Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 1: La Comarca

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17/10/2016, 12:08
Gramj Haïa

El enano estaba pasivo y distante. Sólo deseaba cenar, llenar bien la barriga y marchar a descansar, para poder continuar con el trayecto al día siguiente.

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17/10/2016, 14:40
Hunkel Saeta de Hierro

-Cenaré lo mismo- exclamó el enano al abrírsele el apetito ante las palabras del numeroniano, sin duda, aquello sonaba bien. Y aunque el mismo podría haber ideado algo mejor para aquella cena, la verdad es que quería evitarse el problema de ir preguntado hasta encontrar algo que tuviesen y realmente sele antojara.

En cuanto a las guardias, Hunkel creía que sí, y no tardo en expresar su postura a detalle. -Para eso nos están pagando, y somos suficientes para hacerlo del modo correcto. Así que evitad bebed demasiado salvo si su guardia ya ha pasado. Hagamos guardias en parejas de dos horas cada una. En cada turno de guardia habría que apostar un hombre en los pasillos de la habitación de Dimrod y compañía, y el otro debería estar afuera, en patrullaje desde un punto donde pueda vigilar las ventanas de las habitaciones-.

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17/10/2016, 18:19
Eoden

-Me ofrezco para la primera guardia. - Dijo el muchacho siempre presto para ofrecerse a demostrar su valía. 

Había escuchado la conversación abierta entre el enano y el numenoreano y no dudó, impulsivo como era, en intervenir para presentar su candidatura. Durante el camino había estado coqueteando a la dama Melyanna con dulces palabras y regalándole flores silvestres que recogió para ella. Eso provocó que Melyanna subiera directa a su habitación en cuanto llegaron a la posada, alegando que se encontraba demasiado cansada y disculpándose por no acompañarles en la cena. Pero en realidad estaba aburrida de los intentos del joven eothraim.

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17/10/2016, 19:09
Hunkel Saeta de Hierro

-Te acompañaré- afirmó el enano. -Tú cuida de los pasillos donde están las habitaciones. Yo estaré afuera con la ballesta lista, se me da bien la oscuridad- señaló el enano esperando ser de mas utilidad de esa manera y siendo consciente de que probablemente habría que poner el ejemplo a los demás.

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17/10/2016, 19:13
"Aceroamargo"

Aceroamargo asintió complacido a las palabras del enano. Parecía que había tenido experiencia militar, o que al menos ya había formado parte de escoltas como aquella, aquello era bueno y tranquilizador.- Estoy de acuerdo, maese Hunkel, uno en la puerta y otro vigilando las ventanas. No lo hubiese dicho mejor. Pero ambos deben estar atentos por si el otro pidiese ayuda.- Después guardó silencio, invitando al resto a opinar. Eoden se había presentado voluntario para realizar la primera guardia; no había nada malo en aquello, pero, después de haber asistido a sus intentos de cortejo durante buena parte del camino, el joven temía que el éothéod estuviese pensando en algún tipo de hazaña romántica bajo la luz de las estrellas.- Yo haré la primera guardia con vos, Eoden, si os place y no le importa a Hunkel; si no, tomaré la segunda. ¿Preferís vigilar las puertas o las ventanas?

Notas de juego

*Te me has adelantado Hunkel, xD

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17/10/2016, 19:51
Aular Robleviejo

Aun con la mosca detrás de la oreja por el fallo de la ceremonia Aular menea la cabeza antes de intervenir .No diré no a una comida caliente y un poco de reposo pero buscare acomodo en algún árbol cercano a la posada en el que poder hacer noche.Vigilare desde fuera y ademas aprovechare para expiar mis culpas ante los espíritus.Creo que conozco la razón de su enfado.. Baja el tono y murmura la letanía que aprendió desde pequeño .No duermas nunca en una casa porque el enemigo puede estar dentro , nunca duermas lejos de tu escudo y hazlo siempre con el arma en la mano ,que tu único techo sea el cielo y tu lecho la madre tierra

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17/10/2016, 21:36
Rossuon Pairaniar

Rossuon resopló e ignoró la cháchara de la mediana con gesto altivo. Tanteaban los límites de su paciencia. Un juego en el que no participaría, pues no tenía nada que ganar. Ni forma de hacerlo.

No dejó de sorprenderle la habilidad con que Matha trató su herida, ya que no había sentido el mínimo dolor. Y, cuando percibió que se alejaba de él, observó la venda. La diferencia con su apaño era incuestionable. Incluso los efectos, aquella agradable sensación le ayudaría a soportar con mayor entereza. 

- Gracias. - dijo con tono serio, recolocando su armadura.

Estaba tenso. Hasta se alegró por dentro cuando la comitiva reinició la marcha y dejó de sentirse el centro de atención. Posó su mirada en el jabalí, mirándolo por última vez. O eso esperaba. Sintió el peligro ante sus intentos por liberarse, ante el odio inconmensurable de sus ojos... Él se había enfrentado a aquella criatura... ¡Él! No acababa de creérselo, pero hinchó el pecho con satisfacción y una tonta sonrisa bailó en su rostro. No le gustaría volver a hacerlo, confiaba en poder evitar cualquier peligro parecido en lo que sobraba de viaje, pero sentía que aquel día había cumplido. Y en ese momento solo le quedaba el resto de caminata por delante... ¿Cuánto les quedaba de esos cincuenta kilometros? El mundo se le vino encima.

El resto del trayecto se le hizo más ameno de lo que pensaba en un principio. Al llegar a Delagua estaba agotado, pero sus pensamientos le habían distraído de manera eficaz y creía poder afrontar el resto del encargo, y las privaciones que suponía, con mayor competencia. La aclaración de Dimrod le pareció innecesaria, aunque comprensible. Cuando todos fueron en busca de la cena lo detuvo a un lado para tener unas breves palabras con él.

- ¿Qué le debo? - La conversación no le era agradable, además estaba deseando poder sentarse y descansar sus fatigadas piernas, pero sentía que debía corregirse. 

Tras negociar como saldaría la deuda se dirigió con el resto del grupo. El alivio recorrió su cuerpo en cuanto se desplomó sobre una butaca, donde esperó la cena con impaciencia mientras escuchaba los planes para montar guardias. La idea de tener que interrumpir su sueño, o acortarlo, no le sedujo. Por desgracia, protestar no le serviría de nada y estaba bajo sueldo. Aún así, dejó que los demás se repartieran. Quizás con la esperanza de librarse.

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17/10/2016, 23:55
Thund

Al hosco enano le arrancó un pequeño resoplido sarcástico la petición de sus compañeros. Quien les pagaba se ofrecía a pagarles comida y cama en una posada de mala muerte y esperaban una pata de cordero para ellos solos con mantequilla y todos los lujos. Además, lo único que consiguieron fue hacerle añorar las comodidades de los buenos tiempos de la guardia de su ciudad.

Gracias —dijo, como única respuesta a Dimrod. En cuanto llegaron a la posada, dejó las cosas más pesadas donde pudo y se dirigió a la barra para pedir de su bolsillo una jarra de cerveza, que pagó de buen grado, y un plato de lo que tuvieran hoy de cena.

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18/10/2016, 20:23
Hunkel Saeta de Hierro

-Se hará como gustes- respondió el enano ante la petición del numeroniano. -Estaré entonces en la segunda guardia, o bien en la ultima-. Dijo a fin de dejar que los demás se sintiesen libres de tomar cualquier hora, a fin de cuentas lo que al le importaba era la organización.

-Aunque dudo que los que vigilen puedan comunicarse entre estando uno en el interior del edificio en el pasillo de las habitaciones y el otro esté en el exterior vigilando las ventanas de dichas habitaciones. Quizá convenga mas establecer algún tipo de señal de alerta, tanto para el que esté dentro como para el que esté fuera-.

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19/10/2016, 00:01
Aeth Umbradacil

Por suerte el viaje pronto procuró otras cosas en las que pensar, aunque se tratase del cansancio de los músculos, así Aeth se olvidó de su frustración un tanto, aunque evitaba deliberadamente mirar hacia Rousson y su herida que le recordaban lo que se había grabado en su memoria como un suceso bochornoso.

Concentrado como estaba en mantener el paso, apenas se dio cuenta de que el anochecer estaba por caer cuando llegaron al siguiente pueblo hasta que Dirmod mencionó la cena y el alojamiento. Su parte más avariciosa pensó en el dinero extra que podría pagarles Dimrod si no se mostrase tan "generoso" a la hora de emplear sus pagos en las habitaciones y buenas provisiones, pero por una vez no refunfuñó; estaba cansado y hambriento, y calmar su malestar bien valía una o dos monedas que tal vez en ningún caso recibiría. - Pescado asado. Y más cerveza. - Confiaba en poder disfrutar de la cena con un poco de tranquilidad, pero antes incluso de que se la sirvieran "Aceroamargo" apareció con una sugerencia irritante. Les pagaban para escoltar a la dama en los caminos, nadie había hablado hasta ahora de guardias nocturnas, pero ya era demasiado tarde, y varios rápidamente se sumaron al plan con entusiasmo.

La idea le resultaba tediosa y sin sentido, pero saber que otros en su misma estancia estarían bien despiertos mientras él dormía le provocaba una incomodidad casi paranoica. - Me apunto. - se ofreció a sabiendas de que en cualquier caso no descansaría a gusto aquella noche; al menos le buscaría algún propósito a su desvelo. - ¿y qué señal hace falta? si hay peligro se grita, y si no, te callas. No creo que tengas tiempo de pararte a silbar si de verdad necesitas ayuda con urgencia. -

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19/10/2016, 02:55
Hunkel Saeta de Hierro

-Un grito se pierde en la oscuridad tras el cálido techo de una posada. Y por poderoso que sientas que es tu grito, seguramente sonaras a una doncella en apuros- exclamó el enano ya a sabiendas de que un grito solo se emitía en una última instancia o cuando se avecinaba una batalla. En cualquier caso, si eran atacados por ladrones o alguna situación similar, gritar podría hacerles parecer tontos. -En cualquier caso, si lo que quieres es hacer ruido, seguro un cuerno de guerra será más útil- aunque claro, el enano no tenía un cuerno de guerra, aunque tampoco pensaba mencionarlo.

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19/10/2016, 22:35
Dimrod

-Quince monedas de cobre gastasteis en bebida en la anterior posada. Eso pagaría con creces la comida de todos esta noche, si realmente queréis saldar esa deuda haceros cargo de la cuenta de hoy. -Le contestó el eriadoriano.

Para Rossuon no era plato de buen gusto tener que hacer frente a esa conversación, pero no pretendía dejar que le estuvieran recordando durante todo el camino su desliz en la anterior noche. Aún así no recordaba haber bebido tanto, aunque claro, había perdido la cuenta mucho antes del punto al que su memoria alcanzaba recordar. Dimrod le hizo más fácil el trago de enfrentarse a sus responsabilidades con una actitud bastante más amistosa que la que Rossuon esperaba. Es más, incluso se mostró orgulloso de que el joven dúnadan asumiera e hiciera frente a sus deudas.

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19/10/2016, 23:04
Director

Si había algo en lo que los hobbits destacaban por encima de cualquier otro aspecto, sin duda alguna aquello era la calidad de su cocina. No en vano, pasaban gran parte de su tiempo dedicándolo a satisfacer su paladar con apetitosas comidas. Conocían todo tipo de alimentos y manera de prepararlos. Se aprovechaban de los comerciantes que atravesaban sus caminos para hacerse con las especias más apropiadas para dar lustre al sencillo, pero efectivo, arte culinario hobbit. Prepararon las peticiones de Aceroamargo y Hunkel de manera exquisita, y de no menor calidad era el guiso de patatas, zanahorias, guisantes y carne de venado que los demás probaron y que lentamente se cocinaba en una gran marmita sobre los fogones del Dragón Verde, la carne estaba jugosa y los aderezos perfectamente equilibrados con toques de pimienta negra, azafrán y perejil.

Se repartieron las guardias entre ellos y terminaron discutiendo sobre la manera de darse un aviso si algún peligro les asaltaba. Cualquier buen hobbit que escuchase aquella conversación se quedaría perplejo de lo que decían, en una tierra tranquila donde el mayor peligro era que los saltamontes invadieran las cosechas, imaginar un peligro que acechara en las sombras para asaltar a los huéspedes era algo inconcebible. Pero no estaba de más ser precavido y tras una discusión que se alargó más de lo necesario resolvieron la manera de alertarse y dividieron el trabajo de modo que todos tuvieron un turno asignado. A excepción del extraño hombre de los bosques que rehusó la invitación de la posada y prefirió dormir a la intemperie, proponiéndose como segundo vigía en el exterior durante algunas de las horas de la apacible noche que se avecinaba.*

Al otro lado de la estancia, Rossuon y Dimrod charlaban tranquilamente saldando la deuda que el dúnadan había dejado pendiente en la anterior posada, al parecer Rossuon finalmente se hacía cargo de sus responsabilidades. Cuando regresó le fue encomendada una de las guardias y eso desanimó su espíritu fatigado de nuevo.

Para finalizar aquella larga jornada de viaje, dieron buena cuenta de la cena y ocuparon las camas que les habían asignado. Las llamas de la chimenea se consumían arrojando las últimas volutas de humo al exterior y dejando un intermitente brillo de ascuas, los sonidos de los ronquidos iban poco a poco convirtiéndose en la melodía reinante en la noche. Las guardias se sucedieron tranquilas, sin que ningún percance les sobresaltara. La noche fue menos fría, de lo que el mes de noviembre solía acostumbrarles.

Notas de juego

Doy por supuesto que llegáis a un consenso de la manera de avisaros y el turno de guardias. Sois 8 + Eoden. Por tanto podéis cubrir las 8 horas de descanso que van a pasar hasta el siguiente turno.

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19/10/2016, 23:32
Rossuon Pairaniar
Sólo para el director

¿Quince monedas de cobre? ¿qué eran quince monedas de cobre? No creía haber gastado tanto la noche anterior, al menos no él solo, pero qué más daba. Invitaría, eran solo quince monedas de cobre. Rossuon, que aún le costaba ser consciente de su actual situación en algunas ocasiones, echó la mano a la bolsa del dinero. El tacto, falto de peso, le hizo cambiar la cara. Mierda de asno, pensó. Abrió con pánico su monedero y contabilizó la cantidad que atesoraba. Calderilla. 

- Claro... Yo me encargo. - Ante la buena actitud de Dimrod no pudo más que sonreír levemente, sin ganas. El viaje iba a ser realmente duro...

Tras escuchar su turno de guardia se acercó al posadero para hacerse cargo de la cuenta. Se le pasó por la cabeza que su jefe quizás le quisiera timar, cargándole un gasto superior al que él había hecho, pero no le daba la sensación de que fuera ese tipo de hombre. Aunque se había mostrado muy amable...

Una vez en la cama, y sin la armadura, pensó que era un buen momento para practicar su limitada magia lejos de la atención del grupo. Sentía la necesidad de impresionarlos y tenía claro que no lo conseguiría con su simple truco. Si quería mejorar tendría que trabajar en ello... para su desgracia...

Liberó su mente sin perder más tiempo, pensando en qué podría realizar... En el camino había pensado gastar una broma a Dimrod, pero su última conversación había reducido su inquina contra él. Al contrario que Aeth, pese a haber prestado una de sus plantas para su recuperación. Pero no perjudicaría a todos los ocupantes de la habitación por su culpa, ya encontraría un mejor momento. Matha y Melyana también eran un objetivo jugoso, pero su trabajo con la herida había sido asombroso. Sin su tratamiento quizás no hubiera llegado hasta el pueblo sin ayuda. Borró la sonrisa divertida de su rostro, pues se había imaginado las distintas situaciones que podía provocar, y se decidió por un uso más sutil que además le facilitaría el sueño. En el último momento había reparado en que podía dirigir su hechizo en el otro sentido.

Movió sus labios articulando una muda oración, concentrado en amortiguar los ronquidos que llegaban hasta su camastro. Al escoger la zona que el ocupaba no debería extrañar a nadie que, de repente, no escuchara sus propios ruidos. Y no esperaba que nadie se fuera a acercar hasta él. Miró la oscuridad reinante queriendo atravesarla con la mirada, hasta que sintió el cosquilleo en su cuerpo y liberó el efecto. Una vez comprobado el resultado, se mantuvo despierto, perdido de nuevo en reflexiones, teorías y conspiraciones... Y antes de dejarse vencer por el sueño, en un silencio acogedor, volvió a repetir el hechizo tras frotar su anillo sin saber porqué. 

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20/10/2016, 00:33
Director

Turno 2 - 17 de Noviembre del 1.974 de la Tercera edad

Un gallo cantó en Delagua al despuntar el alba y la posada fue cobrando vida poco a poco. La segunda jornada de viaje amaneció con el cielo despejado y un sol tímido e invernal iluminando desde la lejanía. Las tostadas con mermelada de arándanos que el mediano posadero del Dragón Verde pudo satisfacer los estómagos somnolientos de los últimos en despertarse del grupo. Una bebida caliente acompañaba cada plato. Los hobbits hablaban de que las temperaturas iban a bajar drásticamente en los próximos días, y se comentaba que estaban a las puertas del invierno más duro de los últimos años, sin embargo, aquel día despejado contradecía sus augurios.

Dimrod ya se encontraba en pie, y había aprovechado a quienes se encargaban de la última guardia para preparar las carretas, cargar los cofres y dejar todo listo para la marcha. La dama Melyanna y Matha bajaron a desayunar ya listas para continuar con el viaje. La incorporación de la mediana al grupo había servido para tranquilizar su temperamento y mitigar sus quejas, lo cual era de agradecer.

Los animales estaban listos, y el camino esperaba a que sin demora los viajeros volvieran a dar sus pasos por el empedrado de aquel viejo sendero.

Notas de juego

Rossuon: recuperas todos tus puntos de vida, y además la herida ya está cerrada.

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20/10/2016, 02:07
Mithdúlin

La voz del gallo se hizo oír poco antes de que los primeros rayos del alba se colasen por una de las ventanas de la posada. Mithdúlin estaba despierto, había elegido dar la última guardia porque estaba acostumbrado a madrugar mucho. Aquello le parecía innecesario, aquellas eran tierras tranquilas y los hobbits honrados trabajadores que jamás se expondrían a poner una mano encima a los cofres de un forastero (y menos de la corpulencia y aspecto de Dimrod). Al menos eso le decía la experiencia, pues recordaba con cariño el sosiego de la vida de los medianos. Por ello no participó en la discusión salvo cuando terminaban por decidir los turnos.

En realidad, el elfo había estado cabizbajo y callado desde que habían terminado con el jabalí. Le aliviaba un poco saber que lo habían dejado libre, pero todavía le afectaba lo que habían hecho con su música. Sabía perfectamente que había músicos en muchas batallas, animando a las tropas, pero que siguiesen atacando al jabalí cuando ya no era una amenaza le parecía cruel. Tenía una idea muy noble de la caza, y por muy antinatural que fuese aquella criatura no dejaba de ser una criatura del bosque. Sin embargo, también se culpaba a si mismo por no haber intentado dormirlo, por haber actuado precipitadamente. 

En fin, de nada sirve lamentarse. Los hobbits están a salvo y ese pobre animal vuelve a estar suelto. ¿Por qué estaba tan furioso? ¿Quién puede haberle hecho algo así? 

A la hora de la cena estuvo más pensativo y melancólico que hambriento, por lo que pidió una ración mucho más pequeña que sus compañeros: apenas un plato de guiso sin carne y una rebanada de pan con un parco vaso de vino. Si alguien le animó a comer más, no le prestó atención.

Esperó a que Dimrod se levantase, indicando el final de la guardia, y ambos salieron a preparar los animales, las carretas y el resto de cosas para el viaje. El frío aire matutino despejó al bardo mientras trabajaba. Según salían, saludó al hombre de los bosques, el cual había hecho guardia a la intemperie.

Aparte de los buenos días, apenas intercambió palabra alguna con el hombretón, su compañero o Aular salvo cuando alguno le daba alguna indicación. Una vez terminaron, entró para acompañar al resto con el desayuno.

Según llegaba a las mesas, el olor del té y las tostadas le animó. Aquel ambiente hogareño le ponía de buen humor, y quería disfrutar un poco de aquello antes de irse. Ya había preparado todo su equipaje y apenas tenía de qué preocuparse hasta la hora de partir, por lo que ocupó un asiento cercano al lugar donde se sentaban Melyanna y Martha. No quería inmiscuirse en su conversación, pero por educación y simpatía hacia la mediana las saludó mientras se acercaba.

Buenos días, mis señoras Lady Melyanna y señorita Pieldegamo, buen provecho.— dijo con una sonrisa.

 

Notas de juego

No sé quién se encuentra de guardia conmigo, por lo que no le incluí. Aunque se da por hecho que somos dos ayudando a Dimrod.

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20/10/2016, 13:26
Rossuon Pairaniar

El ambiente comprometido que la escolta había demostrado durante la cena, organizando las guardias, había conseguido que Rossuon no apartara sus pensamientos de sus tareas, alejándole de la fiesta a la que se hubiera animado de buena gana. Con fastidio, al ver que no iba a librarse, decidió encargarse del último turno y lo hizo saber al grupo. Aunque tampoco hubiera discutido si otro quería su horario. 

De manera sensata, arrastrado por la inercia del grupo y con el deseo de descansar lo suficiente antes de tener que hacer su turno, algo que su cuerpo llevaba exigiendo desde antes de llegar al pueblo, se dirigió junto al resto a la habitación. No tardó en meterse en el catre. Al quitarse la ropa se había sorprendido al ver la cura de su abdomen. Tras la intervención de la mediana apenas se había acordado de la herida y prefirió no tocar nada, dejando que siguiera sanando sin su supervisión. Se reconoció que no había sido tan grave como había pensado.

Le costó levantarse para la guardia, lo que debió suponer cierta insistencia por parte de quienes cedían el turno, y la tarea le pareció enormemente aburrida. Bostezó en numerosas ocasiones y no se permitió adoptar posturas cómodas para no quedarse dormido, pues no se sentía capaz de sobreponerse al sueño. A medida que fue pasando el tiempo fue espabilando, lo que no menguaba su tedio pero facilitaba la tarea. Cuando Dimrod despertó y lo involucró en la preparación del viaje agradeció ver sus esfuerzos dedicados a un fin con resultados inmediatos. Intercambió unas palabras amables con el elfo, que le acompañaba en la faena, pero al no estar muy hablador cesó pronto en sus intentos. 

Mientras desayunaba saludó con un gesto a quienes iban apareciendo en el salón con ligero buen humor. No había descansado tanto como hubiera querido, tampoco disfrutó de sus mullidos aposentos, hoy no disfrutaría los lujos a los que estaba acostumbrado y le tocaría volver a caminar sabe Dimrod cuantos kilómetros... Pero se iba haciendo a la idea, y estar de mal humor no iba a solucionar nada. Al menos se forzó a llegar a aquella conclusión. 

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21/10/2016, 02:23
Mithdúlin

Sin duda un buen desayuno, preparado con el amor a la cocina y el hogar de los medianos, había contribuido a mejorar notablemente el talante del bardo, que fue saludando a sus compañeros según acudían a las mesas. 

Se sentía un poco culpable por haber estado tan seco con Rossuon. El dúnadan también había pasado un mal rato con el altercado, y había combatido con valor.

Tenéis que perdonarme, maese Pairaniar, no me sentó demasiado bien que se usase mi don para dañar innoblemente a una criatura que no se podía defender. Al final no hubo necesidad de darle muerte, había otras alternativas. Sin embargo, me temo que he sido muy descortés con usted, vos disteis batalla a la bestia con gallardía y os retirasteis cuando no fue necesaria más violencia, con honor. ¿Cómo está vuestra herida, por cierto?— preguntó Mithdúlin. Sabía que algunos guerreros apreciaban las cicatrices de guerra como muestra de veteranía y honor. A la cabeza le venían refranes populares como "Una armadura reluciente es una armadura que no ha conocido batalla" o "Una espada mellada no es motivo de deshonra si otra espada fue el motivo de la mella".

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21/10/2016, 13:26
Rossuon Pairaniar

Tragó con incomodidad ante las palabras de Mithdúlin. Le había exculpado de la razón de su malestar, pero el joven noble no se sentía eximido plenamente de la circunstancia, pues hubiera atacado de no ser por la herida y el miedo. Su actuación había sido sensata. Sus motivos no tanto. 

- No tiene de que disculparse. - respondió una vez tuvo la boca vacía. - Y agradezco sus palabras. - dudó un instante antes de continuar. - Pero permítame disculpar al resto de combatientes. Debe comprender que el fragor de la batalla es intenso y modifica el dominio en uno mismo. He de reconocer que yo también sentí una gran tentación por proseguir en mis acometidas. - sonó disgustado por sus intenciones reprimidas. - Además, desconocíamos cuanto duraría el efecto. Para el futuro podremos tenerlo en cuenta. - No podía hablar por el resto, pero intentó animar al elfo haciéndole pensar que no volvería a pasar. 

Expuso la venda cuando fue preguntado por la herida.

- No noto nada. - la levantó y advirtió la cicatriz que había en su lugar. Hizo una mueca, quizás de desagrado, y retiró la cura realizada por la mediana. - Ya está curada. - añadió con una leve sonrisa. No acababa de creerlo. 

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21/10/2016, 19:32
Thund

Por la noche le había sorprendido enormemente la cantidad y calidad de la comida de los hobbits. No se esperaba eso para nada, pero claro, no lo reconoció ante los demás después de su inicial escepticismo. Se conformó con lo más modesto, y aún así, estaba tan bueno que se descubrió a sí mismo sonriendo con alguno de los chistes de los medianos, y agradado por la música. Es cierto que no sabía muy bien qué decir a nadie, y que realmente no sentía necesidad de compartir aquello, le bastaba con ser un mero observador.

Fue a la cama con alguna jarra de cerveza de más, lo cual le ayudó a dormir, pero no estuvo suficientemente ebrio como para despertarse con malestar. Bajó de los primeros y ayudó en los preparativos un poco antes de permitirse un frugal desayuno de pan ensopado en leche. Observó cómo el elfo y el dúnadan se intercambiaban elogios por su blandura compartida. Negó con la cabeza y volvió a su desayuno, que apuró.

Era un jabalí, caballeros —dijo, no sin cierto desdén, mientras se limpiaba algunas gotas de leche de la barba con el puño, por lo que sonó como un farfulleo. Sin esperar respuesta, se levantó y se dirigió a la salida para ayudar con lo que quedara de los preparativos.