Partida Rol por web

Los Dhaeva de Transilvania.

TERRITORIO 36: Sfantu Gheorghe. - Tirsa de Covasna.

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10/01/2008, 15:07
T36: SFANTU GHEORGHE. - TIRSA DE COVASNA.

Sfantu Gheorghe: Capital de la comarca de Covasna. Zona de valles y depresiones regados por el río Olt.

Población: 100 familias.

Etnia: 80% eslava, 20% búlgara.

Recursos: Cultivos. Huertas. Aves de corral.

Terreno: Colinas. Río.

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12/01/2008, 13:02
Director
Sólo para el director

AÑO 950. - FASE DE INVIERNO.

ECONOMIA: Auténtico Desastre. - Todas las Cosechas mueren, el 100% de pierde. Base de Recaudación: De 100 a 0.

CAUSA DEL DESASTRE: Se dice que un demonio ha maldecido la región.

SUCESO: Las gentes están muy agresivas. Gastan más tiempo en discusiones y peleas que en nada productivo.

La noche del 31 de diciembre al 1 de enero el Castillo de Covasna parece deteriorarse como si 100 años hubiesen pasado de la noche a la mañana.

La mitad de los sirvientes del Conde han huido con parte de su tesoro.

- Tiradas (3)

Tirada: 1d100
Motivo: Economía.
Resultado: 97

Tirada: 1d100
Motivo: Causa malas cosechas.
Resultado: 88

Tirada: 1d100
Motivo: Sucesos Invierno.
Resultado: 10

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13/01/2008, 18:00
TEMPUS FUGIT

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA.

DIA PRIMERO DEL MES DE ENERO.

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13/01/2008, 18:04
T36: SFANTU GHEORGHE. - TIRSA DE COVASNA.

RUMORES LOCALES:

- Los sucesos de finales del Año 949 han sido, cuanto menos desconcertantes.

- Se habla de que las borracheras de la Nochevieja desembocaron en peleas y discusiones graves entre vecinos en todo el pueblo.

- Durante la noche, aprovechando la borrachera general, la mitad de sirvientes y hombres del Conde han huido llevándose parte del tesoro de Covasna. ¡El Knezi debe ser alertato de estas noticias!

- Hay quien dice que por la noche un extraño "rayo verde" golpeó los campos, muchos han quedado calcinados.

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13/01/2008, 18:09
Director

- Anoche el Knezi bebió mucho.

- Antes de acostarse, su adorable esposa, la Condesa Dubieta Szantovich, le sirvió una copa de vino especial antes de acompañarlo a su aposento y dejarlo acostado (duermen en habitaciones separadas).

- El Knezi pasó muy mala noche, retorciéndose de dolor y vomitando sangre negra...

LLEGA LA MAÑANA DEL DIA 1 DE ENERO DE 950:

- La Condesa se despierta con una sonrisa malévola en sus labios, avisa a los criados y hombres que quedan y les dice que el Knezi ha muerto durante la noche.

- El Capitán Varsk les acompaña con una resaca terrible, las voces y alboroto no le están sentando bien, y aún no es capaz de reaccionar ante el hecho de que la mitad de su guardia haya desertado y que le queden sólo 5 guardias.

- La Condesa, el Capitán, los 5 guardias y las 3 criadas que acuden todos acuden en tropel ante la habitación del Knezi.

- La Condesa empuja las puertas de la habitación de par en par, esperando ver a su "amado" esposo muerto en la cama...

Notas de juego

MERU EL RECEPTOR:

- Te encuentras en la ciudad, en tu casa, y no en el castillo.

- Escuchas que algo raro ha pasado en el Castillo de Covasna, que está deteriorado como si cien años hubiesen transurrido de la noche a la mañana.

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13/01/2008, 21:09
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

APOSENTOS DEL KNEZI RADU SZANTOVICH.

Frente a la puerta, como si esperase a alguien se encontraba el Knezi. Su cara perlada de sudor mostraba una mueca que bien se podría decir que era satisfacción, llevaba la ropa con la que había dormido manchada de sangre negra como el carbón. La camisola arrugada y unas increíbles ojeras daban a entender que no había pasado muy buena noche aunque Radu parecía completamente descansado, como si fuese una persona nueva.

Tras él estaba su lecho. La noche anterior había sido blanco como la cal, cálido y suave, confortable; ahora estaba completamente desordenado… la tela de las sábanas estaba rasgada y esparcida por la habitación, el almohadón y colchón deformados por algún tipo de esfuerzo, por el resultado de un sufrimiento inefable se retorcían bajo el dosel cuyos cortinajes destrozados pendían inertes sobre el suelo. Todo, absolutamente todo estaba teñido de sangre.

- ¡Oh!- dijo fingiendo sorpresa. – Que agradable mañana, ¿no creen?. – entrecerró sus ojos como si intentase reconocer las figuras que ante él se presentaban. -Y qué bonita sorpresa la mía poder ver como mis fieles soldados, mis obedientes criados, mi leal Capitán Varsk y mi adorable y bella esposa vienen a despertarme. – añadió con voz grave. – Pero, ¿qué son esos rostros?... Acaso ha pasado algo que no os esperabais. – finalicé mirando a Dubieta con una sonrisa truculenta

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13/01/2008, 22:12
Condesa Dubieta Szantovich.
- Tiradas (5)

Tirada: 1d10
Motivo: (1/5)
Dificultad: 6
Resultado: 8

Tirada: 1d10
Motivo: (2/5)
Dificultad: 6
Resultado: 10

Tirada: 1d10
Motivo: (3/5)
Dificultad: 6
Resultado: 2

Tirada: 1d10
Motivo: (4/5)
Dificultad: 6
Resultado: 6

Tirada: 1d10
Motivo: (5/5)
Dificultad: 6
Resultado: 7

Notas de juego

La tirada es para ocultar emociones, sorry

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13/01/2008, 22:22
Condesa Dubieta Szantovich.

La seda color púrpura de su hermosa bata ondulaba a cada movimiento por los pasillos del castillo. Sus ojos descubrían como el lugar aparecía como si fuera otro, o más bien como si estuviera en un sueño que la llevara a través del tiempo. El lugar era ahora el reflejo del paso del tiempo, y como tal había por doquier símbolos de deterioro.

- ¡Guardias! ¡Guardias! –alertó con su bella voz- ¡Acudid a mí! ¡El Señor a muerto! –exclamó con contundencia.

Su respuesta fue el vacío, nadie había en aquel lugar, pero de repente se encontró con una criada algo desorientada. Con firmeza la agarró por los hombros exigiendo con autoridad respuestas.

- ¡¿Dónde están todos?!

La criada relató los acontecimientos que había vivido mientras, a lo lejos, observó como se reunía con ella el Lugarteniente Varsk (con una pinta horrible) y cinco guardias. No tardó en explicar que su esposo yacía muerto en su lecho y de inmediato se encaminaron al lugar.

Caminó con majestuosidad por los pasillos, con su cabello negro danzando sutilmente y su piel blanca iluminada por los primeros rayos del Sol. Para su sorpresa, al abrir las puertas que conducían al aposento de su cónyuge, la escena no era precisamente la que esperaba.

- Amado esposo... os vi en un estado terrible –comentó al tiempo que sus azules ojos inspeccionaban el lugar- Veo que vuestra fortaleza es inmensa... –afirmó con ambigüedad puesto que no deseaba que así fuera- Os comunico que una desgracia nos asola, somos los únicos que quedan en el castillo –extendió sus manos para señalar a los presentes- Han robado las posesiones y la criada me ha comunicado que el cielo descargó sobre la tierra un rayo verde –comunicó con cierta suspicacia.

Dubieta sabía bien como actuar. Pese a que las cosas no eran tal y como ella hubiera querido su actitud fue impecable.

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14/01/2008, 10:48
Capitán Varsk.

La noche había pasado muy rápido, realmente rápido si hay que ser sinceros. Demasiado vino y demasiado sexo no pueden ser buenos a lo largo de la vida de un hombre, aunque esas preguntas únicamente se las hacía Varsk en las mañanas de resaca; cuando ésta desaparecía, el vino entraba en acción.
Se podría decir que la vida del Capitán era sencilla: mantener el orden, hacer cumplir la ley y proteger la vida del Conde y su esposa. Visto así, en su vida siempre daba tiempo para un vasito más de vino.

La noche... ¿qué recordaba el Capitán de esa noche?, más bien poco. Recuerda que estaba en la taberna y al poco tiempo ya estaba en su cama. Seguramente alguna patrulla de su soldados, ya conocedora de cómo las gasta el Capitán, habría pasado por allí para salvar el honor de su jefe.
Sea como fuere, el Capitán había dormido poco, y en su cara se podrían haber visto las secuelas de la resaca si no fuera porque esa mañana su despertar fue algo fuera de lo común.

Los gritos de la Condesa retumbaban por todo el Castillo; "El Señor ha muerto", qué horrible pesadilla o que estúpida forma de llamar la antención. Ya a la puerta de su habitación, llegó uno de los soldados del castillo informando al Capitán de que la Condesa estaba llamando a la guardia porque había muerto el Conde.

"No puede ser, es imposible que haya sucedido", Varsk se levantó de un salto de la cama, cogió su espada y salió como un rayo de la habitación. En el pasillo encontró al soldado que le había despertado.7
- Que todos los soldados de la capital acudan inmediatamente al Castillo, todos, reunidlos en el patio de armas y en formación. Gritó el Capitán al soldado que ya se había cuadrado delante de él.

Tras la orden, el Capitán fue corriendo a la habitación de su Señor. Al girar una de las esquinas del pasillo, encontró a la Condesa hablando con una criada y unos cinco soldados que se acercaban corriendo por el otro lado del pasillo. El Capitán estaba intentando ordenar sus ideas para poder hacer frente a lo que se venía.
De las palabras de la Condesa se desprendía lo peor, el Conde había sido asesinado.
No había tiempo que perder, había que comprobarlo, así que todos juntos se fueron a la habitación del Conde.

Al abrir la puerta, fue el mismísimo Conde el que les recibió con un despertar algo más peculiar de lo normal. Su habitación estaba destrozada, pero él gozaba de un humor más agradable de lo que habitualmente tenía en sus despertares.

Tras sus palabras, los soldados se cuadraron.
- Dos a un lado y dos a otro, que el quinto se coloque frente a la entrada. Que no pase nadie por aquí hasta que yo os lo ordene. Sus palabras fueron aire fresco para los soldados que en esa circunstancia no sabían muy bien lo que tenían que hacer.
El Capitán se acercó al Conde, observó la escena que se vivía dentro de la habitación. Sus ojos no pudieron más que fijarse en los restos de algo que parecía sangre repartida por toda la habitación.
Sangre negra... hace muchos años de hablaron de ciertos venenos y algo de brujería que podían hacer que un hombre escupiera sangre negra...

El Capitán se acercó más al Conde y se arrodilló frente a él.
- Mi Señor Conde, doy gracias porque os encontréis bien. No acierto a entender que ser en este mundo podría haber intentado asesinar a nuestro gran soberano y protector. He mandado formar a todos nuestros soldados de Sfantu Gheorghe en el patio de armas. Vamos a encontrar a los culpables, mi Señor, no tenga duda de eso.

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14/01/2008, 13:38
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

Radu alzó su mano derecha con lentitud hasta que tuvo el dorso a la altura de sus ojos. En su dedo anular llevaba un grueso anillo de oro con una piedra rojiza ovalada. Un perspicaz observador podría darse cuenta que la gema tenía una minúscula grieta pero que no afeaba en nada a la belleza de la joya. Sacó el anillo con dificultades dejando en el lugar donde momentos antes se encontraba un surco rojizo con su silueta.

Cuando lo tuvo en sus manos sonrió. Permaneció quieto, absorto en sus cavilaciones, mirándolo fíjamente...

- Mi querida esposa... que noche más terrible he pasado y usted tan preocupada por mi, dando a primera hora de la mañana, cuando el alba apenas despuntaba, la triste noticia de mi muerte. -dijo con histrionismo - Por suerte como bien indicáis soy un hombre fuerte, he sido capaz de resistir el sufrimiento de esta interminable noche y ahora... ahora veo la vida con una perspectiva muy diferente.

Se acercó a Dubieta mientras hablaba, acarició su mano y la elevó para besarla con ternura.

- Mi leal Varsk. – dijo mientras sosteniéndolo del mentón levantaba su rostro invitándolo a erguirse. – No quiero que busque al culpable de esto, tengo sospechas de quien puede haber sido y prefiero solucionarlo yo solo…

- Por favor, todos mis fieles sirvientes salgan. No quiero que me vean en este precario estado.- sus palabras empalagosas contrastaban con su severo rostro. - ¡¡SALGAN YA!!. -gritó en un arrebato de ira al ver que se resistían a abandonar su cuarto.

- Ustedes no, mi amada Dubieta, mi fiel Capitán Varsk.- con agilidad corrió para cerrar la puerta a la vez que el último de los sirvientes salía. - Como comprenderéis no es bueno que nada de lo ocurrido en mis aposentos esta noche salga de estas cuatro paredes. Avisádselo a las ratas cotillas que estaban antes aquí, que si se les desata su repugnante lengua yo mismo me encargaré de cortársela. Me imagino que comprendéis por qué, ¿no?

Mientras hablaba recorría la habitación de un lado a otro. No paraba quieto acariciando los muebles, sintiendo el frío tacto de la piedra en sus pies descalzos, el fresco aire de la mañana desentumecía su cuerpo y aliviaba la presión que sentía en el pecho…

- Por favor, habladme de esas malas nuevas que traéis… contadme esos extraños sucesos que habéis escuchado, yo también deseo oírlos para poder tomar medidas adecuadas.

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14/01/2008, 14:42
Meru el Receptor.

Meru se levantó temprano como acostumbraba desde pequeño, no era un gran aficionado al vino ni a las mujeres, ni siquiera al gentío y sus palabrerías, le gustaba disfrutar a solas de la tranquilidad de la lectura mientras se acomodaba en su cama.

Se durmió leyendo un libro bastante grande, tal vez ese día Meru estaba animado, pero las noticias del día siguiente apartaron sus pensamientos del argumento del libro y se interesó más en enterarse de que había pasado.

¿Cien años en una noche? ¡Eso es imposible! Pero la gente decía que era cierto, y puede que si se acercara para comprobarlo fuera cierto, pero no quería volver a acercarse por allí si no recibía las merecidas disculpas por perder el tesoro que él había recaudado, así que lo dejó pasar y con paciencia y tranquilidad esperó a que transcurriera la mañana mientras alargaba el oído disimuladamente para enterarse de todo lo que había pasado.

Notas de juego

Veo el post del capitán.

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15/01/2008, 00:31
Condesa Dubieta Szantovich.

Sus ojos, celestes como el cielo puro, se encontraron con los de su esposo. Había algo extraño en él, ciertamente era sí sin que el mismo tuviera que mencionarlo. No pudo resistir observar sus movimientos minuciosamente, como el que por primera vez se encuentra con algo que le resulta cuanto menos curioso.

Bajo suavemente la mirada cuando su esposo agarró su mano y la beso. Era un gesto de asentimiento, sin pretender mostrar afecto alguno pero si consideración por la extraña muestra de aprecio. Pero bien conocía a su esposo, incapaz de mostrar afecto alguno.

- Me encargaré personalmente de que las criadas guarden silencio. De los soldados es conveniente que el Capitán Varsk se ocupe, mi Señor –contestó ante la petición que, pese a todo, era más que adecuada. No sabía lo que iba a pasar a continuación pero muy claro tenía que ni una palabra se mencionaría al respecto.

- Se han sucedido extraños altercados en el territorio, mi Señor. Trifulcas por todos lados y deserciones en el castillo
–comenzó a relatar por encima- Lo más extraño, y sin duda lo que más me inquieta, es el profundo deterioro del castillo. Hay zonas que están en ruinas, como si décadas de abandono hubieran sufrido –dijo con un tono de inquietud- Una de las criadas ha mencionado un turbador suceso, un rayo verde que el cielo ha descargado con furia sobre vuestra tierra. El lugar preciso lo desconozco, mi Señor.

Inclinó suavemente la cabeza al terminar su relato y, con unos pasos delicados, tomó sobre el vestidor del cuarto el batín de su esposo. Se acercó por detrás y esperó que las manos de su marido entraran por las mangas, posteriormente se posicionó en frente de él.

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15/01/2008, 15:00
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

Deslizó los brazos por las suaves mangas del batín - Bien, bien…- dijo elevando levemente la comisura derecha de los labios mientras se ceñía la prenda tapando así el camisón manchado. – Entonces podré fiarme de los sirvientes… - giró hacia su capitán y puso la mano sobre su hombro dando un par de golpes más como una amenaza que para reconfortarle añadió: – ¿Podrá mi Capitán Varsk callar las habladurías de sus subordinados?, si no yo puedo acallar la de TODOS los míos- clavó su mirada, fría, insensible sobre la del soldado esperando la respuesta correcta.

Con paso calmado se acercó a uno de los postes que sostenían el dosel y se aferró a él dando la espalda a los que allí se encontraban. – Respecto a los extraños incidentes ya me encargaré de poner solución… Tengo una ligera idea de cual podría ser la causa y una vez que se sabe eso se puede extirpar fácilmente el tumor impío que aqueja a nuestra tierra. Pero… me gustaría saber cual es vuestra opinión sobre las causas.

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15/01/2008, 16:18
Capitán Varsk.

El Capitán escuchaba impasible las noticias que la Condesa estaba relatando a su esposo.
La Condesa era una de las mujeres más bellas que había visto nunca y el Conde uno de los seres más crueles e insensibles que se habían cruzado en su camino.
Varsk es uno de los pocos nacidos en la ciudad que quedaban. Su padre y su madre jamás pensaron que alcanzaría la posición de Capitán de la Guardia del Conde, pero muchas veces el destino cruza sus hilos para mezclarlos con los de otras personas. Los dos seres que ante él tenía, eran toda la familia que Varsk conservaba en este mundo; ellos dos y un millar de malos recuerdos de su infancia, ¡ah! y por supuesto el vino, aunque él no formaba parte de su familia, sino que era su mejor amigo y la mejor concubina en la cama.

Pero volviendo a la realidad, las palabras de la Condesa sobre las desapariciones en el castillo y las luchas callejeras no sonaban nada nuevo. Sfantu Gheorghe era una ciudad relativamente pequeña y por lo tanto muy conflictiva.
Sus soldados siempre habían tenido orden de que las peleas nunca superaran los 5 participantes, si sobrepasaban ese límite, había que actuar, pero mientras era lo habitual, sobretodo al anochecer fuera de las tabernas.
Cada cual debe resolver sus problemas a su manera, pensaba el Capitán recordando las palabras del Conde sobre sus propios asuntos.
¡Y qué me dices de lo del castillo!, no es nada nuevo tampoco. En su memoria siempre recordaba el Castillo así, aunque en verdad solía pasar más tiempo fuera que dentro, siempre y cuando la resaca le dejara levantarse lo suficientemente bien como para ver más de seis pasos por delante de sus pies.
Lo del rayo ya era otra cosa. Un rayo verde... uhm... es extraño. El rayo, la situación del Conde, las desapariciones, la actitud de la Condesa, los comentarios absurdos sobre el estado del Castillo, y en ese momento la mano del Conde sobre su hombro le hicieron volver a la realidad.
Escuchaba atento las palabras de Su Señor y no podía pensar en nada mientras aquellos ojos le observaban como intentando descubrir qué pasaba en ese momento por su cabeza.
Realmente el Conde se hubiera llevado una gran sorpresa porque nada, absolutamente nada, rondaba por la cabeza del Capitán, ¿serían aquellos hipnóticos ojos del Conde?

- Sí mi Señor, no habrá problema con eso. Si ellos no son capaces de contener la lengua, yo personalmente se las cortaré. Así nos aseguraremos que se dedicarán en el futuro a trabajar y no a chismorrear. El Capitán, tras decir esto, bajo la cabeza frente al Conde mientras él se alejaba.

Escucho de nuevo hablar al Conde sobre lo sucedido, y tras decirlo y esperando una respuesta, el Capitán en signo de preeminencia y respeto, miró a la Condesa, esperando que fuera ella la primera en responder a la pregunta de su esposo.

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15/01/2008, 23:49
Condesa Dubieta Szantovich.

Entendió de inmediato que los sucesos que acababa de relatar no eran extraños para su esposo, es más, por lo que decía conocía la forma de atajar el problema. ¿Pero cómo? Si ya resultaba peculiar lo que sucedía, de hecho inquietante, lo era más que el Conde tuviera una respuesta y una posible solución.

- Mi Señor, todo me suena a brujería, a hechos que no son normales y de los que carezco de respuesta –dijo con sinceridad- Como siempre sabed que haré de vuestra voluntad la mía, esposo mío, todo lo que esté en mi mano...

Una vez, hará muchos años, su madre le dio un excelente consejo: “Si alguien tiene la respuesta, ¿para qué molestarte en responder? Créete ignorante y haz que su ego responda por él”. Dubieta así lo hacía, tanto a su padre como a su marido. Sabía muy bien que su opinión no contaba, excepto para servidumbre y siempre y cuando su cónyuge no los pusiera en su contra.

.

Notas de juego

Dos cosas...

1. Estoy llegando algo tarde de currar y no doy pies con bola a la hora de inspirarme, así que por lo menos voy tirando del hilo si me dejáis.

2. Varsk, por favor, ni se te ocurra esperar por mí. Sin duda entendemos que tu personaje sigue el protocolo, pero estoy posteando tarde y no me gustaría que se parase la historia ;)

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16/01/2008, 23:59
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

- ¿Brujería? Mmm…- dijo dándo media vuelta – Muy bien querida Dubieta. Pareces más serena que cuando entraste en mi habitación…- con una sonrisa burlona miró a su esposa. – y eso naturalmente agudiza tu perspicacia.

A grandes zancadas se dirigió a la puerta y abriéndola de un portazo empezó a gritar.

- ¡Quiero a un guardia aquí ahora mismo!…- como la había abierto la volvió a cerrar y con "apariencia" de "calma" prosiguió con el diálogo. – Y Varsk ya que no ha respondido a mi otra pregunta… ¿podrías demostrar ahora que es de ayuda diciéndome como cree que podríamos solucionarlo? Quien sabe, a lo mejor su respuesta es mejor que la mía, o la misma… ¿Cree que su proposición podría ser más correcta que la mía? – dijo indolente deseando escuchar la respuesta a aquella atrevida pregunta.

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17/01/2008, 01:05
Director

CAPITAN VARSK Y CONDESA DUBIETA:

- Os sentís más que un poco intimidados por el Knezi. Parece mucho más fuerte y seguro de sí mismo que en muchos años. Irradia una espantosa aura de confianza y de malevolencia por encima de lo normal incluso en él.

- Al mismo tiempo flota una sensación de inquietud en el ambiente. Es como una tensa calma que precede a un estallido de vilencia, furia e ira.

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17/01/2008, 01:59
Capitán Varsk.

Todo esto no podía estar pasando. En la cabeza del Capitán rondaban miles de historias que sus padres le habían contado sobre vampiros, hombres lobo, brujas y hechiceros.
Varsk jamás habría creído nada que no hubieran visto, tocado u oído. Así que aunque su madre siempre le amenazaba con esas historias, a Varsk nunca le había sucedido nada que le hicera sospechar que fueran ciertas.

En su vida personal, en su historia, él había podido comprobar como la mano humana era más peligrosa, más mortal y más atormentadora que cualquier hechizo o conjuro. Y eso Varsk lo sabía muy bien.

- Mi Señor Conde, tengo apostados cinco guardias en la puerta de vuestros aposentos, utilizadlos cuanto queráis, pero calmaos. Sé que la situación es más que peculiar, preocupante. Vuestra vida es lo que más valoro en este mundo, incluso por delante de la mía, eso ya lo sabéis. Varsk tenía que medir mucho sus palabras, aún así, el miedo que le infundía el Conde, le hacía siempre decir la verdad, o al menos si no la decía, no le mentía.

- Sobre el rayo verde, ignoro cual pueda ser su causa y menos aún su causante. Por un momento pensé que podría ser brujería, pero mi Señor, yo no creo en esas cosas. Usted sabe que mi padre fue herrero, mi tío incluso es herrero en la actualidad. Yo he visto como el fuego cambia de color dependiendo del tipo de metal que se metiera en él.
He visto fuego rojo, fuego azul, fuego amarillo y hasta incluso fuego verde.
Varsk miraba al Conde fijamente, o al menos lo que podía, intentando que sus palabras fueran lo más veraces posibles.

- No creo que se necesite de mucha imaginación para inventarse que lo que simplemente fue un incendio provocado quizá para distraer a los guardias que protegían el castillo y así intentar acabar con su vida, se pudiera convertir en un rayo caído del cielo y además de color verde.
La Condesa puede tener razón. Ella es una mujer mucho más culta que yo y más conocedora de aquellos temas que a mí se me puedan escapar. Aún así le digo, mi Señor, que la respuesta de la brujería es la más fácil y quizá la que nuestros enemigos esperan que creamos.
Varsk agarró su espada y se irguió frente al Conde, como si hubiera tenido una visión del futuro.

- Mi Señor Conde, no creo que una persona como usted necesite a ningún visionario, brujo o encantador de sombras, que le aconseje sobre como llevar sus tierras. Tenga cuidado con esas víboras que únicamente saben chupar la sangre como sanguijuelas. En ese momento Varsk se dio cuenta de que estaba hablando demasiado. Se puso con una rodilla en el suelo frente al Conde y se disculpó por haber estado hablando demasiado sin el permiso de su Señor y quizá metiéndose en algunos asuntos que no le concernían.

Notas de juego

He editado el post para corregir un error en la expresión, haciendo más comprensible el párrafo que comienza con "No creo que se necesite..."

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17/01/2008, 20:35
Condesa Dubieta Szantovich.

De inmediato agachó la vista, sentía que los ojos de su esposo penetraban en ella de una forma distinta, inquietante. No era el mismo, sin duda no lo era. Había sobrevivido a un fuerte veneno y se encontraba exultante, tan seguro de sí mismo que asustaba.

Cuando se movió de forma inesperada hacia la puerta se apartó asustada de su camino. Pensó en aquel momento que la agarraría y, presa de la ira, la empujaría o golpearía para rendir cuentas. ¿A qué jugaba? Sin duda estaba saboreando el momento con la espera, con la certeza de lo que había sucedido. Dubieta comenzó a respirar algo más rápido, temiendo que los latidos de su corazón pudieran escucharse; de hecho hasta parecía que un tono rosado cubría sus mejillas.

No obstante, para aumentar su desasosiego, continuó con el juego. Quería acrecentar la incertidumbre esperando la respuesta de Varsk, aunque ya la tuviera. Comenzaba a percibir una incomodidad desconocida hasta ahora. En aquel momento deseaba estar lejos, muy lejos.

Apoyó su mano en el respaldo de una de las sillas, donde antes estaba el batín. Podría pensarse que necesitaba descansar, pero en realidad estaba apretando la madera con tanta fuerza que su mano se quedó aún más pálida por la falta de circulación. No podía apartar la vista de su marido y presa de una expectación desbordante mordió su labio inferior con más fuerza de la deseada, soltando un pequeño gemido de dolor.

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17/01/2008, 22:54
Director

Notas de juego

Por deseo expreso del jugador de Meru el Receptor, lo he quitado de todos los mensajes en que aparecía como destinatario sin estar presente.

CAPITAN VARSK:

- Recuerda desmarcarlo cuando postees si no está con vosotros.

MERU EL RECEPTOR:

- Te llegan los Rumores Locales de la primera página de esta escena.

- Además, escuchas que el castillo está deteriorado y todo el mundo repite la misma frase: "Es como si hubieran transcurrido cien años de la noche a la mañana".