados. Aun asi no deja de ser intrigante que a pesar de ya no ser un culto o seguir un paradigma eclesiastico, tenga tanta estima a los ritos y los simbolismos." El juramento es la meta de todos los que me acompañan, pues es el momento en el que pasamos de ser casi extraños a ser miembros de la Compañia, lo que nos hace dignos de respeto y protección de nuestros pares. He estado durante toda la instrucción intentando no ser menos que el resto, para así calificarme como uno más de los miembros, y no ha sido fácil, pues el esfuerzo físico y mental ha sido de alta exigencia, pero para mí ha sido llevadero, pues claramente estaba en mejores condiciones que la mayoria de los aspirantes en un inicio. Ahora somos todos iguales. Me mantengo listo y formado, guardo mi tesoro atado a mi espalda entre mis harapos, oculto y me mantengo como siempre, con un perfil bajo, intentando no destacar en lo más minimo. El silencio siempre ha sido mi compañero y no será en esta ocasión cuando lo romperé.

Campaña gruñe en la formación desde la segunda fila.

Siempre le ha costado mucho mantener la concentración. Apoya el peso ahora sobre un pie, ahora sobre el otro.

Lo normal sería que la Cabo lo azotase, pero Campaña parece inmune al dolor. Además es el único hijo de Herrero, quien está ahora mismo delante, presenciándolo todo.

Herrero, el prestigioso líder de todos los seguidores de campamento, observa en silencio a su hijo. En apariencia tan tranquilo, estoico y severo como siempre.

Las Pitonisas pueden captar la verdadera inquietud que esconde su actitud impasible.

Está nervioso porque está en juego del futuro de su único hijo, y es más que consciente de las muchas deficiencias mentales de Campaña.