Partida Rol por web

Las Sombras de la Mente

Capítulo I: Asesinato en Surrey Docks

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21/10/2017, 19:25
Narración

El oficial asintió en respaldo a tu decisión. Incluso parecía bastante satisfecho de haberte hecho "cambiar de opinión", como si hubiese reafirmado su autoridad un poco, tras haber estado algo acorralado ante tus esfuerzos y los de tus compañeros. Escuchó con atención, mientras se llevó una mano a la barba mientras explicabas cómo su incumbencia no debía estar con los asuntos a tratar con Lestrade y como vuestro afán no era otro que el de examinar la dichosa escena del crimen. Cualquier efecto reafirmando nuevamente su jurisdicción, había nuevamente quedado relegado a una nota al pie. Frunció el ceño durante unos momentos.

-No recuerdo que algo así haya ocurrido antes- mencionó el oficial, con tono frío observándote directamente. -Quiero decir, sin ánimos de ofenderla, señorita, pero soís un grupo variopinto de...- e hizo una pausa, como buscando la palabra indicada para mantener aquellas fórmulas educadas que sólo los británicos se empeñaban en forzar, aún en las situaciones más incómodas. Esa breve inflexión hace que los ruidos del ambiente, el goteo y el viento, se escuchen con claridad durante los escasos segundos que el policía reflexionó, para finalmente retomar su intervención -...colaboradores para un asunto en el que la Scotland Yard está involucrado- finalizó con un aire de suspicacia claro.

El cochero parecía más interesado en pretender que no escuchaba la charla, o sinceramente no guardaba ningún interés, pues apenas si hacía notar su presencia.

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21/10/2017, 20:12
Narración

El oficial te deja apoyarte en él para que intentes caminar un poco. No parece sospechar que estás actuando, o si lo sospecha,él es aún mejor actor, pues nada delata que desconfíe de tu pequeña actuación. Por el contrario, parece más bien preocupado y nervioso, como si estuviese meditando cuál debería ser el curso de acción. Avanzáis unos pasos, pero al final él mismo se decide a romper el silencio.

-Señorita, creo que lo mejor es regresar y que espere en el coche. Yo mismo puedo llevarle el documento al inspector, o su compañera puede ir conmigo... pero como está ahorita, ni podremos movernos muy rápido... ni estoy seguro de que sea completamente cómodo para usted.- dice, pero su voz parece dubitativo, producto de una obvia inexperiencia y sin saber hasta que punto es él quien debe ejercer la autoridad, o si debías ser tú, quien tendría que dar visto bueno para su proceder.

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21/10/2017, 20:38
Narración

Un silencio imperfecto es lo único que llega a vuestros oídos a medida que comenzáis a alejaros. El frío viento de la ciudad sopla, y a vuestros oídos llegan los fragmentos de murmullos deformes, suaves y helados, que bien podrían ser los rumores de palabras que se pierden en la distancia a vuestras espaldas, o simplemente vuestra imaginación jugándoos alguna broma. ¿Eran pasos lo que escuchábais, o sólo el eco de vuestras propias pisadas  através de la calle empedrada y helada de los muelles? El doctor parecía tener mejor concentración y estar decidido a no detenerse, mientras la pregunta de Mina se pierde en la instrucción simple que su acompañante decide darle.

Si seguían por aquel camino, eventualmente deberían encontrar a otros oficiales y a Lestrade. Pero por ahora parecían estar en medio del único sitio de Londres que podía estar desprovisto de cualquier alma mortal, y en el que el sonido de unos pasos a aquella hora de la madrugada bien podrían despertar toda clase de temores, a lo sobrenatural, o a lo más mundano, natural y violento. Pues en la capital del imperio, no había jamás escasez de fantasmas y demonios rondando en los callejones oscuros del imaginarios; ni de criminales y asesinos acechando en cada callejón, dispuestos a despachar a cualquier transeúnte por una bolsa de chelines, o sólo por el gusto de ver la sangre mojando el suelo húmedo una vez más...

Notas de juego

Os dejo que habléis un poco, si no, veremos lo que sucede/a donde llegáis.

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24/10/2017, 12:50
Irene Adler

Tras escuchar al agente, Irene se quedó pensativa un instante, mirando hacia atrás, como si estuviese valorando aquella propuesta. Enseguida sus labios se fruncieron en un fingido mohín de fastidio. 

—Oh, me temo que tiene usted razón, agente —dijo finalmente con un tono algo compungido—. Con el pie dolorido no voy a poder caminar bien. Será mejor que me acompañe al coche. —Hizo una breve pausa y le dedicó una sonrisa pequeña y resignada—. Qué amable es usted, no sabe cómo lamento mi torpeza. 

Sin soltar su brazo empezó a girar para encararse en la dirección de la que venían. Se sentía satisfecha en su interior mientras retomaba el caminar despacio, haciendo como que cojeaba. En lo que volvían al vehículo y el agente se ponía en marcha de nuevo, solo o con la señora Halcombe, esperaba que sus compañeros tuviesen tiempo de llegar hasta Lestrade y solucionar aquella situación cuanto antes. Empezaba a impacientarse por poder estudiar la escena del crimen y si seguían perdiendo tiempo con los policías la lluvia se llevaría todo lo que hubiese para ver.

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25/10/2017, 20:23
Mina Harker

Al final Mina asintió. Se pudo observar en su pétreo rostro que no terminaba de estar convencida con la decisión del varón, pero sabía que él había escogido la opción más sensata y común. ¿Qué esperaban encontrar si se alejaban lo suficiente? Más problemas, presumiblemente. No obstante, su parte más humanizada no dejaba de susurrarle que quizá había una vida en peligro, y que si esa persona moría parte de la responsabilidad la cargaría sobre sus hombros.

Sus pasos acabaron acompasándose al ritmo marcado por su acompañante. En realidad lo mejor era encontrar una solución cuanto antes, dar con Jack y pedir que se le devolviera lo que era una parte de ella. Al menos que dejaran que lo viera, comprobar que todo seguía como debía estar. La Corona tenía más aliados de los que ella pensaba, pero se ganarían un enemigo desesperado si actuaban en su contra, y eso podía ser peligroso.

Mina no dejaba de oír pequeños murmullos que a nada respondían. Dudaba ya de si era el eco, el sonido de sus pisadas, alguien pidiendo auxilio o tan solo su imaginación; a pesar de ser amante del silencio este le helaba la ya de por sí fría sangre que tenía.

-No  ha respondido a mi pregunta- comentó en un tono bajo cuando pasaron unos minutos sin encontrar nada, ni a nadie. Prefirió escuchar su voz antes que seguir imaginando en medio de la neblina. 

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26/10/2017, 02:09
Doctor Jekyll

Mientras caminaba con aquella mujer en silencio los pensamientos del doctor Jekyll estaban en parte en lo que dejaban atrás. Racionalmente sabía que era lo mejor. Otra parte de su cabeza, por supuesto, estaba en lo que tenían por delante. No sólo encontrar a Lestrade y explicarle la situación —y quizá aprovechar ese momento para averiguar qué había sido aquel grito— sino dar con el asesino más buscado de la isla.

Las imágenes que el buen Henry Jekyll había estudiado todavía le perturbaban ligeramente. Aún así quería pensar que eso era algo bueno: le diferenciaba del otro. Igual que seguir dándole vueltas a quién podría ser aquella que hubiera gritado, y por qué.

Jekyll sabía que, frente a esa insidiosa presencia constante en su cabeza, lo único que podía hacer era calmarse y reprimirse. Al menos por el momento.

Las nuevas palabras de la mujer no pillaron por sorpresa al doctor, aunque tras tanto rato en silencio había empezado a dar por hecho que o bien no le importaba lo suficiente, o bien daba por hecho que él no querría contestar. Y normalmente no lo hubiera hecho... Pero después de que ella —a su críptico modo— le parecía un error. Culpa suya, en tal caso, por haber preguntado.

—Como le dije —comenzó aún en voz baja. Probablemente lo más caballeroso habría sido comenzar con una disculpa, pero Henry Jekyll no pensaba mucho en eso en aquel momento. Además aquella conversación extraña, llena de silencios compartidos de varios minutos, parecía no seguir las reglas normales de etiqueta. No se podía decir por el momento que tuviesen más en común que esos silencios y ser las víctimas de una especie de chantaje Real... Pero aquel era un punto de encuentro suficientemente fuerte como para que el doctor hablase más de lo que estaba acostumbrado—, la Corona posee los ingredientes y los conocimientos para fabricar una medicina que alivia mi dolencia —expuso. Se sentía un poco extraño planteándolo así, ¿pero es que había un modo mejor? Pensándolo bien, quizá por lo que se sentía raro era por hablar de ello en voz alta—. Con la cantidad suficiente estoy seguro de que yo podría hacer algo más... Definitivo. Con el equipo adecuado y una buena cantidad de reactivos, la cura sería permanente.

 

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27/10/2017, 03:21
Marian Halcombe

—Desde luego no lo recuerda, si lo hiciera no estaríamos sosteniendo esta conversación —añadió condescendiente—. No se puede recordar algo que nunca antes ha ocurrido.

Cayó en cuenta que sus palabras tal vez no habían sonado amables, así que se apresuró a quitar hierro al asunto.

—Ustedes los policías tienen mentes privilegiadas, deben tenerlas —añadió insuflándole el ego—, nuestra seguridad depende de ellas y sus habilidades.

Observó la reacción del policía esperando que sus últimas palabras fueran capaces de apaciguar cualquier molestia que pudiera haber ocasionado con las anteriores.

—¿Ha oído hablar del señor Holmes, Sherlock Holmes? Dicen que posee una mente brillante aunque en ocasiones puede llegar a ser un auténtico dolor de cabeza... muchos le tachan de arrogante e imagino que esa arrogancia es en gran parte la causante de la reticencia que usted y los otros oficiales nos tienen.

Guardó silencio, observando al oficial. Se había cruzado con el señor Holmes un par de veces y como mucho habían intercambiado el saludo, aunque la reputación de él le precedía allá dónde fuera. Es por eso que no pudo evitar preguntarse por qué no le habían contactado.

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27/10/2017, 04:01
Narración

-No es nada, no es nada- dice el oficial, sonrojándose un poco ante tus agradecimientos. Y con cierta delicadeza, producto del nerviosismo que delataba quizás inexperiencia en lo que a tratar con damas se tratase, te acompañó con una rigidez encantadora pero eficiente de regreso, sin ser capaz de decir más. Y a pesar del frío, podías ver que transpiraba un poco, seguramente la oportunidad de entablar un contacto tan cercano con una dama no hacía parte de las labores habituales de su cargo, a menos que se contaran las consabidas pagas por servicios de carácter más personal que sí, aún hasta los más rectos representantes de la ley habían adquirido, en lo que era uno de los tantos rumores con gotas de verdad.

Recorren el camino de regreso, hasta que la enorme silueta oscura del carruaje en medio de la niebla y la oscuridad, como un mastodonte perezoso en medio de la ciudad, descansaba silenciosamente. Pronto la forma del cochero y del otro oficial se hicieron reconocibles, y ésta última comenzó a moverse hacía ambos.

-¿Quién anda ahí?- preguntó con voz autoritaria. 

-Eh... eh, soy yo- responde su compañero a tu lado, con su voz desgarrándose un poco. -Hemos... hemos tenido un percance-

El otro oficial se acercó, lo suficiente para revelar sus facciones bajo la escasa luz, observándoos fijamente. -¿Un percance?-

-Sí, madame se tropezó y me temo que se ha lastimado el tobillo. Por lo que tuvimos que regresar. En su estado, lo mejor es que permanezca en el coche.- explicó el más joven de los oficiales.

-Entiendo. Acompaña a la señorita al coche, y luego vuelve a ir en busca de Lestrade- ordenó con visible mal humor y su paciencia comenzando a agotarse.

Notas de juego

Puedes marcar a Marian.

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27/10/2017, 04:18
Narración

Aquello fue una montaña rusa de emociones. Por fortuna, el oficial quien al principio se mostró algo confuso y probablemente a punto de sentirse ofendido, luego cambió de expresión ante tu adulación, sonriendo tímidamente bajo su mostacho, pero luego asintiendo -Agradezco mucho sus amables palabras, señorita- dijo asintiendo, más complacido por lo segundo que ofendido por lo primero.

-¿Sherlock Holmes dice...?- repite pensativo. -Creo que he escuchado su nombre. Pero no podría asegurarle que le identifico. ¿Colabora también como ustedes con el inspector Lestrade?- inquiere curioso. Pero pronto esa curiosidad se ve desviada hacia un punto en la niebla. -Espere aquí- ordena secamente.

El punto comienza a tomar la forma de una silueta amplia, que se acerca con paso lento y cojeante. Pero su forma no es discernible con facilidad y es difícil sacar algo en claro con la noche, la bruma y la falta de iluminación.

¿Quién anda ahí?- preguntó con voz autoritaria el oficial.

-Eh... eh, soy yo- responde una voz familiar, desgarrándose un poco -Hemos... hemos tenido un percance-

El oficial dio un paso hacia la silueta y preguntó -¿Un percance?-

-Sí, madame se tropezó y me temo que se ha lastimado el tobillo. Por lo que tuvimos que regresar. En su estado, lo mejor es que permanezca en el coche.- explicó el que ahora reconocías como el joven compañero del oficial.

-Entiendo. Acompaña a la señorita al coche, y luego vuelve a ir en busca de Lestrade- ordenó el de bigote. Y entonces reconoces que aquella silueta no es más que miss Adler caminando apoyada en el joven policía, de vuelta al coche.

Notas de juego

Puedes marcar a Irene.

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27/10/2017, 04:39
Narración

El camino parecía interminable, el nerviosismo de ambos (en diferentes medidas) era palpable, y las palabras suavemente susurradas por el doctor tenían ciertas implicaciones incómodas y oscuras, encajando de manera algo siniestra con aquel ambiente oscuro que les rodeaba. 

Pronto las lagunas dejaron paso a algunas estructuras que se levantaron rodeando la calle, y cuya existencia creaba al menos una serie de callejones que en vuestra cabeza, reconocíais como los edificios que daban forma al Norway yard, el lugar en donde estaba la escena del crimen. Y la aparición de una luz tenue cerca de dichas edificaciones y de siluetas parecían confirmar vuestras sospechas. Es Mina quien decide dejar de lado el acercamiento sigiloso, y cuando su silueta parece ser visible, escucháis una voz autoritaria que pregunta.

-¿Quién va?- y un movimiento que bien parece indicar que estaban alerta. Más rumores y pasos llegan en medio del sitio, por lo que había seguramente más personas que aquellas dos siluetas que parecían marcar la llegada a vuestro destino.

Notas de juego

Para no alargar innecesariamente la escena, asumo que seréis menos sigilosos, que igual no hay nada malo. Por ahora.

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31/10/2017, 00:26
Irene Adler

Irene sonrió para sí misma mientras notó de camino al carruaje la turbación del agente ante su cercanía. Estaba segura de que no estaba acostumbrado a tratar con damas y en un alarde de travesura, tal vez debido a su lugar de origen, aprovechó para acercarse un poco más de lo necesario, deseando darle a aquel hombre algo en que pensar cuando se quedase a solas. 

Al llegar a su destino, la mujer soltó despacio el brazo del policía, dejando que sus dedos lo recorriesen antes de separarse de él y miró hacia el otro agente, frunciendo sus labios en una mueca de fastidio.

—El suelo está tan húmedo que resbalé —dijo, cojeando al moverse hacia la puerta del carruaje—. Y además de torcerme el tobillo me temo que mi vestido se ha echado a perder. 

Por supuesto que le importaba haber manchado su ropa, aunque no tanto como aparentaba. Al fin y al cabo, la ropa sólo era ropa y tenía en abundancia. Pero era consciente de que ese comentario realzaría su feminidad a ojos de aquellos hombres y en aquel momento le parecía útil ser subestimada. 

—Por suerte el agente Lewis me ha ayudado a regresar. Y ahora tal vez pueda ir él en busca de Lestrade, o quizá la señorita Halcombe pueda acompañarlo. ¿Está dentro? —preguntó, al tiempo que abría la puerta y echaba un vistazo al interior, con intención de subir y sentarse a fingir que descansaba el pie dolorido. 

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01/11/2017, 22:39
Doctor Jekyll

Para cuando las lagunas empezaron a ser menos frecuentes y Henry Jekyll intuyó que estaban aproximándose a la escena del crimen dedicó una mirada más cargada de profundidad a su acompañante. Hasta el momento habían estado conociéndose un poco, quizá. O más bien tendiendo un puente sustentado en la situación y el chantaje que ambos sufrían. Había pocas maneras más favorables de llamarlo. Quizá habían bordeado el límite que convertía la información en confidencia, o la confidencia en secreto. Pero era consciente de que no era por amistad, sino porque aquello servía para que ambos supieran más del problema en el que estaban metidos.

En cualquier caso para el doctor ese momento había pasado. Había llegado el momento de hacer aquello para lo que los habían contactado. A ese respecto el buen hombre sentía cierta inseguridad, por supuesto, pero también determinación. Más valía que dieran lo mejor de sí.

De modo que en cuanto aquella voz les llegó él miró un instante a la mujer. Normalmente no le gustaba tomar la iniciativa, y con lo que le pasaba en los últimos tiempos disfrutaba más pasando desapercibido que otra cosa, pero aún así decidió contestar él en lugar de dejar que se encargar la señorita Harker.

—Soy el doctor Henry Jekyll —se presentó, caminando hacia aquella luz y buscando con la mirada a quien les había hablado. Por un momento estuvo a punto de presentar también a la mujer, y probablemente había sido lo más adecuado, pero su prisa le jugó una mala pasada—. Traemos un mensaje de suma importancia para el inspector Lestrade.

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02/11/2017, 18:43
Mina Harker

Para Mina la situación no variaba un ápice desde que habían comenzado a moverse. No sabía exactamente cuánto habían avanzado o el tiempo que les quedaría hasta llegar a su destino, pero un rumor, un susurro inaudible había empezado a silbar a escasa distancia de su oído. Era más bien la sensación de que algo no iba bien y probablemente la acompañaría hasta que el caso estuviera cerrado y ellos se encontraran a salvo. Uno nunca puede quedar a salvo de La Corona- se respondió al preguntarse cuándo se le pasaría la incomodidad que sentía en su pecho.

La respuesta del doctor solo sirvió para que al menos cambiara su foco de interés del asesinato hacia la dolencia que él sentía. No iba a adentrarse más en el tema porque lo cierto era que en realidad no se conocían ninguno de ellos y el único motivo que les unía era aquel trabajo. Tener otras preocupaciones que no fuesen las suyas propias en la cabeza la distraerían de su objetivo, y actualmente la situación estaba demasiado tensa como para fallarse.

-Espero que lo logre- respondió finalmente con un tono amable pero frío. Básicamente sus palabras eran un reflejo de en lo que ahora se había convertido.

Y volvió a sumirse en el silencio que los acompañaba. Mina recorrió el resto del tramo que a ambos le quedaban pendiente a su compañero, pero también a cualquier otro sonido que pudiese captar en los alrededores; no sabía el tiempo que llevaban caminando, o si sus compañeras habrían convencido a la guardia para pasar. Lo importante era que ellos dos llegasen y entregasen el mensaje al varón al que debían dar encuentro.

Por fin, cuando ella estaba a punto de preguntar cuánto más deberían caminar, las siluetas ensombrecidas de los edificios les ofrecieron la pista que necesitaban para saber que habían llegado a su destino. Una voz masculina y nada familiar preguntó en su dirección, por lo que supuso que eran a ellos a quienes hablaban. El doctor respondió a la cuestión planteada y ella permaneció tras él, ligeramente protegida por su silueta, pero mostrando lo suficiente como para que supieran que el buen hombre no caminaba en solitario. No sintió la necesidad de presentase, no hasta saber si habían dado con la persona indicada. 

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06/11/2017, 02:57
Narración

El oficial levantó la linterna para iluminar vuestros rostros. Os examina, primero al doctor y luego a Mina con algo de esfuerzo. -Oy, ésta área está restringida para los transeuntes, ¿qué hacéis a esta hora en estos lares?- dice la voz del guardia de al lado, sin ocultar su suspicacia.

-Eh, vamos, no vais a sospechar de ellos. Ningún criminal que se precie de su pellejo vendría de regreso aquí con nosotros.- dice el que sostiene la linterna. -¿Doctor Jekyll ha dicho? ¿Y usted señorita?- dice mientras sonríe. -Informa a Lestrade. Seguro que al menos querrá escuchar lo que tienen que decir- dice. Su compañero desaparece caminando lentamente por la calle principal, donde se oyen algunos murmullos.

-¿Quién os ha enviado?- pregunta el oficial mientras tanto. -Con vuestros atuendos, ciertamente destacáis y más a estas horas- dice con un aire de amabilidad quizás algo forzado, pero bienvenido tras las recientes molestias. Al acercaros, podéis verlo, un policía con un uniforme impecable y un sombrero alto, con gruesas patillas y una nariz redondeada, al tiempo que sus ojos, pequeños, están coronados por unas pobladas cejas. Sus labios se curvan en una sonrisa tranquila, y si bien no parece esgrimir su autoridad con la seriedad con que otros oficiales lo hacían, había una seguridad en su amabilidad que dejaba escapar aquel subrepticio mensaje acerca de quien poseía la autoridad y quien no.

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06/11/2017, 03:21
Narración

-Por supuesto, por supuesto- dice el oficial de bigote, pero en lugar de parecer comprensivo, había un tono irritado en sus palabras. Frunció el ceño, y parecía simplemente pensar que su salario no cubría el actuar de enfermero, escolta o ninguna función que le obligase a estar al cuidado de ambas. -Lewis, ve pronto a donde Lestrade. Estas damas bien necesitarán pasar o volver por donde vinieron, pero necesitamos saberlo pronto. ¿Está claro?- ordena finalmente volviéndose hacia el joven oficial, cuyas mejillas parecen todavía algo enrojecidas y cuyo rostro parece emitir cierto brillo, resultado de un sudor nervioso, en medio de la gélida noche de la ciudad.

Lewis adopta una postura firme, asiente llevando la mano derecha extendida y de manera lateral a su frente y sin más, comienza a caminar, casi a correr, perdiéndose en la bruma tras algunos metros, a medida que sus pasos resonaban sobre las duras rocas del camino con una rítmica apremiante, mientras su respiración quedaba simplemente ahogada por el silencio atronador de los alrededor del puerto.

Ahora todo era cuestión de esperar. El otro oficial no parecía tener muchas ganas de continuar hablando, Marian parecía notar la incomodidad pero no se atrevía a romper el silencio, intercalando una mirada cómplice con su compañera, ambas preguntándose -sin decirlo en voz alta- lo que habría sido del doctor Jekyll y de Mrs. Harker. E Irene Adler parecía atender su lacerado tobillo, aunque si sus heridas eran reales o imaginarios (como podría sospechar su compañera), era un tema que evidentemente no estaba dispuesta a discutir ante la cercanía del agente de Bigote.

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07/11/2017, 15:46
Irene Adler

Siguió con la mirada al policía que se alejaba, conteniendo una sonrisa divertida al ver su azoramiento, y después intercambió una mirada con Marian mientras se echaba hacia atrás en el asiento, apoyando su espalda en el respaldo. 

—¿Cómo ha ido todo mientras no estaba? —preguntó de forma casual, sabiendo que el agente del bigote podría estar escuchando—. Ha sido una lástima ese resbalón que nos ha hecho perder tiempo, pero por suerte ya me duele menos. 

Dedicó un guiño cómplice a su compañera en aquella misión. Fue rápido, apenas un instante, pero con él pretendía hacerle saber que el accidente no había sido tal. Parecía una mujer inteligente y la suponía capaz de comprender que su intención al fingirlo había sido darle tiempo al doctor y a la señorita Harker para llegar a Lestrade. 

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10/11/2017, 00:24
Mina Harker

Mina continuaba en su posición de mutismo selectivo por mera comodidad, ya que comprendía que no todos los allí presentes estarían al tanto de que ellos trabajaban ahora para algo que quedaba por encima de todos ellos y que las explicaciones estaban de más. Lo peor que podía pasarles es que les negaran el cumplir con su cometido, pero sabía que ellos ya contaban con una carta, un infiltrado en medio de un gentío de ignorantes.

Por desgracia, era natural en su especie que los individuos tuvieran el ansia del conocimiento, responderse a preguntas que en realidad poco les importaban. Era más bien esa curiosidad, la evitación de sentirse ignorantes y de tener el control sobre las situaciones. Mina ya había perdido la creencia de que su persona pudiera llegar a mantener el control sobre lo que la rodeaba. Era un peón más que formaba parte de un juego grande, complicado y con dudosos ganadores.

-Harker. Mina Harker-acabó respondiendo. Dar su nombre no le importaba demasiado. Se cruzó de brazos desde su posición y elevó la vista al cielo nublado y frío. Sus fosas nasales se llenaban de diversos aromas, pero ninguno de ellos le resultaba familiar o agradable.

Había comenzado a hablar mientras el otro hombre marchaba en busca de la persona con la que en realidad debían relacionarse. Lo vio perderse entre las calles cuando escuchó la otra pregunta se situó entre ellos, dejando un nuevo silencio incómodo que no podía durar demasiado. No encontró respuesta mejor para el poco tiempo que le dedicó a ese asunto.

-Lamento que importunemos con nuestra presencia, pero me temo que la información relativa a nuestro asunto con Lestrade solo le corresponde a él. El inspector podrá aclararle luego lo que él desee- respondió con una voz suave y armoniosa, pero portaba un ligero cariz de ausencia, como si pensase en algo más de lo que sus labios decían. Luego miró a su compañero y no añadió nada más. 

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10/11/2017, 05:26
Doctor Jekyll

Los ojos del doctor Jekyll se entrecerraron cuando aquel hombre levantó la linterna e iluminó su cara. No se sintió molesto, aunque tuvo que hacer un leve esfuerzo por ello. No le gustaba sentirse así, porque aquello daba poder al otro. Con el tiempo había aprendido a evitarlo, a respirar hondo y disolver de su mente la molestia. Porque si se la dejaba crecer, la molestia era sólo el principio.

No llegó a responder al compañero de aquel policía antes de que lo hiciera el de la linterna. O en realidad sí, porque lo que le pedía que dijera era exactamente lo que había dicho antes. En otro tiempo las palabras de aquel tipo le habrían arrancado una respuesta rápida. ¿No se debería desconfiar de ellos justamente por estar allí? Asumiendo ese tipo de cosas no era de extrañar que Cream siguiera suelto. Perfectamente podrían haber sido ellos los asesinos y no Jack, y volver a la zona tras un tiempo escondidos por no haber escapado a tiempo. Pero no iba a explicar aquello a ese —probablemente obtuso— policía. No tenía las ganas ni la temeridad necesaria, teniendo en cuenta que era el primero que les daba una oportunidad de hablar con Lestrade.

Dejó que el otro policía se marchase, y luego se unió con su actitud a la respuesta de Harker. Él no lo habría dicho mejor, y desde luego no con la misma firmeza.

—Me temo que mi compañera tiene razón —apostilló antes de hacer una breve pausa—. Sabemos que el inspector está ocupado pero no habríamos venido de no ser un asunto relevante —enunció volviendo casi sobre las propias palabras. No desvió sus ojos del oficial aún cuando estos le pedían mirar un instante a Harker—. Y de urgencia.

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12/11/2017, 16:17
Marian Halcombe

-Maravillosamente. Sin la protección de la distinguida policía Londinense, este sería un espantoso lugar para esperar mientras el recado llega a Lestrade- añade Marion con una expresión serena, mientras observa con una sonrisa al oficial de bigote. Escucha atentamente el comentario de Irene y sonríe amistosamente. 

-Ciertamente, con el empedrado húmedo y a esta hora, una se puede tropezar y hacer mucho daño. Ha sido bastante afortunada de contar con un amable acompañante. ¿Ve lo que le decía, oficial? nuestra seguridad depende de vosotros, y aún quienes tenemos el privilegio de servir de asistencia a la Scotland Yard, os debemos muchísimo.- dice guiñándole un ojo en respuesta a Irene, para que entendiese que trataba un poco de ganarse al menos las simpatías del policía de bigote.

-De hecho, antes de que llegasen, hablábamos del señor Holmes. Sherlock Holmes. Su reputación le precede, pero su temperamento parece granjearle más bien desdén. Sin embargo, nuestro acompañante no parece haber oído de él. ¿Supongo que usted si ha escuchado hablar de él, Miss Adler?- añade con una sonrisa fría.

Notas de juego

Personaje pnjotizado.

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12/11/2017, 17:50
Narración

El oficial de bigote sonríe a regañadientes, más por mantener la imperturbable fachada de aparente educación y formalidad a la que ningún inglés con un cargo oficial que se preciara de serlo, renunciaría fácilmente. Estaba claro que en Londres, en donde toda suerte de criminales y gentuza coexistían junto a dandys, caballeros y ennoblecidos caballeros, estos últimos mantenían su actitud flemática y los primeros eran simplemente "extranjeros" o "indignos", según el humor del interlocutor. Pero la verdad, esa que estaba oculta bajo la piel gruesa de los británicos, es que por cada dignificado representante de la superioridad moral, intelectual y ética del Imperio, había otro que se oponía diametralmente a todos y cada uno de esos valores.

Así que, vuestro acompañante parece debatirse entre la molestia de tener que lidiar con un imprevisto a altas horas de la noche, en medio de una vigilancia que parecía haber sido reducida a chaperón de vosotras dos, y recibir los cumplidos sin romper la fachada fría y cortés que era la norma en este tipo de interacciones.

-Creo que he escuchado su nombre, pero no tengo el placer- dice con voz adusta ante la mención de Sherlock Holmes, pero sin querer comentar más al respecto.