Partida Rol por web

—Si no recuerdo mal, Brewer dijo que otro grupo había intentado el encargo antes pero que, desgraciadamente, tuvo que salir de la mansión con uno de sus miembros en coma. Ahora entiendo el porqué. Y cito a Eva como clave para mantener nuestra cordura. Así que estoy convencido de que ya sabían a qué nos íbamos a enfrentar. ¿Cuál es tu opinión, querida? —le preguntó a Eva.

Mientras tanto bajaba las escaleras en dirección a la planta baja.

—Entiendo que quieran abandonar —dijo centrando su mirada en Norman y Meredith—, pero yo estoy dispuesto a llegar al fondo de todo esto. Solo me arrepiento de no haber traído mi pistola... al menos ustedes tienen una. Les rogaría que, si no van a bajar al sótano, se sirvan de dejarme la pistola por lo que pudiera encontrar —miró a Howard y se encogió de hombros—. Me gustaría pedirte que bajaras conmigo pero no tengo valor para hacerlo. Entiendo que tienes hijos y, bueno, algo que perder. Pero, sí me gustaría que no salieran de la mansión mientras inspecciono el sótano. No quiero perder mis emolumentos.

Se rascó la parte posterior de la cabeza, ciertamente avergonzado. Inmediatamente después agarró fuertemente su cuchillo y se dispuso a bajar al sótano.

– ¡ESPEREN UN MOMENTO!

Meredith tuvo que alzar algo la voz para hacerse oír entre los comentarios de los hombres. Parecían determinados a continuar con aquel estúpido trabajo y la enfermera apenas podía entender sus motivos. Casi habían sido devorados vivos por esos bichos del infierno. ¿Cómo podían haberlo olvidado tan fácilmente?

Pero Michael dio con un punto que consiguió devolver su interés. Ese abogado malnacido y la gente a la que representaba debían de saber que sucedía en esta mansión y, si les habían mandado allí era por dos posibles motivos. O bien sabían que algo realmente importante se ocultaba en el hogar de los Belasco, algo que deseaban conseguir a cualquier precio, o bien querían acabar con ellos o, en su defecto, demostrar a toda la gente de Bloomfield lo cobardes que eran sus nuevos héroes. Mucha gente no comprendería los motivos reales, pero este conocimiento devolvió las agallas a Meredith, quién se dispuso a continuar.

– Nos dijeron que teníamos que realizar el inventario sin salir de la casa, pero no nos dijeron que no pudiéramos descansar un poco. –Continuó hablando a todos–. Déjenme que eche un vistazo a sus heridas antes de continuar y comamos algo antes de seguir. Retomemos fuerzas.

Sacó unas manzanas de su bolsa y le dio una a cada uno de ellos. Cuando le dio la suya a Michael, le tendió también la pistola.

– Voy a ir con vosotros, pero seguro que tú sabrás darle a esto un mejor uso.

Después de esto se dedicó a atender las heridas de Norman y Howard.

Michael asintió.

—Perdona, tienes razón. Es simplemente que quiero permanecer en este sitio más tiempo que el necesario. Pero supongo que no hará mal tomarse un descanso y recuperar fuerzas.

—No te voy a dejar bajar ahí solo compañero... y me temo que mi mujer tampoco se va a dejar asustar por unas cucarachas un tanto crecidas.— dijo el abogado intentando quitarle plomo a la situación.

Mientras Meredith revisaba las heridas del grupo meditó en las palabras de su esposa.

—No creo que quieran deshacerse de nosotros de forma tan aparatosa. Más bien me inclino por pensar que han interiorizado de más la palabra 'héroes'. Pero... que demonios ¿no tenéis curiosidad por lo que le haya pasado a los Belasco? Está claro que no ha sido un caso de mala suerte. Demonios... Eva ¿tú no puedes comunicarte con los espíritus? Quizás eso pueda sernos de alguna ayuda. De normal suelo ser escéptico con estos temas pero después de lo que hemos visto en la planta de arriba digamos que mi mentalidad está mucho más abierta¹...

-Por supuesto que voy a bajar a ese maldito sótano-dijo contestando a Michael- ¿A qué pensabas que me refería cuando dije manos a la obra? No os dejaré sólos ante el peligro, eso tenlo por seguro, por mucho que me apetezca salir y quemar esta mansión hasta los cimientos.

Aunque Norman ya se estaba dirigiendo hacia el sótano, se paró cuando Meredith les llamó la atención. No le faltaba razón en lo que dijo.

-Gracias Meredith. He sufrido heridas peores, y sé que no estamos precisamente en las instalaciones adecuadas para que hagas tu trabajo, así que no te preocupes. Estaré bien.

Luego escuchó los comentarios de Howard.

-No sé qué les ocurrió a los Belasco, pero me huele a que estaban implicados en algo turbio. La gente adinerada suele aburrirse con facilidad, y quizá eso les llevó a meterse en asuntos que les arrastraron hasta su perdición. Hay puertas que es mejor no abrir nunca.

Tras recibir todos las atenciones de Meredith pusieron rumbo a la última puerta de la casa sin abrir. El sótano.

— No se si lo sabían exactamente... pero que me requirieran aquí desde luego es indicador de que sospechaban que algo paranormal ocurría en la casa. — Eva no había llegado a subir al ático, así que no había tenido que enfrentar a las cucarachas... aunque si que las había visto una vez muertas y desde luego había quedado impresionada.

Eva miró a Howard conforme bajaban las escaleras hacia la planta baja. Poco a poco el ambiente volvía a relajarse tras el combate. — Me temo que no funciona así querido. Sin duda esas criaturas no son espíritus... pero algo me dice que están conectadas con algo más... llámalo si quieres intuición de espiritista. No sabría decirte mucho más, pero no me huele bien —

Y entre intercambio de palabras llegaron a la puerta del ático. Las escaleras eran estrechas para variar. Bajaron de uno en uno, con cuidado y lo más silenciosos posibles. Una vez abajo pudieron ver que el sótano era un sitio realmente amplio. Abarcaba toda la planta de la casa, pero no había demasiado de interés a primera vista. Sin duda era un lugar húmedo. Había máquinas para hacer la colada y bancos de trabajo donde debería haber herramientas, pero donde solo quedaban  el hueco reservado para ellas. 

Junto a una de las paredes había un viejo generador que debía suministrar electricidad a la casa. Un breve análisis dio por resultado que se encontraba completamente inservible. No solo estaba muy deteriorado, sino que faltaban algunos componentes y para más inri el pequeño depósito de combustible estaba completamente vacío.

Por suerte parecía que... no habría más cucarachas o brazos correteando por aquel lugar...

A pesar de hacerse el duro, Norman no se resistió a que Meredith tratase sus heridas. Sin duda era una enfermera magnífica.

-Muchas gracias.

Bajó al sótano más animado, pero esto duró poco en cuando volvió a ver unas sábanas ocultando cosas. Afortunadamente, después de un rato parecía que allí no había amenazas. Decidió dar un recorrido para echar un vistazo más exhaustivo a la estancia. Miró en las estaterías, mesas u otros muebles en busca de objetos de interés, y también para continuar anotando el inventario.

Aunque Norman buscó con ganas, no parecía que en aquel sótano hubiera nada más que polvo y cosas inservibles. Cuando se dio la vuelta se percató de algo en el suelo. Había varios desagües. Algo normal para un sótano como aquel cuando la casa fue construida. Sin embargo la mayoría presentaban restos de la sustancia legamosa que ya habían tenido el gusto de encontrarse tanto en el brazo como en las cucarachas...

Avanzó indecisa a escasos centímetros de Howard. Tan cerca de él, que estuvo a punto de tropezar con él un par de veces. Después de haber ofrecido su revolver a Michael, había sacado el cuchillo y lo sujetaba con fuerza en su mano derecha. No tenía muy claro si un arma como esa podría ser de gran ayuda en caso de volver a encontrarse con una de esas criaturas, pero el peso y el tacto del frio metal lograba darla al menos cierta tranquilidad.

Una vez abajo, no participo de forma activa en la investigación de sus compañeros. Al menos no hasta que descubrió de nuevo la viscosa y oscura sustancia.

– Mejor… mejor no toquéis ese líquido. Todo indica que es la causa de las criaturas monstruosas que nos hemos encontrado.

Buscó en su bolso un recipiente con tapa, con el que tomar una prueba de la extraña sustancia.

Michael se mesó la barbilla reflexionando sobre la situación.

—Me temo que algo se nos escapa aquí y quiero llegar hasta el fondo de este asunto. Conocer de primera mano el subterfugio de esta ciudad nos ayudará a conocer otras cosas.

Mostró a los demás el cuaderno donde había ido tomando notas¹ y señaló algo que estaba rodeado por un círculo en el cuaderno: el proyecto Moonshade.

—Me llama especialmente la atención este proyecto. No se habla mucho de él en las notas de Belasco pero al parecer hay una importante suma de dinero desviada a ese proyecto. Vuelvo a pensar que hay otra cara de Bloomfield que está controlada por los grandes caudillos de las cuatro grandes familias. Y de nuevo todo esto me recuerda al asunto del pobre muchacho asesinado... el que le querían colgar a Cobb. ¿Qué pensáis?

-Puede que tengas razón con ese proyecto Moonshade con las grandes familias detrás, y me encantaría saber de qué se trata. Personalmente tengo un lío tremendo, y va creciendo cada vez que seguimos investigando.

Norman resopló.

-Tenemos un niño muerto en una especie de ritual, con unos encapuchados de por medio; contrabando de algún tipo de droga en el que estaba implicado un químico que trabajaba para el crimen organizado local; un extraño túnel en las minas que parecía antinatural; un tipo sospechoso con turbante; y ahora esta casa con tantos enigmas y monstruos salidos de relatos de ficción baratos. No sé cómo diablos encajar estas piezas.

—Exacto. Tenemos un montón de piezas pero ninguna imagen que recomponer. Y estoy seguro de que esta casa puede tener alguna respuesta. ¿Por qué esas cosas nos atacaron? ¿De dónde salieron?

Miró a los demás, encogiéndose de hombros ante la enorme estructura del sótano.

—¿Terminamos con esto? Pero una vez lo hagamos ¿qué conclusión hemos sacado en limpio?

Norman trató de identificar si aquella sustancia procedía de aquellos desagües o simplemente se escapaba de ellos. Sin movimiento por parte de la sustancia fue totalmente imposible averiguarlo. Así pués, antes de salir de la casa decidieron dar un último vistazo a la habitación principal del señor Belasco; la que se podía subir desde la librería de la primera planta. 

No encontraron más criaturas; pero en su lugar si que hallaron alguna cosa interesante. En la mesilla de noche de John había un ejemplar de Romeo y Julieta. En su interior había un papel arrugado a modo de separador con unas frases escritas a mano.^[1]

Iban a dar todo por zanjado cuando a Michael se le ocurrió dar un último vistazo al armario que hacía las veces de puerta secreta. Allí encontró un pequeño panel secreto dentro del cual se encontraba el bastón que supuestamente faltaba en el expositor del vestidor en el que Meredith se había fijado. Fue al verlo cuando cayó en que era lo que le resultaba familiar de la pieza que estaba en la lámpara. Era realmente similar a la empuñadura de los bastones... y a aquel le faltaba la empuñadura precisamente...

—Otra vez una referencia a la biblioteca municipal y a algo que está oculto a la vista de todos. Me parece que ese debería ser nuestro próximo destino pero antes quizás debamos resolver el enigma de los bastones. ¿Probamos a poner éste en su sitio? Por lo demás el inventario ya está hecho ¿no? Quizás cuando lo entreguemos nuestro contratista nos ponga al día de ciertas cosas... Será lo mínimo esperable después de lo que nos hemos encontrado aquí dentro.

-Estoy de acuerdo-contestó Norman a las propuestas de Howard-. Quizá pronto podamos encajar algunas piezas y empezar a ver algo de la imagen general de este asunto. Si es que llegamos vivos para verlo, claro...

Norman necesitaba un cigarro, pero prefirió esperar a encendérselo cuando estuviesen fuera de la casa. Sería su primera recompensa tras finalizar el trabajo.

Con cuidado recogieron el pomo de la lámpara. Tal y como parecía encajaba perfectamente en el bastón. Tras colocar el mismo en el hueco faltante esperaron unos momentos, curiosos, excitados por lo que pudiera pasar... pero nada ocurrió. Solo el silencio que imperturbable rodeaba a los cinco investigadores. 

-Menudo chasco-dijo Norman, expresando con elocuencia su decepción.

Por su parte, ya no veía más motivos para seguir allí.

—¿Qué queréis hacer con todo esto? —preguntó Michael con cierta picardía—. Puede que ese bastón sea una pieza de algún puzle o algo similar... se que no va con nosotros pero si vamos a investigar el tema quizá esa pieza sea clave. ¿Lo pongo en el inventario?

Casi dejo interrumpida la última frase avergonzado de su propia propuesta.

—Por mi parte, si os parece, le entregaré el inventario al señor Brewer y, una vez resueltos los formalismos, me gustaría investigar qué es eso del proyecto Moonshade. Cada vez estoy más intrigado con ello.