Partida Rol por web

Las Sombras de la Mente

Capítulo III: Despacho en Escarlata

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11/11/2019, 22:27
Mina Harker

-Así que una artista – sonrió ante la replica de Adler

No le preocupaba lo apropiado o no de su atuendo, la señorita Adler destilaba confianza en si misma por los cuatro costados, haciendo de toda situación un juego que siempre marcara a su favor. Tan solo esperaba que ningún marine fuera lo suficiente espabilado como para reconocerla, Mina mostrado sus cartas lo suficiente la noche anterior con el vigilante francés, no pretendía volver a aventurarse a algo así de poder evitarlo, así que la idea de no bajar del carruaje y espiar en el cobijo de las sombras le pareció un plan brillante. Ojala fuera así de sencillo.

-¡oh! - exclamo con fingida sorpresa alzando los hombros quitando importancia a la pregunta de su acompañante, moviéndose así por primera vez desde que se había acomodado en su asiento – no merezco tal consideración, señorita Adler, sentiría decepcionarla – una oscura expresión de recelo se reflejo en la cristalina mirada de Harker, quien ya había mostrado suficiente ante Halcombe la noche anterior como para cometer el mismo error dos veces – en el pasado he lidiado con monstruos sedientos de sangre como el asesino que ocupa nuestras noches e imagino que mi experiencia le pareció algo a útil a tener entre sus filas al señor Holmes, eso es todo. De no ser por mi juramento y que necesito más su ayuda que él la mía, ni tan siquiera habría acudido a la llamada – hizo una pausa humedeciéndose los labios – El señor Holmes, sabe que hilos debe tocar para que la gente a su alrededor cumpla su voluntad, sin duda alguna...me pregunto ¿que es lo que la ha movido a usted?

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17/11/2019, 01:36
Irene Adler

La sonrisa de Irene se amplió al escuchar la modestia de su acompañante. Si de algo no le cabía duda era de que si estaba allí, involucrada en aquel misterio por parte de la mismísima Corona, era porque merecía esa consideración. Pero tampoco podía negar que encontraba cierta diversión estimulante en el modo en que todos sus compañeros trataban de mantener sus secretos bajo llave. 

Dudo mucho que sea usted capaz de decepcionarme, señorita Harker —respondió, con la sonrisa revoloteando en sus labios y un tono grave y aterciopelado—. Ni aunque tratase de hacerlo a propósito. 

Sus dedos repiquetearon sobre su rodilla y sus ojos esquivos pasearon por el interior del carro antes de volver a centrarse en la otra mujer. 

Sin duda alguna —repitió sus palabras sobre el señor Holmes al tiempo que asentía levemente con la cabeza—. Es un hombre que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Y lo que me mueve a mí es la venganza, querida —declaró, alzando un poquito las cejas—. ¿Acaso hay una motivación más fuerte que esa? El señor Holmes tiene lo que necesito para atar un cabo suelto del pasado.

»Pero ahora —siguió hablando, divertida, ladeando su sonrisa—, para que esta conversación sea recíproca, debería contarme qué zanahoria le ha puesto a usted delante nuestro querido señor Holmes.

Notas de juego

Disculpa la tardanza, he tenido una semana terrible -.-

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20/11/2019, 22:50
Mina Harker

-tampoco quisiera que fuera de otro modo, señorita Adler – replico con cierta sorna, devolviendo a la joven Irene una afilada sonrisa de labios cerrados.

Una sonrisa que en otros tiempos más simples podría haber sido una sonrisa altiva y orgullosa, camuflada de dulzura inocente pero que en la penumbra del carruaje, junto a su nívea piel casi fantasmal, le confería un aspecto amenazador. Era el turno de Adler, así que la institutriz permaneció imperturbable escuchando sus motivaciones para aceptar la tarea encomendada por la corona, tan quieta que podía parecer una más de las estatuas del panteón griego que reposaban en el museo británico. Solo rompió la armonía de su rostro el alzamiento de una ceja inquisidora ante el cebo que M había usado con ella. Venganza.

-bueno, tengo la convicción que solo hay dos cosas que mueva el mundo, señorita Adler – enunció Harker serenamente – una es el miedo y la otra el deseo – sentenció con elegancia sin dejar de observar a su acompañante frente a ella, entrando en el divertido juego que conllevaba aquel intercambio de impresiones. Un juego peligroso, sin duda, pero el camino era largo y prefería eso al incomodo silencio – así que...sí, su deseo de venganza es una fuerte motivación – se abstuvo de desearle que la alcanzara por desconocer, aún, los detalles al respecto como para posicionarse a favor de alcanzarla.

-mi zanahoria ¿eh?...hum...- desvió la mirada por el cielorraso del carruaje y luego por el tapizado de los asientos, eludiendo la mirada de Adler, hasta que finalmente recorrió el esbelto cuerpo de la mujer el ropajes masculinos hasta alcanzar su rostro y su sonrisa divertida – el señor Holmes a prometido ayudarme a dar con el paradero de alguien muy estimado para mi

Notas de juego

No te preocupes por la tardanza, tampoco es que yo al final este muy libre estos dias ^^

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30/11/2019, 00:11
Doctor Jekyll

El doctor Jekyll bajó la mirada al oír la declaración del secretario. Que dijera no saber nada del barco complicaba las cosas, claro. No quería mirar directamente a su compañera por no mostrar su latigazo de frustración con una pizca de impaciencia. Odiaba situaciones como aquellas porque tratar con personas no era su especialidad. Por desgracia no había una fórmula química que les hiciera contar lo que sabían con certeza de que no ocultaban nada... Aunque quizá pudiera desarrollarse. El doctor no contempló aquello como una posibilidad real: bastantes problemas le había dado ya probar cosas nuevas en personas... En él. Pero sí se preguntó si aquello sería algo viable científicamente.

El asunto de la recepción captó la atención del hombre, que sintió cómo aquel punto tironeaba de su interés. Aguardó a que Halcombe terminase de hablar... Y sintió una sincera admiración por ella al escucharla. La mujer sabía cómo decir las cosas, eso estaba claro. Deseó saber ser más sutil, saber dar esos matices que sin duda ella o Adler dominaban, cada una con su estilo. De haber estado en su lugar, probablemente el doctor simplemente se habría limitado a preguntar lo que quería, y no en preparar un bonito colchón de plumas para que el secretario dejase allí tumbadas sus reticencias. Durante un instante el hombre se quedó pensando, y al volver a hablar lo hizo con su mejor intento de parecerse a su compañera.

—Sin duda usted es el primero que quiere ayudarnos a encontrar a quien ha cometido esa atrocidad —dijo, y tuvo que contener sus palabras siguientes, que iban en la línea de que no querrían que pareciera lo contrario, al darse cuenta de que podían parecer una amenaza. No tardó en darse cuenta de que esa idea había estado guiado por ese alguien que cohabitaba en su cabeza. Ese que también sabía ser sutil... Y bestial, al mismo tiempo. Ese al que debía reprimir. En ese momento decidió que quizá era mejor intentar no parecerse a quien no era. Esperaba no equivocarse—. La recepción de esta noche... ¿A qué hora comenzaba? —preguntó, llevando un instante sus ojos hacia el reloj de la sala—. ¿La señora Wilcott no estaba invitada?

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13/12/2019, 02:01
Irene Adler

Irene escuchó la respuesta que saciaba en parte su curiosidad y alzó un poquito las cejas cuando Mina terminó de hablar. 

Por lo que a usted la mueve también el deseo. El deseo de recuperar algo que ha perdido, ¿no es así?

Asintió despacio con la cabeza, con comprensión. Ella había perdido también a alguien que le era muy valioso, aunque seguramente no en el mismo sentido que la persona que buscaba la señorita Harker. La lástima era que ya no había modo alguno de que a ella le devolviesen a su rival. Estudió el rostro de la mujer que tenía delante y al final le sonrió con esperanza.

Estoy segura de que el señor Holmes cumplirá su promesa y podrá reunirse de nuevo con esa persona. —Emitió un leve resoplido y llevó los dedos a la cortina para atisbar hacia el exterior—. En cuanto hayamos resuelto este misterio, claro. Conociendo a la Corona no me sorprendería que ellos mismos tuvieran retenido a ese alguien que busca usted, a la espera de que termine su trabajo para ellos. —Hizo una pausa y volvió a mirar hacia dentro—. ¿Y qué le parece a usted, señorita Harker? ¿Cómo cree que encajarán todas las piezas?

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13/12/2019, 02:18
Secretario

El inspector Lestrade asiente con lenta resignación y se retira a dar las órdenes, no demostrando mucha voluntad, pero al menos siguiendo las instrucciones.

Escuchó atentamente a Marian, y se acomodó los lentes. Sin embargo son las últimas palabras las que parecen arrancar de él cierta reacción ofendida, la de un inglés al que se le pide que abandone sus maneras, por absurdas e inútiles que sean. -Mi lealtad está todavía con la familia Wilcott, señora- responde el secretario airadamente, acomodándose los lentes. -Los asuntos que el señor Wilcott manejase a su discreción son suyos. Y si sus secretos han de irse a la tumba con él, que así sea. No seré yo quien cause más dolor a su viuda y su hijo- dice frunciendo el ceño de forma indignada, ignorando el resto de las preguntas de forma flagrante.

-No suelo husmear tampoco en la correspondencia- replica violentamente. -El señor Wilcott me avisó que luego de las 7 estaba libre, debido a que se ausentaría. Es todo lo que sé. Y si me disculpan, tengo muchos papeles que poner en regla y contactar al abogado del señor Wilcott. Nada de esto se arreglará solo, y ciertamente no pretendo pasar más tiempo escuchando propuestas que van en contra de mi ética- dice visiblemente ofendido, con todos los aspavientos del inglés que sólo es perturbado cuando lo más importante de su persona es amenazado: su imagen de rectitud incuestionable.

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18/12/2019, 22:09
Marian Halcombe

Bien, hacer aquella pregunta había sido un error, pensó Marian observando la indignación del secretario. Pero puesto que ya no había la posibilidad de más preguntas, se levantó, alisándose la falda.

-Discúlpeme, señor Porter. No pretendía insinuar que tuviese una conducta indiscreta. Tan sólo que, a no ser que el señor Wilcott fuese extremadamente discreto, era inevitable que usted se diese cuenta del movimiento de grandes sumas que no estuviesen destinados a su negocio de importación, de ausencias sin explicaciones o reuniones con personas a las que no conociese como clientes o empleados. Pero tampoco permitiré que crea que nos mueve el remover rumores o crear maledicencia. No somos escritores de folletines de a penique, o periodistas que busquen escándalos o historias truculentas para periódicos vulgares. Igual que usted no quiere causar dolor a su viuda e hijo, nosotros queremos que tengan el alivio de saber que el asesino de su esposo y de su padre acabará colgado de una soga, y asegurarnos que no va habrá más viudas y huérfanos por su culpa. Desgraciadamente, resolver crímenes sin indagar en los secretos que los rodean puede no ser posible. Y ahora si me disculpa, también tengo otras ocupaciones que atender. Doctor, creo que iré a comprobar si el inspector ha hecho algún hallazgo -Le dirigió una inclinación de cabeza al secretario, y se dispuso a salir de la sala, sin estar segura de si el doctor la seguiría o intentaría razonar con el secretario. Por su parte, sentía una gran curiosidad por la recepción especial a la que Wilcott se suponía que debía asistir. Y si Lestrade no había encontrado la invitación, se preguntaba si sería el momento de vivitar de nuevo a Mycroft Holmes.

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25/12/2019, 03:02
Doctor Jekyll

El doctor Jekyll se removió en su asiento, mostrando una incomodidad que no era sino el reflejo de la del secretario. Aunque, siendo sinceros, el doctor últimamente se sentía incómodo hasta con la gente que no lo estaba. Sin embargo, en aquella situación sentía no saber lo que estaba haciendo. Creía que poco podía hacer más que mirar y aprender de Halcombe.

Un poco avergonzado, el doctor bajó la mirada al oír lo de que el hombre decía sobre causar más dolor a la familia del difunto.

Al oír cómo la mujer respondía, el doctor Jekyll ganó cierta confianza en algunos momentos al escucharla y asintió más de una vez con cierta timidez. Sin embargo, cuando ella acabó de hablar y pareció que los dejaría solos, le costó no palidecer. Entendía que estaba dejando en sus manos continuar con el interrogatorio, pero no sabía si sería capaz. ¿Había sido esa la estrategia que habían mantenido desde el principio, y ni siquiera se había enterado? En ese caso, esperaba haberlo hecho bien.

—Mire... —empezó a hablar tras asentir a Halcombe—. Está claro que su lealtad está con la familia, de eso no me cabe duda —enunció—. Es precisamente por eso que debería contarnos cuanto sepa. Le doy mi palabra de que nada malo del señor Wilcott se sabrá por nuestra boca. Pero cualquier detalle puede ser determinante para capturar a su asesino. Dígame —enunció un poco nervioso el doctor antes de ladear un poco la cabeza—, ¿cómo cree que ayuda más a su viuda y a su hijo? ¿Guardando los secretos del difunto y manteniendo a su asesino libre? Yo no tengo ningún interés en sus negocios, o en sus inversiones, más allá de lo que tenga relación con este caso. Ni tengo conocidos que puedan estar interesados. Créame que lo único que quiero es encontrar al culpable y volver a casa —suspiró, planteándose por un momento qué podría querer realmente su interlocutor—. Seguro que cuando encontremos al asesino la familia agradece saber que ha sido gracias a su ayuda. No gracias porque crea  que ha desvelado secretos ni traicionado confianzas, sino porque sabrán que usted nos puso sobre la pista con sus propias deducciones, que quedarán entre nosotros. Para usted podría ser sólo el mérito... Y el agradecimiento de ellos, claro.

- Tiradas (1)
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05/01/2020, 01:08
Mina Harker

No contesto a la afirmación de Adler, era más que obvio que tenía razón, no había motivo para que la ayudara a regocijarse en ello. Hubo un tiempo en el que Mina habría indagado como una chiquilla curiosa sobre la vida de la joven que tenía frente a ella; una romántica empedernida que solo veía lo bueno que habían en las personas, incluso en aquellas que aparentaban no tener nada bueno que ofrecer al mundo. Lo había visto hasta en su príncipe. Ahora en ese carruaje trataba de comprender a Adler y le resultaba tarea casi imposible, aunque pronto sus gestos y palabras la hicieron alzar una ceja ante sus acertadas palabras.

-parecer ser usted muy perspicaz, señorita Adler - le concedió ante tan agudo comentario sobre la corona - parece ser que conociera el modus operandi del señor Holmes – añadió sin pretender confesar que así era en realidad como había desaparecido su amado Jonathan – No se que decirle al respecto, ciertamente todo esto me tiene desconcertada. Pistas y más pistas que parecen no llevarnos a ninguna parte salvo a la certeza que hay un sanguinario asesino suelto, que bien podría ser el aclamado Destripador que retorna a la patria o un simple ajuste de cuentas sin precedentes – suspiro exasperada tratando de ordenar sus pensamientos – sea como fuere no veo claro que todo esto este conectado con la corona o con un posible atentado contra esta...ciertamente no se que decirle

Notas de juego

Lo bueno si es breve dos veces bueno. Ya estoy de vuelta y poniendome al día con umbria, lo cual no es facil porque tengo muuuucho pendiente.

Por cierto acabo de verme de seguido la miniserie de Dracula y es una maravilla, os la recomiendo.

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10/01/2020, 03:51
Irene Adler

—A decir verdad, yo también me pregunto sobre esa conexión. La damos por cierta porque el señor Holmes nos la aseguró, al igual que afirmó que no se trata de un imitador... —Sacudió la cabeza con gracia—. Y el señor Holmes bien debe saber por qué está tan seguro, aunque no se digne a compartirlo con nosotros. —Hizo una pausa y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa—. Pero si me pregunta a mí, creo que haríamos bien en no dar nada por sentado. 

Sus ojos recorrieron el rostro de la mujer que tenía enfrente, sin ocultar el brillo curioso con que la contemplaba. Mina era para ella un misterio, como también lo eran el doctor y la señorita Halcombe. Misterios que a Irene le gustaría desentrañar y que acicateaban su sangre haciéndola sentir viva. 

—En algún momento todas las piezas que tenemos sobre la mesa encajarán entre ellas y lo que ahora nos parece complicado se mostrará a nuestros ojos como si nunca hubiera existido otra opción. Mientras tanto, lo que nos toca es seguir recogiendo todas las pistas que podamos. 

Se quedó callada por un momento y luego lanzó una pregunta más, volviendo a poner la mirada sobre la señorita Harker.

¿Querría contarme qué les pasó anoche en el barco? —pidió con suavidad y una sonrisa tranquila—. Tuve la sensación de que vio algo que la trastornó.

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10/01/2020, 12:18
Secretario

El hombrecillo dudó durante unos minutos, se acomodó los lentes durante unos momentos y pareció meditar las palabras de ambos. Luego bajó la voz y se acercó reluctantemente a ambos.

-Miren, no quiero más dificultades. El señor Wilcott posee varias propiedades en el puerto. Lo único que sé es que alquilaba algunas bodegas para mercancías que necesitaban más discreción y pocas o ninguna pregunta. No estoy al tanto de quiénes, de qué o de cómo, es todo lo que sé y lo que quiero saber- dice mirando de reojo a Marian. 

-El señor Wilcott es quien llevaba el registro de dichas transacciones. Ignoro si registraba aún más detalles, pero si es así, es poco probable que lo hiciera aquí. No quiero pensar ni siquiera en si tendría dicha necesidad. Es todo lo que sé que pueda ayudaros, pero no me pidáis que lo repita, odiaría saber que el buen nombre de Wilcott o su familia se ve afectada por mi indiscreción. Si no hay nada más en lo que pueda ayudaros, tengo much trabajo todavía- dice el hombre, sin miraros ya a los ojos y tratando de zafarse de aquella incómoda situación, como si el ignoraros fuese suficiente para negar su propio acto.

Notas de juego

Me tengo que excusar. Tenía esta respuesta y creo que tras los esqueletos nunca la posteé realmente.

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13/01/2020, 00:22
Mina Harker

-es bien sabido que la corona a sufrido atentados contra su persona en el pasado y sin duda no es algo que descartar, pero por el momento la única conexión que hemos encontrado con ella es la del Profesor Roch – recapacito en voz alta sobre el asunto mientras el traqueteo del carruaje se hacía algo molesto para volver a suavizarse a los pocos metros – coincido – sentenció asertiva a las palabras de Adler

Se había acostumbrado a todo tipo de miradas desde que había enfermado pero el brillo que se reflejaba en los ojos de Adler era cuanto menos incómodo, sabía que había despertado en ella una curiosidad mal sana para su secreto, el cuál parecía que la señorita Halcombe parecía no haber compartido. Quizá porque no comprendía del todo lo que había presenciado o no había profundizado en ello, lo único que si podía asegurar es que de saber toda la verdad no volvería a acercarse a ella. Ninguno de ellos se atrevería a compartir ni un minuto de su tiempo con un monstruo como el que trataban de dar cada. Un monstruo sanguinario.

-Espero que tenga razón señorita Adler y cuando antes se corra ese tupido velo de aparente ignorancia en el que nos encontramos cubiertos mejor...así todo podrá volver a la normalidad – añadió con voz teñida de mal disimulada amargura, arqueando una ceja oculta ligeramente bajo el velo que adornaba su tocado y que llevaba hacía echado hacía atrás – ¿a sí? ¿eso le pareción?...no se apure señorita Adler no sucedió absolutamente nada de lo normal, tan solo dos damas en una situación comprometida en un barco, por suerte el antipático vigía francés que nos encontramos accedió a ayudarnos...aunque al final todo se complico y tuvimos que partir precipitadamente, eso es todo...- movió la cortina con los dedos disimuladamente, rompiendo así el contacto con la mirada de Adler y buscando orientarse en las sobras de la noche – espero que no nos demoremos mucho más

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13/01/2020, 13:45
Marian Halcombe

-Gracias, señor Porter. Nos ha ayudado.-Dijo Marian, y las palabras no eran mero formalismo. Sabía lo dificil de lo que habían pedido al secretario, hacerle escoger entre proteger la memoria de su patrón o darles la información para capturar a su asesino. Pero había vidas en juego, y a veces la compasión era un lujo, no podían haberse permitido dejar a Porter al margen.

Y apostaría libras contra peniques a que el almacén donde estaba lo que había llegado en el Vermillion era uno de los almacenes "discretos"de Wilcot. Una pieza más del puzle. Sólo les faltaban unas 990 más para conseguir llegar al final, pero era algo.

-Tenemos un trabajo que hacer, voy a dejarle con el suyo. Realmente deseo que no tengamos motivos para volver a hablar, y que lo único que sepa de nosotros es que hay un asesino menos en Londres. -Era el momento de ver qué había pasado con esas invitaciones. Dejó al secretario atrás, no era necesario seguir importunándolo y se dirigió al despacho de Wilcot a comprobar si Lestrade las había encontrado.