- Serpiente (en el pescante del carro), y los tres heridos en el suelo (Astado, Avestruz y Reyezuelo), son dejados atrás por el Grupo I de ataque, liderado por el Teniente, que se dirige a atacar a uno de los Grupos Operativos del Triplete.
// Entran en escena: Astado, Avestruz, Reyezuelo, Serpiente.
// Proceden de: Territorio de Cho'n Delor: Grupo I.
Lengua Negra estuvo un largo rato intentando montarse encima del caballo de guerra del Triplete, pero el animal reacciona con furia, intentando morder, cocear y derribar para pisotear.
- Finalmente, el hijo del Capitán desiste y deja el temperamental animal al cuidado de Astado. Harán falta horas o días de mucho esfuerzo para conseguir que ese animal acepte un nuevo jinete. Es algo bastante habitual en los agresivos caballos de guerra, el que sólo acepten al jinete habitual al que están acostumbrados.
- Lengua Negra lleva a Dante, pese a que el animal parece herido y cansado.
Todos se habían marchado dejándome a mí solo intentando lidiar con aquellas despreciables bestias que desconocían su lugar. Tampoco es que me importase demasiado eso de quedarme allí, cuanto más lejos estuviese de la estupidez de Matagatos y de las consecuencias que ahora sufría, mejor. Lo único que lamentaba era que tan solo Astado estuviese consciente para comprobar de primera mano la ineptitud del líder de los Hostigadores.
- Bichos asquerosos… ¡Moveos!- Tironeé de las riendas pero seguían sin moverse.- Estúpidos…- Igualitos que Matagatos, daba igual cómo o cuántas veces se lo dijera seguían sin entender ni una palabra. Aun así a él le habían regalado un caballo tan maravilloso como Hechizado y yo lo único que había recibido eran latigazos.- A ti te llamaré Matagatos- le dije a una de las mulas.- Y a ti Dedos- nombré a la otra.- Os parecéis mucho, juntos vuestras mitades de burro hacen un burro entero. Sois tal para cual- añadí, tras lo que solté una carcajada.
Miré a Astado que estaba junto a un malhumorado caballo. Él era el único testigo que había allí y la única razón por la que me planteé si realmente merecía la pena esforzarme aun más en que aquellos despreciables animales me obedeciesen. Al fin y al cabo era mucho más sencillo bajarme del pescante y esperar a que todo terminase. Aunque aquello era también mucho más aburrido…
Astado parece dolorido por sus heridas y apenas niega con la cabeza ante las palabras de Serpiente.
Avestruz continuaba con tremendos dolores en la barriga. Los cuidados de Dedos habían ayudado a que la herida escociese. Ya cicatrica, al menos, eso es bueno. Pensó el K'hlata. Sin embargo, el nuevo hermano de la Compañía consideraba que el tal Serpiente no era el adecuado para acompañar a los enfermos pues parecía que tenía poco apego a las vidas de las personas, incluida la suya. Al final, determinó que sería mejor andarse con cuidado.
Avestruz, que había escuchado toda la discusión de su nuevo y extraño conductor y Matagatos, no pudo reprimir las ganas de hablar en uno de sus momentos de lucidez.
―Mata..gatos... arg... No parece ser... ugg... de tu gusto...―respondió a las palabras de Serpiente. A pesar del esfuerzo que le suponía hablar (y utilizar, por tanto, el diafragma), no quería dejar a medias unas frase.
Dejé las riendas sobre mi regazo al escuchar la voz de uno de los que creía que estaban inconscientes. Luego, si es que el tiempo hacía entrar en razón a esas malditas bestias, intentaría que se moviesen de nuevo.
- ¿Matagatos no parece de mi gusto?- repetí extrañado.- Las apariencias engañan…- Sonreí.- Y, en cualquier caso, ¿qué importancia tiene el sabor de un plato que no eres libre de elegir? ¿No es quizá más importante saber si lo que disgusta, si es que disgusta algo, es un ingrediente en concreto y no el plato completo? ¿No es más fácil apartar un ingrediente que pasar hambre? Claro que a veces el sabor de un ingrediente puede impregnar todo un plato volviendo inútil el esfuerzo de retirarlo. Pero otras veces no… Dime Avestruz, ¿qué causa más enojo, no poder cambiar lo que es imposible cambiar o no poder cambiar lo que por terquedad otros no quieren cambiar?
Ese hombre hablaba muy raro, sentenció. Sin embargo, le gustaba que al menos utilizase la metáfora de la comida. Le hacía sentirse más... lleno.
―Lo... arg... segundo...
Sonreí al escuchar su respuesta.
- Bien y mal. Esa es tu respuesta, correcta para ti aquí y ahora, pero su validez puede cambiar con el tiempo al igual que cambiará en función de quién sea el interrogado. Porque dime, ¿acaso el moribundo no siente enojo cuando ve que la vida se le escapa y nada puede hacer por cambiarlo? ¿Y cuando al padre se le muere el hijo o al amado la amada? Frustración, impotencia…- Solté una risa aguda mientras miraba a Matagatos y a Dedos atados al carro.- Pueden provocar enojo, pero no por ello se tiene por qué dejar de intentarlo. Y justo así, intentándolo, lo que resulta imposible para algunos se torna en posible para otros.
Me acomodé en el pescante con cuidado de no apoyar mi espalda sobre el respaldo y cogí las riendas. Las heridas me picaban, pero prefería sentir el picor a las punzadas de dolor que sentía cada vez que intentaba rascarme.
- ¡Arre!- exclamé dando al mismo tiempo un tirón de las riendas. Más valía que se pusiesen en marcha o me dedicaría a pensar durante el resto del día en una forma de hacer que lamentaran no hacerlo.
- De algún modo, Serpiente logra finalmente que las mulas le obedezcan y se pone en marcha en busca del Grupo III de Peregrino.
// Sale de escena: Serpiente.
// Sigue en: Serpiente, escena privada personal.
Vio alejarse el carro con Serpiente como conductor. Avestruz se preguntó cuanto tiempo pasaría hasta que volviera a ver a ese extraño sujeto. Si es que lo volvían a ver, claro.
―Espero que no nos intenten comer los buitres... ―habla sin mirar a nadie. Alguno se daría por aludido.
TRANSCURRE TODA LA NOCHE
AÑO: 201.
Estación: Primavera.
Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.
Día: 09.
ALBA.
- Astado sigue al cuidado de Avestruz y Reyezuelo, quienes entran y salen de la inconsciencia a ratos, aunque el aspecto general de ambos parece haber mejorado un poco.
ESTADO FISICO:
- Avestruz: Fuera de Peligro. Daño de Constitución: 1. Puntos de gope a cero. Incapacitado.
- Reyezuelo: Herido grave. Nivel de fatiga acumulada muy alta.
AÑO: 201.
Estación: Primavera.
Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.
Día: 09.
OCASO.
TRANSCURRE TODO EL DIA.
AÑO: 201.
Estación: Primavera.
Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.
Día: 09.
OCASO.
- Tras conducir toda la noche, el carro tirado por dos mulas y conducido por Pipo llega a donde están acampados Astado, Avestruz y Reyezuelo. Los tres heridos por la reciente batalla.
- En el carro van Lejana, Guepardo, Derviche, Chamán Rojo y Manta.
// Entran en escena: Lejana, Pipo, Chamán Rojo, Derviche Guepardo, Manta.
// Proceden de: Camino a Cho'n Delor.
Las peores dos noches de su vida. Suficientemente lúcido como para sufrir, pero aún demasiado débil como para beber, comer, moverse o, ni siquiera, pensar. El dolor de la sangre perdida taladraba la cabeza de Avestruz y su estómago se encargaba de repetirle una y otra vez el hambre que tenía. Sin embargo, estaba en tierra de nadie: sólo beber le producía dolor en el vientre, pero si no se hidrataba la cabeza le dolía aún más y si no comía... bueno, pues se moría de hambre...
Al amanecer del segundo día las cosas mejoraron para el sino de Avestruz. El traqueteo de un carro le despertó de sopetón y a los segundos, cuando sus músculos no estaban entumecidos, recuperó todo el hambre que el sueño se había encargado de ocultar. Y le pidió a Astado cualquier cosa suave que digerir.
Pipo, canturreando entre dientes, baja del carro, desata a las mulas, ata sus patas delanteras con un lazo, para que no puedan alejarse demasiado y busca un lugar donde haya hierba fresca.
Ts ts ts, ahora a descansar del viaje. Ts ts ts, comer, comer, comer... y puede que beber ¿quién sabe? Pipo busca agua.
Busca agua y provee a los demás. Luego se tumba.
Pipo condució toda la noche. ¡Está cansado! Tiene sueño, así que se va a dormir.
Se hace un ovillo y se duerme.
- "De nuevo reunidos..." -