Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 1: La Comarca

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22/10/2016, 12:10
"Aceroamargo"

Cuando el gallo cantó en Delagua, Aceroamargo ya llevaba despierto unos minutos, aunque seguía tendido en el agradable lecho.  El joven se levantó animado y descansado, El Dragón Verde era una posada agradable y bien cuidada. Desayunó junto al resto de compañeros unas cuantas tostadas con mantequilla y mermelada y tazón de leche caliente con miel y no pudo menos que alabar el amor y la pericia de los medianos con la comida.

Observó de reojo a Eoden unos instantes; la verdad es que había temido que el éothéod hubiese intentado una escalada romántica hasta la ventana de Lady Melyanna durante su turno de guardia, pero sus sospechas habían resultado infundadas. El jinete tenía más sentido común y era menos sinvergüenza de lo que Aceroamargo había pensado en un primer momento. Bueno era saberlo.

Estuvo pronto a partir en cuanto Dimrod tuvo a los animales preparados y dió la señal. Se colocó junto a a Lady Melyanna, pusose el yelmo, y echose la capa carmesí sobre los hombros, antes de empezar a caminar manteniendo el ritmo del grupo y atento a cualquier cosa que pudiese aparecer en el camino y ser un peligro para la dama.

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22/10/2016, 15:16
Aeth Umbradacil

El canto del gallo le arrancó de su somnolencia como un cubo de agua tibia. Como había supuesto las guardias habían resultado infructuosas e innecesarias, un vano paseo nocturno por los sombríos pasillos de la posada. En un par de ocasiones, el Dorwinrim se detuvo más de la cuenta frente a la puerta que daba a los aposentos de Dimrod, aunque no llegó a entrar en ningún momento. Era el único con habitación privada, incluso el jinete Eoden dormía con el resto de mercenarios; aunque todo lo que sabía de él era que había sido contratado antes que los demás, su obsesión por la dama Melyanna hacía pensar que Dimrod querría vigilar de cerca sus movimientos. También estaban los cofres hacia los que Aeth sentía una poderosa atracción, pero aunque se hubiera visto con los ánimos de robar a Dimrod en plena noche y salir airoso sabía que nada podría hacer contra casi una docena de mercenarios en persecución contra él. Apartó aquél pensamiento de su cabeza y continuó con la guardia nocturna.

Tal vez fuera su imaginación, pero mientras engullía los huevos de gallina que les habían preparado en la posada como desayuno pensó que aquella mañana se le antojaba más tranquila que las demás; probablemente influida por el alistamiento de la mujer mediana, que había cambiado la actitud de la dama a una menos irritante, y por la retribución de la deuda que Rousson había contraído con Dimrod en la anterior posada. Se le ocurrió que, si todo continuaba como aquél día, tal vez no lamentase haberse unido a aquella cuadrilla de guardaespaldas.

- Eh, cabeza de metal - voceó claramente hacia Aceroamargo que acababa de enfundarse el casco - ¿cual es la siguiente parada? ¿llegaremos hoy a Bree? -

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22/10/2016, 16:07
Mithdúlin

Me alegro mucho de que no fuese nada demasiado grave— dijo sonriendo Mithdúlin cuando Rossuon le enseñó la herida curada —. Entiendo que en una batalla uno se deje embriagar por el fragor del embate, supongo que soy demasiado orgulloso con mis creaciones. Nunca he tocado junto a mercenarios, los soldados a los que vi luchar siempre hablaban del honor y el valor, creo que idealicé ese hecho en mis letras. Siempre pensé que el buen arte debe servir para adentrarse en el alma de aquellos que saben contemplar y se dejan perder entre los versos, los relieves o, ¿por qué no? Las sutiles fragancias y sabores de un desayuno hobbit.— concluyó, guiñando un ojo mientras sorbía un poco de té.

Al oír las condescendientes palabras del enano, recordó los días de caza en Lorien, y cómo había un gran respeto por los animales. El único que parecía mostrar esa misma deferencia era el Aular. Los hombres de campo a los que había visto cazar, e incluso a algunos hobbits albos como su amigo Bolger, tenían otra cultura pero tampoco se ensañaban con sus presas.

No quiso acostumbrarse demasiado a la hospitalidad de los medianos ni al cálido ambiente del Dragón Verde. Cuando hubo terminado de comer, se despidió del posadero y de los que todavía quedaban en la mesa y salió para tomar el aire, hacer los últimos preparativos y ayudar en lo que hiciese falta.

En cuanto partieron, se colocó cerca de Melyanna, Aceroamargo, Martha y Dimrod.

 

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22/10/2016, 18:07
Dimrod

-A las afueras de la Comarca. -Intervino el eriadoriano cuando Aeth le preguntó a Aceroamargo, quien seguramente también desconocía la respuesta de cual sería el final de aquella segunda jornada de viaje. -Si todo va bien haremos una parada breve para comer a mediodía, cerca de Ranales.

Tras desayunar, continuaron la marcha sin perder ni un sólo minuto más de la cuenta. Las carretas estaban cargadas con los cofres, y Melyanna ya se había acostumbrado al ritmo del viaje por lo que no la escucharon quejarse más que tenuemente sobre lo mucho que madrugaban. Aún así, le hecho de que estuviera somnolienta fue beneficioso para todos al no quejarse demasiado.

Los demás miembros de la comitiva empezaban a conocerse entre ellos y ya se habían formado algunos pequeños grupos que charlaban entre ellos sobre las más diversas cuestiones. Aunque, todavía había quien se tomaba ciertas reticencias en ese aspecto, lo cual era perfectamente normal. Tardarían algún tiempo más en compactarse como una auténtico grupo digno de llamarse escolta de la dama Melyanna Forestel, y tal vez para cuando lo hicieran ya estarían en Fornost con la misión cumplida. Al menos, el incidente del jabalí había servido para romper la primera barrera. 

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22/10/2016, 20:42
Rossuon Pairaniar

Rossuon se contentó al notar al elfo más animado. No se dejó incomodar por el comentario de Thund, estaba decidido a mantener su buen humor y en su lugar mostró una media sonrisa. Aquel jabalí, al que se atrevían a menospreciar desde la distancia, no solo le había herido, sino que había aguantado los embates del grupo de combatientes arremolinados a su alrededor sin mostrar cansancio ni debilidad. No se molestó en teorizar sobre los motivos que arrastraron al enano al innecesario desaire, que sonó demasiado obvio para un joven acostumbrado a las afiladas lenguas de la nobleza, y le respondió con exagerada seriedad. 

- Una perspicacia envidiable, maese Thund. - Le siguió con la mirada mientras acababa su desayuno, enfocando al lugar donde se situarían sus ojos, de haberse dado la vuelta, hasta confirmar que no habría contacto. 

Se levantó junto a los últimos miembros de la comitiva en abandonar la posada, queriendo aprovechar hasta el más mínimo instante de reposo, y se mentalizó para una nueva caminata. Aún notaba los músculos algo agarrotados a causa de las pasadas jornadas, pero su cuerpo presentaba mejoría al acostumbrarse al esfuerzo y consideró que su estado de ánimo también sumaba.

Cuando ya llevaban un tiempo caminando, habiendo empezado el trayecto algo apartado hasta entrar en calor y participando en alguna conversación sin importancia después, decidió acercarse a Aceroamargo para intercambiar unas palabras. 

- Lamento el... exabrupto de ayer. - habló cuando su presencia fue percibida. - Malentendí tus palabras. -

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22/10/2016, 22:36
"Aceroamargo"

Avanzaban a buen ritmo por los agradables y llanos parajes de La Comarca, no llovía, no hacía excesivo frío, y por si esto fuera poco, Lady Melyanna había suavizado un punto su actitud desde que la mediana se uniese al grupo. Parecía que estuviesen dando un paseo por la campiña, más que realizando un viaje que necesitaba de una nutrida escolta; aunque bien sabía él que si te sorprendían confiado, cuando pensabas que no había ningún peligro, era cuando los errores y las distracciones acababan resultando fatales. Se mantuvo en su posición junto a la dama hasta que de pronto.... "¿Cabeza de metal?" Tardó un instante en comprender que Aeth le voceaba a él; aquel yelmo había sido forjado hacía más de 300 años y llevado con orgullo por sus antepasados. "No tiene los más básicos modales...". Dimrod respondió antes que él, harían noche a las afueras de La Comarca.

- Desconozco el rumbo que seguiremos, maese Umbradacil, pero si hacemos noche a las afueras de La Comarca, no deberíamos tardar más de un día o dos en alcanzar Bree. Aunque puede que vos necesitéis dos semanas con esas piernas tan cortas.- Dijo remarcando los buenos tres palmos de altura en que aventajaba al dorwinrim, acompañó la puya de una respetuosa inclinación de cabeza y una media sonrisa. Empezaba a pensar que Aeth no trataba de mortificarlos a propósito, como había creído desde el principio, si no que simplemente era así. Tal vez en Dorwinion fuese habitual ese tipo de trato; más allá de sus vinos de excelente calidad no conocía demasiado de la región.

Al cabo de un rato, Rossuon Pairaniar, se acercó a él, pidiéndole disculpas por su reacción del día anterior. - Agradezco el gesto, maese Rossuon, pero no me ofendisteis ¿Va mejorando vuestra herida?

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22/10/2016, 23:23
Aular Robleviejo

La noche cedió paso al día y Aular se reunió con el resto dispuesto a continuar viaje .La guardia había sido tranquila y era de esperar que los espíritus hubiesen recibido con agrado la decisión de dormir bajo las estrellas , eso o habría que hacer un sacrifico de sangre.Miro unos segundos al grupo ,por supuesto lejos de todos porque no quería escandalizar a los demás .
Alguien llamaba a alguien , el otro le contestaba y Aular seguía ignorandoles porque mientras no fuera algo sobre la misión todo lo demás carecía de importancia .

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23/10/2016, 10:52
Gramj Haïa

El enano estaba taciturno tras la batalla, y humillado desde que el arma se soltó de entre sus dedos. Como buen enano, no se disculpo por estar huraño o enfadado. Más a un, un soldado veterano. Y más aún cuando era un soldado veterano enano. Igual no era el mejor luchador, pero que en una batalla le pasasen estas cosas, le resultaba, cuanto menos humillante. Y así de taciturno, como un cielo plomizo, cumplía con sus servicios y guardias, pero en un total silencio, y como mucho, asintiendo con la cabeza y respondiendo con un gutural gruñido.

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23/10/2016, 22:42
Director

Turno 3

Atrás quedaba la acogedora posada del Dragón Verde donde habían podido pasar una tranquila noche en mullidas y cómodas camas, y disfrutar de las extraordinarias artes culinarias de los hobbits. En cuanto hubieron desayunado, se pusieron de nuevo en camino. Algunos de ellos entablaron conversaciones, aunque también hubo quien prefirió andar por su cuenta, ignorando a los demás. Aceroamargo caminaba cerca de Dimrod y de la dama Melyanna, quien iba subida en una de las carretas junto a Matha. Mithdúlin se colocó cerca de ellos para poder escuchar su conversación, y Aeth estuvo a ratos presente, mostrándose algo menos arisco de lo habitual. Rossuon se encontraba de mejor humor aquella mañana, y conversó con el elfo y numenoreano en varias ocasiones. Los enanos en cambio se mantenían en un segundo plano, cerrando la comitiva y mostrándose silenciosos y más desconfiados que los hombres. Gramj todavía lamentaba haber cometido aquel error en el combate, y no estaba de muy buen humor por ello. Thund había farfullado algunas palabras en el desayuno, pero el resto del tiempo se mantuvo callado, al igual que Hunkel, quien no se mostró muy hablador ese día. El hombre de los bosques, Aular, caminaba también algo apartado del grupo, como si no fuera con él todo aquello.

Continuaron la marcha por las tranquilas tierras de La Comarca, el sorprendente hogar de los medianos que vivían al margen de los sucesos que desolaban el Reino del Norte, hasta que llegaron a un enorme prado de hierba verde largo y despejado que se encontraba a un lado del camino. Podían ver algún árbol solitario en los alrededores, y las cimas de las pequeñas colinas que rodeaban el lugar. Al este había un pequeño conjunto de smials que pertenecían a Ranales, desde donde se encontraban daba la impresión de que los agujeros hobbits se encontraban incrustados en las colinas de modo que la montaña parecía tener puertas y ventanas por doquier.

El sol reinaba en lo más alto del cielo indicando el mediodía de aquella jornada de viaje, y tal y como había prometido, Dimrod declaró un alto en el camino para comer y tomar un breve descanso. Dirigieron las carretas al prado para evitar que estorbaran a otros viajeros y se sentaron en la hierba todavía húmeda por las recientes lluvias. Dimrod le ordenó a Eoden que preparara un fuego y mientras esperaban a que la comida estuviera lista se dedicó a cierta afición que ya le habían visto realizar en otras ocasiones: de sus bolsillos sacó un trozo de madera y con un pequeño cuchillo comenzó a tallar y darle forma a un bonito caballo que tenía a medio acabar. Era un pasatiempo que le ensimismaba y le relajaba profundamente.

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23/10/2016, 23:25
Matha Pieldegamo

Matha era una excelente cocinera y cuando el fuego estuvo listo sacó una de sus ollas y preparó un delicioso y sabroso plato con los pocos alimentos con los que contaban, logrando transformar buena parte de sus raciones, y algo de lo que ella misma llevaba en un buen guiso de patatas y puerros, con algo de carne. Mientras cocinaba se lamentaba de no encontrarse en su casa para poder invitarles a un buen plato de verdad.

-Si tuviera mis especias y mi cocina, os prepararía un plato con el que os chuparíais los dedos de verdad. No sabéis lo bueno que está este plato con algo de perejil y pimienta negra. Y haría una tarta de postre. Una rica tarta de manzana.

Cuando terminó de cocinar sirvió con un cazo un poco del guiso en unos cuencos que llevaba en su equipaje y los repartió entre todos los miembros del grupo. Pudieron entonces comprobar que la calidad de su comida era realmente buena.

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24/10/2016, 02:58
Mithdúlin

Cuando hicieron un alto en el camino, Mithdúlin observó con curiosidad la actividad en la que estaba sumido Dimrod, sin embargo prefirió no molestarle. En su lugar fue a ayudar a Eoden con la leña para el fuego, ya le preguntaría al hombretón por su afición a la talla más tarde.

A medida que la comida empezaba a estar lista, el olor embriagó al bardo. Este se sentó junto a la mediana a conversar alegremente con aquellos que se sentasen con él.

Cuando al fin el guiso estaba listo, ayudó a repartir platos. Estaba hambriento después de todo aquel camino, y no tardó en alabar a la cocinera por el plato.
¡Bravo, señorita Martha! Este guiso está delicioso. La carne está jugosa y las verduras tiernas y sabrosas. Si en verdad seríais capaz de mejorarlo en vuestro hogar, es evidente que sois una cocinera excepcional.— dijo, mientras se llevaba una cucharada a la boca.

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24/10/2016, 08:56
Gramj Haïa

Reconocía que le encantaba la comida de estos "Hermanitos Regordetes" . Pero aún así, no podía pasar por alto el gazapo. Y mira que le dio duro a aquella mola de carne, pelos y furia. Por lo menos, su intervención había sido útil para reorientar los ataques de la bestia, y conseguir que sobrevivieran los medianos atacados. Se le estaba pasando el mosqueo, ya que se sentía útil por haber conseguido ayudar a salvarles, pero no lo estaba aún del todo. Gruñó, para mostrar su conformidad con la comida y comentarios, pero empezaba a sonar distinto. Por su mente corría la idea que en la siguiente batalla tenía que destacar, por lo menos, para estar satisfecho consigo mismo, y espantar estos pensamientos que le atormentaban.

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24/10/2016, 15:27
Rossuon Pairaniar

Rossuon informó a Aceroamargo de que su herida estaba totalmente curada y alabó la maestría que la mediana había demostrado al tratársela. No ocultó el interés que le suscitaba la materia, pues la consideraba muy útil y quizás se planteara adquirir cierto conocimiento en la técnica. Aunque esperaba no necesitar tratamiento en mucho tiempo...

Al sentirse algo más habituado a caminar las largas distancias que requerían su nuevo empleo, pudo disfrutar del paisaje de las tierras de los hobbits. Quiso congelar aquellas imágenes que regalaban sus praderas y montes en su memoria, admirando la curiosa imagen de sus viviendas escavadas en la tierra. Como muchos, nunca había visto nada parecido, pero tampoco contaba con otras experiencias. Apenas había salido de su ciudad natal. 

El joven noble no tardó en tomar asiento cuando los carros se detuvieron en el prado y comió con entusiasmo cuando le pasaron su cuenco. Debía reconocer que la comida de los hobbits competía sin dificultad con la que degustaba en su hogar.

- Excelente. - reconoció en alto, mirando hacia Matha con una sonrisa y llevándose los dedos a los labios, en un gesto acorde a sus palabras. Se los hubiera chupado de habérselos manchado. 

Había sido una gran incorporación a la escolta, incluso sin contar lo apaciguada que se mostraba la dama en su presencia. Pensó que si lo hubiera sabido no hubiera dudado en ir en su busca cuando se le propuso. Bueno, si no hubiera estado tan exhausto.

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24/10/2016, 18:17
"Aceroamargo"

El joven se alegró cuando Rossuon le dijo que se herida ya estaba prácticamente restañada. No solo por el hecho de su recuperación de salud, si no también por volver a tener a todo el grupo a su máxima capacidad; no tardarían en salir de La Comarca, y Aceroamargo imaginó que las dificultades empezarían ahí. Dimrod debía de estar esperando un viaje movidito para rodearse de aquella tropa, y por el momento solo estaban teniendo agradables paseos por el campo, abundantes comidas calientes en posadas y reparadores sueños en mullidos lechos. No se contrataba una escolta para un viaje así.

Durante el camino intercambio algunas palabras con Rossuon y con Mithdulin, que parecían ser los miembros más abiertos de la caravana; aunque no pasó demasiado tiempo de cháchara, y la mayor parte de la etapa la gastó echando miradas de aquí para allá, esperando ver la aparición de jinetes enviados por Lord Tamir; pese a que hubiesen dejado escapar al jabalí, tal vez el ocioso señor quisiese echar un vistazo al variopinto grupo que cruzaba sus tierras. O tal vez Aceroamargo se estuviese obsesionando demasiado con aquel Lord y sus extravagancias. 

Finalmente se detuvieron, era la hora de comer. La encargada de la cocina fue Matha; además de sanadora, cocinera. había sido una gran adquisición. EL joven comió con avidez su tazón de guiso, pues era sabroso y estaba bien cocinado. Comió todo lo que le habían servido y se abstuvo en pensar si quiera en tomar otro tazón; era hora de empezar a imponerse la disciplina espartana que debía dominar aquel tipo de viajes, más aún cuando podía considerarse que estaban "en milicia" como quien dice. - Debiéramos repetir las guardias esta noche; más aún si dormimos al raso.- Dijo saliendo de su ensimismamiento, el tazón ya limpio.- También sería bueno que los guardias nos encargásemos de mantener la lumbre nocturna encendida; no sería raro que alguno enfermara si vamos sin cuidado.

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24/10/2016, 18:45
Aular Robleviejo

Gracias por la comida Dice a modo de agradecimiento al recoger su cuenco .La cocina siempre es un problema durante las misiones y un buen cocinero puede ser tan importante como la mejor de las armas . Hunde la cuchara en en el guiso y no puede evitar un gruñido de agrado .Normalmente el alimento no era un problema para Aular que estaba acostumbrado a comer lo que ofreciera el bosque en cualquiera de sus formas y no necesariamente cocinado pero la mediana era una cocinera excelente .

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24/10/2016, 20:46
Dimrod

Dimrod guardó su cuchillo, y la figura que estaba tallando con una forma de caballo muy bien lograda, y se dirigió al fuego junto al resto del grupo cuando Matha terminó de cocinar y empezó a repartir los cuencos. El eriadoriano se mostró agradecido con la mediana y cuando probó el guiso la felicitó.

-Una gran comida, como siempre Matha. - Dimrod podía dar fe de la gran cocinera que era la pequeña hobbit. Pues la había conocido apenas unos años atrás cuando se la contrató para cuidar de la niña Melyanna, quien ahora se estaba convirtiendo en una mujer demasiado rápidamente.

Tras la comida se quedó junto al fuego y sacó algo de tabaco y una larga pipa de fumar, arrojó algo del tabaco a la cazoleta y lo encendió con una de las ramas más pequeñas del fuego. Una bocanada de reconfortante humo salió de sus pulmones y se sintió inmediatamente relajado. Escuchó las palabras de Aceroamargo y asintió conforme.

-Las de esta noche, y a poder ser las del resto del viaje. Creo que deberíamos hacer turnos rotativos de modo que cada dos o tres noches todos podamos dormir una noche entera sin perturbaciones. Tal vez formando un par de grupos o más. -Meditó a la espera de que su idea fuera completada por otro de los allí presentes. 

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25/10/2016, 02:09
Mithdúlin

La cena estaba siendo agradable. Muchos de los comensales habían felicitado a Martha por la calidad de su guiso, el cual se agradecía tras haber caminado durante tantas horas. 

Aceroamargo fue más pragmático y, directo al grano, mencionó la urgencia de establecer turnos de guardia como lo había hecho la noche anterior. Dimrod se mostró de acuerdo, dejando una propuesta en el aire esperando ser completada por el resto del variopinto grupo. Mithdúlin miró con curiosidad al Númenórean, pues ya era la segunda vez que dejaba entrever algo más de lo que aparentaba. Aquel hombre tenía madera de lider pero estaba vendiendo su espada por unas cuantas monedas, era sin duda un personaje muy interesante. El instinto del elfo no le había fallado cuando escudriñó por primera vez aquellos melancólicos ojos azules.

No tengo mucha experiencia con guardias, Maese Dimrod, pero somos nueve* personas. Si hacemos guardia en cuatro grupos de dos, siempre quedará alguien que pueda dormir, tal y como proponéis— comentó Mithdúlin —.Bastaría con elegir cada noche a quién le toca el descanso y que el resto nos repartamos las guardias.

Notas de juego

*: nueve si contamos a Eoden, Dimrod imagino que custodiará los baules.

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25/10/2016, 15:25
Aeth Umbradacil

Comenzaron la marcha aquella mañana con renovadas fuerzas tras el merecido descanso, aunque hubiera sido interrumpido por las guardias nocturnas. En aquella ocasión no hubo jabalí, ni ningún otro acontecimiento extraño que retrasara la marcha, de modo que aquella media jornada terminó a buen ritmo, y con cansancio, pero no exhaustos.

A regañadientes tuvo que reconocerse que la mediana había demostrado ser de gran utilidad; tal vez más, incluso, que alguno de los mercenarios presentes. Mantenía a ralla en carácter infantil de la dama, tenía algo de sanadora, y su comida era tan buena como la de una posada; Aeth no recordaba la última vez que había comido algo distinto a pan duro y carne fría y sin sabor de alguna alimaña de los caminos cuando se encontraba viajando, que solía ser casi siempre. Y todo a cuenta de Dimrod; podría acostumbrarse a aquello.

Al finalizar la comida surgió de nuevo surgió el asunto de las guardias. En aquella ocasión no puso pegas; hacer guardias en una posada en una aldea pacífica era una cosa, pero no hacerlas en los caminos y a campo abierto era una insensatez.

- Tenemos a tres enanos y un elfo. - mencionó distraidamente mientras se hurgaba entre los dientes para sacar los restos de carne. Los elfos eran famosos por la agudeza de sus ojos, amén de otras tantas leyendas que circulaban sobre ellos; y si no recordaba mal el enano que se hacía llamar Hunkel había mencionado que también sus ojos veían mejor en la oscuridad, probablemente por su tendencia a vivir en cuevas y agujeros en el suelo - Repartidlos y que siempre haya uno de guardia. Si ellos no son capaces de ver algo en la oscuridad de la noche el resto no tendremos la más mínima oportunidad. - No prestó atención al hecho de que Mithdúlin fuera un simple bardo, y no un auténtico mercenario para proteger a la dama, al fin y al cabo el también estaba cobrando de los cofres de Dimrod y como tal tendría que trabajar lo mismo que los demás.

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25/10/2016, 20:52
Dimrod

-Oh, maese Mithdúlin, somos diez. -Corrigió al elfo. - Contadme a mí también para esta tarea.

Celebró la intervención de Aeth, pues le pareció muy acertada su observación. Los elfos poseían una gran visión que destacaba especialmente en la oscuridad, muy superior a la de los hombres. Y los enanos no tenían nada que envidiarles en esa cuestión. Sin embargo, los hombres o Edain, como les conocían los elfos, carecían de ese don y en la noche no podían ver más allá de lo que alumbrara su fuego.

-Me parece acertado. -El problema radicaba en que eran cuatro para seis. Si formaban parejas, una de ellas se quedaría sin elfo o enano para ver en la oscuridad. -Tal vez la última guardia de la noche tendría que ocuparla la pareja formada por dos hombres. -Sugirió pensando que cuando la noche estaba rayando el amanecer la claridad era mayor.

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25/10/2016, 21:06
Aular Robleviejo

Mi guardia cuando digáis Replica Aular dejando ver que le es lo mismo una que otra y que tener de compañero a un elfo ,un enano o un humano tanto le da.De todas formas durante las guardias tampoco son para charlar así que mas da .Rebaña el cuenco aprovechando hasta el ultimo resto y lo devuelve mientras espera que los demás decidan el orden de las guardias .