Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Tierras de Cho n Delor: Grupo IV.

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27/01/2013, 23:02
La Compañía Negra.
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CHAMAN ROJO:

- Por la mañana te sientes más descansado.

- Ahora tienes 5 puntos de golpe (sobre un total de 12).

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27/01/2013, 23:44
Astado.
Sólo para el director

- Astado tiene ahora 16 puntos de golpe, sobre 22.

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27/01/2013, 23:44
Compañía: Lejana, Tercer Pelotón, Exploradores.
Sólo para el director

- Lejana tiene ahora 14 puntos de golpe, sobre 20.

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28/01/2013, 00:13
Manta.
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Manta se alegra de que Derviche sea capaz de preocuparse por alguien, aunque sea tras su muerte. Tal y como reflexionó la tarde anterior, cuando apilaba piedras sobre los cuatro cadáveres, los ritos funerarios son para los vivos. Pero para alguien como esa mujer, que mantiene a todo el mundo a distancia, incluso ese gesto supone un avance.

Tal y como algunos han crecido desde que entraron en la Compañía, otros parecen hundirse. De lo que pasaron los hostigadores meses atrás, Manta solo sabe lo poco que ha oído, pero el incidente del carro no ha sido propio del Guepardo aspirante. El antiguo jaguar, más allá de sus heridas, parece llevar sobre los hombros una carga que amenaza con romperle la espalda.

Tras los interminables días de marcha, el frío incesante, la batalla y la ansiedad por encontrarse en territorio enemigo rodeado de aliados heridos y muertos, las palabras de Astado son un bálsamo para el k’hlata. El calor de la chisporroteante hoguera; comida que, por primera vez en mucho tiempo, se siente en la boca como comida de verdad; y descanso, sin necesidad de preocuparse por la llegada de enemigos.

Manta duerme un rato hasta que llega su turno de guardia. Se levanta entumecido. De algún modo, su cuerpo ha soportado las condiciones adversas y le ha permitido moverse con soltura cuando otros no eran capaces. Pero en cuanto se ha sentido seguro y relajado, el cansancio y la tensión acumulados han hecho mella en él. Lejos de la hoguera, para evitar que su luz le impida ver en la oscuridad, transcurre la guardia más incómoda de los últimos días. Cuando llega el relevo, su cuerpo está caliente, y sus heridas laten dolorosamente.

El resto de la noche duerme junto a la hoguera. Cuando el alba lo despierta, su piel está cubierta por una fina película de sudor, pero se encuentra bastante mejor, aunque es evidente que su cuerpo no se curará tan rápidamente como esperaba. Si tengo suerte, podré descansar y quizás seguir comiendo algo decente estos días. No todos pueden decir lo mismo.

Manta se levanta limpia el sudor con cuidado, procurando no malgastar el agua, mientras espera que alguno de los juramentados indique si han de seguir acampados o van a ponerse en marcha. Por el momento, si no es necesaria su colaboración, prefiere hacer lo que mejor se le da, y dejar que su cuerpo se recupere un poco más.

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28/01/2013, 02:50
Chamán Rojo.
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- Cecina y queso de cabra. Manjares a ojos de muchos, al menos a los míos en tiempos de escasez. - Como, mirando al vacío sin recordar los últimos días de viaje, solo el ataque que no era tal y mi caída del carro...

No había habido ataque, en realidad todo fué un enfrentamiento entre Guepardo y Derviche. Según las reglas de la Compañía aquello era una insubordinación, además en el campo de batalla, lo cual agravaba la situación pues podía suponer un grave peligro para todos. Ahora los dos andaban en círculos sin acercarse el uno al otro, al igual que los gatos viejos. - Esto traerá problemas y muertos. Mas muertos para poblar el mundo de los espíritus - Parece que lo único que evitaba el duelo a muerte eran las heridas que ambos tenían

Cruzo una mirada con Guepardo que permanece junto al fuego, me pidió que le ayudara a encenderlo, pero al final terminó haciéndolo el solo. En su mirada reconozco un mensaje: el momento de cumplir mi promesa esta cerca. Él tendrá que hacer lo suyo, y yo deberé vigilar para que nada salga de su control.

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28/01/2013, 08:14
Compañía: Cabo Barril, Segundo Pelotón, Infantería.
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- Por la mañana llega hasta vuestro campamento improvisado el Cabo Barril, del Segundo Pelotón, Infantería.

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28/01/2013, 08:18
Compañía: Cabo Barril, Segundo Pelotón, Infantería.
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- "¡Astado, Lejana, Pipo! ¿Qué os ha pasado? ¿Qué hacéis ahí tirados con esas malas caras?" -

Con Barril vienen: Desastre, Matador, Grito, Lagrimita, Indómito, Romo, Testudo, Cresta, Preocupado, y Cielo.

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28/01/2013, 18:30
Pipo.
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Pipo está cada vez más activo. Se ha levantado renovado, con una sonrisa. Hace cabriolas por el campamento y trae agua a los que están más tocados. Luego se dedica a limpiar de sangre sus pertenencias, y al mantenimiento de las armas.

Habla con ellas... ¡cuchillo! Eres malo, estás oxidado, malo, malo, malo. ¡Y así te dejaré! ¿De qué me vales? El Otro es quien te maneja, y a Pipo no le cae bien. Además, al otro no le importa que estés oxidado... ¡Mira! Te acariciaré con esta piedra, y tú soltarás chispas de rabia. ¿A que duele? Je, je, je.

Entonces llega el sargento Barril, y se pone en pie de un brinco.

¡Hola Barril! No me acuerdo de nada. Estábamos tan tranquilos cuando psst, vienen enemigos, psst, hacer fuego, psst escondernos, psst... y ya no me acuerdo. ¡Pregúntale al otro! Él lo sabe, porque mi cuchillo tenía sangre y yo ¿ves? un agujero aquí -señala un brazo vendado-, aquí -señala su abdomen- y aquí -señala una pierna-.

Luego pssst, entierra a los muertos, pssst viene Serpiente con Dedos-Matagatos-Dedos-Matagatos-Dedos y con Matagatos-Dedos-Matagatos-Dedos-Matagatos que tiran de un carro. Pssst discuten, pssst busca comida, pssst casi se matan, pssst nos vamos... y entonces llegamos aquí.

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28/01/2013, 23:57
Derviche.
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Derviche se despertó y lo primero que intentó fue levantarse. Con mucho esfuerzo consiguió mantenerse en pie y en cuanto pudo, levantó la barbilla en clara muestra de orgullo. Se acercó al recipiente de agua y se limpió como era su costumbre. En el cuerpo aun tenía sangre reseca de los enemigos derribados y la poca movilidad de los últimos días, le dejó un asqueroso olor a sudor y orina.

Sacó de entre sus pertenencias una pastilla de jabón y unos trapos, se quitó gran parte de la ropa y empezó a lavarse. Imágenes de la batalla pasaron por su mente, pero lo que más la volvió nerviosa fue el ataque de Guepardo.

En cuanto acabó, se acercó a la hoguera y se sentó en el suelo. Cogió un trozo de cecina y lo mordió con ganas. En las últimas comidas no tuvo mucho apetito, pero esta mañana las tripas pedían con quejas sonoras, algo consistente para llenar ese vació.Acabó la comida y se dirigió a su sitio, si hablar ni mirar a nadie.

La llegada de Cabo Barril la dejó indiferente, todo lo que hizo por la mañana la cansó en gran manera. Aunque los gestos eran muy lentos y torpes, el cuerpo resentía todo el esfuerzo y el agotamiento volvió a apoderarse de ella.

Escuchó la pregunta de este y pensó en la respuesta. Poco se acordó, más que sangre y muerte por todas partes. Esperó a que respondieran los que fueron preguntados y esperó a que, en cualquier momento, la niñata de Guepardo saltara con su queja.

Ya tenía un plan para ese maldecido, hablar con los otros dos campamenteros. Ellos se entrenaron juntos, comieron y compartieron el mismo espacio para dormir y convivir. El hostigador era al mando, pero llegado el momento, ¿de que lado, iban a estar sus compañeros?, ¿de él, un extraño prepotente, o de ella, una fanática extremista, pero que no les abandonó en la lucha? Con un gesto de asco, Derviche dejó de pensar en todo aquello, seguro que Barril no iba a permitir otra muerte por una simple ofensa entre mercenarios.

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29/01/2013, 17:37
Compañía: Cabo Barril, Segundo Pelotón, Infantería.
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- "Bueno, ¿y cómo estáis? ¿Estáis en condiciones de viajar? He recibido órdenes de recoger a los rezagados y llevarlos con el Grupo I de Matagatos. ¿Sabéis dónde está?" -

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29/01/2013, 17:39
Compañía: Lejana, Tercer Pelotón, Exploradores.
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- "Yo podré encontrarlos si es necesario." -

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29/01/2013, 19:21
Pipo.
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Pipo todavía tiene los agujeros. A veces sale un aguilla... y siente un latido: bum bum bum. Pero seguro que puede lanzar sus javalinas y buscar comida y agua para todos, y ver y oir. También puede tocar la flauta, ¡si!

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29/01/2013, 20:06
[RIP] Avestruz.
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Avestruz estaba asombrado del número de locos que en la compañía había. Ese tal Serpiente ya lo sorprendió con sus extrañas palabras y comparaciones. Y ahora Pipo se empeñaba en estar continuamente haciendo ruiditos. Me gustaría oírle tocar ese instrumento.

Al menos, pensaba el K'hlata, había una mujer en aquel grupo de heridos para satisfacer la vista. Avestruz decidió que hablaría con ella cuando estuviera del todo recuperado de su herida. Aunque si está en la Compañía no debe ser una princesita, será más bien peligrosa. Entonces dudó, pero al final se mantuvo en su decisión inicial.  

La comida aquel día le vino genial y la llegada del Cabo Barril acrecentó los ánimos y la seguridad. 

—Señor, mis heridas —respondió el K'hlata medio incorporado desde el suelo— me impiden realizar esfuerzos físicos, así que una marcha para mí sería como el peor de los castigos. Aunque en el carro sí podría viajar, el traqueteo no me molesta... creo. 

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29/01/2013, 20:44
Manta.
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Poco después del amanecer, anunciados por el ruido de metales entrechocando, llegan al campamento el Cabo Barril y su escuadra. Once soldados, todos con aspecto de haber sobrevivido a más de una escaramuza. El aspecto que los campamenteros, e incluso los hostigadores, todavía no tienen. Puede que sea solo su imaginación, pero Manta lo ve en su forma de caminar, pasos convencidos que parecen llevarles hacia la muerte, lo ve en sus miradas, medio ocultas por párpados cansados. Tantos años detrás de la Compañía, y es ahora cuando se da cuenta de que los mercenarios llevan a la muerte encaramada en sus espaldas, sus manos huesudas aferradas a sus rostros, permitiéndoles ver entre sus falanges amarillentas, susurrándoles al oído que no tiene más que cerrar los dedos para llevarles a la oscuridad. El k’hlata se palpa la cara, alrededor de los ojos, pero no siente las manos peladas. Todavía.

El cabo habla con los exploradores. Van a partir de nuevo —¿todos o solo quienes estemos en condiciones?— para unirse con el grupo de Matagatos, o lo que quede de él. Reyuezuelo, Avestruz y Vieja Gloria eran parte de la escuadra. El anciano había caído, y los demás debían haber continuado adelante, como Peregrino y Caracabra y los otros. ¿Quién más iba en ese grupo? Pulga, que seguro que las ha arreglado para salir vivo, si no lo ha matado aún su bocaza, cómo lo van a matar nadie más; el bueno de Cochinillo, sin la carga de dirigir a los campamenteros y marchando día tras día, viviendo de comida racionada, debe sentirse ligero como una pluma.

Manta empaqueta sus cosas rápidamente, ata el hatillo alrededor del extremo de la lanza y se pone en pie, en posición firme. Está tentado de explicar la situación de sus compañeros, pero no quiere herir su ya maltrecho orgullo, por lo que se mantiene en silencio.

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29/01/2013, 23:34
Reyezuelo.
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Reyezuelo acababa de limpiarse, se encontraba mucho mejor. Con un paño humedecido había quitado restos de sudor y sangre que aún quedaban en su cuerpo. -"Cómo deseo poder bañarme en un río, que el agua fresca limpie mis heridas. Esto no hubiera ocurrido en mi tribu, allí no dejaban que la nobleza sufriera estas penurias. Jamás mi padre consentiría que un hijo de su sangre..........él ya no vive, ni ninguno." - Estos días de viaje en carro y con altas fiebres el noble guerrero había mantenido conversaciones con sus ancestros, había tenido visiones de desprecio a su persona por todos y cada uno de los señores de la tribu de los tres castores. Pero eso daba igual, pues Reyezuelo despreciaba aún más a todos y cada uno de ellos, pues no dieron el valor que tenía y se sentía ultrajado. Su orgullo no le permitía pensar en su tribu, sino como enemigos. Las visiones durante la convalecencia habían hecho que cortara definitivamente lazos con su pasado, ahora pertenecía en cuerpo y alma a la Compañía.

Algo de alboroto atrajo su atención e hizo que volviera en sí, tal vez aún siguiera bajo los efectos de la fiebre, o fuera por los días convaleciente, pero había algo en su mente que le bloqueaba el recordar, tal vez no pudiera volver a hacerlo  o tal vez no quisiera hacerlo jamás. Es el cabo Barril en busca de rezagados. Sin pensarlo dos veces el noble avanza hacia él  intentando no realizar ninguna mueca de dolor. "Cabo, estoy dispuesto" La mayoría de los asistentes vuelven su mirada algo sorprendidos ante la autoritaria voz de Reyezuelo, pues estos días pasados poca o ninguna atención habían prestado al arrogante mientras agonizaba, cada uno tenía sus propias agonías, pero ante el llamamiento del cabo Barril muchos eran los que nos habíamos sobrepuesto a nuestro malestar. "Debo de demostrar mi valía, aunque sea lo último que haga." Y con esos pensamientos en la mente espero erguido a recibir órdenes.

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30/01/2013, 12:42
Compañía: Cabo Barril, Segundo Pelotón, Infantería.
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- "Bien, entonces si estáis listos, hacemos un breve descanso para comer algo y nos ponemos en marcha.

Los heridos irán en el carro.

Nosotros tenemos bayas, y unas cuantas serpientes de pantano. ¿Tenéis algo de comer y de beber?" -

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30/01/2013, 15:02
Guepardo.
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Guepardo salió junto a Chamán Rojo del bosque. Se habían retirado bastante tiempo. Tenía los ojos muy rojos y se le notaba cansadísimo. También estaba hambriento. —Necesito comer algo, cabo. —dijo mirando a Barril. —Por favor. Dicho lo cual se trastabilló y perdió el equilibrio, cayendo al suelo de manera estrepitosa. Una vez allí, panza arriba, comenzó a reir como un loco. Cuando estuvo más sosegado, se levantó como buenamente pudo y se dirigió al carro. —Si, es hora de irse. Antes de poder montarse, vomitó junto a las ruedas del carruaje y después se encaramó al lugar de una fomra bastante penosa. —Creo que necesito descansar.

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31/01/2013, 01:55
Manta.
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Guepardo y Chamán Rojo salen de la espesura. No se ha enterado de cuándo se han marchado, pero hace largo rato que no los ve. A Manta le viene a la mente algo que le contó Cuentista, hace algunos años, sobre el trasero de los hombres. El hostigador ya no tiene su hombría, pero puede que sus ganas sigan estando ahí y necesite la ayuda de alguien que mantenga su virilidad intacta para satisfacerlas. No puede ser, todavía están demasiado molidos por las heridas, Guepardo ni siquiera se puede tener en pie. La única alternativa que considera, teniendo en cuenta el conflicto con Derviche, es perturbadora.

El cabo Barril propone comer antes de iniciar la marcha. Es de esperar que un hombre de tamaña envergadura aproveche cualquier ocasión para llevarse algo a la boca. Es, en efecto, sorprendente que alguien que ha pasado años bajo el sol de la sabana, embutido en una ardiente armadura metálica, chorreando como una nube en la estación lluviosa, sea capaz de mantener esa corpulencia. Manta agradece, en todo caso, la ocasión de desayunar. Está acostumbrado a subsistir con lo justo, pero si van a marchar hacia el frente, es para volver a entrar en combate, y si llega el momento, está decidido a hacer todo lo posible para encontrarse en sus mejores condiciones. Para sobrevivir, sin duda, pero también para demostrar otra vez que vale algo, que se puede contar con él. 

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31/01/2013, 20:10
Pipo.
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Pipo corea encantado las risas enloquecidas de Guepardo, dando palmadas en sus muslos, y saltitos. Hasta prueba a sacar una flauta, para acompañar, pero cuando está listo, Matagatos cesa de reír. Desilusionado y cabizbajo, le ayuda a subir al carro. ¿Por qué Guepardo deja de reír? ¿Está loco? Dice mientras lo ayuda.

Sin mayores ceremonias, da cuenta de su parte de cualquier comida que haya a la vista. Aporta agua limitándose a señalar el hoyo que ha hecho a cierta distancia, donde el terreno arenoso indicaba que se filtraría una cantidad suficiente.

Las babosas se nos acabaron. Explica, masticando serpiente a dos carrillos. 

Luego, se sube al carro, tras atender a las mulas. ¡Pipo está listo! Mis amigas están listas. ¡Vamos a subir a la cosa esta y vamos a ver a Matagatos. ¡Si!

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31/01/2013, 21:33
Derviche.
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Derviche apretó los dientes, clavó sus dedos en el suelo y con esfuerzo se levantó. Se paró delante del Cabo Barril, asintió con la cabeza con un gesto seco y firme y se dirigió hacia el carro. La distancia era corta, pero para ella, cualquier paso que daba, era una tortura.

Observó a Avestruz y Reyezuelo como se dirigieron al carro. Pudo ver que ellos también estaban en mal estado. Era el destino de cualquier guerrero, sufrir en batalla y morir defendiendo su honor. Incluso Manta, considerado un vago, luchó y vertió sangre para el que le daba cobijo y alimento. La imagen del honor fue rápidamente borrada de su mente en cuanto vio a Guepardo.

No se enteró de cuando desapareció, pero en su caso, lo único que le interesaba era no tenerlo cerca. Su mirada se afiló y la fanática tensó cada musculo de su cuerpo. El hombre solo le demostró lo que ya sospechaba, estaba loco. Miró, con cara de desprecio, cada gesto que hacía y, más que un noble animal, le pareció un gato envenenado. Se giró hacia Barril, se encogió de hombros y le enseñó con la mano al despreciable ser.

-Este es nuestro líder, él debe de saber las provisiones que tenemos y también si estamos en condiciones de viajar. ¡Espero que tengas suerte!... ah, ¡no te acerques mucho!, le cuesta mantener la cordura y te puede atacar en cualquier momento. A mí, por poco me deja sin vida, el imbécil. Derviche escupió al lado de Guepardo y siguió andando los pocos pasos hasta el carro. Estaba muy débil, pero esta vez no necesitaba ayuda.

-¿Que ha pasado con vosotros?, preguntó a los del carro mientras disimulaba el esfuerzo que tenía que hacer para subir y el dolor que cada movimiento le provocaba.