Partida Rol por web

Al no tener nada de dinero, tu principal objetivo es conseguir algo que vender o dinero en sí para poder ir al Capitolio y poder aprovechar las oportunidades que allí se dan.

Igual que la primera vez, te teletransportas a una habitación, en esta ocasión es una habitación vacía en la que puedes ver cinco puertas por las que seguir. Una de las puertas del norte es una cortina, la que está al lado es un arco, al oeste también ves un arco que lleva a un pasillo

En esta nueva sala, totalmente rodeado de nuevas puertas y accesos, entrecerré los ojos y suspiré, avanzando directamente hacia el sur, hacia una de las puertas que estaban cerradas. Antes de nada, miro bien toda la sala, paredes, suelo y techos, en busca de agujeros por los que pudieran salir flechas, jabalinas, saetas, o incluso algún peligroso líquido.

No ves ni oyes nada que llame tu atención, así que te diriges hacia la puerta del sur, empujas la puerta con el bastón, pero está cerrada. No te queda más remedio que intentar abrirla con la mano, al girar el pomo ves que está bloqueada, pero no es lo único que notas, notas como algo te pincha en la mano

Notas como las fuerzas te fallan, te sientes bastante débil, algo mareado, el pinchado no era un simple pinchazo, seguramente la aguja tenía algo de veneno

Al notar el pinchazo, agite la mano llevándome a la boca y chupandome la herida, escupiendo luego al suelo. Espere un rato, temiéndome lo peor, pero parecía que iba a poder aguantar. Eso si, debía de extremar precauciones o no llegaría muy lejos. Mi habilidad no era esquivar o evitar trampas. Eso estaba claro.

Contrariado, opto por dar la vuelta e intentar entrar en la habitación que estaba abierta.

Avanzas hacia el arco que hay en la habitación, por suerte el veneno no parece haberte hecho más daño que el inicial. En una de las habitaciones ves que hay una cortina, a través de ella puedes ver a un humanoide alto parece un cruce entre un humano de complexión poderosa y un lagarto. Tiene manos terminadas en garras, una cola larga y mandíbulas cuajada de dientes, por suerte parece que no te ha visto. En esa habitación puedes ver dos salidas, una puerta al sur y unas cortinas al este.

Escuchas a través de la puerta que tienes en frente, pero no escuchas nada

Apareces en una nueva habitación, tal y como sucedió en la Cornucopia. Alguien ha garabateado "los Caballeros de Heny saquearon este lugar" en la pared oeste, y hay un timón aplastado en el centro de la habitación. Aparte de eso no hay nada en la habitación, aparte de un gran timón destrozado en el centro de la habitación, y varias salidas, un arco en la pared oeste que te conduce a otra habitación, otro arco en la parte sur que te lleva hasta un pasillo, hay una puerta en la parte sur, al lado del arco y otra en la pared este, cerca de lo garabateado. 

Sin perder de tiempo, y notablemente cabreado por el daño sufrido sin haber hecho nada más que querer salir había ido provocando que una ira creciera en mi y este era el momento de que saliera fuera.

Adoptando una postura defensiva me lanzo al ataque intentando sorprender a la criatura que esta al otro lado.

El lugar estaba desierto y, por lo que parecía, ya saqueado. Seguramente aquello había ocurrido en una Cosecha anterior, o puede que hubiera una banda de ladrones y cazatesoros por allí. De hecho, no era una idea tan descabellada; allí podía haber cualquier cosa, y seguramente casi ninguna sería amigable.

Un leve suspiro escapó de sus labios. Esperaba encontrar algún aliado pronto, alguien que pudiera ayudarle en aquél sitio. Eso, y llegar rápido al siguiente nivel; cuanto antes.

Seguro de si mismo, empezó a moverse sigilosamente, resguardado junto a la pared, atento a un posible rastro que indicara el paso de alguien o a cualquier movimiento o sonido que delatara a un enemigo. Fue a través de uno de los arcos, el del oeste, y fue directo hasta la puerta que había enfrente, parándose frente a ésta y asegurándose de que no había ningún peligro al otro lado, o en la propia entrada, antes de arriesgarse a abrir.

La ira te domina, aunque consigues atacar al hombre lagarto sin que se de cuanta de tu presencia, tus golpes parecen no hacerle nada, la dura piel de tu enemigo amortigua tus golpes. El hombre lagarto gruñe al sentirte, se gira preparado para atacarte

Parece que hace mucho tiempo que nadie pasa por allí, comienzas a cruzar el arco de la habitación oeste y es en ese momento cuando ves que hay un enemigo en la sala contigua, es el zombie de un hombre lagarto, no parece que te haya visto, pero hay algo que te llama aún más la atención, una maquina teletransportadora donde puedes ver la palabra "EXIT" escrita

Quien golpea primero, golpea dos veces. Era un viejo dicho, y no faltaba razón en aquellas palabras. Con suerte, en este caso, con eso bastaría. Con rapidez, salió de su escondite y, aprovechando la sorpresa, se pegó a su rival con una mueca salvaje en el rostro.

Ni siquiera aguardó a que el rostro del zombie delatara que le había reconocido como una presa; el muerto viviente, esta vez, no era el cazador, sino la indefensa víctima. Una fría sombra se adhirió a su brazo mientras golpeaba, formando un reflejo casi exacto de la extremidad. No con la suficiente consistencia, pero si bastante para despistar al pútrido lagarto lo justo para que encajara el golpe.

Aquellas masas de carne informes eran resistentes, seguramente no habría sufrido ni la mitad que un hombre ante su ataque, pero contaba con una ventaja frente a él: era lento. Aprovechando el desconcierto y los apagados movimientos de la criatura, retrocedió de nuevo, obligando al monstruo a seguirle si quería atraparle.

Tras el ataque inicial, en el que pude comprobar la dureza de mi contrincante, concentre toda mi energía en los puños hasta tal punto que se pusieron calentando hasta tal punto, que al lanzar los golpes dejaba estelas.

Esta vez los golpes fueron más duros, con la esperanza de acabar con mi enemigo antes de que pudiera golpearme. Sabía que me estaba observando, y querían espectáculo. Ahí lo iban a tener.

Te acercas por la espalda del zombie hombre lagarto y lo atacas, tu ataque consigue pillarlo desprevenido, pero su piel es tan dura que con tus manos desnudas no le haces mucho daño, retrocedes, él te sigue hasta darte alcance y consigue morderte en el brazo, no es una herida muy profunda, pero si dolorosa

El hombre lagarto cae al suelo muerto después de tus duros golpes llameantes, al caer al suelo, puedes notar como resuena algo al caer al suelo, al mirarlo adviertes que son unas monedas, no es mucho, pero el hombre lagarto llevaba consigo dos monedas de oro y cinco monedas de plata

Con el lagarto de nuevo a mano, giró sobre si mismo, en una llave decenas de veces entrenada, utilizando al zombie como punto de apoyo para lanzarle hacia atrás y derribarle.