Partida Rol por web

Rastrojo estaba en una encrucijada. Por un lado, formar parte del centro de atención alimentaba su ego. Por otro.... ¡Había demasiadas personas a su alrededor!

Era agobiante.... Toda esa gente...

Al final llegó a la conclusión de que los vítores tampoco le hacían sentir mejor. Allí estaba, con los Hostigadores... La mayoría de ellos lucían sus estúpidas capas o incluso ropas compradas especialmente para la ocasión. Y Rastrojo solo vestía su escueto taparrabos. Cualquiera de esas personas que se apiñaba a uno y otro lado de la calle estarían pensando, casi con total seguridad, que el mestizo era un humilde sirviente en el pelotón. Quizás un limpiabotas o un lavaescudillas... o peor, un mozo de cuadras o un cavaletrinas.

Así que cuando al principio de la marcha el sabor en su boca era una mezcla de dulce y amargo, según avanzaba el desfile se dejó embargar por sus pensamientos negativos. Infravalorándose. Envidiando y deseando mal a los demás.

La multitud nos rodea, la línea entre el amor y el odio es tán fina como la hoja de mi lanza, no me agrada estar rodeado de gentes de las que poco se puede esperar. Me aferro al hasta de mi lanza y agudizo la vista.

Mantener el paso y el mentón alto no me impide desconfiar de todos ellos. Un escalofrío recorre la espalda, bien podríamos caer en una emboscada en medio de una de estas calles. Desde esos tejados y confinados entre las paredes de las casas, seríamos un blanco fácil para un grupo organizado y entrenado.

Sin embargo no sucumbo al temor, golpeo con fuerza el suelo que piso, con la intención de recuperar la compostura, ahuyentar las oscuras ideas y al menos sacudir la mente de mis terrores...Avanzo.

Attar avanzaba junto a sus hermanos, con el mandoble al hombro y su eterna expresión ausente en el rostro. No le preocupaban los que contemplaban el desfile, enfrentarse a toda la Compañía con unos cuantos emboscadores, aún contando con el factor sorpresa, le parecía un suicidio.

Sin embargo, tampoco le gustaba esa ciudad. Era demasiado oscura y siniestra, había algo en el aire que no le gustaba, aunque no sabría decir el qué. Aún con todo, aquello no debía preocuparle. Si los mandos de la Compañía opinaban que todo aquello estaba bien, un simple soldado no era quien para discutirles. 

La pantomima había dado comienzo. Nada más abrirse las puertas del Palacio nos convertimos en un entretenimiento para el populacho allí reunido. Éramos la novedad, algo con lo que llenar el vacío de sus insignificantes vidas.

- "Todos idiotas..."

- Qué interesante…- comenté al escuchar uno de los vítores.- Los que no nos conocen nos vitorean y los que nos conocen nos maldicen o nos echan de sus recién adquiridas tierras.-Con una sonrisa miré a R’Gaa que no estaba muy lejos de mí y que parecía estar muy contenta. - Cuanto más yergas la cabeza más sencillo resultará degollarte, R’Gaa. Y si no temes lo que a tu espalda tienes sino lo que delante puedes encontrar solo si miras hacia un lugar tanto al gigante como al enano verás.

Loor avanza cerca de R´Gaa y Sicofante y, tal vez por eso, escucha las como siempre crípticas palabras de Serpiente, quedándose pensativa un instante respecto a las mismas. Finalmente niega con la cabeza

- Afortunadamente me protege la Diosa. Sin embargo, Serpiente, reconozco que sois demasiado astuto para mi. ¿Como es posible vigilar al mismo tiempo lo que se tiene delante y lo que se acerca por atrás? Solo con ayuda de los dioses, de la magia o de los aliados, es posible estar atento a los dos lados a la vez. - dice finalmente.

Loor no parece estar incómoda ante los vítores, pero tampoco especialmente contenta. Tras escuchar unos instantes mira a los hermanos de la compañia que tiene cerca

- Es la diosa y sus planes los que hacen que nos vitoreen. Pero ella necesita a la compañia, y aun cuando todo lo que nos dará son bendiciones, pues aprecio nos tiene, no esperad que esas bendiciones lleguen antes que el mundo sea un vergel. Somos guerreros de la diosa, no os acostumbreis a los aplausos, ni a la miel. Aprovechadlos y dadles ahora la bienvenida, pues no durarán - dice con religosa convicción

La joven exploradora andaba con la cabeza alta, era cierto. Contenta, sí. Su lanza tribal relucía, y también las dos lanzas cortas que llevaba cruzadas a la espalda. El pelo cuidadosamente trenzado, su aspecto era impecable. Incluso llevaba, como símbolo y promesa, una rosa prendida.

Por eso, por su actitud triunfante por haber conseguido lo que llevaba tanto tiempo esperando, ser por fin considerada merecedora de formar parte de la Compañía Negra, no estaba en disposición de discutir. Y menos con alguien a quien ella consideraba tremendamente listo. Incomprensiblemente listo.

- Me pierdo con tus argumentos, Serpiente, no sé qué me estás diciendo. Pero ya sé que no sólo me espera el enemigo al frente, y que también se oculta a mi espalda, dispuesto a atacarme. Si es que estás hablando literalmente...

Loor intervino también, pero R'Gaa no compartía su fervor religioso, aunque lo respetaba. Sonrió, y siguió adelante, dispuesta a disfrutar del momento, y a que nada empañara su ceremonia de jura.

Parte de aquella muchedumbre que a su alrededor se apiñaba por pura curiosidad, aunque movida por el despliegue de La Compañía, vitoreaba a unos soldados de los que probablemente jamás habían oído hablar de antes.

Por su parte se mantuvo en la posición indicada, con paso firme que la habían enseñado a desfilar, pero con la mano cómodamente sobre la empuñadura de la espada. Sí, la capa negra tenía excelentes funciones a parte de vestir y magnificar a los mercenarios.

La ciudad reclamaba a héroes, por lo visto, pero para que un héroe nazca cientos de simples soldados han de morir. “Así son las cosas…”, pensó al respecto.

- "Derviche, ¿qué estás haciendo? Mantén la formación, no te distraigas ni te retrases." -

Matagatos siguió desfilando sin perder el paso y mirando furtivamente a su alrededor. No le gustaba tanta acumulación de gente, aunque pareciera que estuvieran allí para brindarles su apoyo. Nunca había visto algo así en sus visitas a las anteriores ciudades, en ambas habían entrado pasando casi desapercibidos, al menos lo que un grupo como ellos podía hacerlo. Tampoco habían recibido tan buen trato nunca, ni siquiera cuando les pusieron en bandeja el poblado de Tres Castores a sus antiguos empleadores. La conversación iniciada por Serpiente lo sacó de sus pensamientos y le hizo enfadar. Aún más el hecho que R'Gaa y Loor le contestaran.

¿Que piensan que estamos de paseo?

Se giró y clavó la mirada en sus tres compañeros en clara recriminación por su falta de disciplina y la extendió al resto del pelotón en clara advertencia de que siguieran desfilando en perfecto orden y silencio.

Al próximo que hable se la carga.

Volvió a dirigir la mirada al frente mientras seguía el paso del pelotón que les precedía y permanecía atento a cuanto sucedía a su alrededor.

Guepardo iba andando junto a sus compañeros por las calles de Cho n Delor, pese a ello su mente seguía en la conversación y en la experiencia espiritual que había tenido con Khadesa. No había servido de nada, pero aún le temblaban las piernas. Ahora estaba seguro que cuadno Sacorroto le hablaba era, en realidad, su mente la que actuaba, porque nunca había sentido aquel escalofrío ni aquel aura maligna. Siguió inmerso en sus pensamientos sin hacer caso a las palabras de sus compañeros alborotadores ni a las miradas de los ciudadanos.

La procesión comienza por las calles de la ciudad de Cho'n Delor. Es un desfile en el que hacemos gala de nuestro poder y de nuestra disciplina, demostrándole a nuestros patrones que hicieron bien en elegirnos como sus combatientes, pues jamás encontrarán mercenarios mejores que nosotros, si es que hay otro grupo que se nos parezca.

Mientras avanzamos por las calles, mantengo mi frente en alto y mi rostro serio, marcando mis facciones en una expresión de orden y disciplina digna de nuestra compañía. Camino junto a mis hermanos y los que pronto lo serán, pues es un día de fiesta y celebración. Es el nacimiento de nuevos hermanos para nosotros.

Mis pasos se suceden con fuerza y mi aspecto, aunque roñoso en el fondo debido mis harapos, encima llevo con orgullo la Capa Negra y el Cráneo de Plata, indicando que soy un guerrero de La Compañía. Mi arma descansa en mi cinto, amarrada y cubierta con harapos como siempre. Portaestandarte encabeza la marcha con el Pendón de La Duodécima Compañía, mostrando nuestra gloria con elegancia y grandeza. Es hermoso ver esa clase de arrogancia fundada entre mi grupo, aunque es algo que está muy lejano a los principios de mi pueblo. Me sorprendo de mis propios cambios al estar en este lugar. ¿Que tan distinto soy de cuando salí del Delta?

Mantengo mi paso y guardo silencio estricto mientras veo como algunos de mis compañeros hablan en una actitud completamente indebida para las tropas que desfilan. Eso deben guardárselo para cuando terminemos, pues en estos momentos debemos mostrarle a los ciudadanos de esta urbe cuan grandes y temibles somos, para que se sientan orgullosos y satisfechos de haber contratado a La Compañía Negra.

La mirada que el líder del pelotón envió a R'Gaa fue perfectamente explícita, y la exploradora tuvo suficiente con verla. Calló al instante, asintió ligeramente y apretó el paso, marcándolo al compás de los cientos de pies que la precedían.

Se maldijo a sí misma por haber respondido al mago. Debería haberse dado cuenta de que era afear la formación. Siguió adelante con el ceño fruncido, malhumorada. Serpiente se había salido con la suya....

Desfilo junto a mis compañeros hostigadores intentando mantener un aspecto temible. Aunque el ir vestido solo con un taparrabos no ayuda mucho. Quizá esa sea una indumentaria imponente para un guerrero joven y fuerte, deseoso de mostrar su musculatura. Pero no para mí, con mis endebles músculos y mi figura encorvada por la edad. De todas formas confío en que no se me vea mucho entre tantos mercenarios con aspecto más interesante que el mío.

No debería pensar tanto en este tema... demostraré que puedo ser un buen guerrero a pesar de mi edad...

Oigo mi nombre y no me gusta nada, me sorprende ver tanta gente reunida para ver nuestro desfile. Vuelvo a la formación pero mis ojos miran ahora a Piojillo. Algún día me lo encontrare solo en la noche oscura y puede que le aplaste la cabeza, o le desgarrare el cuello con mis manos, que parezca un accidente, ya tengo demasiados problemas. Todos son posibles sacrificios para mi Diosa, todos.

Solté una risita al ver la mirada que Matagatos me dedicaba a mí y a las otras dos charlatanas, la pía y la enamoriscada. Luego con fingida contrición miré a las cómplices del terrible crimen que había cometido llevándome el índice a los labios y negando con la cabeza para recriminarles su actitud.

- “Malas, chicas malas...”- pensé esbozando de nuevo una sonrisa tan pronto me cansé de fingir que mantener la compostura en aquel circo me importaba lo más mínimo. ¿Pero qué hacer? Qué hacer delante de tanta gente. Ya se me ocurriría algo…

Y si no simplemente tenía que andar. Seguir andando como un borrego más en un desfile de borregos en el que no se puede balar.

-"Todo en la vida es parte del camino entre las arenas del tiempo, y por que no, debo aprovechar este desfile, una forma de ver la ciudad desde otro prisma."- Piensa para sí mientras avanza.

Mentiroso mira a su alrededor, en su cabeza está obtener beneficio, ver el ambiente, las tiendas, cuál es la base del negocio, si hay movimiento entre los ladronzuelos y sus rostros, quien mira detrás de la muchedumbre, bien puede ver algo de provecho. Sus bolsillos pueden estar siendo vaciados. Los negocios que abundan, la moda y adornos de las personas, esa moda por la que están dispuestos a pagar. Cualquier información que Mentiroso pueda sacar provecho...bien podría necesitar en un futuro cercano un arco, pero necesitaría dinero para conseguirlo, bien podría necesitar dinero para obtener información de los esclavistas, o una mera oportunidad de ganar unas pocas monedas.

El sonido de las monedas entre sus dedos, estalla la mente de mentiroso y sus ojos comienzan a bailar en busca de algún objetivo entre las calles del barrio residencial.

El pesado del mago seguía con su juego.

R'Gaa le guiñó un ojo cuando Matagatos no miraba, y silabeó sin sonido un "vete al cuerno" perfectamente comprensible. Y, como una chiquilla en edad infantil, ¡le sacó la lengua!

MENTIROSO:

Tiradas ocultas y secretas de:

a) Otear.

b) Buscar.

c) Recabar Información.

d) Averiguar Intenciones.

e) Tasación.

MEDIA HORA PARA EL OCASO.