Partida Rol por web

- Cubranse y que los conjuros "hagan su trabajo" - propone Abrojos que cumple exactamente con sus palabras, lanzando un debil estoquetazo, sin exito, a la flecha ácida que no quiere alejarse de el

Sin embargo, los movimientos del viejo mercenario son curiosamente efectivos para mantener su piel lejos de la punta ácida que se mueve a su alrededor

Mantiene su posición katana en mano mientras vigila al Druida. Vaya con el señorito, me encanta tu forma de colaborar, llevandonos de trampa en trampa. No eres trigo limpio trenzitas.

El druida mira a la semielfa con un desprecio mal disimulado.

Kirk hace caso a Abrojos y se concentra solo en la defensa. Dork, por su parte, todavía furioso, no parece ir a conformarse con esperar.

Dork aprieta tanto sus dientes que la empieza a salir un hilo de sangre por la comisura de sus labios, saca su hacha de mano y empieza a golpear con su cuerpo aun entumecido sucesivamente con su martillo y hacha

Al ver que lo de los lobos no iba a tener mucho éxito, Pikard dió un pequeño paso en diagonal hacia el exterior para acercarse manteniendo las distancias al muro viviente. En ese instante, dejó caer el fardo de piel de huargo untada en aceite junto al muro y lanzó contra él el vial de fuego de alquimista que tenía. Con suerte el fuego se extendería a la piel y esta formaría una hoguera lo bastante potente como para destruir el muro.

El martillo de Dork fragmenta el hielo, y aunque vuelva a recomponerse el muro parece estar sufriendo más daño del que puede resistir.

El muro ya había perdido mucho de su forma, y cuando Pikard lanza el vial y la piel prende, el hielo mágico cruje hasta derretirse por completo.

La flecha ácida no resiste más que unos pocos golpes más del conjuro viviente creado por Abrojos. El viejo ladrón es demasiado rápido para la flecha y su táctica de ganar tiempo para la rociada de color ha funcionado.

La habitación queda en calma. En el charco que antes fue el muro queda un esqueleto humano con un grillete en la muñeca que está unido, mediante una cadena muy fina y dura, al pico pesado. Parece increíblemente afilado y brilla ligeramente.

La rociada de color y el pequeño rayo de escarcha azul flotan pacíficamente junto a sus respectivos conjuradores. Si tuvieran cara se podría decir que están mirando a sus creadores con los ojos de un perro fiel.

Blub

El conjuro viviente fluye estirándose y contrayéndose con movimientos que podrían recordar a una respiración pero seguramente tienen poco que ver con eso. Los colores resplandecen alegremente. No parece ir a dispersarse en un futuro cercano. Es casi como si Abrojos hubiera creado vida de su magia, o tal vez es exactamente eso.

Encantada de conocerte Blub - dice Drusilda mientras da un brusco empujón al Druida. Cuando el Señor Lupín haya revisado la puerta por si hay trampas te tocará abrirla a ti.

Destruído el muro, el paso a un pasillo ha quedado despejado. Más adelante, el estrecho corredor acaba en una puerta sencilla cerrada.

En esta habitación, los cofres ya han dejado de temblar, pero el contenido del primero ha convencido a Abrojos que lo que tienen dentro no es nada bueno.

Abrojos observa curioso a su nueva mascota y termina encogiéndose de hombros al ver que la misma se mantiene a su lado, aparentemente sin malas intenciones respecto a sus compañeros.

- Supongo que esos cofres es mejor dejarlos cerrados - comenta el picaro refiriéndose a los cofres antes de avanzar, por el pasillo, mirando el piso y las paredes en busca de trampas. Al llegar a la puerta, la busqueda se vuelve, si cabe, aún más concienzuda - Este lugar es demasiado extraño - lo escuchan murmurar - Nunca pensé que un conjuro me acompañara de esta manera -

Drisilda se acerca a Dork algo preocupada ¿Dork te encuentras bien? ¿Necesitas alguna poción curativa?

- Pues la verdad es que no me iría mal, esa cosa se echó sobre mí como una viuda borracha, no me dejaba respirar y me dejó temblando.

Drusilda busca en sus enseres y le da una poción a Dork. Recoge el equipo de nuevo y se prepara para ir en cabeza. Siempre le gustaba ser prudente, pero ello no era por cobardía sino por mera optimización. Yo iré pegada tras Lupín ahora, mientras te recuperas Dork. Katana desenvainda se prepara para afrontar el siguiente encuentro en cuanto el pasillo esté despejado de trampas.

Buen trabajo, hermano.

Dijo Kirk a su gemelo mientras mira el charco que ha dejado el muro y el esqueleto con el arma encadenada.

¿Qué crees que significa esto?

Mientras los trasgos curiosean en la habitación y Dork recupera el aliento, Abrojos termina de inspeccionar la puerta y sus alrededores. Sonríe satisfecho cuando descubre unos agujeros estrechos y profundos en el picaporte. Pequeñas arañas del color de la madera reptan por ahí, y Abrojos supone que todo el picaporte es hueco y forma un nido para esas arañas. Tampoco le cuesta imaginar que esas sabandijas diminutas de apariencia inofensiva tengan un veneno letal.

El druida se adelanta, empujando la puerta sin acercar la mano a las arañas. Estaba abierta después de todo. El pasillo hace un giro brusco hacia la derecha tras la puerta. Solo hay un camino posible, así que parece estar claro.

- No toquen el picaporte - comenta el picaro antes de curiosear el pasillo que avanza adentrándose, aún más, en la muralla.

Sin embargo antes de avanzar "Abrojos" mira a sus compañeros y asiente a la decisión de Drusilda - Supongo que entre mi nuevo compañero... - mira al extraño conjuro viviente que lo acompaña - y tu, estaré bien protegido -

El viejo mercenario se asoma por la esquina del pasillo, para descubrir con que se pueden encontrar mientras acaricia la cabeza de su serpiente que asoma de una de sus mangas - SiSSY, tu sigues aquí adentro. Este sitio esta demasiado loco -

Sin embargo, antes de adentrarse en el nuevo pasillo pregunta - Ese pico. No me gusta nada que esté encadenado a un esqueleto. pero quizas tenga algun valor. Fijense que parece que brilla. No quieren, antes de seguir, intentar cortar esa cadena para que lo revisemos -

Drusilda se acerca al esqueleto y de un certero pisotón rompe la muñeca. Rapido y limpio. ¿Como va esa bolsa sin fondo Lupín? ¿Te cabe? O que lo coja quien desee. Dicho esto vuelve a la cabeza de la expedición y gira a la derecha. Druida, ¿Qué hay por aquí?¿Nos has preparado otra trampa?

Los huesos se rompen bajo la bota de la semielfa y el pico de guerra queda liberado. La cadena está hecha en mithril, con eslabones tan finos y bien hilados unos con otros que el resultado tiene la flexibilidad de una cuerda.

En ese momento el grillete se abre por sí solo, a la vez que el pico cambia su luz continua a un brillo menor y oscilante, como latidos. Drusilda, Abrojos y Dork, los tres semihumanos, reciben la misma idea a la vez. El grillete ajustándose a su propia muñeca y cerrándose por sí mismo. El mensaje ha llegado tan claro como por telepatía de algún ser que les observe, pero ¿quién... si no el propio arma podría querer tal cosa?