Partida Rol por web

Keropis había terminado de ajustarle la armadura... pero la forma en que las cinchas se hundían y el color algo más oscuro que iban adoptando algunas parte de sus extremidades no debería de ser muy sano.

Hizo un gesto con la cabeza a contestación del saludo de Plumilla y se dirigió de nuevo a Cochinillo- Crrreo que deberrríasss pedirrr que te la ajustarrran... te queda demasssiado pequeña como parrra que ssea efectiva- dijo mientras comenzaba a desabrochar de nuevo las cinchas y correras.

Agarrando por los hombros a Keropis, le palmeo un par de veces

No te preocupes amigo mío, ya tendremos tiempo. digo mientras miro a mi alrededor. Al cabo de unos segundos, acerco mi cara a la de Keropis Todavía queda Serpiente por elegir, espero que te elija a tí, pues nos vendría muy bien tu espada, así que no desesperes

A continuación, busco con la mirada a Matagatos, pues no partirían hasta que el líder estuviera en su posición y abriera la marcha.

Espero que Serpiente elija a Keropis. Es de los mejores luchadores que había en los Campamenteros y su habilidad vendría muy bien. Además, si pudiera ayudarme con la armadura estaría genial.

Asiente al guerrero, observándole con interés. A pesar de que no lo demostraba, lo cierto era que el muchacho aguantaba el dolor para que no se le notase. Sonrió para sus adentros. 

Quiere demostrar su valía- piensa. Eso estaba bien. 

Bien, Michou, espero que nos llevemos bien- le dice- antes que nada, me gustaría saber con que tipo de armas te desenvuelves- conocer un poco mejor a su alumno le sería bueno para su entrenamiento.

Loor miró a Odio con una ligera sonrisa

- Que la diosa te bendiga y te guarde, Odio. Debo decirte que nuestros dos últimos viajes han supuesto ser atacados. Te he visto combatir, y se que eres bueno en eso. Pero si hay problemas esto no será un combate de entrenamiento. La Diosa quiere que la compañía sobreviva y eso implica a todos sus miembros - se queda en silencio- Si tienes cualquier duda, avísanos. ¿De acuerdo?

Contesto a la pregunta de Sicofante:

-Así lo espero también -asiento con gesto serio-. Tengo experiencia en lucha con lanza corta y escudo. Si el combate llega al mano a mano, también puedo emplear el cuchillo -​aparto un poco mis ropas para dejar ver la hoja que llevo atada al cinto.

Sicofante tiene un caballo. Nunca olvidaré el día en que por primera vez vi uno, ya que no era algo que se viese todos los días en la aldea. Siempre había tenido afinidad con los animales en general, pero desde que llegué a la Compañía había admirado la capacidad de estos para la batalla, y el poder de los jinetes que los cabalgaban. 

Quizás pueda pedirle que me enseñe a montar algún día.

Al romper filas, Derviche se colocó cerca del que va a ser su mentor hasta nuevas ordenes. Pudo observar a Pulga y, ladeando la cabeza, suspiró mientras pensó, este chico nunca va a cambiar.
Al ver a Plumilla como corretea de un sitio para otro se le pone un nudo en la garganta. Menos mal, así no pone voz a sus pensamientos que no son nada agradables.
Observó la última mirada de Cochinillo, su jefe. El hombre se ve ridículo con esa armadura. Ahora que se separa de él y de gran parte de sus compañeros, Derviche suspira.

Ya está preparada para partir. Tiene sus cimitarras, su escudilla, un trozo de jabón y varios harapos. Solo la Diosa sabe lo que les espera.

Mira sus armas y asiente en silencio. Él se había entrenado con cimitarra y escudo, mas eso no iba a suponer mayor problema. Observa como mira Michou el caballo y sonríe abiertamente.

Este es Recio- palmea el cuello del animal- un buen caballo que me ha salvado mas de una vez la vida- a pesar del tiempo que ha transcurrido, aún recuerda su huida de su ciudad natal a lomos de este magnífico corcel. Mas eso paso hacía ya tiempo- ¿sabes montar?- le pregunta.

El cruel momento de la despedida llego. R'Gaa mira hacia Sicofante y cierra los ojos por un instante. Quiere grabar esta última imagen de él en su memoria. Puede ser la última vez que lo ve con vida.
Al abrir los ojos una fugaz lágrima intenta caer por sus mejillas.
La chica sacude su melena, alza la cabeza y mirando a Malamente le dice:
-Vamos, mira a ver si has recogido todas tus pertenencias y ayúdame con lo mío. Te guste o no me vas a ayudar a cargar mis cosas.

A la hora de romper filas, Malamente buscó con la mirada a R'Gaa. Se acercó a ella, que estaba frente a Sicofante y al girarse, vio que tenía los ojos rojos. Tal vez una infección ocular. -Mal momento para tener molestias en los ojos. -Pensó. No era su problema.

-Vamos, mira a ver si has recogido todas tus pertenencias y ayúdame con lo mío. Te guste o no me vas a ayudar a cargar mis cosas.

Una ira atroz invadió a Malamente al escuchar estas palabras. ¿Qué se creía esa mujer? ¿Acaso tenía cara de mula? Sus mofletes empezaron a hincharse al acumular el aire de sus pulmones en la boca, haciendo un esfuerzo por no gritarle lo que merecía. Empezó a ponerse rojo de rabia, pero se contuvo recordando su incidente de ayer con Ojopocho y simplemente le dijo: -Te ayudaré a cargar con tus cosas, pero no me da mucha confianza tener a un compañero que no pueda con el peso de sus pertenencias.  -Era lo único que podía decirle en tono despreciativo sin arriesgarse a un castigo. Se dio la vuelta a revisar su equipo, que estaba listo, pero ya que iba a hacer de bestia de carga al menos no haría de criada recogiendo las pertenencias de R'Gaa.

Con cierta añoranza, Rastrojo se quedó mirando los pobres intentos de Keropis por vestir la armadura sobre el gran cuerpo de Cochinillo. Aún se acordaba de aquella vez en la que Jabalí le mandó ensanchar la suya. Rastrojo tiene herramientas para trabajar el cuero, y la experiencia previa de trabajo con una armadura. Aunque Cochinillo es mucho más grande, y el desafío para que las correas den de sí es mucho mayor...

Estuvo tentado de levantar la mano. De acercarse a Cochinillo y decirle: "¡Eh! ¡Yo puedo ajustar la armadura a tu talla!". Y continuar con un: "¿Recuerdas la discusión de anoche? ¿Recuerdas el temilla de los quesos? Sí, hombre, cuando Keropis me amenazó con un cuchillo y tú, como su superior, no hiciste nada para evitarlo".

Pues ahora que te den, hocico de cerdo. Que te den.

Pero no debía ser rencoroso... Rastrojo era un hombre espiritual, tenía la obligación moral de estar por encima de esas rencillas terrenales. Aunque no dejaba de ser interesante cómo, al igual que en el caso de Keropis, un poco de humildad le hubiese permitido a Cochinillo obtener los favores de Rastrojo.

Bueeeeno... En realidad Cochinillo me ayudó mucho durante la instrucción del Sargento Gulg... La tontería de ayer no se la debo tener en cuenta...

NO. No puedo mostrarme débil. Es por ese tipo de comportamiento blando y emocional por el que a los chamanes nos toman por el pito del sereno.

¡Pesadilla!-dijo tomándola con su nueva chica de los recados-No te quedes callada. Te dije que llevarías el petate. Te he dado instrucciones. Lo apropiado es que respondas con un "sí, señor". Puede que los dos seamos Reclutas, pero te han puesto a mi cargo, así que ten claras las relaciones con tu instructor. Siéntete afortunada, además del entrenamiento físico te estoy dando disciplina e instrucción militar.

Vieja gloria examinó al recluta que le había tocado en suerte y no quedó del todo descontento. Francamente, había pensado que por ser el último en elegir le tocaría algún tarado de esos que se creían más fieros por llevar pinturas en la cara o, lo que sería peor, alguna mujer; pero aquel muchacho llamado avestruz parecía competente. 

- Bien muchacho. Has tenido suerte en dar conmigo. -le dijo dándole una palmada en la espalda-. Soy un instructor severo pero justo. Durante la expedición has de viajar a mi lado en todo momento y hablar solo cuando te pregunten. ¿Ha quedado claro? Ah, y ve yendo a los establos a ensillar nuestros caballos, Quiero que todo esté preparado para cuando partamos.

Después de despedir a su pupilo, Vieja Gloria se reunió con su grupo para discutir los últimos detalles de la expedición.

Piojillo menea la cabeza con tristeza cuando ve la armadura de Cochinillo por los suelos. El mismo tiene una armadura igual en la mochila que tampoco se puede poner, una armadura que puede salvarle la vida. Por unos instantes estuvo esperanzado al ver a Keropis tratar de ajustarla, pero cuando quedó claro que era un trabajo de horas, se desanimó.

Maldita sea nuestra suerte, tenemos armaduras y no podemos llevarlas por unas estúpidas correas...

Aun así siguió los pasos de Ponzoña, tendría que seguirle donde fuese, con armadura o sin ella.

- Avestruz se queda sorprendido por las extrañas palabras de su antiguo compañero Vieja Gloria y se pregunta si no estará poseído por algún demonio...

A Guepardo le gustó que Chamán Rojo llevará sus pertenencias consigo. En su caso, estaba acostumbrado desde pequeño a portar su equipo siempre. Estudio el petate del que se había convertido en una especie de pupilo y asintió. —Ten siempre tu arma preparada. En cualquier momento. —Después pensó un momento y siguió hablando—. Por cierto, ¿qué armas usas?

El antiguo Jaguar supuso que llevaría un bastón como Rastrojo. Esperaba que se le diera mejor la lucha que al calvo, puesto que tendrían que luchar espalda con espalda.

Todo el mundo parecía estar confraternizando con sus "discípulos". Menuda tontería. Ni que ninguno tuviese madera de instructor. Y en cuánto a los reclutas... Sinceramente no veía ningún soldado entre ellos. Miré a Codorniz, mi elección. Era sólo una niña. ¿Cómo iba a ser un soldado? Pero no me importaba demasiado, a decir verdad. Pensando que tal vez esperaba que yo también hablase, decidí hacerlo.

- ¿Hablas Oscuro, verdad? Vamos a buscar mi caballo. Tengo que colocar mis enseres. - le dije, obviamente en Oscuro. - ¿Tú peleas, por cierto? - pregunté con algo de curiosidad. Un cuerpo tan pequeño no parecía poder hacerlo.

Había escuchado las ordenes de Ponzoña y obviamente las había seguido sin rechistar. Era bueno no tener que encargarme de ninguno de los chicos, el tener que prestarle atención a los heridos ya iba a ocupar la mayor parte de mi tiempo.

Tomando el carro, sigo a mi compañero hasta las celdas para poder cargar a los heridos. Attar continuaba inconsciente, y Serpiente sangraba. ¡Maldición! ¿Había necesidad de que se quitara las vendas? Dejo escapar un leve suspiro mientras los ayudo a cargarlos en el carro.

Una vez acomodados todos en el carro me encargo junto con Ponzoña en uncir la mula para poder llevar el carro. Reviso las heridas de serpiente volviéndolo a vendar para que no terminara perdiendo sangre aunque sin duda si volvía a quitárselas dejaría que se desangre.

Me subo al carro aguardando a que den la orden de partir. Dirigiéndole una mirada rápida a los lideres, deteniéndome mas en Matagatos que en los otros, antes de desviar la vista y volver a mirar a los demás. Aguardando.

Tén listo el equipo, partiremos ya mismo. - Dijo el guerrero ante su infame compañera de entrenamiento. - No tendré ningún reparo contigo, así que más vale que te prepares.

El hombreton se alejó del grupo en dirección del patio mientras recogía sus pertenencias. Había recordado los rumores que rodeaban a la mujer y de repente no le pareció tan buena idea su elección. Solo esperaba que no terminara arrepintiéndose en medio de la lucha.

Tras despedirse de Plumilla, Pulga abrazó a Codorniz. Con ella tenía la suficiente confianza como para no tener que esperar su abrazo y podía permitirse adelantarse sabiendo que la niña no intentaría rechazarlo como podrían hacer otras y otros. Cuando la tuvo entre sus brazos le susurró al oído.

-Cuídate mucho y no te metas en ningún problema. Si os atacan permanece siempre detrás de los guerreros más fuertes y no te expongas al enemigo ni dejes que te sorprendan. Nadie te reprochará si no te lanzas sobre ellos.

Separó a la niña y la miró la cara con cierta tristeza. De todos sus compañeros era la única que podía considerar una amiga, aunque sabía que entre rufianes esa palabra podía ser la mayor mentira que existía. Aún así le tenía mucho cariño y no deseaba que nada le pasara. Sabía que al ser tan pequeña y menuda nadie le reprocharía si no entraba en combate directamente y la niña podía aprovechar esa ventaja. Él no tendría esa suerte, debería luchar junto al resto si no quería ser acusado de traición. Esperaba que sus grupos no tuvieran que separarse mucho y que al menos durante las noches volvieran a juntarse, pero tampoco quería hacerse ilusiones. Una vez fuera de Cho'n Delor, juntos o separados, las vidas de todos estarían en peligro.

-Cuando terminemos esta misión lo celebraremos con un par de jarras de grog. Las dos para mi claro, tu no debes beber.

Intentó poner un tono despreocupado y optimista para que sus últimas palabras fueran positivas. Tras eso se separó de ella y la dejó ir hacia su grupo. Él hizo lo mismo.

Tras despedirse de Plumilla, Pulga abrazó a Codorniz y le susurró a la niña algunas palabras al oído antes de separarse. Cogió su mochila, donde tenía todas sus pertenencias, y se dirigió hacia Lengua Negra. Se puso firme frente a él y le presentó sus respetos como si de un mando de la Compañía se tratase.

-Se presenta el Campamentero Pulga señor. Será un placer servir junto a usted y aprender de su sabiduría y experiencia.

Aunque no será tanto placer tener que caminar con esta mochila tan cargada, mientras tu vas a caballo.

Lengua Negra había sido el jefe de los Hostigadores durante la primera misión y Pulga supuso que le agradaría que lo trataran como un verdadero mando. Además estaba acostumbrado a que la gente le respetara por ser el hijo del Capitán, así que un poco de adulación no estaría mal para comenzar con buen pie su nueva relación. No sabía que podía aprender de Lengua Negra, pues seguramente combatiera tan mal como él, pero al menos tenía perspectivas de llevar una vida cómoda a su lado. Además era íntimo de Matagatos y tenía un caballo en propiedad, eso seguro que le hacía el viaje más cómodo.

- Serpiente y Matagatos salen de la celda del primero. Serpiente parece que se mueve de forma extraña, como si estuviese siendo en parte sostenido por fuerzas invisibles. Tiene el labio hinchado por un puñetazo muy reciente.

- Con ayuda de Dedos se sube finalmente al carromato en el que otros han subido ya al inconsciente Attar.

- Dedos conduce el carromato tirado por cuatro mulas, y que lleva atrás atados una mula y un camello, y lo dirige hacia la salida del Palacio.

- Todo está listo, tan sólo falta la orden de Matagatos de partir.