Partida Rol por web

Las nieblas de Mnemósite

Irina y Xana - I

Cargando editor
21/04/2010, 13:55
Pyotr

Pyotr se encontraba tendido junto a Irina pelando una manzana con la daga y cortando trozos que repartía entre ella y sí mismo. El sombra terminó de masticar un trozo demasiado grande, casi media manzana, y tragó. Tuvo que dar un sorbo de agua para poder pasarlo, mientras se golpeaba el pecho dolorido.

-Aah... -dijo cuando pasó por la garganta-. Mucho mejor.

Se giró para mirar a la asesina apoyando la cabeza en la mano.

-Oye, Irina, me he puesto a pensar... ¿qué pasaría si te hubiesen ido a detener a ti? ¿Te dejarías torturar hasta la muerte por mí?

Cargando editor
21/04/2010, 14:06
Sandalphon

Sandalphon se sentó al estilo indio frente a Xana y Richard. Sus alas, más pequeñas y recogidas que en la prisión de Les Jaeger, se hallaban plegadas a su espalda. Se había recogido el cabello blanco en una coleta baja y miraba a la pareja con una expresión de indescifrable melancolía.

-Es hora de que os cuente de qué trata esto. Gunnar, en anteriores encuentros contigo demostraste recordar más bien poco, así que imagino que estás en blanco. En cuanto a ti, Mineth... -su voz sonó rasposa. Calló-. Sois Nephilim. Sois seres que, privados de la capacidad de volver al flujo de almas, os reencarnais en cuerpos humanos. Eso explica por qué Gunnar es tan fuerte. Es un Jayán. Los Jayán eran gigantescos, colosales, con una fuerza divina. También tenían un tercer ojo en la frente. Quizás tú hayas podido abrirlo y ver el mundo espectral. Eso no lo sé. En cuanto a ti, Mineth... tú eras como yo. Tenías las alas rojas, de un color que rivalizaba en belleza con la luz del atardecer. Eras una Ebudan, con un destino concreto. El mismo destino que tenía yo. Aquí es donde empiezan las conexiones entre nosotros.

Hace mil seiscientos años, en Dwänholf, se erigía una ciudad llamada Mnemósite, ocupada por Duk'Zarist, otro tipo especie no humana. Había un nodo mágico en ella, que intentaban manejar conectándolo al Árbol Madre mediante un sistema artificial llamado Pistis Sophia. Nuestro cometido, nuestro destino, era evitar que lo hicieran, pues produciría una catástrofe. Tú y yo, Mineth, llegamos a la ciudad y contactamos con el hermano de la Suma Sacerdotisa, Raine Adelheid. Raine nos dijo que él tampoco estaba de acuerdo y que había creado una pequeña resistencia para evitarlo.

Esa resistencia eran otras diez personas de especies variadas. Irina, en la tienda, fue Nar'Tyel, una D'Anjayni. Hay más, claro. El lazo de Pistis Sophia y vuestras almas os obliga a regresar una y otra vez para terminar lo que empezamos. Porque, Mineth, cuando trataste de hablar con Fortimbras Adelheid para evitar que pusiera en marcha la máquina, ella te atacó y tú la mataste. Y cuando Raine y yo entramos y él vio lo que habías hecho con su hermana, te mató. Y yo... lo maté.

Nuestro Sue'Aman falló. Ya no había marcha atrás. Pistis Sophia enloqueció y me vi obligado a salir. El Árbol engulló a todas las almas de la ciudad excepto a mí, que conseguí salir después de que vosotros cerrarais el sistema. Y... han pasado mil seiscientos años. Han pasado reencarnaciones incontables y no he hecho más que buscaros para hablaros de lo ocurrido, para pediros que os unais a mí y me ayudeis a terminar con el Árbol Madre. Sigue vivo, esperando, enloquecido por Pistis Sophia. Si consiguiera activarse de nuevo... no quiero ni pensarlo.

Cargando editor
21/04/2010, 14:42
Irina Nóvikova

Irina estaba desabrochando los botones de la espalda para quitarse la ceñida camiseta. Cuando terminó se puso una más ancha y cómoda, y se tumbó al lado de Pyotr soltándose el pelo. Le miró pensativa, dándole vueltas a la pregunta mientras se masajeaba un pie. Ir descalza funcionaba hasta que salían a campo abierto.

Torturar era una palabra muy amplia, y que la pillasen era otro asunto abierto a debate. Pero en cierto sentido ella ya lo había padecido. No quizás de forma física, pero si de forma mental. Pistis Sophia había estado a punto de volverla loca, tanto que casi la lleva hasta el interior de Mnemósite. La tortura física era diferente, y la forma de evadirse era abstraer la mente hasta trasladarla a un lugar ajeno a todo lo físico. E Irina sabía hacerlo. En Kirion le habían enseñado a soportar el dolor, las heridas, y seguir luchando hasta la extenuación. Y bueno, los sueños y su modo de vida siempre habían hecho que fuera una mujer fuerte mentalmente para lograr aquello.

- Ya lo hice. – respondió girando la cabeza para mirarle. – Mentalmente al menos ya lo intentaron y casi me vuelvo loca. Físicamente… Si, creo que también.

Irina entrecerró los ojos y se puso boca abajo apoyando los codos y entrelazando las manos.

- Siempre me pareció curioso que te fijaras en mi. Supongo que era la costumbre de ser D’Anjayni pero… No sé. Me sorprendió. ¿Tu lo harías?

Cargando editor
21/04/2010, 14:51
Pyotr

-Mi vida a tu lado ya es una tortura física y mental -respondió él con una sonrisa sardónica-. Tendrían que esforzarse mucho para igualarse contigo. Además, tampoco me dejaría pillar. Moriría defendiéndote antes que dejar que nos cogiesen a ninguno de los dos.

Se inclinó hacia ella.

-¿Quieres que te diga por qué me fijé en ti? -Le dio un beso en la nariz-. Pues al principio, porque era un chico de veinte años en todo mi esplendor y me gustaba ligar con cualquiera. Pero luego me di cuenta de que eras de armas tomar. Puede que tu físico sea normalito, pero tienes un cuerpo precioso y flexible, y mucha mala leche. Cuando quieres. Y apasionada. Y en la cama no estás mal. Y sobre todo, que contigo comparto un nexo que no comparto con ningún otro. Ninguna otra chica podría entender nada sobre Pistis Sophia.

Cargando editor
21/04/2010, 16:34
Irina Nóvikova

 

- Peleas muy bien. No creo que entre los dos llegasen a cogernos. – comentó. – Tengo una sombra que me hace la competencia.

Recordaba a Pyotr enseñándola a pelear en Hendell. Era ágil y tenía mucha fuerza, y ella se había dedicado a intentar memorizar y replicar sus movimientos, aunque al final había optado por ajustarlos a su flexibilidad. Alguien muy atento podría ver ciertas similitudes. Pero ella no era tan fuerte como él a fin de cuentas. Lo cierto era que nunca le había visto enfrentarse a un grupo tan numeroso de forma tan eficaz y agresiva. Era una lástima haber estado tan ocupada como para no verle.

- ¿Cómo que “en la cama no estás mal”? – se quejó dándole una patada suave.

Sonrió mostrando los dientes, halagada por tanto piropo junto. Se puso de lado y le dio un beso en la mejilla mientras alargaba la mano para coger y pelar otra manzana. Que Pyotr la pretendiera había sido una novedad en su vida. Una que le había hecho cambiar y madurar emocionalmente, sobre todo después de ceder a sus encantos y acabar acostándose con él. Quizás en el fondo siempre había sentido algún tipo de atracción por el sombra, o incluso algo más que atracción. O quizás no. Pero a veces se sorprendía a si misma mirándole en la oscuridad, tendida en la misma cama, y se le hacía extraño pensar que de alguna manera estaba con él porque él se había fijado en ella.

- Me alegro de compartir eso contigo, pero creo que Pistis Sophia es más que un nexo para ti y para mi –dijo. Su voz era ahora profunda, sin ese toque irónico. Cortó un trozo de manzana y lo mordió – Nuestra vida gira entorno a ese árbol enteramente. Al menos la mía. Quizás en otra vida fuera diferente, pero en esta mi único objetivo ha sido siempre entrenar, mejorar para ser lo suficientemente fuerte para terminar con ella. Llevo diez años dedicándome a esto, siete de ellos trabajando para Sandalphon y para ti. Cuanto tiempo, ¿no?

Miró de reojo a Pyotr tras la cortina de pelo que lo colgaba del hombro, tan largo que buena parte de él quedaba reposando en el suelo. Cortó otro trozo de manzana y se lo acercó a la boca para que mordiera.

- Cuando he visto a Mineth en la mazmorra con Gunner me he dado cuenta de que realmente nunca me he parado a pensar qué es lo que yo quiero. En veinticinco años no se me ha ocurrido para un momento y decir “Eh, Irina. ¿Y después de esto qué?” Es un poco… triste. - le miró dubitativa. - Lo único que tengo eres tu y ese árbol endemoniado. Pero a veces me pregunto qué pasará después si logramos quemarlo. Contigo no sé... estar.

Cargando editor
22/04/2010, 09:24
Xana Haller-Reisberger

Xana suspiró y se froto las sienes. La explicación, lejos de aclarar cosas, la habia dejado con más dudas aún de las que tenía.

¿Sue' Aman? ¿Arbol Madre? ¿D'anjayini? ¿En que mierda de idioma hablaba ese tío? Quitando los detalles más básicos- que son seres reencarnados y que en algún momento tuvieron una misión- el cerebro agotado y embotado de la tao no logra retener más información. Y aunque así fuera, no le dice nada. ¿Qué es para ella una vida que pasó hace tanto tiempo que ni la recuerda, una vida en la que tenía alas rojas? ¿Qué le importa a ella Pistis Sophia, o ese Árbol, o quien mató o murió hace tantos años que ya deben ser todos polvo y cenizas?

Pero si te importa, ¿verdad? Te importa porque te estás acordando de ello cada vez que le miras. Y te importa porque esa vida que dejaste atrás te llama. Porque una parte de tu corazón era feliz cuando sentía el viento sobre tu piel mientras volabas, sonreía cuando veía el color tan hermoso de tus alas. Cuando le veía a él. ¿Puedes, simplemente, olvidar todo eso? ¿Podéis, ninguno de vosotros?

Pero eso no es todo lo que había, ¿verdad?- dijo, las primeras palabras que pronunciaba desde que salieron de la mazmorra. No eramos simplemente un grupo de desconocidos que decidieron juntarse para para a ese... árbol madre, sea lo que sea. No. Entre nosotros había más cosas. Lo sé. Lo he sentido en mis sueños. Lo he sentido al tener a Richard cerca. Y a tí. Ya nos has dicho cual era nuestra misión, pero lo que quiero saber es nuestra historia. Ya he luchado por demasiadas causas que no comprendía o que no era capaz de ver, y lo único que he conseguido ha sido hacerme daño yo, o que hagan daño a quien amaba. No más. No quiero saber qué somos. Quiero saber QUIENES somos. Quiero saber quien es Mineth, quien es Gunnar, quien eres tú y sobre todo quién soy yo, porque por Abel Cristo que ya no lo se.

 

Cargando editor
22/04/2010, 18:11
Pyotr

Pyotr la miró mientras masticaba, no exento de preocupaciones.

-Mira... creo que es más o menos lo mismo que me pasa a mí. Sólo estáis tú y el Árbol. Y cuando todo acabe seré un mercenario más sin un cometido en la vida. Deberíamos pensar en algo. ¿Qué quieres hacer? Cualquier cosa menos volver a Hendell, espero. Yo... a mí me gustaría viajar. Ver un poco más de mundo. Creí que quería un hogar, pero no va a ser tan fácil. Después de probar suerte en Adlia, quizás me pierda por ahí. Quizás vaya al nuevo continente. No lo sé. Que lo decida la suerte.

El sombra suspiró.

-Aún no sabemos si moriremos o qué perderemos cuando todo esto termine.

Cargando editor
22/04/2010, 18:29
Irina Nóvikova

Irina partió otro trozo y lo masticó mientras escuchaba a Pyotr. Después le miró enarcando una ceja.

- Ni se te ocurra dejarme sola. Así te lo digo. – le espetó. – Como dejes que ese Árbol te patee el culo pienso revivirte para pateártelo después. Y mira que me gusta ese culo.

Enganchó el último trozo de manzana entre los dientes y se acercó al sombra para que mordiera también. Tiró y un pedazo se le resbaló de la boca, pero tuvo la rapidez suficiente para cogerlo con la mano. Le lo tragó también soltando una risa juguetona y después se tumbó boca arriba arrimándose a Pyotr mientras se miraba las uñas.

- Ni Hendell, ni Dwanholf, ni nada con muchas plantas y calor. ¿Crees que en el nuevo continente habrá algún sitio que se acomode a mis necesidades?

Cargando editor
22/04/2010, 18:24
Sandalphon

Sandalphon tomó aire.

-Gunnar era uno de los guardianes de Mnemósite, de los pocos Jayanes que había en la ciudad. No le gustaban los Duk'Zarist y se unió al grupo porque le asustaba que acabasen dominando el mundo. No tenía pareja, sólo un par de amigos que murieron cuando Pistis Sophia engulló todas las almas de la ciudad. Era un tipo solitario, callado y fuerte. Nos tomó mucho cariño y se mostró leal. Sobre todo hacia Mineth.

Mineth... -Miró a Xana y ésta vio en sus ojos un brillo que jamás había observado en los de Richard. Si el amor fuese algo tangible, aquel hombre estaría rodeado por un muro más grueso que una secuoya-. ¿Qué puedo decir de Mineth? Era mi compañera. Yo... estabamos tan unidos que casi pensábamos las mismas cosas al mismo tiempo. Habíamos estado solos hasta que nos encontramos, a cinco años de su muerte. Nos conocimos y supimos que debíamos estar juntos. Provenía de una colonia ebudan de una cordillera al norte, en Hauffman. Poseía un don para tratar a los animales y a las personas. Le gustaba curar. Sabía... muchas cosas sobre los humanos.

El ebudan se interrumpió con la voz rota.

Cargando editor
22/04/2010, 18:46
Richard

Richard negó con la cabeza y cogió a Xana de la mano.

-Ese no soy yo. Y esa no eres tú -dijo mirando a Sandalphon-. Digas lo que digas, no puedes cambiar el presente. En el caso de que sí, seamos almas ajenas en cuerpos humanos, ¿qué? Yo he sido así toda mi vida. He cometido errores y he tenido buenos momentos siendo yo mismo. Xana, él no va a decirte quién eres porque no lo sabe. Sólo sabe lo que recuerda de una persona que murió hace mucho, mucho tiempo.

Cargando editor
22/04/2010, 18:53
Pyotr

-A bote pronto, Dafne -contestó rodeándole la cintura con un brazo-. Llueve mucho... Pero... ahora que lo pienso, mejor no. En Dafne las mujeres mandan. Seguro que ese país va de mal en peor. Y encima darte más autoconfianza. No, no, ni de coña.

Cargando editor
22/04/2010, 18:56
Xana Haller-Reisberger

No. Desde luego que no soy yo- concedió Xana con expresión sombría, mirando alternativamente a ambos. Se que lo que dices es cierto. Lo noté al soñár. Lo sentí al verso a los dos, y al despertar eché tanto de menos mis alas del sueño que me habría echado a llorar. Pero me temo que ese mismo destino nos ha jugado una broma muy cruel. No soy Mineth. No soy para nada como ella. No tengo alas, no soy bonita y gentil, y la única forma que conozco de tratar a los seres vivos es matarlos. No soy una pacificadora ni una sanadora, lo único que se hacer es destruir.

Eso es lo que soy, igual que Richard es lo que es. Tú quizás no hayas muerto y recuerdes lo que era tu vida, pero yo solo tengo ésta, y ya me da bastante dolor para cargar con más aún. Solo valgo para hacer daño, y será lo que os haga si os quedais cerca. Por más que lo intente es lo único que consigo.

Xana se sacudió con suavidad la mano de Richard y se puso en pie, dirigiéndose la linde del campamento. Ya había tenido bastante. Ya le había dolido lo suficiente abrir su corazón a un hombre para ver cómo se lo quitaban, lo último que necesitaba era tener a otro, sobre todo a otro que le profesaba tanto amor. ¿Donde estabais los dos cuando de verad os necesitaba? ¿Donde estabais cuando todavía podríais haber hacho de mi algo bueno?. Sabía que no estaba siendo justa, con ninguno de los dos, pero le daba igual. Estaba dolida, confusa y agotada, física y mentalmente. Se apoyó contra un árbol en la line de la hoguera. La corteza áspera se le clavaba en la mejilla, pero era un alivio. El amor era algo extraño, lleno de exigencias y de dudas. No lo comprendía. No sabía que hacer, había tenido que ser Richard quien la hiciese comprenderlo a la fuerza.

El dolor en cambio era algo que comprendía bien. Ojalá se la hubiesen llevado sólo a ella a las mazmorras. Todo hubiese sido mucho más fácil. Xana suspiró de nuevo.

En el fondo se lo que soy. Y es repulsivo. ¿Por eso deseo tanto ser otra, ser otra en los brazos de Richard o en mis sueños? ¿Estoy intentando redimirme, o solo escapar?

Cargando editor
23/04/2010, 01:39
Irina Nóvikova

Irina bufó.

- Ni que me hiciera falta ir a Dafne para saber que llevo los pantalones.

Sonrió ampliamente por la puñalada. Después cogió la mano de Pyotr que estaba posada en su cintura y la miró acariciándole los dedos distraída. La verdad es que si tenía alguna cosilla pendiente que le gustaría hacer, claro que no estaba segura de que él quisiera acompañarla.

– Viajar está bien, pero odio los caballos. Quizás… Me gustaría hacerle una visita a mi familia. Aunque sea solo echar un vistazo para saber si siguen bien, tampoco quiero acercarme e irrumpir en sus vidas después de diez años. Y también me gustaría ir a Olafer. Me gustaría entenderte un poco más si no te supone una tortura volver.

Lo dijo seria, porque de verdad quería hacerlo. Para él su padre y su madre habían sido personas muy importantes, los que le habían transportado a toda aquella tragedia sin querer. Irina no podía conocerlos, ni si quiera llegar a atisbar el aprecio que Pyotr les tenía. Pero volver allí quizás la ayudase a comprenderle mejor al sombra, a pesar de que ya le conocía casi tanto como a ella misma. Pero aun había recodos de su pensamiento que se presentaban para ella como densos pantanos nublosos.

Era consciente de que él posiblemente no quisiera volver, y menos una vez zanjado todo aquello. Pero sugerirlo tampoco hacía daño a nadie. Irina había aprendido que a veces las respuestas sorprendían más de lo que uno esperaba.

Cargando editor
23/04/2010, 11:28
Pyotr

Pyotr suspiró.

-Tampoco es gran cosa. Pero si quieres, iremos. Te enseñaré cómo es el lugar donde me crié, donde jugaba de pequeño.

Le dio un beso suave en los labios.

-Y luego nos vamos a ver a las chicas guapas de Itzi.

Cargando editor
23/04/2010, 11:32
Richard

Xana escuchó que Richard y Sandalphon intercambiaban unas palabras ásperas y cómo el maestro en armas se alejaba del fuego en su dirección. Se internó en el bosque y se sentó en la oscuridad. Era sólo una sombra reflexionando, con el pelo blanco como única señal de que era él y no un oso que husmeaba el campamento.

Al cabo de un buen rato, Richard dio la vuelta y se acercó a ella. La miró con ojos llenos de dudas, incapaz de hablar ni de explicar lo que le pasaba por la cabeza.

Cargando editor
23/04/2010, 12:38
Xana Haller-Reisberger

Xana sonrió al enorme daevar con una ternura infinita. Sabía muy bien por lo que estaba pasando. Ella había vivido así desde que le conoció. Sin decir nada más, se acerco hacia él y le abrazó por la cintura, apoyando su cara contra su enorme pecho, mientras cerraba los ojos y hacía un ruidito de satisfacción.

El destino se ha reído de nosotros, Richard. Ya no se ni quien soy, ni lo que quiero, ni lo que debo hacer. Mis sueños, mis recuerdos... son tan vivos que no se si soy Xana soñando que era Mineth, o Mineth soñando que es Xana. Siento pena por ese hombre. No creo que sea más dueño de su destino que nosotros, y la forma en que me mira... parece que se sienta como me sentí yo mientras estaba en ese calabozo escuchándote gritar. Todo era tan simple hace solo unos días. Aunque fuesemos a morir, mi vida tenía al fin una dirección, algo por lo que luchar y un futuro al que mirar con ilusión, si es que por algún milagro salíamos vivos. Ahora ni siquiera tengo una vida, sino dos. Ya me dolía bastante una. No se que voy hacer con otra más, pero hay cosas que sí se. Mira.

Xana cogió con suavidad la mano de Richard y se la puso en el pecho, entre los senos. Su contancto, su olor, la textura de su piel y la expresión de su mirada hacían que el corazón le latiese con violencia.

¿Lo notas? ESO es verdad. Eso no es un sueño. No se casi nada de todo lo demás, pero esto sí que lo tengo claro, si no yo mi corazón al menos- se inclinó de nuevo para besar el pecho del hombretón. Eso debería significar algo, ¿no crees?.

Cargando editor
23/04/2010, 13:10
Richard

Richard la estrechó, sonriendo. Parecía aliviado.

-Yo tampoco sé muy bien qué es todo esto. No sé qué espera de nosotros. Ahora tengo cosas peores en las que pensar. -Su rostro se ensombreció-. Varick... No quiero ni imaginar lo que habrá sido de él. Si las cosas no hubieran salido así...

Sacudió la cabeza y le dio un beso en la frente.

-No sé quién fui, pero sé quien soy. Soy Richard Strobel, un guerrero. Si las causas merecen la pena me pondré a su servicio. Pero no sólo soy yo. Tú también eres parte de mí. Por eso no voy a dejarte ir... a menos que prefieras a Sandalphon.

Cargando editor
23/04/2010, 13:57
Xana Haller-Reisberger

Xana negó con la cabeza.

Me da mucha pena. Puedo imaginar que es perder a alguien a quien amas. Cuando me sacaron a rastras de casa después de lo de Justus, yo... aunque ya no sentía ningún amor por mi padre y mis hermanos, mi hermana lo vio todo. Todavía veo su cara en sueños, Richard. Era tan dulce, tan inocente... era todo lo que yo nunca fui, mi contrario. Pero la quería. Y no creo que vuelva a verla nunca. Y después, cuando se te llevaron... también creí que te perdería, por eso hice lo que hice con ese guardia. Había sentido tanto dolor y tanto miedo que pensé que me volvería loca si no lo liberaba de alguna forma.

Me imagino como debe de sentirse, y me duele. Quería a esa mujer con toda su alma, y ella le quería a él con la misma fuerza. Tengo la impresión de que es algo muy cruel, y yo no lo soy. No desde que te conozco- dijo, besándole el ancho cuello con cariño. Pero eso no cambia lo que siento cuando estoy contigo. Tú mismo lo acabas de ver. El no me recogió de la calle para evitar que me hiciese matar. El no me entrenó, el no compartió su pasado conmigo. El no compartió su cuerpo conmigo ni me sujetó en el suelo mientras intentaba hacerle pedazos para que pudiese empezar a lamerme las heridas. Quizás el ame algo que ve en mi alma, pero sin tí a lo mejor esa alma ya estaría de camino a otro cuerpo y de mí solo quedaría un cadáver, muerto sin haber amado a nadie y sin haber conocido la paz. Xana se inclinó y apoyó de nuevo su mejilla en el pecho del daever, sonriendo al notar el latido. El no me ha hecho sentir tan en paz como estoy ahora. No puede competir con esto. Quizás en el pasado, con esa mujer, sí. ¿Pero qué es un pasado que no puedes recordar?.

Xana se separó y levantó los ojos para mirarle.

Quiero... quiero hablar con él a solas. Yo... se qué esto te parecerá una locura, se que puede que incluso te parezca mal, pero... Richard, si hubieses sentido lo que yo sentía en mi sueño... tengo que intentar explicarle... quiero decirle qué es lo que ha ocurrido, decirle esto mismo que te he dicho. No quiero que sufra cada vez que me vea, sobre todo si vamos a tener que luchar juntos. Sé lo que es eso, Richard, y no se lo deseo a nadie. Necesito intentar que lo entienda, aunque no se si podré. ¿Lo entiendes?.

Los ojos de Xana estaban llenos de ansiedad. Se leía, buscaban su aprobación, buscaban los suyos como los de un perrito busca los de su dueño. Tenía miedo, miedo de esos sentimientos extraños que la golpeaban dentro del pecho, y necesitaba saber, necesitaba que alguien le dijese que estaba bien, que tuviese esperanza, que hacía lo correcto. Plagada de dudas, se aferraba a la única certeza que tenía aquí y ahora- él.

Pero... ¿podía Richard, con todas sus dudas también, darle lo que necesitaba?

Cargando editor
23/04/2010, 15:13
Irina Nóvikova

Había respuestas que sorprendían. Quizás no tanto, pero la asesina se sintió contenta porque él accediera. Quería ver donde se había criado Pyotr.
- Para ver cosas guapas ya te tengo a ti.
Irina le dio un beso en los labios y otro en la mejilla antes de echarle los brazos al cuello y atraer su cabeza hasta su pecho, acariciando su pelo. Miro la tela de la tienda y agudizo el oído para saber si afuera seguían hablando. Parecía que si, así que suspiro y continuo divagando por su mente mientras el sueño empezaba a apoderarse de ella.
- Oye, Pyotr. ¿Cómo crees que va a acabar esto? Quiero decir, ¿qué pasará cuando Pistis Sophia no esté? ¿Nar'Tyel se irá y ya está? Ella está en un cuerpo que no le corresponde, es como un... huesped. ¿No? Debería serlo... Yo me he... La he visto en su auténtica forma y no es yo.

Cargando editor
24/04/2010, 11:26
Pyotr

-No lo sé -respondió Pytor acariciándole el costado-. Por lo que me contaron, los Nephilim como tú viven siempre en el cuerpo, hasta la muerte. El alma que hay en tu cuerpo no es humana. Por tanto, si se fuera... tú morirás. Así que espero que Nar'Tyel no se vaya.

Ahora el sombra parecía un poco preocupado.

-Parece que ya han terminado de hablar. Espero que Sandalphon esté bien. Esa zorra loca en la que se ha metido Mineth parece dispuesta a arrancarle las alas pluma a pluma si no le gusa lo que oye.