Partida Rol por web

Las Sombras de la Mente

Prefacio: El Club Diógenes

Cargando editor
23/03/2017, 19:20
Narración

El cochero, visiblemente más incómodo ante vuestra independencia, asiente entre confundido e irritado cuando mrs. Harker anuncia el destino. Escucháis sus pasos sobre el empedrado de la calle, y como sube a su posición delantera, provocando que todo el coche se balancee un poco. Al grito de "¡Hea!" los caballos comienzan a moverse, con un trote continúo y constante, rítmico y poco melodioso, mientras el carruaje danza al vaivén de cada movimiento, vibrando, sonando y avanzando sobre las calles vacías de la madrugada londinense. No os queda duda que el sonoro desplazamiento que hacéis podrá ser fácilmente percibido por cualquier insomne a estas horas, por los borrachos y vagabundos, o por los escasos decentes merodeadores que quedan a semejantes horas.

El carruaje

Surrey Docks era un sector grande, conocido por sus muelles comerciales y que pocas personas visitaban realmente salvo que se fuese marinero, mercader, extranjero, o las tres al mismo tiempo. A esta hora el frío aumentaba un poco y la desolación de aquel sector sería francamente el sitio ideal para toda suerte de ocurrencias desafortunadas y malignas, por lo que un asesinato no parecía en lo absoluto descabellado.

Así que, con la información en mano, vosotros, empleados de la corona bajo cláusula de discreción, tenéis entre manos el tiempo suficiente para estudiar e intercambiar teorías, en lo que promete ser, un oscuro misterio.

Notas de juego

Bien, os dejo la escena para discutir entre vosotros, o para leer los documentos que tengáis (podéis hacer un arreglo para leer hojas diferentes, pero no podréis hablar demasiado, por ejemplo xD). Así como para poner al día a Mariana, y finalmente, decidir vuestro inventario. 

Nada exagerado, nada que no hayáis podido cargar en lo que llevabais a la reunión (el Necronomicón, un pedazo de la vera cruz, o la torre de Londres están fuera de discusión, obviamente). 

Dependiendo de como os vea, actualizo la siguiente semana con la nueva escena. Si os es más cómodo, para estas sesiones de plática, favoreced diálogo sobre descripción y narrativa, para poder comunicaros mejor. :).

Cargando editor
23/03/2017, 19:45
Narración

A simple vista, no parece haber nada peculiar sobre aquella mujer. Nada al mismo nivel de Mina Harker al menos. No obstante, puedes notar, disimulado por la oscuridad del carruaje y su vestido, un bastón. O bien, se trata de alguna moda reciente con poco uso, o quizás aquella dama requería de un soporte adicional al caminar. Pero, aparte de eso, no había nada extraño que atrajera tu atención.

Cargando editor
29/03/2017, 06:02
Marian Halcombe

─Encantada de conocerlos ─respondió educada─. Como dije, señorita Adler, mis instrucciones fueron reunirme en el frontis del Club con ustedes, entiendo que soy la última incorporación al grupo y juntos hemos de resolver este caso. De sus supuestos y los míos, en lo único que coincidimos es en que deben ponerme al día con los detalles, porque lo único que se me informó es que se sospecha que el asesinato ocurrido en Norway Yard podría implicar el regreso de Jack el Destripador. Supongo que nuestra misión será no sólo detener al asesino, sino también esclarecer si efectivamente se trata de él o es un imitador.

La voz de Marian era calma, demasiado tal vez, pero no al punto de resultar indiferente.

─Desconozco por qué les habrán informado que nos reuniríamos en otro lugar, debió ser un cambio de última hora, no obstante, la respuesta a esa interrogante sólo el señor H la tiene.

Hizo una breve pausa antes de continuar.

─Ahora, si ya hemos terminado con las presentaciones, agradecería me pongan al tanto de los detalles que faltan ─añadió sin dirigirse a ninguno en particular─. Alcancé a oír parte de su conversación cuando se acercaban al carruaje y les oí mencionar unos documentos. ¿Los traen consigo? Me gustaría examinarlos.

Cargando editor
30/03/2017, 03:17
Irene Adler

Los ojos de Irene se pasearon por el interior del carruaje con un brillo curioso que tal vez podría hacer pensar que la mujer no estaba prestando atención a las palabras de la última incorporación al grupo. Sin embargo, hubo un momento en el discurso de la señora o señorita Halcombe en el que esa suposición quedó desmentida, pues en cuanto ella mencionó al «señor H» la mirada de la pelirroja regresó a ella de inmediato y su sonrisa se acentuó en la comisura derecha de sus labios. 

—Sólo él la tiene, ¿no es así? —comentó para sí misma sin esperar respuesta, como si encontrase algo divertido en ese asunto. 

Y cuando la mujer mencionó los documentos, la mirada de Irene los buscó por un instante en las manos del doctor, antes de que continuase hablando ella. 

—Lo cierto es que el señor Holmes descarta por completo que pueda tratarse de un imitador. —Hizo una pequeña pausa antes de añadir algo más, con ciero tono socarrón—. Sin embargo, también nos ha dado instrucciones contradictorias en lo que a usted respecta así que... Diría que nosotros no podemos descartar esa posibilidad tan alegremente, ¿no le parece? Ni siquiera descarto que no nos lo haya dicho justamente para provocar nuestra curiosidad. Al fin y al cabo, ¿quién sabe lo que pasa por la cabeza de ese hombre?

Su rostro se quedó por un instante pensativo y sus pestañas aletearon sobre sus mejillas dos veces antes de que retomase la conversación. 

—Por otro lado, al parecer existen unos documentos con información sensible que no han podido facilitarnos, así que lo que nos han dejado en ese dossier es, básicamente, morralla. El interés del asunto para nosotros es que la víctima en esta ocasión ha sido un hombre. —Enarcó las cejas con gracia—. Y, sin embargo, a pesar de ese detalle tan relevante siguen absolutamente convencidos de que se trata del doctor Thomas Neil Cream, la verdadera identidad del Destripador.

»En fin. El interés del asunto para la Corona es que temen un atentado contra la reina en su siguiente aparición en público, en la apertura del Tower Bridge. —Hizo una breve pausa en la que sus pupilas se pasearon de nuevo por el carruaje—. Y creo que eso es todo lo importante. El inspector Lestrade nos asistirá en la escena del crimen, donde aún está el cadáver. Tenemos una especie de Patente de Corso que nos dará cierta libertad para investigar y las comunicaciones con el señor Holmes debemos hacerlas a través del club, a nombre de sir Roger Smith. 

Cargando editor
30/03/2017, 11:12
Mina Harker

Mina se preguntó porqué el señor Holmes había cambiado las normas del juego sin avisarles; quizá se daba una descoordinación en los servicios, o quizá pretendía que sencillamente estuviéramos atentos a todo lo que acontecía a su alrededor. Se centró en que en aquella noche lluviosa lo importante era contar con un aliado más que quizá podría dar un punto de vista diferente o podría pensar en algo que a ellos se les escapara. Cuantos más, mejor- esa frase era aplicable en no demasiados casos, pero este podía ser uno de ellos.

La mujer de rostro blanquecino asintió cordialmente a Miss Halcombe, quien debía haber sido arrastrada por las normas de otros. No valía la pena preocuparse por el detalle de su reunión.  Miss Adler la puso eficazmente al día de toda la información que tenían, lo que también le sirvió a ella para ordenar los diferentes datos que habían extraído de la conversación con el señor Holmes.

-Realmente poco más podemos ofrecerle, Miss Halcombe. Ahora nos dirigimos hacia el escenario donde se cometió el asesinato, y confío en que allí podamos optar a encontrar algo.  ¿Ha trabajado usted para la corona antes?- formuló, repitiendo la pregunta que el doctor le había lanzado a ellas en una conversación anterior que había quedado truncada. En nuestro caso, ninguno de nosotros ha tenido tal privilegio- comentó con un deje distinto en su voz que mostraba que esa última palabra no hacía honor al significado de la misma.

-Es probable que también sea una buena idea de cara al futuro visitar los alrededores del Tower Bridge. Si la preocupación es que ataquen a la Corona, debemos ocuparnos de encontrar posibles accesos por los que pudiera infiltrarse el doctor Cream…  o quien quiera que lo esté imitando o ayudando en todo esto. 

Cargando editor
31/03/2017, 00:47
Doctor Jekyll

Henry Jekyll escuchó con atención la conversación que tenía lugar ante él y de la que —le gustase o no— entendía que debería acabar formando parte. Al oír hablar a la recién llegada la observó, y el comienzo de una sonrisa apareció en su rostro al oír que ella había contemplado la misma posibilidad que todos: que no se tratase verdaderamente del antiguo asesino.

Un instante más tarde, cuando la mujer pidió los detalles que faltaban y el archivo del caso, el doctor abrió la carpeta sin tendérsela todavía. Lo hizo sin disimulo ni nada que ocultar mientras las otras mujeres seguían hablando.

Al oír hablar a Adler desvió la mirada un instante hacia ella antes de ponerla de nuevo sobre el informe. Por la actitud del hombre parecía que las historias de sus acompañantes le interesasen más que las hojas que tenía en el regazo, aunque eso no iba a hacer que las estudiase con menos esmero.

La atención de Jekyll se dividió entonces, conforme su actitud de resignación se transformaba poco a poco en disposición para el trabajo. No había más remedio que colaborar, y cuanto mejor lo hiciesen más probabilidad había de evitar las visitas de el otro. O eso quería pensar. Después de lo que le habían entregado ya no sabía qué pensar, pero más valía agarrarse a eso que caer en el error de darlo todo por perdido.

Mientras Harker hablaba el doctor fue separando algunas hojas del informe, haciendo dos montones. Escuchó la aportación de la dama, y cuando ella terminó comenzó a hablar él. Lo hizo sin mirarlas no por faltar a la educación o al decoro, sino porque sus ojos y sus dedos estaban ocupados con los papeles.

—Hay un detalle más —dijo con una voz que casi parecía pedir permiso—. El doctor Cream ha estado en América estos años, y supuestamente se ha esfumado cuando estaban a punto de capturarle, hace dos semanas. No es mucho tiempo, habiendo un océano de por medio.

Henry Jekyll guardó silencio un instante más, ladeando un poco la cabeza, antes de proseguir.

—¿Alguna sabe cuánto se tarda exactamente en hacer ese viaje? —preguntó, como si ese tiempo hubiera estado invertido en hacer una aproximación. Sin embargo una vez más se saltó toda norma de educación de manera inconsciente al no dar tiempo para contestar—. Si esto de verdad es una conspiración, como el señor Holmes ha insinuado, yo diría que alguien avisó a Cream de que estaban encima de él —valoró—. Incluso puede que le ayudasen a venir, o lo del Tower Bridge sea algún tipo de pago a cambio de la información. Son demasiadas opciones por el momento —dijo tendiendo a la recién llegada uno de los tacos de hojas y quedándose el otro, el que describía el estado de las antiguas víctimas, para sí—. Lo que sí convendría averiguar es la identidad del asesinado. Saber si tiene algo que ver con esta conspiración o no, es algo que podría ser de ayuda.

Tras esas palabras comenzó a examinar con más detalle sus documentos.

Cargando editor
03/04/2017, 04:33
Marian Halcombe

─Pues yo no descartaría la opción de un imitador, en un caso de estas características cualquier hipótesis es posible y sería irresponsable descartar cualquiera de ellas sólo porque el señor Holmes lo haga.

Había mantenido el bastón sujeto por la zona media, por lo que éste no tocaba el suelo, pero mientras hablaba lo apoyó en el piso y deslizó la mano que lo sostenía hasta el pomo, dejando que la otra descansara sobre el dorso enguantado. Ladeó ligeramente la cabeza, sopesando las palabras de las mujeres. 
 
—Thomas Neil Cream ─musitó. Le llamaba la atención lo seguros que parecían estar todos sobre la identidad de Jack El Destripador. Seguramente habían tenido acceso a una información que ella desconocía─ ¿Cómo o por qué están tan seguros de que él es Jack?  ─entrecerró los ojos, suspicaz, la existencia de esos documentos con información sensible que mencionaba la señorita Adler le resultaba contraproducente─... Sospecho que existe algo mucho más enrevesado detrás de todo ésto y no me gusta la sensación de ser usada como una marioneta ─miró entonces a Mina─. No, señorita Harker, al igual que ustedes ésta es la primera vez que tengo ese privilegio.

La mirada de la mujer se posó entonces en las hojas que el doctor Jekyll tenía sobre el regazo, y aunque la señorita Adler había calificado esos folios como morralla, Marian creía que sería capaz de encontrar alguna información relevante.

—Temo no tener la respuesta que busca, doctor, hasta dónde sé el SS City of Paris, RMS Campania y RMS Lucania son los transatlánticos más rápidos que surcan el Atlántico, pero desconozco cuál de ellos ostenta la Banda Azul ni mucho menos cuánto tardarían los viajes en uno de ellos. Si alguna de ustedes, damas, desconoce también ese dato, tendremos que conseguirlo, averiguar cuál de ellos arribó a nuestras costas en esas fechas, y si alguno provenía de las costas de Norteamérica, conseguir el manifiesto de pasajeros... pero hemos de tener claro que será como buscar una aguja en un pajar. Si el doctor Cream venía en ese barco es muy probable que lo hiciera usando una identidad falsa.

- Tiradas (2)

Notas de juego

No sé si estoy bien o mal. La primera tirada es para ver si conozco algo del tal Cream, y la segunda para responder a la pregunta de Jekyll... he fallado en ambas. ¬¬

Cargando editor
06/04/2017, 00:06
Mina Harker

Mina asintió, recordando que había pasado por alto el dato que ofrecía el doctor a la recién llegada. Todo sería cuestión de comprobar las posibles rutas para escapar desde el destino donde se encontrara Cream para comprobar hasta qué punto era una locura a aventurarse que podía haber tenido tiempo para llegar.

-En realidad- comentó la mujer, respondiendo a lo que sabía sobre la identidad del asesino- o sabemos con exactitud los detalles que invitan a Holmes y a su equipo que esa sea la identidad del asesino, quizá los documentos que portamos nos muestren más información. Lo que sí se nos comentó es que hace seis años escapó hacia América, y desde entonces le han seguido la pista hasta que volvió a desaparecer como bien dice el doctor, hace tan solo un par de semanas.

No tuvo más que asentir cuando mencionó la palabra “marioneta”, porque en realidad así era como se sentía ella, pero lo cierto es que lo sabía con seguridad. Ella estaba a merced de la corona, y así permanecería el tiempo que ellos quisieran; la simple idea hacía que su sangre ardiera.  Seguía barajando hipótesis que los unieran a ellos al caso, pero eran unos completos desconocidos reunidos en un vehículo que marchaba a una escena del crimen. Sin nada que los uniera, aparentemente, salvo Holmes y que era su primer trabajo. Debía de haber algo más que no conocía aún. 

Permaneció atenta a las palabras de  la dama y se quedó pensativa durante unos instantes, haciendo memoria. El rostro de Jonathan, sonriente, llegó a su cabeza y con él vinieron esos datos que tanto le gustaban y por los que se interesaba a pesar de que Mina no les veía una utilidad especial, hasta ahora. 

-Hasta donde abarca mi conocimiento, un barco puede hacer el viaje de Londres a Nueva York en una semana, aunque es un pasaje bastante caro.  Otros viajes, sin embargo, se demoran casi dos semanas, por lo que sería posible cualquiera de las opciones. Yo apostaría por el hecho de que tuvo un pase de primera para tener el tiempo suficiente como para instalarse nuevamente en Londres y buscar a su víctima, si es que realmente estamos hablando de Cream y también contando con el supuesto de que el varón asesinado tenga un mayor interés por su identidad. 

Cargando editor
06/04/2017, 22:35
Irene Adler

Mientras la conversación continuaba, Irene pasó de observar los rostros de los viajeros del carruaje para contemplar los detalles del vehículo y, finalmente, su mano enguantada en verde a juego con su vestido, tomó con delicadeza la cortina para atisbar el exterior. Sus ojos contemplaron la lluvia por varios instantes, hasta que llegó la pregunta del doctor y abandonó la tela en su lugar para mirarlo con un brillo curioso en los ojos. Una pequeña sonrisa amenazó con nacer en la comisura de sus labios, pero no llegó a florecer hasta que la señorita Harker resolvió la duda del hombre. 

—Tenemos entonces algunas teclas que pulsar, ¿no es así? —sugirió, colocando una mano sobre la otra en una postura decorosa digna de una dama—. Tenemos la escena aún por visitar, averiguar la identidad de la víctima, comprobar el asunto del pasaje de los barcos... Y estudiar la zona del Tower Bridge. Además, claro está, de darle un buen repaso a los documentos. 

Su sonrisa se amplió y ladeó su rostro, dejando que sus bucles ya casi secos se deslizasen por encima de su hombro. 

—Acabamos de empezar y ya se nos acumula el trabajo —comentó, divertida, como si encontrase un secreto deleite al encontrarse ante un misterio. 

Y entonces su mirada volvió a recorrer a sus tres compañeros y ese brillo curioso regresó a sus ojos.

—Puedo suponer por qué la Corona quiere que esté yo aquí y qué desean de mí, pero les confieso que sus presencias me intrigan sobremanera. No puedo evitar preguntarme una y otra vez qué los hace tan valiosos. —Sonrió con pillería—. Oh, no me lo cuenten si no quieren, pero ustedes me resultan un misterio casi tan intrigante como el que tenemos entre manos —terminó, deteniendo su mirada sobre Mina y entrecruzando los dedos de ambas manos en su regazo.

Cargando editor
07/04/2017, 22:21
Doctor Jekyll

Con tranquilidad, volviendo a llevar sus ojos hacia las hojas de los archivos que aún tenía sobre las piernas, el doctor Jekyll fue escuchando a las tres mujeres. Su atención estaba dividida como la de alguien que se dedica a una tarea mientras escucha la radio, sin pararse a pensar siquiera que eso pudiera molestar a las damas.

Al escuchar que incluso la recién llegada era nueva en aquel trabajo negó con la cabeza con suavidad, como si aquello no le gustase demasiado. No por ella, sino por las cosas que eso podía significar. Sin embargo no llegó a mirarla en ese punto.

Sí hizo más caso cuando ella respondió directamente a su pregunta, y una de las cosas que la mujer dijo dio una idea al doctor. Después, al escuchar a la señorita Harker precisar más esos datos asintió, llevando de nuevo los ojos hacia los documentos. Así permaneció mientras Adler enumeraba las cosas por hacer, que probablemente serían más todavía cuando visitasen la escena del crimen.

Aún con la mirada gacha y una mano reposando sobre la caja que había traído consigo, el doctor escuchó la última intervención de la señorita. Era, probablemente, la más directa de todos, suponiendo que cada uno de los presentes se estaría haciendo las mismas preguntas. Sin embargo una cosa era tener las preguntas y otra las respuestas.

—Eso mismo me gustaría saber a mí —expuso el doctor, apretando de manera inconsciente un poco más el agarre sobre la caja que lo acompañaba. Su voz estaba teñida de una mezcla de tristeza y resignación. Quería creer que habían recurrido a él por sus conocimientos o por su profesión, no por el otro... Pero pensar eso era cada vez más complicado, y más con ese tipo de regalos. Ni siquiera pasó por su cabeza explicarse más, ni mentir. En lugar de eso recuperó otro tema.

—Localizar el barco en el que ha llegado será más sencillo con su retrato que con su nombre —enunció con cierta desgana, recuperando su estudio de las distintas escenas de asesinatos pasados—. Aunque habiendo tanto margen de tiempo poco podremos sacar de eso, salvo saber si viajaba solo.

Cargando editor
21/04/2017, 00:07
Narración

Fin de la Escena.