Partida Rol por web

Aún así, sería lo mejor que nos acompañaras. Quizá nosotros pudiésemos saber si es dañino o no, pero desde luego no podremos detenerlo.

*Toc toc toc* Alguien llamaba a la puerta, interrumpiendo la conversación.

Será mejor que vaya yo a abrir, por si fuera alguno de los monjes...

Edgar se acercó a la puerta de madera y comprobó por la mirilla que quien llamaba era el joven caballero. Abrió la puerta de inmediato.

Sir Rudolph, ¿qué se os ofrece? ¿Cómo se encuentra Denia? -preguntó, invitándolo gestualmente a pasar si gustaba.

Con la llave que le había dejado el monje, Edgar abrió la puerta de inmediato.

- Bienhallados seais - el del escudo brillante saludo cortesmente a los presentes antes de tranquilizar al joven - Si, la novicia se encuentra bien. Algo nerviosa, supongo - añadió encogiéndose de hombros - pero dispuesta a pasar por el ritual para el que ha sido convocada -

- Sir Rudolph... Que bueno saber que Denia esté bien. 

Sin embargo el rostro de Navief no reflejaba alegría para nada. Saber al caballero aquí, implicaba que solamente Sir Ulrich había quedado con ella, y en vista de la preocupación que compartían los tres presentes, le parecía nada adecuado.

- Contádnos, ¿cómo han ido las cosas en el edificio principal?

El abad la miró, tratando de mostrar apoyo con una mirada que nunca lo había intentado.

-"Se que estaréis nerviosa, pero no debéis temer al rito. Es muy complicado su detalle para explicarlo a profanos, nuestra Orden se dedica exclusivamente a estudiar la relación ritualistica con Dios, toda nuestra vida, y sólo unos pocos consiguen entender lo suficiente los ritos para dirigirlos... Ni siquiera todos los monjes pueden participar, o incluso presenciarlos sin estropearlos."

Hizo una pausa tratándo de mostrar candor con la mirada, un gesto que se le agradecía pero no se le daba bien. Era obvio que era serio, recto y nada empático, habitualmente no tenía ninguna de éstas concesiones que trataba de otrogarla.

-"Supongo que lo que más os preocupa es que sea letal o terriblemente doloroso. Tranquilizaos por completo por lo primero, ni siquiera en el caso de que falláramos en el ritual o éste no pudiera transicionar vuestro poder exaltado a la ortodoxia de la fe sería letal; lo que haga su Excelencia Reverendísima en el último caso, mi persona no puede conocerlo, eso sí debo decirlo, no queda a mi criterio."

Trató de rebajar su tono a algo meloso y tranquilizador para seguir, pero no lo consiguió demasiado.

-"Respecto a lo segundo... Bueno, podéis estar en que no es un martirio, no es insoportablemente doloroso. Pero sí bastante molesto en buena parte del rito: la gracia divina al asentarse en vos lo hace en forma de poder sagrado, mucho a la vez, todo el necesario para purificar el vuestro y se siente como fuego en las venas, como una fiebre que corre por las venas y provoca espasmos. Por ello deberéis ser atada, para evitar que caigáis del altar y os dañeis, así como que fracase el rito, pues si salís del ara en cualquier momento, voluntariamente o no, no funcionará. Y sólo ésta noche podemos invocar el poder de Todos los Santos, pues los demás días están dedicados sólo a unos pocos de ellos y el resto no tienen especial poder."

Ulrich comprobó que los monjes copistas se le quedaban mirando cuando abandonó sus celdas, sus silenciosas miradas ceñudas eran las mismas de siempre y algo que no le era nuevo en órdenes de clausura tan estricta, y más si tenían voto de silencio. Solían ser gentes muy reservadas y hurañas, incluso para sus estándares.

Los bosques de alrededor no podían ser más tupidos, pocos caminos parecían cruzarles y, no siendo montaraz, sería venturoso internarse en ellos y a buen seguro acabaría perdido. Le maravillaba, ahora que se enfrentaba en solitario a él, cómo Navief podía haberse orientado a su través.

En su paseo pudo comprobar que la fortaleza resultaría difícil de asaltar sin armamento de asedio, que no sería tarea sencilla traer hasta allí, aunque sí construir in situ. Por supuesto podía haber pasadizos secretos por los que un enemigo se internase, pero no eran obvios y no estaba en sus habilidades encontrarlos, si es que existían.

En cualquier caso siempre parecía haber un monje cerca: cortando leña, ocupándose del huerto que parecía haber sido robado al bosque, sacando agua del pozo o remendando los muros del monasterio. Pero siempre había alguno por allí vigilando, por los cuatro costados. Lo mismo se aplicaba al edificio, si no era encendiendo velas, era copiando por los rincones, llevando cosas de un lado a otro o rezando en pequeñas capillas, pero nunca había un monje a más de uno o dos giros de pasillo.

Escucho atentamente, aunque para nada la tranquilizo aquella escueta información y aquellos intentos del Abad de tranquilizarla -Cumpliré con mi cometido, tal y como se espera de mi- aunque realmente no creía que debiese ser purificada, después de todo nunca había hecho el mal, ni pretendía hacerlo, no creía que si magia fuese oscura, la oscuridad residía en la persona, no en su poder. Pero también sabía que era inútil intentar convencer a los demás de eso, solo ella lo sabia y seguramente solo ella lo aprobaba. En ese momento pensó el Lirio, en Edgar y en Navief, esperaba que estuviesen bien, ante todo.

Tras entrar a la habitación, el joven caballero miró a su alrededor y verificando que sus compañeros de viaje se encontraran bien instalados

- Como os dije, la hermana se encuentra bien. Ansiosa, y probablemente algo nerviosa por la prueba por la que debe pasar - se explicó - Por lo que nos informó su excelencia, el abad, dicha prueba se realizará esta noche y mañana Sor Denia estará... - Sir Rudolph dudó, buscando las palabras exactas - habrá concluido el ritual -

- Posteriormente, y siempre según las palabras de su excelencia, ella decidirá su destino. Creo que él asume que querrá fundar una nueva orden religiosa, aunque yo no estoy tan seguro de que esa sea su decisión. No creo que esas sean las inclinaciones de nuestra protegida - se explayó mezclando información con opiniones personales.

- Hace apenas unos minutos la dejamos rezando, preparándose para enfrentar su prueba - agregó - Y me solicitó que os agradeciera vuestros, y nuestros, desvelos durante el viaje. Con Sir Ulrich le solicitamos que una vez que complete el ritual nos informe de la decisión que tome respecto a su futuro, para decidir si debemos seguir acompañándola en su jornada, o deberemos volver a nuestras tareas -

- Solo nos resta esperar -

- ¿Esta noche? ¿Estarán ustedes con ella durante el ritual?

El caballero mira a Lirio sin sorprenderse demasiado por la pregunta - No, no estaremos - aclara mientras menea la cabeza - Nosotros solo fuimos la escolta armada durante el viaje. El ritual, en si, es algo en lo que solo deben participar Sor Denia y... -

Rudolph se interrumpe sin tener claro como terminar su frase - ... supongo que el abad. O quien el decida - completa encogiéndose de hombros - Solo os puedo decir que, por lo que nos informaron, el ritual habrá terminado para cuando salga el sol -

Tras decir Rudolph que no se encontrarían acompañando a Denia durante el ritual, Edgar no pudo reprimir una mueca de preocupación y una mirada incómoda a sus dos compañeras.

Navief correspodió la mirada a Edgar. Ella pensaba exactamente lo mismo.

- El plan sigue en pie entonces. Por lo menos de mi parte. -Dijo a sus dos compañeros.- Aún si tengo que ir sola.

Tras esto miró a Sir Rudolph y le aclaró su posición.

- Iré a vigilar el ritual. Tenemos sospechas de que sea peligroso para Denia.

Dicho esto se puso en pie y se ciñó bien el cinturón, asegurándose de que sus dagas estuvieran allí.

Lirio guardó silencio, meditando al menos en apariencia, pero pendiente de las reacciones del caballero.

- Vigilar el ritual? - El caballero observó a la guía y analizó sus palabras antes de mover su rostro y mirar la cara de cada uno de los presentes - habéis dicho, "El plan sigue en pie", o sea que estáis todos de acuerdo en hacerlo? -

Rudolph meneó la cabeza, pensativo antes de aclarar - Nadie me solicitó que os impidiera deambular por el lugar, por lo que no os pondré impedimentos a que hagáis lo que queréis hacer, pero sabed que creo que no es correcto. Somos visitantes en el Monasterio y, si no hemos sido invitados a presenciar el ritual creo que no deberíamos hacerlo - Tras pensarlo un momento añadió - Sabed que si el abad, como nuestro anfitrión, me ordena detenerlos lo haré... aunque el no se enterará por mi de vuestras intenciones - aclaró -Excepto que me lo pregunte directamente -

- De cualquier manera sigo pensando que os equivocáis. Acaso me podéis asegurar que solo planeáis observar? Sor Denia desea participar del ritual, sea este cual sea. Ni vosotros, ni yo mismo, sabemos de que se trata. Sólo espero que no intentéis interrumpirlo. Quizás terminéis poniendo en peligro a quien queréis ayudar - completó preocupado