Partida Rol por web

Las Sombras de la Mente

Capítulo II: Un Cadáver en la Posada

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01/08/2019, 20:10
Inspector Lestrade

-Le agradezco sinceramente, profesor. Buen día- dice mientras se despide con una venia respetuosa a su vez. Luego baja la voz. -Franceses. Nunca se sabe que esperar de ellos. Un momento son las criaturas más amables del planeta y al otro, están arrojándote una taza de té en perfecto estado por el rostro- dice, citando un ejemplo demasiado específico.

-Ejem. Al parecer tendremos que esperar que el profesor hable con el capitán del navío. ¿Algo más que queráis corroborar?- pregunta el inspector, pensativo.

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02/08/2019, 23:25
Marian Halcombe

El suave "toc, toc, toc" de los golpecitos impacientes de su bastón en su zapato eran la música de fondo de los pensamientos de Marian, tan abstraída que apenas prestaba atención a Lestrade. En cierta forma, habían conseguido más piezas del puzle. El problema es que en lugar de encajar con las que ya tenían y empezar a formar una imagen coherente, parecía que tenían piezas de un jardín, un estanque de patos y el mapa de Dinamarca, y la única forma de juntarlas sería con un martillo. Quizás deberían haber empezado por enseñar a los niños a tratar mejor a sus juguetes. Hablando de lo cual, ¿les daría el señor Holmes información sobre el profesor si se la preguntaban directamente? Alguien en la corona era bastante liberal con la información que daba sobre ellos, sería lo justo que les dieran a ellos información sobre el profesor. Pero poco probable. Suspiró. Se sentía bastante impotente ahora mismo, y esa no era una sensación que disfrutara. ¿Era el profesor quien decía y era víctima de las circunstancias? Le parecía sincero, pero le resultaba dificil creer eso a la vista de los sucesos del día.

-¿Si el profesor les dió una bitácora, significa que tenían una segunda bitácora disponible?-preguntó, en voz alta. ¿Quizás era una falsa, por si acaso se la requerían en puerto?-Doctor, dijo que admiraba su trabajo, ¿no recordará haberlo visto en alguna conferencia o reunión científica? ¿Puede que esté relacionado con...? Lo siento, no se lo he preguntado antes, ¿cuál es el tema de sus investigaciones?

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05/08/2019, 02:11
Irene Adler

Los ojos de Irene atisbaron hacia la habitación tras la espalda del doctor mientras él hablaba. Podía parecer que no le estaba escuchando, pero cuando él mencionó la posibilidad de que los agentes hubiesen movido el cuerpo frunció ligeramente los labios, delatando que sí le estaba prestando atención. 

Cuando terminó, volvió a poner su mirada sobre él y le dedicó una sonrisa encantadora. 

—Creo que eso es todo, doctor. Espero que pueda usted descansar. 

Esperó por si Mina tenía algo más que preguntarle, pero por su parte ella estaba preparada para acudir al barco en busca de sus compañeros.

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05/08/2019, 22:20
Mina Harker

La habitual palidez del rostro de Mina se vio acentuado durante el tiempo que el forense compartía sus averiguaciones con las dos mujeres, manteniendo la distancia y procurando no lanzar ni una sola mirada al interior de la estancia. El característico aroma de la sangre le llegaba sin falta de verla y trataba de no imaginar el escenario con demasiado detalle, el miedo de empezar a paladear a causa de la sed de su monstruo interior la mantenían centrada en las palabras del hombre.

-Gracias Doctor – respondió si añadir ninguna pregunta, aunque tenía varias rondando la cabeza dudaba que él tuviera las respuestas

Ambas permitieron que regresara a sus quehaceres y preparativos para trasladar el cuerpo, rezagándose en el piso de arriba antes de descender ellas mismas las escaleras.

-esta claro que no vamos a sacar anda más de este lugar...¿que opina usted señorita Adler? ¿deberíamos unirnos a nuestros compañeros o tiene algo en mente? - expreso con cierta exasperación en el tono de su voz cuando se dirigió a ella sin siquiera mirarla a la cara según alcanzaban el hall de entrada de la posada.

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10/08/2019, 14:16
Doctor Jekyll

El doctor Jekyll asistió a las respuestas del profesor con la sensación constante de que no eran más que una sucesión de evasivas endulzadas. Eran muchas las situaciones que aquella noche le habían hecho sentir impotente, incapaz, y esa se estaba llevando la palma. Estaba convencido de que el hombre que tenían delante sabía más. De que sabía lo suficiente, de hecho, para desvelar qué estaba pasando en realidad. Sin embargo, sabía que carecían de los medios para sonsacarle.

Para cuando el hombre se despidió el buen doctor se quedó unos segundos sin saber bien ni qué decir. ¿Aquello había sido una pérdida de tiempo? Bueno, al menos le habían puesto cara al tal P.R., y habían descubierto la carta que él llevaba. Los ojos de Henry Jekyll  fueron hacia el inspector Lestrade cuando este habló. Se sorprendía de lo fácil que él se daba por vencido, aunque... ¿Qué otra cosa podían hacer? Se encogió de hombros antes de responder a su pregunta.

—Todo —dijo con impotencia, sin esperar realmente que Lestrade pudiera ayudarle a cambiar eso.

La pregunta de Halcombe hizo que cambiara el peso de pierna, ligeramente incómodo, y llevase la mirada al suelo. Luego buscó los ojos de la mujer antes de contestar.

—No... No creo que esté relacionado con... Bueno, con nada —aseguró antes de emitir un suspiro, pensando cómo explicarse... Sin explicarse—. Mis investigaciones eran sobre —«Sobre mí», susurró El Otro en su oído, provocando un escalofrío al doctor— la incidencia de la química en la naturaleza humana.

Después de eso el doctor observó durante unos segundos la dirección en la que se había ido Roch. Colarse no era una opción. No para él, después de ver la carta que les había mostrado. Para El Otro, en cambio, lo que no era una opción era que aquello quedase así.

—No creo que ese hombre le comente nada a su capitán —dijo entonces—. Y si lo hace, no vendrá a decírnoslo.

Quizá era pesimismo, quizá la desconfianza hacia Roch. En cualquier caso bajó la mirada un instante.

—¿Buscamos a nuestras compañeras? —preguntó como pidiendo permiso, carente de la seguridad que necesitaba la iniciativa.

Un segundo más tarde añadió algo más.

—No entiendo por qué nos pidió ver nuestra carta, si ya sabía quiénes éramos y lo que hacíamos —comentó—. ¿Sólo jugaba con nosotros, o había algún motivo más?

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11/08/2019, 02:22
Narración

El doctor y Marion no tuvieron que esperar demasiado, mientras se preparaban y esperaban que los oficiales les comentaran de la bitácora, antes de que aparecieran Mina e Irene, caminando entre las sombras en dirección al barco. La segunda venía con aire pensativo, mientras que la primera parecía haber adquirido un aire más siniestro, su palidez casi que resplandecía en medio de las tinieblas y su aspecto parecía el de quien sufría una enfermedad que había empeorado rápidamente a medida que se acercaba el amanecer.

Sin embargo, llegaron prontamente y al notarlas, el inspector no pierde tiempo en lanzar una pregunta. -¿Y bien? ¿habéis encontrado algo que hayamos pasado por alto?- dice, con una seguridad tambaleante y su propia expresión dubitativa, que revelaba que él parecía más confundido que vosotros mismos con todo aquel misterio.

Notas de juego

Estáis de nuevo juntos.

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11/08/2019, 02:45
Narración

Os dirigís hacia el barco, mientras la falta de sueño y el cansancio comienzan a hacer mella. Os acompaña un frío que cala los huesos y una brisa que aulla burlona. En cualquier momento el sol hará su aparición, discretamente, saltando del horizonte a las nubes, y los primeros rayos de luz trazarán las siluetas de los techos angulares, las chimeneas y las nubes de humo que se elevaban como maldiciones hacia el cielo desde todas partes en Londres.

A medida que os acercáis al Támesis, el frío aumenta. El viento aúlla siniestramente, mientras pasos y voces revelan que la quietud de la madrugada no tardará en convertirse en un recuerdo del pasado. Los mástiles de hierro se hacen visibles, y Mina indica que se trata del leviatán que los franceses habían bautizado como Vermillon. Un azul tenebroso, un blanco sucio y un rojo sangriento ondean maltratados con fuerza por la brisa, aunque sus quejas se ahogan entre otros sonidos de policías y marineros.

Finalmente, llegáis. El navío descansa en el puerto, su sueño interrumpido por ires y venires, mientras varios marinos observan y hablan con los hombres de la Scotlland Yard. Allí están el doctor y Marian, junto al inspector Lestrade, y varios agentes. El río y el barco emanan un olor mezcla de metal y a vapor frío, la esencia que imagináis emana de todos y cada uno de los navíos que llevan en servicio algunos tiempos. Es el inspector quien os da la bienvenida con una pregunta directa, o tan directa como le es posible  -¿Y bien? ¿habéis encontrado algo que hayamos pasado por alto?- dice, con una seguridad tambaleante y su propia expresión dubitativa, que revelaba que él parecía más confundido que vosotros mismos con todo aquel misterio.

Notas de juego

Podéis marcaros a todos.

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14/08/2019, 23:33
Marian Halcombe

-Nosotros nos hemos entrevistado con el profesor Roch. Es un agente de la corona, y posee una autorización semejante a la nuestra, que da al profesor y a su tripulación libertad de operación y garantía de secreto absoluto en representación de los negocios del imperio británico y de su seguridad. No nos ha permitido acceder al barco. Aunque por lo demás, se ha mostrado de lo más cortés. Ha deseado poder tomar el té con nosotros en una ocasión más propicia, y ha mostrado su admiración por el trabajo del doctor, además de conocer también quién era yo. Incluso ha preguntado cómo es que ustedes dos no estaban aquí.-Dirigió una mirada a la señorita Harker cargada de significado. El tono con el que Roch había mencionado el nombre de Harker le hacía creer que aquel hombre estaba familiarizado con ella y sus... habilidades. Terminado su resumen de la frustrante reunión con Roch, estaba deseando saber lo que había pasado con sus dos compañeras. No sabía si habían averiguado algo, pero no se le había pasado por alto el aspecto de Harker, ni la expresión de Adler, y le preocupaba e intrigaba a partes iguales.

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15/08/2019, 19:45
Irene Adler

Al reunirse con los demás Irene les dedicó una mirada inquisitiva, una que preguntaba sin palabras cuál era la situación. Sus ojos, sin embargo, no se detuvieron demasiado sobre ellos y recorrieron el lugar y a los presentes, tratando de hacerse una idea por sí misma. 

Cuando llegó la pregunta de Lestrade, la mujer le dedicó una sonrisa indulgente y se encogió graciosamente de hombros.

—Pasado por alto... —repitió sus palabras antes de negar con la cabeza—. Oh, no crea, no demasiado. Ningún rastro por los alrededores, lo cual no deja de ser interesante en sí mismo, ¿no es así? —dijo, acentuando su sonrisa al continuar—. No obstante, tuvimos la oportunidad de escuchar las primeras impresiones del forense de primera mano y, en fin, ha confirmado lo que ya sabíamos: las heridas de las sienes de ese hombre debían imposibilitarle por completo una correcta ejecución de sus funciones motoras. Según él, ni siquiera debería haber estado vivo, pero de estarlo es claro que le habría sido totalmente imposible comportarse con normalidad y, por lo tanto, cometer el suicidio.

Dejó que esas palabras calaran en el representante de la ley. Luego ladeó el rostro y sus rizos cayeron sobre sus hombros con delicadeza

Por otro lado, también ha puesto en entredicho la integridad de la escena del crimen —remarcó aquello, por si aún quedaba intención alguna en el inspector de achacarlo a un suicidio—. Al parecer sus hombres se toman en ocasiones demasiadas licencias. Aunque sin duda eso usted ya debe saberlo, ¿no es cierto? —Su sonrisa brilló, encantadora y sus ojos lo contemplaron con inocencia. 

No se entretuvo más con él, aunque a decir verdad encontraba cierto deleite en juguetear con aquel hombre como si no fuese más que un ratoncillo entre las zarpas de un felino. Lo que había dicho Marian había atraído su atención y despertado la curiosidad. Sus labios se fruncieron con un ligero mohín de fastidio. 

—Cómo lamento no haber conocido a ese profesor entonces —dijo—. Me da la impresión de ser un individuo de lo más interesante, alguien con quien valdría la pena intercambiar una buena charla. 

Echó un vistazo de soslayo a Mina, que no parecía estar en su mejor momento y se dio un par de golpecitos en la barbilla.

¿Qué creen que deberíamos hacer a continuación? Tal vez sea el momento de replegarnos pare reunirnos tras descansar un poco. Incluso los asesinos tienen que dormir en algún momento, ¿no es así?

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15/08/2019, 22:59
Mina Harker

La seguridad y pedantería, anteriormente mostradas por Lestrade, parecían haber desaparecido o debilitado cuando el inspector se dirigió a ella. Le fascinaba la facilidad con la que Irene jugaba a su antojo con el hombrecillo, sin perder un brillo de su simpatía y naturalidad. Ella no podría haber hecho algo así ni en mil años. Y aunque permanecía en ese segundo plano que le era tan apreciado no puedo evitar dar una estocada.

-Hemos de añadir, Inspector, que las heridas fueron realizadas varios días atrás – quería remarcar el milagro que aquello suponía pero se abstuvo y prefirió ir directa a los datos mas hirientes para el inspector, dejando una fría mirada sobre él mientras hablaba – por lo tanto no solo no podría haber llevado a cabo su propio suicidio como bien ha dicho la señorita Adler, Inspector Lestrade, tampoco habría podido llevar a cabo el crimen del que tan a la ligera se le ha acusado. Hasta donde sabemos es tan solo la segunda víctima de esta noche y la cabeza de turco del verdadero asesino que por lo que sabemos – esta vez dedico una mirada significativa mirada a sus compañeros antes de continuar – no trabaja solo. Así debería comenzar a buscar de nuevo y esta vez ser más meticuloso

En ese punto la mirada que Halcombe le dedico al cruzarse con la suya, hablando del profesor Roch, no le paso desapercibido. Y aunque Mina no perdía detalle de lo que allí se decía, no podía evitar desviar su mirada de hito en hito a lo alto de los tejados que comenzaban a teñirse con el dorado de la mañana, notándose su incomodidad. Tratando de cobijar su figura en la medida que le era posible, en las sombras. La paranoia crecía en ella y deseaba soltarle a Marian que dejara de mirarla, pero a pesar de todo mantuvo la misma calma que la había caracterizado durante toda la noche y la escucho hasta que termino y Adler tomo el relevo de la conversación.

No se sorprendió cuando les comunico que el Profesor Roch y la tripulación gozaban de una inmunidad parecida a la de ellos, aunque si le causo desagrado, más tras saber que eso les otorgaba la libertad de juzgar y castigas a sus hombres como vieran oportuno. No sin duda Roch no era alguien a quien quisiera conocer. Además no le gusto que jugara con la ventaja conocer de la existencia de los cuatro. No, eso sin duda fue lo que más escamo a la joven Harker.

-No se ustedes pero yo agradecería un receso para descansar y refrescarnos un poco – accedió sosegada a la propuesta de su compañera, casi pudiendo paladear la soledad de su hogar por unas pocas horas para pensar y sobre todo tomar algo de distancia con todo el trasiego que había supuesto para su alma toda aquella experiencia – hemos pasado la noche en vela y nos vendrá bien a todos tomar algo de distancia para pensar nuestro siguiente movimiento...salvo por supuesto que tengan algo en mente que requiera de acción inmediata

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16/08/2019, 00:32
Doctor Jekyll

Tras las últimas palabras que les había dedicado a Lestrade y a Halcombe, el doctor permaneció buceando en sus propios pensamientos, buscando respuestas a las preguntas que él mismo había formulado. A esas alturas se encontraba cansado físicamente, y tenía la sensación de que su mente trabajaba mucho más despacio.

Al ver llegar a sus dos compañeras el hombre simplemente aguardó, sin caer siquiera en la convención social de tener para ellas un gesto de saludo. Dejó que Halcombe las pusiera al día, más que de los avances, del atolladero que se habían encontrado, y luego escuchó lo que ellas tenían que decir con sumo interés.

Lo cierto es que al doctor Jekyll no le llamó la atención la ausencia de rastros hasta que Adler no la comentó. Él no le habría importancia, desde luego. Era de los que pensaban que uno podía caminar por la calle sin dejar todo un reguero de pistas. Sin embargo, al oír que también tenían información del forense, prestó atención de una manera bien diferente. Le fue imposible no desviar la mirada hacia Lestrade con el asunto de las libertades de sus hombres en las escenas de crímenes. Y un momento más tarde, en cuanto Harker comenzó a hablar, el ceño del hombre se frunció.

—¿Varios días atrás? —preguntó, como si no entendiera precisamente ese detalle.

—Eso no... Eso no puede ser —comentó—. Estamos... Estamos cometiendo un error en algún punto. —El hombre hablaba con inseguridad, pero al mismo tiempo como si aquello le pareciera evidentemente cierto.

—No es sólo que no pudiera cometer el suicidio, o el asesinato —expuso—. Es que ni siquiera podría haber alquilado la habitación. Si los Rosen dijeron que esta mañana pagó por el cuarto... —Cambió el peso de pierna en ese momento—. O los Rosen mienten, o no era ese hombre, o el forense se equivoca. Bien en la gravedad de las heridas, que no lo creo, porque a mí también me pareció que nadie podría soportarlas y ser una persona funcional, o bien en la temporalidad. Sí, me... Me gustaría retirarme a descansar. Pero creo que esto es importante.

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17/08/2019, 04:26
Inspector Lestrade

El inspector miró a Irene y se mostró ofendido. -¿Demasiadas licencias? La insinuación está fuera de lugar, miss Adler. Todos mis hombres saben de la importancia de este caso y conocen bien los procedimientos. Me juego mi honra profesional a que si alguien ha perturbado la escena, no pertenece a la Scotland Yard- dice, mientras su rostro toma un color rojo y su ofuscación es visible para cualquiera con dos ojos y ubicado a distancia prudencial.

Mira a Mina y bufa visiblemente. -Muy bien. Revisaré el concepto del forense. No daré por cerrado el caso. Mis hombres y yo trataremos de darle una resolución satisfactoria para todos.- Pero antes de que podáis responder, se retira, y tenéis la impresión de que está muy próximo a echar humo por las orejas. Camina unos pasos y comienza a ladrar algunos órdenes a sus hombres, quienes se ponen en movimiento y le entregan los elementos confiscados a Lestrade, mientras este masculla varias cosas bajo los dientes.

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17/08/2019, 04:39
Irene Adler

El estallido de Lestrade sólo logró en primera instancia que Irene parpadease con inocencia, como si no entendiese a qué se debía su enfado si ella no había dicho nada malo... ¿o sí? Sin embargo, cuando el hombre se apartó de ellos los que estaban cerca de ella pudieron escuchar una risita ligera saliendo de sus labios. 

Luego miró al doctor y asintió con la cabeza. 

—Varios días, eso dijo el forense. Tal vez usted, Henry, podría hablar con él cuando haya descansado. De doctor a doctor, ya me entiende.

Le guiñó un ojo de modo fugaz antes de que su mirada pasara de nuevo por Marian y Mina. 

—¿Qué les parece si nos encontramos en el Club Diógenes a eso de las siete de la tarde? Así, si nuestro querido señor Holmes está disponible podríamos comentarle sobre ese documento que parece ser un obstáculo insalvable. Al fin y al cabo, a él le interesa que podamos hacer nuestro trabajo libremente, ¿no es así?

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17/08/2019, 23:24
Marian Halcombe

Cada vez que avanzaban un paso, retrocedían tres. Primero el Profesor Roch y su documento, y ahora la nueva información sobre la víctima de la posada. Si antes habían creído tener alguna idea de cómo y cuándo había sido asesinado, ahora todas sus teorías se quedaban en nada. Tenían muy pocas respuestas, y cada una de ellas había traído nuevas incógnitas. Aunque preocupada cómo estaba por estos pensamientos, no pudio suprimir una sonrisa ante el intercambio entre Adler y Lestrade. Le gustaba el atrevimiento y el ingenio de la dama, y aunque Lestrade era un aliado útil, su testarudez y cortedad de miras resultaba frustrante con frecuencia.

-Me parece una buena propuesta. Necesitamos descanso y a no ser que alguien tenga otra idea, creo que no hay mucho más que podamos hacer hoy, o que no pueda esperar a mañana. Hasta las siete, entonces, si nadie objeta.
 

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19/08/2019, 13:27
Mina Harker

Mina no pudo ocultar cierto placer en la reacción del inspector ante el apaleamiento verbal al que la señorita Adler lo había sometido y su desaparición para lanzar ordenes, en forma de gruñidos malhumorados, a sus subordinados accediendo a mantener la investigación fue un alivió para los presentes.

-Ha sido una noche larga – coincidió con las apreciaciones de ambas mujeres con cierto regocijo en su interior ante la idea de retirarse a su hogar – a las siete pues en el Club

Le parecía perder un gran margen de actuación retirándose durante la mayor parte del día pero para ella suponía la salvación; y el no tener que dar escusas para lo que tendría que hacer si desearan continuar la investigación bajo la luz del sol.

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23/08/2019, 00:17
Doctor Jekyll

Ante los comentarios del inspector primero y de sus compañeras después, el doctor bajó la mirada. La subió al oírse mentado por Adler, y asintió a su propuesta, pero le seguía dando vueltas a lo que acababa de exponer un instante atrás. No le pareció extraño que los otros no lo considerasen importante, pero para él era como llevar una china dentro del zapato. Podían ir reuniendo piezas y más piezas de aquel puzzle... Pero si las que sumaban no encajaban, no iban a ser capaces de componer la imagen. Sin embargo, el cansancio le hizo asentir.

—A las siete —asintió.

Sin embargo, no se marchó de inmediato por si alguien decía algo más. Por otra parte, para las siete de la tarde faltaba mucho tiempo. Y con sus investigaciones paralizadas por la falta de reactivos, quería pensar en cómo destinar ese tiempo a la investigación. Quizá visitar al forense antes, por ejemplo, para acudir ya con nueva información a la cita. Sus pensamientos seguían yendo a aquel barco, pero estaba demasiado del lado de la ley como para intentar colarse. Y, por encima de eso, era demasiado cobarde, además de estar seguro de que no lo conseguiría. Probablemente le cazarían en el intento, lo que sería no sólo bochornoso, sino probablemente un tropiezo para la investigación.

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23/08/2019, 04:48
Narración

Fin del capítulo.