Partida Rol por web

Tras ponerse de acuerdo, dejando en buena medida de lado antiguas lealtades tras el último desastre, Bigun y el otro aprendiz se ponen en camino, sin hacer demasiado ruido...

Schaar dispuso del prisionero y se lo confió a uno de los guardias que le recibieron. Luego aguardó a que Dubieta hablara para apuntillar, "soldado, tened cuidado. Es un guerrero peligroso".

El Caballero asintió con la cabeza ante las advertencias de Dubieta. No hacía falta ninguna palabra más, ya que todo lo que pudieran evitar decir, eso que ganarían en intimidad.

"Creo que deberíamos hacer una batida por aquella zona en busca de los fugitivos. ¿Me lo permitirá el Knezi?", preguntó mirando hacia fuera del castillo. Si no hubieran usado sus malas artes, el 'brujo' estaría allí junto con el monje. "Pero hay que ir con sumo cuidado. Ese 'brujo' invisible..."

Cuando advirtió del peligro que representaba el brujo invisible cerró un puño con fuerza. Aquello era inadmisible, se había olvidado del peligro que entrañaba alguien así. Por lo general siempre estaba atenta a todo, y ahora… La seguridad de su viejo hogar haría mella en ella si no lo impedía.

- Estaba tan pendiente de ese monje… El problema es que puede que ese brujo ya esté dentro del castillo. Cuando estemos frente al Knezi le pondré sobre aviso. Hay que doblar las precauciones, pero ahora sólo con el monje –dejó que él ordenara, si así lo creía, doblar la vigilancia al preso.

- Sobre la batida… -comentó bajando aún más el tono de voz- … esperemos a mi padre. Sugiérelo con mucho tacto, pues él es Dueño y Señor de estas tierras, ¿me comprendes?

Sus delicados labios sonrieron levemente al pronunciar “Dueño y Señor”. Sabía que su padre no despreciaba una sugerencia, pero si no se ofrecía adecuadamente, en el momento preciso, podría ser tomado como un insulto. Su padre era un hombre fuerte, firme y muy capacitado para enfrentarse a las vicisitudes, para algo era la mano derecha del Voivoda.

- Deja que él disponga primero, luego ofrece tu ayuda. Aún así…no me gusta la idea de que estés lejos de mí.

Había cierta ambigüedad en aquellas palabras, tal vez porque no estaban solos para poder expresarse con mayor claridad.

El aprendiz Gorax de Syulas de Tytalus y Bigun Tarigen de Tytalus abandonan la Tirsa de Prahova tras salir del bosque y encontrar el camino hacia el Sur que lleva a Bucarest.

Pasais a la sala en la que se encuentra sentado el Knezi Radu Szantovich el Mayor. Con un gesto manda que os acerquéis a él y os dice que podéis hablar libremente ante los presentes.

El prisionero es conducido a las mazmorras por el capitán de la guardia y sus hombres, donde queda a cargo de los carceleros.

Caminó despacio por los pasillos que conducían a la sala donde el Knezi le esperaba. Necesitaba ese tiempo para organizarse y calmar sus ánimos. Al llegar, con Schaar a poca distancia, miró a los presentes a medida que se acercaba a la posición adecuada. Hizo una reverencia y saludó levemente a su hermano Mino.

- Padre… -recobró la postura para proseguir- Como espero os hayan informado se ha capturado a un… rebelde. No sabría especificar qué tipo de persona es, sólo que se trata de un monje que atacó al Caballero Schaar Dvy en cuanto indicó al grupo al que pertenecía que nos acompañaran al castillo -hizo una breve pausa y prosiguió- Según dijeron estaban buscando una reliquia en los bosques de Prahova, por eso se les pidió que se presentaran aquí. De improviso el monje atacó para dar tiempo a los demás a huir, excepto uno, un brujo –esperó  unos segundos para que asimilaran la palabra- Desapareció a la vista de todos, aprovechando así la oportunidad para atacar por la espalda al Caballero Dvy. Sin duda ese brujo es peligroso, y sólo espero que no se le haya ocurrido la idea de entrar en el castillo en busca de su compañero.

Miró a Schaar de soslayo.

- Para más detalles sobre el encuentro, ya que estaba a una distancia prudente, el Caballero Dvy debería detallarlo.

La llegada de mi hija junto al Caballero Schaar me había sido anunciada, así como el prisionero que traían con ellos, por eso los había hecho llamar. Pero que el prisionero perteneciera a un grupo más grande era algo de lo que había que preocuparse. Uno no se puede mantener en el poder si no dispone de la información apropiada y de los medios y métodos para hacer cumplir su voluntad.
Hago un gesto de beneplácito a Dubieta e indico a Schaar que se adelante.

-Caballero Schaar Dvy, relate todo el encuentro con ese grupo y lo que sucedió, debemos tomar medidas inmediatamente.

Schaar se mantuvo en un discreto segundo plano mientras que su Señora tomaba las riendas de la situación ante su padre, hasta el momento en el que se le pidió que rindieras cuentas de lo acaecido en el bosque próximo, "Mi Señor", dijo agachando la cabeza ante este y haciendo una leve reverencia, "en nuestra visita a los alrededores del castillo, nos encontramos con un grupo extraño de viajeros que llamó nuestra atención, compuesto por el supuesto hombre de fe que hemos traido, un par de personas ataviadas con extraños ropajes, y un cuarto hombre con vestiduras de campesino"

Retomando la compostura y poniendo gesto más duro para su relato, el Caballero continuó, "al intentar informarnos de si estaban de paso o si su intención no era honesta, me dijeron que venían de Slobozia y que venían en busca de una reliquia menor, tras lo que les invité a venir al castillo para que fuerais informado de primera mano sobre ello, ofreciendo una posible ayuda si su búsqueda os iba a resultar de provecho, a lo que se opusieron gentilmente en un primer momento", Schaar torció algo el gesto para mostrar cuan equivocado estuvieron ante el rechazo.

"Tras un segundo intento de que nos acompañaran de buena gana, el prisionero sacó su arma y comenzó a atacarme con el fin de que sus acompañantes pudieran huir", con rostro de resignación, continuó, "a lo que tuve que responder, no sé si de buena o mala manera, pero intentando no causar la muerte de éste con mis ataques, ya que tenía perdida la ventaja en una carrera tras el resto, dado que mi pesada armadura me ponía en desventaja frente a los livianos trajes de viaje del resto del grupo", cuando parecía que iba a concluir su relato, continuó con un toque algo repentino, "pero parece ser que es un grupo peligroso, espero que la fe del cautivo no le impida hablar, ya que uno de ellos, nublando mi sentido de la vista, consiguió atacarme cuando ya tenía abatido a mi primer rival, cosa que me provocó una leve pérdida de situación y consiguió huir al ver que no conseguía el resultado esperado por su ataque, puedo suponer"

Luego, antes de retomar la posición tras Dubieta, concluyó, "al ser la única protección de mi Señora, su hija, tuve que volver al castillo para escoltarla a salvo, pero me encantaría poder dar caza de aquel brujo con extraños poderes"

-Caballero Schaar Dvy lo que contáis es grave. Os daréis cuenta del gran peligro al que habéis expuesto a mi hija hoy ¿verdad? Es algo imperdonable. A partir de hoy ninguno saldrá del castillo sin mi autorización previa, así podré disponer de una escolta adecuada para cualquiera de vosotros. ¿Habéis entendido? hago una pausa en mis palabras para que los dos jóvenes irreflexivos comprendan la gravedad de los hechos a los que se han enfrentado hoy y que bien podían haber acabado de otra forma. En cuanto al resto del grupo... ¿Hacia donde huyeron? Te daré la oportunidad de enmendar tus errores atrapándolos y recuperando esa reliquia que se quieren llevar de mis tierras. ¡Llamad al Capitán de la Guardia y decidle a Hogor que le saque toda la información posible al prisionero! Inmediatamente dos sirvientes salen disparados a cumplir mis órdenes.

Antes de oir la respuesta de Schaar me vuelvo hacia mi espalda donde se encuentra Byor, mi fiel guardaespaldas.

-Byor, mientras no estemos seguros de las intenciones de ese grupo, y viendo los extraños poderes para nublar la vista que posee alguno de ellos te ordeno que escoltes a mi hija en todo momento y la protejas con tu propia vida si es necesario.

"Quizás no deberíamos haber salido sin escolta. Sobreestimé mis capacidades, no conté con toparnos con ese brujo pero, ¿quién lo habría hecho?", recapacitó el Caballero. La cara de Schaar se tornó dura tras la respuesta del Knezi y afirmó ante sus órdenes, mirando brevemente a Dubieta.

"Mi Señor, partiré inmediatamente si me lo permitís", respondió cuando éste hubo concluído. Nunca había sido su intención dejarlos campar a sus anchas por Prahova, pero la obligación de proteger a Dubieta con su vida, había impedido que pudiera emprender la caza de los huídos.

Acudo rápidamente a la llamada de mi señor el Knezi. Seguramente tenga algo que ver con el prisionero que ha capturado el Caballero Schaar Dvy.
Entro en la sala del trono, donde se encuentran los dos hijos del Knezi, Byor su guardaespaldas y el Caballero Schaar Dvy. Me acerco hasta una distancia prudente donde me inclino reverentemente ante mi señor.

-Mi Señor, me han dicho que me llamabais.

-Capitán Bonslav, un grupo de enemigos ha entrado en nuestras tierras y ha atacado al Caballero Schaar Dvy y puesto en peligro la vida de mi hija. Uno de ellos ha sido hecho prisionero, pero no podemos esperar a que Hogor le saque la información que necesitamos. Partirás junto al Caballero Schaar Dvy y seis de tus hombres, él os guiará hacia donde escaparon. Vuestra misión es atrapar a los tres escapados antes de que salga de mis tierras y traerlos al castillo, no me importa que métodos utilicéis para ello o si tenéis que matar a alguno de ellos. hago una pequeña pausa Hay sospechas de que uno de ellos puede desaparecer ante los ojos de la gente y podría intentar rescatar a su amigo, antes de partir redobla las guardias y mantén a tus hombres alerta.

Dirijo mi mirada al Caballero Schaar Dvy.

-Caballero Schaar Dvy, te pongo al mando del grupo del Capitán, espero que puedas llevar a cabo tu misión y no me decepciones. Partid inmediatamente.

Mientras el Caballero Schaar Dvy y el Capitán se disponen a salir de la sala llamo mi atención sobre el Capitán.

-Un último asunto Capitán Bonslav. Debido a los recientes sucesos he ordenado que nadie salga del castillo sin mi permiso. Dejo en sus manos el elegir la escolta apropiada cuando alguno de mis hijos o el Caballero Schaar obtengan la licencia para salir y le advierto que le haré responsable si alguno incumple mi orden. Puede retirarse.

Ante las circunstancias adversas había que tomar ciertas determinaciones para evitar males mayores en un futuro. Con una escolta adecuada el encuentro entre mi hija y esos malhechores habría acabado de manera bien distinta.

"Muy bien mi Señor, por supuesto que no le decepcionaré", una leve reverencia de despedida acompañó a las palabras del Caballero.

"Capitán, le recomendaría que trajera con nosotros al mejor de sus exploradores", aconsejó mientras esperaba la aprobación de Dubieta para su salida a sabiendas que ésta no se iba a oponer a la voluntad de su padre, "van a pie, así que no creo que hayan avanzado mucho"

Sabía perfectamente lo que se esperaba de mí en estos casos. Llevaba trabajando demasiados años para el Knezi Radu Szantovich el Mayor para saber que tenía que hacer. En cuanto uno de los sirvientes del Knezi llegó con el aviso me puse manos a la obra sin vacilar. Por supuesto no había desaprovechado la ocasión para preguntarle de que se había enterado en la sala de su señor: el prisionero iba acompañado de otros tres hombres, uno de ellos probablemente un maldito mago, que habían huido gracias a que el fraile se había puesto a luchar con el Caballero Schaar Dvy, aunque finalmente había sido dejado inconsciente y traído aquí.
Bien averiguemos que secretos nos esconde este hombre.
Vacío un cubo de agua fría sobre el fraile, que todavía se encontraba inconsciente. Contaba con tenerlo desorientado durante un buen rato, al fin y al cabo se encontraba en mitad de un camino la última vez que estaba consciente y ahora estaba encadenado en una oscura celda.

-¡Tú fraile estúpido es hora de levantarse! digo propinando una patada al hombre tirado en el suelo ¡Eso suponiendo que verdaderamente seas un fraile! Pero no te preocupes, cuando acabemos lo sabré todo de tí.

-No se preocupe Caballero Schaar Dvy, si se encuentran en la Tirsa de Prahova caerán en nuestras manos. Tan solo tiene que llevarnos al lugar del encuentro e indicar hacia donde huyeron los tres prófugos. Entre mis hombres hay muy buenos rastreadores.

No había previsto parte de la reacción de su padre, pero tampoco era tan trágica como para preocuparse. Sí era cierto que el encuentro pudo ser peor, y más si alguno de aquellos bandidos se le hubiera ocurrido atacar el carruaje. Pero no había pasado y todos estaban bien, de momento. Ya que la reprimenda parecía centrarse en Schaar le dio tiempo a organizar sus palabras. Debían ser precisas.

- Padre… lamento haberos preocupado. Insistí en visitar los bellos parajes que he añorado durante tantos años, y os aseguro que no gozo de mejor protección que la habilidad del Caballero Dvy –hizo una brevísima pausa para que no diera tiempo a ser interrumpida- Si los acontecimientos se volvieron tan hostiles es debido a la malicia de esos hombres, y aunque ahora comprendo los peligros que me acechan mi seguridad está intacta gracias a la pericia de vuestro leal vasallo -señaló a Schaar- Me disculpo, padre, pues me dejé llevar por el deseo de caminar por la tierra de mi infancia tan precipitadamente.

Eran palabras prudentes, donde había momentos que afrontaban la decisión del Knezi y otros donde intentaban terciar al favor de la jovencísima Condesa y el Caballero. La decisión había sido tomada, y no podía decir que fuera injusta. Era comprensible la preocupación del Knezi por su hija, y pese a los años que los habían alejado mutuamente debía entenderlo. No obstante, tampoco podía dejar que la culpa recayera en Schaar.

Esperaba que las aguas se calmaran en cuanto obtuvieran resultados en el interrogatorio y la búsqueda.

Escucho atentamente las palabras de mi hija. Se que quiere proteger al Caballero Schaar Dvy pero como la mayoría de las mujeres ignora los peligros y las amenazas que se esconden en cada rincón de la tierra.

-Acepto tus disculpas Dubieta, pero no por el buen fin del suceso puedo olvidarme de este asunto. Aunque estoy decepcionado por vuestra falta de responsabilidad también se que el Caballero Schaar Dvy os ha protegido lo mejor que pudo, pero eso no es suficiente. Os prometo que atraparemos a todos esos bandidos y los ajusticiaremos públicamente, de la manera más horrible posible. Quiero que se sepa en toda Transilvania las consecuencias de atacar a mi gente. No tomes las medidas que he ordenado como un castigo, sino como una forma de garantizar tu seguridad y la del resto de los nuestros. Confío que de cara al futuro seas más prudente de todas formas. Ahora podéis retiraros.

Espero que Hogor me traiga noticias lo antes posible. En cuanto ese fraile nos cuente todo lo que sabe habrá que pensar un castigo ejemplar para él.

Vuelvo a la consciencia repentinamente cuando una tromba de agua fría cae sobre mí. Antes de poder reaccionar siquiera recibo una fuerte patada y oigo a alguien que me grita, aunque estoy demasiado desorientado como para entenderlo.
Hace un momento me encontraba luchando contra aquél caballero que intentó apresarnos y después no recuerdo nada, debí de recibir un buen golpe y quedarme inconsciente.
Reacciono rápidamente e intento moverme en dirección contraria de donde vino la patada, pero algo me frena en pleno impulso. ¡Estoy encadenado! Con un rápido vistazo comprendo que estoy encerrado en una pequeña celda, sin posibilidad de escapar ni defenderme. Tras la primera reacción y con mis sentidos recuperados parcialmente comienzo a notar un gran dolor de cabeza, de la zona donde recibí el golpe.
Frente a mi un hombre sonríe de manera siniestra, seguramente él me ha dado la patada. Parece estar disfrutando del momento.

Sin perder tiempo se acerca hacia mí y comienza a interrogarme sobre mi y mis compañeros de viaje, que hacíamos en Ploiesti y porqué atacamos a la Condesa. Intento resistirme lo más posible, pero él sabe hacer muy bien su trabajo y comienza a golpearme causándome tremendos dolores. Me pregunto que azares del destino han conducido mis caminos hasta esta lúgubre celda.