Partida Rol por web

Estabas en la tierra de los Druidas observando las magicas estrellas del oscuro y sombrio cielo. Aqui, rodeada de bondad y arboles con los que te puedes comunicar y aliarte. En uno de estos bosques que nacen alrededor de todo Faerun es donde te hiciste madura y fuerte. Y empezabas a pensar que querias gastar tu poder para el bien, y ejecutarlo contra aquellos que veneran el mal que solo piensan en conseguir ser los dueños de este mundo. Por eso abandonaste tu bosque, y además había otra cosa....

Una noche cuando la mayoria de esta tierra llena de elfos y semielfos druidas dormian. Decidiste salir con uno de tus mejores amigos; Una cría de Dragón que fruto del Destino ha querido que tu le encontrases. Te encontraste el huevo abandonado, probablemente algún drow que ha robado un huevo de dragón y que la madre por mas que lo intentó no dió con el huevo, pero si entra en consuelo encontro al drow que devoró sin piedad.

Le tenías mas que cariño, el poco a poco te consideraba como a una madre. Aunque mas bien eráis como la rama y el pájaro; Siempre estabais juntos.

Tu instinto de superviviencia es fuerte y no te hes dicifil sobrevivir a las brutas fuerzas de la naturaleza junto a tu Dragón tras salir de la Tierra de los Druidas. Te adentras por el bosque sombrio. El helor se cuela por tu piel como la escarcha que se fija en el tronco de un arbol. Te sacas un manton y escuchas un rugidos de lobos a lo lejano. El Dragón te sigue tus pasos, las ramitas crujen al romper cuando las chafa*

Acaba de ponerse la noche con todo su esplendor y parece estar todo tranquilo en el bosque. Tu objetivo y deseo es devolver a ** con su madre algún día y tu sabes que lo conseguiras: se lo prometiste. El viaje está siendo largo, tú no notas el cansancio ya que todo a tu alrededor es energia que no deja de alimentarte, sin embargo el pequeño dragón ves como da un bostezo largo y cansado, incluso se aprecia su gran lengua y todos sus brillantes dientes. Depués de dar un bostezo ves como se deja caer entre la maleza del bosque. Parece que el pequeño está demasiado cansado. Por suerte, o no, ves una pequeña cueva que esta cubierta por cientos de ramas como techo. La cueva está justo al lado del sendero en el que termina el bosque..

El frescor que acompañaba la partida de los rallos de sol humedeció mi tersa piel dejando ligeras gotas cuando rozaba alguna de las hojas que me cortaban el camino. La caricia del bosque era uno de mis sensaciones favoritas, no terminaba de entender porque las demás razas se empeñaban en masacrar sus ramas para prenderles fuego si podían, simplemente, acercarse a ellas y esperar que sus hojas te brindasen un suave gesto. Aspiré los aromas nocturnos sintiendo como las energías del entorno cambiaban lentamente, unas se debilitaban con la oscuridad, pero otras despertaban poco a poco reclamando sus horas de apogeo, su reino de oscuridad y tenue brillo lunar.

Un chasquido me detuvo en seco y mis alas vibraron ligeramente, como siempre que algo me alteraba, pero la darme la vuelta despacio para ver que era lo que había roto el sonido de la noche me encontré con el bello rostro de Faerhart esbozando una mueca simpática. Hacia tiempo que venia observando ese gesto peculiar que reproducía en determinadas ocasiones. En esos momentos su boca se abría, su cuerpecillo se hinchaba con el aire fresco y renovado de sus pulmones, y su larga lengua se tensaba durante unos segundos. Como en otras ocasiones imité su gesto a mi manera abriendo la boca en forma de O y riendo después sin entender muy bien el motivo de tal acto. Esta bien, seguro que al bosque no le importa que te pierdas unas horas de actividad.

Parecía que no estaba equivocada ya que a los pocos pasos encontramos un refugio acogedor, doy marcha atrás al comprobar que se ha quedado simplemente tendido en el camino sin mas ganas de moverse. Me arrodillo a su lado y acaricio su cresta para provocarle un escalofrío vamos pequeño solo tienes que dar unos pasos mas y podrás cerrar los ojos. Al ver que no tenía intención de mover ninguna extremidad incluidas las alas di un resoplido y comencé a pasar las manos por debajo de su tripa. Levantarlo en brazos cada vez era mas costoso, parecía que mis cuidados no iban mal encaminados porque cada día estaba un poquito mas grande y mas fuerte. Humpff Abrazándolo contra mi decidí ayudarme de las alas para no ir dando tras pies hasta el hueco de entrada de la cueva.

Una vez allí lo deposité con mimo en el suelo enroscandolo sobre si mismo y colocándole parte de mi capa por encima para que no pasase frío. Me fijé en sus escamas, todavía demasiado débiles como para protegerle de todo, todavía dependientes de muchos cuidados. Eran tan jóvenes como él, y eso se notaba en su color, solo unas manchas dispersas de color argénteo auguraban el tamaño y el bonito color que alcanzaría en su madurez. Viéndolo allí tendido tan indefenso y en paz pensé en los peligros que podían acecharnos en la noche, desde que salió de su cascarón en mi nido el pensamiento de algo atacándonos acudía a mi imaginación de vez en cuando, cosa que antes en mi soledad no me había pasado nunca. Me levanté un segundo para tapar lo mejor posible la entrada de la gruta y disimular nuestros cuerpos. Una vez hecho me senté a su lado y le acaricié una vez mas sueña...mañana contaremos de nuevo tus manchas y verás como poco a poco ellas vendrán a ti.

Una vez dormido me concentré en lo que veía a través de un agujero dejado apropiadamente para observar el exterior, la noche era clara para mis ojos y si podía nada se acercaría a nosotros.

Con algo de dificultad consigues levantar al menudo Dragón, es mas pequeño que tú pero poco a poco te has ido dando cuenta de que han pasado casi 5 años cuidándolo y como se han ido desarrolando tanto sus habilidades como sus extremidades.

Con algo de esfuerzo consigues introducirlo en la cueva para reposarlo en el suelo. Él hace fuerza con sus patas entre algún intento de carcajada para impedirte que le enrosques sobre él, sabe que le toca la hora de dormir y como tantas otras veces te intenta hacer sufrir por el esfuerzo. Al final, como siempre, se deja ya que el cansancio le puede, da otro bostezo y cuando le colocas parte de su capa no puede impedir que sus párpados se vayan cerrando hata el punto de quedarse profundamente dormido. Mientras duerme te tomas tiempo para cubrir la entrada con ramas y protegerse un poco mas del frío que siempre pellizca a estas horas. Tras haberlo echo vuelves con Faerhart y ves como por su boca escupe un tímido hielo al aspirar indicando que está profundamente dormido.

Pasa el tiempo, pero no demasiado hasta que escuchas un olfateo entre las ramas que tu misma colocaste en la entrada. Parece algún tipo de animal que está olfateando la zona. Las ramas se agitan como si las patas del mismo intentaran arrancarlas para poder ver lo que se oculta en la improvisada cueva, parece que no lo consigue y vuelve a olfatear..

Las pequeñas fisuras del afilado morro de Faerhart se abren y se cierran en un ritmo pausado que parece medir los segundo de la noche lentamente. Siempre que reposa de esta manera mis dedos intentan acariciarle sin despertarlo, pero intento contenerme para no molestar este tiempo tan necesario para él, sino se que al día siguiente no podríamos avanzar mas de dos pasos sin que intentase fastidiarme de alguna forma. Al observar los pequeños filos de hielo que surgen durante apenas los segundos que dedica para expirar no puedo contenerme y coloco la pala de la mano a escasos centímetros para sentir su frío.

La sensación de ligera punción que provoca en mi piel siempre me ha hecho cosquillas, conteniendo las risitas aparto la mano y me entretengo raspando el suelo con un palito mientras cuento las horas. Un sonido inesperado me sobresalta, me he despistado mas de lo que pensaba y no puedo permitírmelo, no cuando Faerhart esta durmiendo, son los únicos momentos en los que depende totalmente de mi naturaleza. Escucho con atención como intenta tirar por tierra mi improvisada tapadera, pero parece ser que me lo tomé mas en serio de lo que pensaba o que el animal que lo esta intentando es mas pequeño de lo que puedo imaginar.

Con cuidado me posiciono de con una rodilla en tierra y la otra en angulo recto, sujeto con cuidado el arco intentando apuntar al hueco de entrada por si me viese obligada a disparar a lo que intentase entrar por ahi. Respiro profundamente intentando pensar en la mejor solución para los dos, tanto para mi como para la criatura que esta al otro lado, seguramente no tiene mas culpa que la de estar hambrienta. Levanto una ceja mientras una idea cruza veloz mi mente, quizás funcione. Me concentro y creo un gran lobo de luz brillante a mi lado, con una orden le obligo a filtrarse a través de las ramas para intentar ahuyentar a lo que se esconde fuera.

Te entretienes mirando como se hincha y desincha su tripa al dormir profudamente. Por esta vez te contienes y no decides acariciarle como casi siempre por si se despierta. El viaje hasta aquí ha sido duro para él, pero seguro que mañana cuando despierte estará como nuevo cuando como kilos y kilos de hierba.

De pronto te da un sobresalto al escuchar algo del exterior y que está intentando tirar a tierra tu tapadera de ramas. Te quedas con el arco en tensión pero decides abandonar esa idea por una menos agresiva a la vez de ruidosa para no despertar a Faerhart. Tu silueta se empieza a iluminar y la luz se va despegando de ti hasta que se forma una criatura iluminada. Esta traspasa las ramas como si de un fantasma se tratara y...

..parece que han dejado de sonar los desgarros por unos segundos. De pronto vuelven a la carga y con mas fuerza que antes. Una de esas criaturas está a punto de entrar y colarse por la tapadera. Lo único que puedes ver con claridad es que tiene un pico parecido a una aguja, unas alas y que su tamaño debe de ser no menos de 20 cm. Lo peligroso es que al menos hay media docena de esas criaturas hay afuera intentando entrar violentamente.

Dormía plácidamente. De vez en cuando movía mis garras delanteras como si tratara de buscar una mejor postura en el sueño. -SssssniffffF sssssniffffff SSSssssniffFF- Las escamas me relucían tenuemente por la luz de la luna que se colaba entre las ramas cada vez que dejaba y tomaba aire.

El olor a lluvia de primavera era el olor que desprendía mis escamas. Sigo durmiendo...

Unos escasos segundos son los que me otorga mi improvisada idea, ante la fiereza renovada del ataque de lo que sea que intente entrar en mi refugio me aprovecho de mi situación para posicionarme mejor y disparar en cuanto tenga claro un objetivo.

Mientras fijo la mirada en la punta de la flecha y mi brazo mantiene la tensión puedo darme cuenta de que la criatura que intenta destrozar el entramado de ramas no esta sola. Es mas parece que su compañía es mas o menos amplia y su esfuerzo pronto se verá acompañado de nuevos picos y cuerpos intentando tirar la barrera abajo. Mis ojos se desvían un momento para mirar por el rabillo del ojo el cuerpo del dragón. Parece que esta mas cansado que de costumbre y su sueño es mas pesado. De momento no le despertaré puede que las ramas me ayuden a derribar de uno en uno a los intrusos, a caso de que no vea que corre peligro no le despertaré. Es fuerte y puede defenderse solo, pero no quiero molestarle con cuidados menores.

Nuevamente centro toda la atención en las ramas y la criatura que introduce frenéticamente el pico afilado por uno de los agujeros. Pronto se te quitarán las ganas.

La criatura a base de esfuerzo al fin consigue penetrar la tapadera por ramas. La criatrura tiene un aspecto desagradable es un cruce entre un múrcielago y un mosquito gigante. Tiene unas alas membranosas de múrcielago, un pequeño cuerpo peludo, ocho patas articuladas que terminan en unas pinzas afiladas, y un pico casi com el tamaño de todo su cuerpo y afilado como una aguja.

-Ñiaaajjjjj...

El animal ya está dentro y ahora busca el cuello de la aventurera.

Las ramas habían aguantado mas de lo que se podía esperar y pedir para una improvisación. En principio las horas de descanso debían transcurrir sin ningún percance, pero de vez en cuando entre estos bosques la tranquilidad de la noche se rompía.

La criatura que escurría su cuerpo entre la madera era de lo mas desagradable. Por mi naturaleza era comprensible que sintiese afinidad por las criaturas aladas, pero este engendro no me movía ningún sentimiento positivo. Sin contener mas la tensión de la cuerda disparé la primera flecha. No debía esperar los resultados del flechazo, así que sin prestar atención extraje la segunda flecha y la dispuse en el arco.

Ambas flechas se pierden entre las ramas. Una de ellas roza a la diminuta criatura pero con tan buena suerte para esta que solo ha conseguido rozarle una de sus alas. -Iajjjjj...- La estirge mueve sus alas rápidamente encontrando un punto clave en el hada. Sus probósdice se introduce con fuerza en el cuello de Ivy. Las ocho patas se clavan con tenacidad sobre su cuello ejerciendo una fuerte presión y succionando parte de su sangre con el aguijón.

Las demás estirges remueven con sus pinzas las ramas para poder encontrar una ruta de acceso a la pequeña cueva. Una de ellas parece haber encontrado el camino por el que se coló la primera estirge.

Sintiendo el inconfundible sonido con mis agudos sentidos de dragón empecé a abrir los párpados y encontrarme con un techo que no reconocía demasiado. Lentamente recorrí con la mirada y mami no estaba a mi lado. Me incorporé sobre el lado derecho y abrí mis alas mientras daba un rugido de rabia al ver como atacaban a Ivy.

El rugido iba hacia la estirge que se aferró al cuello de Ivy. Me habían despertado y no había cosa que me enfurecía más.

El peso de la estirge me golpea haciendo que pierda mi equilibrio cayendo hacia atrás, mis alas crujen bajo mi peso y el suyo, es un dolor incómodo pero pronto se ve sustituido completamente por la presión que ejercen sus asquerosas patas raspandome la piel. Sus fuertes apéndices me hieren haciendo que me revuelva, en uno de mis movimientos su afilado punzón penetra mi piel obligándome a emitir un corto chillido. Ahh!

Tendida en el suelo mi mente piensa de forma acelerada y poco efectiva, el miedo puede mas, tengo que sobreponerme y actuar o este bicho infecto y sus compañeras me sorberán la esencia vital dejandome tirada como una fruta seca al sol. Faerhart Casi no puedo emitir ningún sonido pero mi cuerpo sigue luchando y eso es una buena señal, con confianza en mi misma tanteo mis ropajes en busca de mi daga, mis dedos sienten el acero del mango así que se aferran con esperanza. No puedo perder el tiempo, intento concentrarme y asestar un golpe lo suficientemente duro como para obligar al bicho a soltar mi cuello.

La criatura succiona la sangre del hada con su aguijón. A pesar de que Ivy trata de dejar su arco en el suelo mientras aprovecha ese movimiento para desenvainar su brillante daga. El brillo del acero reluce y puede usarlo a modo de espejo, de modo que ve con facilidad a la estirge y le clava la punta del arma en su cuello (-1 punto).

Un líquido caliente chorrea por la mano del hada con la que sujeta la daga -la sangre de la estirge suele estar cálida- indicando que ha dañado al objetivo. Sin embarog la estirge aún clava mas sus pequeñas pezuñas en el cuello mientras no deja de saciarse su sed con la criatura alada. (-1 punto a la CON). Parece que está comoda en el cuello de Ivy y no piensa soltarse..

..otra de ellas agita sus alas y como si del sonido de un mosquito se tratara no se inmuta ni siquiera al ver a Faerhart. Esta sin pensárselo dos veces va hacia el cuello del dragón y clava su aguijón del mismo modo que hicieron con Ivy.

La criatura casi es tan grande como yo cuando extiende sus alas por completo. Carga en vuelo contra mi clavando su largo aguijón en mis escamas sacándome un pequeño alarido. Eso me hace entender lo que debe de estar sufriendo mami. -¡¡Ivy!!-

Estaba prestanto toda mi atención en ella y no me había dado cuenta de que habían mas de esas criaturas rondando por ahí fuera. Pero ya era tarde, demasiado para los dos, y se que los dos, como tantas otras veces seguro que salimos de esta. La fuerza de la estirge me hace no poder articular palabra alguna. Con un gruñido trato de arrancarla de mi cuello con la ayuda de mis dos garras.

La estirge se clava con fuerza en uno de los costados de su cuello. El dragón intenta por todos los medios deshacerse de la criatura pero están tan bien aferrada con sus patas y su probóscide que se le hace imposible de despegar hasta al pequeño Faerhart.

El hada sigue en la misma posición y sintiendo como poco a poco va consumiendo su líquido rojo..

Los segundos del combate son un frenesí en danza, no puedo permitirme que la criatura este mucho mas tiempo aferrada a mi cuello, la debilidad empieza a rozarme con sus sedosos dedos invitándome a relajarme y dejar de luchar por mi vida. El cálido liquido de la estirge baña mi mano obligándome a agarrar con mas fuerza el mango de la daga, no puedo perderla en un momento como este.

El grito de Faerhart me produce escalofríos, ¿como ha podido suceder? yo debía estar atenta mientras él descansaba, ahora no puedo rendirme, no puedo dejarle morir aquí desangrado por unos engendros como estos. Forzada a concentrarme en mi esencia, en la energía vegetal que me rodea llamo a las ramas, a las lianas, a las espinas en mi ayuda, necesito que retengan a estas criaturas, que enreden sus alas para que pierdan fuerza y obligar al resto a permanecer fuera de nuestro refugio.

Por más que lo intenté no pude quitarme a esa maldita babosa de mi cuello. Sentía tanto su presión como su succión que estaba apunto de extraer mi líquido. No me dí por vencido aún. Una de mis garras agarró a la pequeña criatura intentando clavar las mismas en el proceso.

Giro mi cabeza e intento mirar a los ojos de Ivy. Vi orgullo y valor en los carmesíes ojos del Hada. Es entonces cuando me entraron mas fuerzas y trate de despegar a esa estirge tirando de ella con mis dos garras. Despliego mis alas en un acto intimidatorio.

Si esta vez no consigo quitarmela me tendré que arriesgar, aunque dañe a mami con mi aliento.

El afilado aguijón de la estirge no me permite centrarme en mi esencia en mi misma. Sus cortantes patas me arañan la piel, su cuerpo me empuja contra la tierra y mis manos están ansiosas por la situación, ahora no puedo contar mas que con el afilado puñal argénteo.

Apretando la mandíbula intento clavar de nuevo la daga en la piel de la estirge, no puedo dejar de sentir su sangre pegajosa en mi mano y eso me anima a querer sentirla de nuevo resbalando por mi brazo hasta que su cuerpo caiga inerme en la tierra. Por el rabillo del ojo veo como Faerhart se revuelve intentando serpentear y liberarse de su propio atacante, su cuerpo brilla al intermitente reflejo de mi figura luminosa. Lucha, lucha como sabes y como te he visto hacer otras veces. No podemos rendirnos ahora, todavía hemos recorrido poco camino.

El brillante acero del hada se vuelve a introducir ferozmente en el cuello de la criatura que no deja de succionar su sangre a cada segundo que pasa. La daga hace sangrar abundantemente a la estirge (-2pg), pero gracias a la absorción de sangre que realiza se puede mantenter con vida.

Ivy nota que cada vez se está quedando mas débil y pálida. La estirge tras ver ingerida una buena dosis de sangre se despega del cuello del Hada y se escapa por donde vino con una buena borrachera de líquido a su espalda. Por parte de Faerhart, el dragoncillo y compañero de Ivy, también sentía una fuerte presión sobre su cuello, sin embargo este consiguió despegarla de sus escamas antes de que pudiera succionarle la sangre. Faer. tiene la estirge cogida por una de sus garras.