Partida Rol por web

Lombriz soltó un bufido...su nerviosismo comenzaba a transformarse y de él surgía una ira fría, contenida de esa que con los años se convertía en un odio duradero y frondoso. El guerrero torció el gesto mirando mal a aquella panda de idiotas y siguió oteando las oscuridad que les rodeaba, aquello no le gustaba. Eso ya daba igual, debía aferrar su lanza con fuerza y seguir adelante.

Suelto una pequeña carcajada cuando Serpiente dice que no lo meta en lodazales... "Como si el mismo no fuera un lodazal."

- Depende de si la gacela en la que te has fijado, es gacela o simula serlo pero es otra cosa. Y si realmente es una gacela en lo que te has fijado, depende de si es gacela viva... o gacela muerta. La gacela que sigue viva simula que simula ser presa. Se mueve de tal forma que hace creer a sus enemigos que es un cazador que simula ser una presa, cuando realmente es cierto que es una presa. Finge ser lo que no es. La gacela muerta, en cambio, finge ser una presa, sin ser cazadora que pueda fingirse presa. Quien atrae hacia sí al enemigo ignorante de si puede vencerlo o no, es un engreído o un estúpido, y hay gran probabilidad de que fracase. - Hago una pequeña pausa para reflexionar mis siguientes palabras. - Entonces, Serpiente, ¿tu eres la fuerza de la corriente del agua del río que arrastra a los incautos y disuade a los cobardes?

Me vuelvo hacia Niña de Oro un momento para explicarle más afablemente lo que Serpiente intenta decirle, quizá así no tome tan mal las palabras del mago, que empieza a parecerme alguien peculiarmente interesante.

- No te lo tomes a mal, Niña de Oro. Lo que intenta Serpiente decirte con su.... hmmm, peculiar forma de hablar, digamos, es que te relajes. Puede que su forma de hablar sea un poco agresiva, pero lo que quiere decir es que te relajes. No te obsesiones con el objetivo, disfruta del paisaje Cho'n Deloriano, habla con tus compañeros y relaciónate... y quítate de la cabeza los nervios por lo que vaya a ocurrir. No sientan nada bien. El relajarse no quiere decir que dejemos de estar alerta, por supuesto. Pero el estar alerta no se discute con la posibilidad de charlar un rato con tus compañeros. Es más un deshacernos de las preocupaciones, como dijo Serpiente, de una forma quizá algo más dura. - La verdad es que es cierto que la especialidad de Serpiente no es el trato, quizá más por diversión que por carencia de la aptitud. Se divertía siendo un tanto cruel con la gente y viendo su reacción. Pero si uno sabía entender el sentido que subyacía tras sus provocativas palabras, cuando simplemente no se estaba burlando de tí, era alguien con quien daba gusto dialogar.

Después de pensarlo un par de veces, le hice un ofrecimiento a Niña de Oro

- Únete a nuestra conversación, si así lo deseas... Serpiente resulta bastante interesante cuando quiere. Ahora mismo le estaba hablando de gacelas, y preguntándole por corrientes de raudos ríos. Que comparta la respuesta con nosotros dos, si no le da reparo, claro, y si tu gustas. - Adopto un tono distendido cuando hago el ofrecimiento. "Si el resto de personas aceptan y comprenden poco a poco la personalidad de este mago, quizá los problemas dejen de ser tan frecuentes y el malestar general se reduzca. Especialmente si el pone de su parte y se modera un poco."

Me quedo esperando respuestas tanto por Niña de Oro como por Serpiente, que parece ahora especialmente elocuente.

DEDOS:

- Tirada oculta de Otear.

- Dedos se sube a lo alto del carro y trata de atisvar en la distancia, haciendo visera con su mano sobre sus ojos.

- De pronto veis acercarse a un gran número de personas por el Norte.

- Sin duda son más de treinta. Casi todos van a pie, la mayoría armados con escudos tribales y lanzas cortas.

- El que va en cabeza cabalga a lomos de un caballero de guerra pesado y lleva puesta una armadura negra de placas.

Attar miró en silencio como aquel grupo se acercaba. Por desgracia, todo indicaba que se trataba de enemigos, soldados que estaban allí para acabar con ellos. Pero el mestizo aún tenía algo que decir sobre todo aquello. Con su mandoble de acero oscuro firmemente empuñado, esperó las inevitables órdenes que vendrían. Aún estaba herido, pero no pensaba dejarse matar fácilmente. 

La respuesta que iba a dar a Tarado murió en mi garganta tan pronto vi a nuestra espalda aquel pequeño ejército. Lo miré con mayor interés que preocupación centrándome en aquel que iba a la cabeza con armadura negra. El negro era el color de la Compañía, lo que realmente no significaba nada pues cualquiera podía teñir su armadura de negro para hacerse pasar por otro o simplemente porque les gustaba. Así que podían ser tanto enemigos como aliados. COnfiaba en que fueran esto último, pero si no lo era…

- Noticias o muerte…- dije mientras soltaba una risilla.- Eso es lo que nos espera. Aguardemos con los brazos abiertos y una daga preparada a nuestra espalda, solo por si acaso.

Observo a la comitiva acercarse a nosotros. No me gustaba nada que fuese tanta gente. Mire a mis compañeros. Attar aun estaba herido aunque seguramente podría pelear. Tarado ya se encontraba bien, lo que era una buena señal, y al parecer.

-Estense alerta… No se si son enemigos o aliados…-

Esperaba que fuesen estos últimos, ya que nos superaban en número si eran enemigos. No pude evitar tensarme durante la espera.

Cuando los recién llegados se acercan más veis que el jinete con armadura negra no es otro que el Teniente.

Le siguen el Sargento Cortaplumas, Ballestero, Akatsuki y los treinta Reclutas bisoños del Pelotón de Reservas, que aún no se han estrenado en combate.

Los Reservas se ven muy verdes, pero parecen dedicidos y dispuestos a luchar.

-Estense alerta… No se si son enemigos o aliados…-

Lombriz apretó con fuerza ante el comentario de su superior !¿ahora justamente?!!¿Y antes bajo amenaza de emboscada no había que estarlo?! Una cantidad brutal de improperios se amontonaron en la mente del guerrero que re-descubrió algunos que había quedado borrados por los abusos psíquicos del profanador de mentes. Tomó la lanza tenso y en posición de ataque con la mano asiendo por debajo el mástil de la lanza y la punta en dirección. Una postura que lo mismo valía para apuñalar desde arriba que para con un poco de carrerilla arrojar la lanza.

Los desconocidos se acercaron un poco más y Lombriz pudo reconocerlos. Allí iba el teniente bien armado y protegido en su armadura y tras él la reserva de reclutas...Tenía toda la pinta de que muchos de ellos no llegarían a viejos como tampoco lo haría Lombriz. El K'thala bajó la lanza lentamente dejándola reposar tranquila sobre su hombro mientras su mirada desdeñosa repasaba unas caras que siquiera estaba seguro de volver a ver o de que le importaran demasiado.

- De pronto algunos de vosotros, veis un solitario jinete aproximándose desde el Sur.

- Su caballo va renqueante, como si estuviera herido. El jinete va ataviado con una cota de mallas que obviamente no es de factura Oscura ni chondeloriana. Debe ser del Triplete.

- El jinete tiene una larga melena negra como ala de cuervo.

Decepcionado aparté la mirada de los que se acercaban por nuestra espalda cuando quedó claro que no eran más que aliados. Pero en aquel día las sorpresas estaban lejos de acabar, pues desde el Sur se acercaba un jinete solitario con una armadura nada familiar. Ahora, ¿cómo actuar?

- “Matarlo sería un verdadero desperdicio…”- reflexioné. Además, cabalgando en solitario con un caballo herido parecía pedir la muerte a gritos, lo que me parecía suficiente para no concederle esa gracia.- “Las apariencias engañan…”- pensé esbozando una sonrisilla. Y con esa sonrisa aguardé a que llegara el momento oportuno, como la serpiente que espera agazapada a que su desdichada presa se ponga al alcance de su mordisco.

Entonces algo me hizo cambiar de opinión, la sensación de que conocía al jinete que se acercaba a nosotros. Quizá tan solo fuera porque la Compañía estaba llena de imbéciles y aquel estúpido tenía toda la pinta de ser uno...

- "Ese pelo azabache..."- musité. ¿Podría ser Lengua Negra? Él estaba en el grupo de Matagatos, allí donde donde habían visto la polvareda y donde muy seguramente había habido un combate.

Attar se permitió apoyar la pesada arma en el suelo, pero no bajó la guardia, pues aún podía tratarse de una emboscada.

"O algún truco mágico, como los de Serpiente. No, Attar debe permanecer atento."

La verdad es que eran un blanco relativamente vulnerable, si no por su posición, sí por la composición del grupo: heridos, campamenteros y provisiones. Sin duda, un objetivo muy jugoso para aquel que quisiera dar un buen golpe a la Compañía, acabando con parte de sus efectivos, robando sus reservas y cortando su línea de suministros. 

LENGUA NEGRA:

- Cuando te aproximas, distingues con mayor claridad a la escuadra de Lombriz (la tercera de Campamenteros y la más débil de las tres). Están en guardia alrededor del carro, encima del cual está de pie Dedos. Cerca suyo están Serpiente y Attar, con la discípula de este último Niña de Oro, y Tarado.

- Entre la escuadra de Lombriz reconoces a León Anciano y a Belleza, entre varias Reclutas a las que a duras penas conoces, como Misteriosa, Perdida, Buscasol, Asesina, Mogimba y Mongowa.

- Al llegar junto a los miembros del Grupo IV (que no parecen encontrarse peor que la última vez que les viste) alcanzas a ver al numeroso grupo de recién llegados del Norte. Los guerreros parecen Reclutas, del nuevo Pelotón de Reservas. Son de la promoción siguiente a la tuya, los que siguieron siendo Aspirantes cuando tú ya eras Recluta.

Ese Pelotón se compone en total de cinco escuadras de diez miembros, aquí sólo hay tres escuadras. Las otras dos se quedaron en el Palacio de la Discordia protegiendo a los seguidores de campamento que eligieron quedarse allí, bajo el mando del Sargento Gulg y la Cabo Rompehuesos.

Los mandos de estas tres escuadras presentes aquí son: el Sargento Cortaplumas, Ballestero y Akatsuki. Ahora les ves claramente a los tres junto a sus escuadras.

El jinete que manda todo el destacamento no es otro que el Teniente.

El Teniente ve llegar a Lengua Negra y le hace señas para que se acerque.

- "Lengua Negra, Dedos. No tenemos tiempo que perder, Sedoso ha conseguido sonsacar a los prisioneros. Las órdenes del Capitán son presionar en el ataque.

Hay un Grupo Operativo del Triplete muy cerca de aquí, será el primero que deberemos eliminar.

En total hay al menos diez grupos operativos. Cuatro están lejos, al Noroeste. Serán Portaestandarte y la Caballería, con ayuda de los Comunes, quienes tengan que ocuparse de esos.

Los otros seis están aquí, entre nosotros y Puerta de Galdan. Debemos eliminarlos, capturar a alguno de sus líderes y averiguar dónde están los campamentos principales de los Fantasmas Irredentos.

Tengo las posiciones aproximadas de esos seis grupos operativos. Dos están más alejados, los Arqueros con apoyo de los Escorias se han dividido en dos grupos para bloquearles por el Este y el Oeste.

Los otros cuatro son nuestro problema. Estableceremos un campamento aquí para atender a nuestros heridos.

Primero el grupo que está por esta zona, luego los otros tres, que estarán a aproximadamente una jornada de distancia a pie.

Todo el que pueda combatir vendrá con nosotros a la batalla." -

Cuando el Teniente habla, soy el primero en dar un paso al frente.

- Contad con mi lanza, señor. Haré todo lo que esté en mi mano por la Compañía. - Tras esto hago una reverencia y me arrodillo. Estoy deseoso de entrar en combate, la tensión me come por dentro, y ni siquiera la meditación puede ya contener los nervios por entrar en combate. Es la hora de la batalla y todos sabemos qué es lo que se avecina. Acero y sangre.

El mestizo volvió a echarse el mandoble de acero oscuro al hombro. No dijo nada, pero no hacía falta ser ningún experto para entender que el guerrero quería combatir, y que se consideraba preparado, a pesar de los vendajes que cubrían su pecho.

"Attar volverá a derramar sangre por la Compañía... Y quizá pueda reunir dinero para pagar a Carpintero la lanza que rompió..."