Partida Rol por web

CASTILLO DE BUCAREST, ALA DE ESTANCIAS DE LOS INVITADOS NOBLES:

Suenan unos tímidos toques en la puerta.

- "¿Mi señor de Slobozia?" - Se escucha la voz queda y algo atemorizada de un guardia. - "No quisiera importunaros, pero me han dicho que estábais aquí y no he podido venir a veros hasta el cambio de guardia.

Un noble señor, procedente de Slobozia, ha venido a veros hace algunas horas, pero no pude permitirle el acceso al castillo, pues vos estabais reunido con el Regente en privado.

Me ha dejado un trozo de pergamino con las señas de la casa donde se aloja..." -

La conversación privada que mantuvieron el noble Durius y su no tan secreta amada Vlava Szantovich tuvo un expectador muy inusual.

Rosch rebullía en el seno de la joven, sonriendo con sus amarillentos colmillos ante lo incómodo del momento. Si la mujer se desposaba...¿él se desposaría también? La ironía eraa simplemente deliciosa.

La dama se ha de desposar

su felicidad no puede esperar.

A Durius debe escoger,

pues posee gran poder.

Rosch permite el enlace

siempre que el vampiro no lo rechace.

El Devorador debe permanecer

encerrado en el seno de la mujer...

Ante el prolongado silencio de Vlava que parece meditar profundamente cuanto acabo de decirle, la interrupción del soldado con su mensaje es bienvenida. ¡Slobozia! Los viejos recuerdos me sacuden. Abro la puerta y salgo al exterior.

- Gracias soldado - digo recogiendo el pergamino que me tiende -. Has hecho un buen trabajo.

Vuelvo a entrar en la habitación de Vlava, donde procedo a leer el mensaje que se me ha dejado.

Vlava dejó paso a Durius y le ofreció un sillón, que si bien era algo robusto, estaba hermosamente forrado en cuero

- Hablad, por favor... Dijo sentándose ella misma en otro sillón hermano del de Durius. Su cara mostraba preocupación ¿qué sería aquello que pintaba de forma tan oscura?

Escuchó sus palabras, unas tras otras, asientiendo de vez en cuando, al darle un dato más inesperado de la cuenta...todo era...Ciertamente no se había quedado corto al avisarle de la magnitud de las nuevas. Escuchaba las noticias y callaba, rumiando en su interior el alcance de ellas...sin quererlo, se había quedado callada, pensando todo aquello.

Fue sacada de sus pensamientos cuando él se puso en pie para recibir un mensaje. Lo siguió con la mirada y esperó que estuviese de nuevo sentado y listo.

- En cuanto a todo lo dicho antes, Durius...No sabía nada sobre los impuestos Dijo llevándose una mano a la boca Le preguntaré a Caprescu pues

Eso pasaba cuando se era la menor, cuando se estaba al  final de todos sitios, al principio de ninguna parte, que no se enteraba de las cosas sino por terceros y achuchando por conseguir la información. Los impuestos no eran sino una de tantas cosas apuntada en la interminable lista

- Con respecto a la alianza matrimonial, ciertamente, no quiero casarme con un desconocido, un bárbaro de solo Dios sabe qué parte y qué costumbres... Un silencio se hizo, ella buscaba palabras Pero, la tercera oferta...No eran todas las noticias tan funestas como presagiabas, mi querido Durius. Aceptaría encantada darme a ti en matromonio.

Sonrió a Durius, sonrió a Rosch, pues al parecer él también estaba contento con la posible boda.

Vlava respondió a la cancioncilla interior con otra, si bien, no tan buena como la del demonio que la habitaba

Rosch, querido

¿Más poderoso que el Magiar el vampiro?

Si hay que casarse convendría

Tener muy bien solucionada la vida.

Aunque si aseguras que están así las tornas

desposaré a Durius de cualquier forma.

Sonrió a su interior, esperando la respuesta del demonio.

- El guardia se retira y, de vuelta en la habitación, Durius lee el mensaje.

- Es un simple pedazo sucio de pergamino en el que alguien ha apuntado de la forma más simple las señas de un tosco mapa que indica donde llegar a la casa en la que se aloja el forastero.

MASERRAK DE FLAMBEAU:

- Una intuición nacida de la magia te permite saber que Durius, el que fuera aprendiz del Praeco del Tribunal de Transilvania, Sidor de Tremere, ha recibido tu mensaje y ya sabe dónde te alojas.

- De alguna manera intuyes que tu destino se encuentra en el fiel de la balanza.

El buen hacer de Ciferinos y el resto del cortejo del Abad ha hecho que la llegada a Bucarest fuera en plena noche.

El anciano monje, último bastión de la fe en estas tierras perdidas, no niega las palabras de consuelo a los campesinos que salen a su paso.

Benedicte, Domine. Yo os bendigo a todos, in nomine pater et filie et spiritu sancto. Amen.

Aún tras la seguridad de su protector Ciferinos, el Abad se muestra cercano, tocando a los desventurados ciudadanos en la cabeza, dando una y otra vez su mano para permitir que su sello sea besado innumerables veces, y posando los ojos directamente sobre cada uno de los que ansían su plegaria.

Rogaré por todos. Rezad vosotros por nuestra tierra Transilvania y por el alma de los que aún se debaten contra el radiante infierno del Este.

Dies illa qua resurget ex favilla judicandus homo reus.

El monje alza las manos, añadiendo vigor a su discurso y enalteciendo los ánimos.

Benditos los peregrinos, pues el Cielo es su patria. Benditos serán los que compartan mi peregrinación y rezen conmigo siete padrenuestros durante siete millas.

Haciendo una señal a sus monjes, se reanuda la marcha del carruaje, aunque el Abad camina al lado y el movimiento es lento, entorpecido por la muchedumbre.

PATER NOSTER, QUI EST IN COELIS...

Reza a viva voz, animando a los presentes a acompañarle en su rezo y su caminar.

Sonrío ante la respuesta de Vlava.

- Me complace que hayas aceptado mi propuesta - digo tomándola de las manos -. Prometo que haré cuanto esté en mi mano para sobrevivir a esta misión. Ahora, si me disculpas, debo retirarme. Hay cierto asunto que me reclama - concluyo agitando el pequeño trozo de pergamino que acaban de darme -. Hablaremos más tarde.

La habitación de Vlava queda atrás conforme atravieso los pasillos en dirección a la sala del regente. ¿Quién puede ser ese noble de Slobozia? Tal vez Uber pueda darme alguna respuesta.

Una treintena de guardias feudales completamente armados llegan hasta las inmediaciones de la comitiva del Abad de Braila, apartando a la muchedumbre a empujones y golpes de palo.

- "¡Su Excelencia!" - Dice uno de ellos, sin duda un Sargento. - "¡Permitidnos escoltáos a vos y a los vuestros hasta el castillo de Bucarest! No hay duda de que el Regente deseará recibiros de inmediato." -

- "¡No, no! ¡No os llevéis al hombre santo! ¡Dejad que me bendiga! ¡Por piedad!" -

- "¡Es maravilloso! ¡El Señor está con nosotros! ¡Estamos salvados!" -

- "¿Tenéis pan? ¡Por favor, os lo suplico, dadme un trozo de pan!" -

- "Excelencia, ¿podéis devolverme la vista?" -

El fiel monje, mira inquieto la masa de gente y se cubre un poco mas con su raido habito sin despegarse demasiado del abad.

- "¡Apartáos, necios! ¡Dejad paso al Abad!" -

DURIUS DE SLOBOZIA:

- Recorres el castillo de vuelta a las estancias del Regente. Los dos guardias de sus estacias privadas te dejan pasar.

- Encuentras a tu Sire en una alcoba lujosamente decorada, alimentándose placenteramente de dos hermosas doncellas.

El paseo aunque breve, ha sido agradable. Me ha dado tiempo para pensar y, especialmente, para estar a solas conmigo mismo. En cierta medida, me ha sorprendido la respuesta de Vlava. Parece que nuestras negras almas parecen destinadas a unirse en un futuro. Sin duda, no me aburriré. De otra parte, la identidad del misterioso visitante. Un noble de Slobozia. ¿Quién puede ser?

En mi ensimismamiento alcanzo las puertas de la alcoba en la que se halla el Regente. Las puertas se abren suavemente, granjeado el acceso por los guardias de la misma. Mi tutor, Uber, se alimenta de dos hembras realmente hermosas. Discretamente aguardo a que finalice su placentero entretenimiento, mientras observo la sensual escena.

Cuando finalmente acaba, carraspeo levemente, para atraer su atención.

- Lamento la interrupción. He tomado una decisión respecto a la alianza matrimonial con el Duque. Sveta Basarab es mi elegida. De otra parte, quisiera comentar que ha llegado a palacio una visita que reclamaba mi persona y a la que no he podido atender. Parece tratarse de un noble de Slobozia - digo con cierto asombro asomando en mi voz -. Aunque ignoro de quién se trata, pues no ha dejado reseña alguna acerca de su nombre, tan solo un mapa en el que ha dibujado toscamente su alojamiento. ¿Alguna idea acerca de quién puede tratarse?

El clamor es enorme. Desde la calle, un coro de voces se alza en la noche entonando cánticos religiosos. Al parecer, algo ha hecho que la muchedumbre se congregue a estas tardías horas , algo importante. Guiado por la curiosidad, salgo de mi refugio para seguir personalmente tal suceso.

Efectivamente, la gente parece envargada por un frenético sentimiento religioso mientras escuchan (sin entender)  las palabras de su excelencia. No puedo menos que maravillarme ante tal espectáculo.

Uber se muestra extrañado mientras se abrocha la túnica y deja a las dos doncellas dormitando, exhaustas por la pérdida de sangre, recostadas en un lecho.

- "¿Un noble de Slobozia? Pero si el Señor Feudal de Slobozia eres tú, allí no hay nadie más con sangre noble..." -

En ese momento llaman a la puerta y Uber ordena que pase. Entra un lacayo, que se deshace en reverencias y se acerca casi de puntillas al Regente para susurrarle al oído. Después se retira deprisa.

Una vez ambos Cainitas vuelven a quedarse solos (a excepción de las dos doncellas dormidas), Uber se vuelve hacia su Chiquillo:

- "Parece que el misterio de ese noble, o alguien que se hace pasar por tal, tendrá que esperar un poco, Durius. Me informan de que acaba de llegar a la ciudad el Abad de Braila, quien en estos momentos (y tras la fuga del Patriarca) es la máxima autoridad religiosa del país. Algunos guardias han ido a buscarle, pero parece que se ha formado una muchedumbre a su alrededor.

Ve a por él y tráelo al Castillo, puedes llevarte diez jinetes y tus sabuesos si lo consideras necesario." -