Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 1: Nueva York, dimensión paralela.

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14/12/2013, 09:44
Nadine Sinkins

Notas de juego

Pues no se, estaba esperando que dijeran algo, ya que ellos no nos han contado nada salvo que no han conseguido nada, y nosotros al menos lo de Roerich, un tío que le ha secuestrado y estaban en casa de Acacia..........no se si será un hilo a seguir o ya está, pero toy esperando XD

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14/12/2013, 21:06
Guardián de los Arcanos

Tras conocer los acontecimientos todos los del que se estaba ya considerando un grupo (con los añadidos de Mike y de Charlene) más amplio que antes, todo el mundo salió hacia la noche, a la ciudad que nunca duerme, que les recibió con su acostumbrado vahído de ruidos estridentes, humo, humedad y calor, cuajado de aromas de químicos y materia orgánica. El cielo anaranjado por las luces no dejaba entrever ninguna estrella.

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14/12/2013, 21:10
Guardián de los Arcanos

NUEVA YORK, 2 DE SEPTIEMBRE DE 1933

Bien de madrugada, poco antes de despuntar el sol.

Halperin, DeWitt, Miles, Longfellow y Mike se estaban preparando para salir. Todo el mundo lo sabía, ya que a las 5:00 horas del día dos, se pudo escuchar la diatriba de Miles, explicando cosas sobre motores, cilindros, carburantes, carburadores, mezclas, temperaturas y asuntos muy de su gusto, pero que a nadie interesaban, ya que andaban más bien en el reino de los sueños, vagando por Celephais la Gloriosa, o ascendiendo por lentas gabarras por el Ukranos hacia las llanuras de Ur la Maldecida.

Semejante retorno al mundo vigil de toda la compaña valió a los cuatro expedicionarios responsables del ruido, que debían coger el primer tren de la mañana para ir a examinar y aprobar los tres boeing 247 de la expedición, una nutrida sarta de maldiciones e improperios en diversos grados de codificación propia de la escala social de cada cual. Así pues, salían de la planta cuarta coreados por lindezas como "malditos cabrones" y de indignados "estas no son horas, por Dios".

Se estaban marchando, decíamos, y todo el mundo estaba volviendo a pegar de nuevo el ojo, cuando se pudieron escuchar violentos golpes en una de las puertas del pasillo.

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14/12/2013, 21:16
(Starkweather-Moore, líder) James Starkweather

Tales golpes vienen acompañados de una estentórea voz, bien reconocible por el timbre, ya que no por el tono, que acostumbra a ser más comedido. Pero no esta vez.

Starkweather está en la puerta de Moore, dando berridos y llamando a la puerta sin miramiento alguno, presa de la indignación.

¡Moore!, grita. ¡Muévase, hombre! ¡Ya tenía que estar despierto! ¡Moore!

Todos se asoman al pasillo, asombrados. Starkweather está en el pasillo, en bata y pijama, frente a la puerta de Moore, sin afeitar. Golpea con saña la puerta con una mano mientras sostiene un periódico arrugado con la otra. Está hecho una furia, algo poco típico de él. Tras un rato así, y sin prestar la más mínima atención a los mirones, deja de golpear la puerta y la embiste sin miramientos, dejándola abierta de par en par con un sonoro crujido.

Entra hecho un basilisco. Los que están lo suficientemente cerca como para mirar a través de la entrada, ven a Moore todavía en cama, buscando su bata y sus gafas con torpeza, mientras Starkweather berrea, rojo de furia y le tira el periódico a la cara.

¡Es ella, Moore! ¡Fue ella todo el rato! ¡Debería haberme dado cuenta! ¿Quién más podría haber sido? ¡Esa bruja intrigante! ¡Debería haber sospechado que estaba detrás del tema todo el tiempo! Maldita sea, Moore, atienda. ¿De qué otro modo podría haberme parado los pies? ¿Quién más podría haber adulterado el combustible? ¿Quién más tiene suficiente dinero como para ponernos espías? Para mandarlo todo al traste, arruinar nuestras mercancías, sabotear las grúas, envenenar las mentes de nuestros empleados de confianza, para sobornar, robar, entorpecer nuestro camino, solo para complacer sus pequeños y mezquinos deseos... ¡No lo permitiré, Moore! ¡Otra vez no! ¡Esta vez no me vencerá! ¡Demostraré a todo el mundo que no es más que una... !

Se calla. Mira a su alrededor y, por fin, se da cuenta de que está siendo observado por bastante más de una veintena de pares de ojos asombrados pertenecientes a otras tantas personas en diversos grados de desnudez. Está respirando dificultosamente. Se nota que se calma y que piensa rápidamente una decisión, una determinación ofensiva. Lanza de nuevo el periódico a los pies del desaliñado profesor y dice con voz ominosa y metálica: Avance el programa, Moore. Partimos el día 9. ¡El 9 Moore, no el 15! ¡Arréglelo!

Se le ocurre algo más.

Y Moore... ¡Quiero una mujer¡Dos mujeres! Muchas mujeres, todas las que considere necesarias. ¿Está contento ya?

Dicho esto, sale zumbando de la habitación, tropezando con los atónitos testigos; ignorándolos por completo, se lanza escaleras arriba y desaparece en su habitación (se puede escuchar el portazo)

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14/12/2013, 21:18
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

Moore está en silencio, sentado en su habitación. Al principio parece tan confuso como los demás; después recoge el periódico que ha dejado Starkweather y lo mira por donde ha quedado abierto, se queda muy quieto un momento, se coloca bien las gafas y, con una seriedad de velatorio, dice: caballeros, ya han oído al señor Starkweather. hay un cambio de planes; salimos el día 9. Nos veremos a la hora del desayuno. Tendremos que trabajar un poquito más duro, me temo. Si me disculpan, debo cambiarme.

Acto seguido, entrega el periódico al primero que pilla y no dice nada más, mientras despeja su habitación de visitantes y cierra como puede la puerta, cuyo cerrojo ha quedado inutilizado.

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14/12/2013, 21:19
(Starkweather-Moore, técnico) Alan "Colt" Huston

Colt Huston es el agraciado con el periódico dichoso, y lo lee mientras por encima de su hombro se amontonan las cabezas.

Haaaaahahahahahahaaaaaaa. Se parte de la risa y se palmea las rodillas mientras pasa el ejemplar ya bastante maltratado, para que los demás puedan leer también.

Notas de juego

Ya sabéis porqué no estaba Acacia en su casa XDD

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14/12/2013, 21:20
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

Al grupo que va a Chicago, Moore les detiene. Ha vuelto a salir de su habitación, mirando de paso a Huston sin mudar el gesto, como congelado.

Tiren esos billetes de tren, señores. Tenemos prisa. Vayan desayunando mientras llamo al aeropuerto para reservarles billetes de avión. Volverán en el mercancías que trae nuestros 247 hoy mismo, y estarán de vuelta para mañana por la mañana.

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14/12/2013, 21:32
(Capítulo 2) J.J. Hansen

En cuanto salís del local, pilláis un taxi y os largáis a la comisaría, dando la dirección que pone en la tarjeta que el agente Boob le dio a O'Maley, os hacen pasar a una sala de espera con tres sillas y dos puertas de cristal. Una de ellas tiene escrito en letras pintadas pulcramente: "J.J. Hansen. Homicidios"

La comisaría es como un pequeño laberinto. No sabéis muy bien en qué parte del edificio estáis. La salita no tiene ventanas. No tiene mesa, ni cenicero, solo tres sillas, y no son del mismo tipo. Por otra parte el sitio no es que brille por su limpieza: el suelo es de moqueta vieja, los rodapiés de madera, pero muchos se han desclavado de su sitio, el papel de las paredes recuerda los felices 20, pero está amarillento.

Sin embargo no tenéis que esperar mucho. Por la otra puerta, la de entrada, llegan Hansen y otro hombre. Os lo presenta como el señor Peace.

Pasáis a un despacho pequeño, con una mesa bastante limpia. Tras ella hay dos archivadores llenos a rebosar, aunque ordenados, y una ventana que da a la calle. Un ventilador en el techo se enciende cuando se enciende la luz, y la ventana abierta os alivia ligeramente del calor. Se sienta, enciende un cigarro y pone en orden sus ideas con toda tranquilidad.

Bien, señoritas, señor, os da la mano a todos, lo primero es darles la buena noticia: el señor Roerich ha aparecido. Al parecer le llevaron a una nave portuaria, al norte de Manhattan, le robaron unos documentos que traía e intentaron extorsionarle... sin embargo, y gracias a su pronta reacción (hace una respetuosa inclinación de cabeza en dirección a Nadine, la que resultó herida) el lugar fue localizado. Bien. El caso es que el cerco no se llegó a cerrar del todo, y los malhechores pudieron escapar valiendose de una lancha que tenían preparada al efecto. Estamos procurando encontrarles. El señor Roerich ha estado en el hospital hasta hace muy poco, y ahora le tenemos descansando cerca. Nos ha comunicado que quiere hablar con ustedes para agradecerles su intervención en los hechos... al parecer todo sucedió porque intentaron llamar su atención ¿verdad? Bill, por favor, dice al detective Peace, ¿quieres traerlo?

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14/12/2013, 21:46
(Capítulo 2) William Peace

El tal Peace no dice absolutamente nada, se limita a miraros de vez en cuando y ver evolucionar el humo. Cuando Hansen le pide que vaya a por Roerich, se levanta, manteniendo su mutismo. Al rato vuelve con el anciano.

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14/12/2013, 21:47
(Capítulo 1) Nicolai Roerich

Roerich es un hombre elegante, bien vestido, de unos cincuenta y nueve años. Su pelo escasea y es de un color rubio blanquecino. Luce unas cuidadas patillas y habla y se comporta como un hombre refinado. Habla con acento ruso. Roerich tiene hematomas en cada parte visible de su cuerpo, en la cara presenta también algunos cortes. Se le han aflojado algunos dientes (se los toca con la lengua entre frase y frase) y cojea al andar.

Señoritas, señor, detectives... aaaah, la señorita Withston, encantado de conocerla... os da calurosamente la mano. Su habla lenta y dificultosa crea un ambiente singular, ya que, aparte de sus problemas actuales, piensa siempre lo que va a decir, haciendo rítmicos silencios que acompasa con palabras bien pronunciadas y bien buscadas en su curioso acento.

Les agradezco muy encarecidamente su actuación. Venía a Nueva York a presenciar una exposición de mis pinturas... y a dar un banquete en beneficio de las multitudes hambrientas de Asia... Pasé a entregar un paquete a mi querida amiga Acacia y... bien, ya saben qué pasó.... Díganme: ¿cómo puedo recompensarles?

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15/12/2013, 22:13
Patrick O´Malley

Patrick se une a Nadine y a Enma en comisaría, su declaración sobre lo sucedido no difiere en nada a lo que problamente hayan dicho ya sus compañeras.

Encantado Sr. Roerich, mi nombre es Patrick O´Malley, dice el pelirrojo estrechando la mano del ruso aquí mis compañeras, las señoritas Enma Friederick y Nadine Sinkins. Estaríamos agradecidos si nos dedicase unos minutos de su tiempo, aunque preferiría que fuese en otro lugar más tranquilo, siempre con su permiso y tras responder a sus preguntas añade mirando al detective Hansen

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15/12/2013, 23:15
Alexander Peabody

¿Cree realmente que esa mujer tiene alguna posibilidad de adelantarnos? - pregunto a Moore, intentando disimular el entusiasmo que me han infundido las palabras de Starkweather - A propósito, por si le resulta de ayuda, podría localizar y traer aquí en menos de una hora a las tres féminas rechazadas en la entrevista inicial; estoy seguro de que con los argumentos adecuados podriamos vencer los reparos que pudieran tener para incorporarse a la expedición, y usted tendría un problema menos del que preocuparse.

Al fin y al cabo, somos un equipo - termino, con un leve matiz condescendiente en la voz - y debemos ayudarnos. Se podría decir que estamos todos en el mismo barco...

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16/12/2013, 11:31
Timoty Pooster

Moore, colega, creo que deberia tener en cuenta las palabras de Alex, esas mujeres ya han demostrado su valia en otras ocasiones y circunstancias, y creo firmememte que pueden aportar valor a esta empresa. Ademas, creo que si las nuestras llegan antes que Acacia, alguien enfadado podria sentirse enormemente satisfecho y feliz. Que me dice, viejo amigo?

Notas de juego

a ver...

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16/12/2013, 17:59
(Starkweather-Moore, líder) William Moore

Moore estaba volviendo a su habitación, cuando Alex y Tim le hablaron. Por supuesto, por supuesto, ¿no han escuchado al señor Starkweather? Por primera vez se puede vislumbrar cierta sonrisa en su cara: llámenlas inmediatamente, están aceptadas las dos, y su amigo... O'Maley, si quiere aceptar. Yo avisaré a la señorita Whitston.

Y no se si Lexington puede adelantarnos, Peabody, pero tampoco le vamos a dar excusa para hacerlo ¿no cree?

Notas de juego

Pero no les posteeis hasta nuevo aviso, que para ellas todavía no ha acabado la noche: están en otro segmento temporal y como que les va a resultar algo confuso.

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16/12/2013, 18:09
Nadine Sinkins

Notas de juego

Dadme un kit kat, que estoy con los últimos coletazos antes de las vacas y toy un poco liado.

A ver si esta noche puedo postear.

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16/12/2013, 21:02
Enma Friederick

Sonrío cuando Patrick me presenta, asintiendo a sus palabras

La verdad es que si aquí está todo en orden, nos gustaría hablar con usted, y también con la Acacia. Lo hemos intentado pero se niega a recibirnos.

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16/12/2013, 21:03
Nadine Sinkins

Al igual que Enma, hago un saludo con la cabeza

No hace falta que me lo agradezca, cualquiera lo habría hecho. 

Espero a que todos acaben de hablar para mirarles nuevamente a todos Bueno, entonces ¿qué les parece si hablamos tomando un café o un té caliente?

Notas de juego

Para adelantar y por si quieres avanzar, cuando estemos tomando algo tranquilamente le vamos a contar toda la movida y por qué queremos hablar con Acacia. Si de paso él sabe algo, espero que nos lo diga.

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17/12/2013, 18:14
Guardián de los Arcanos

Formalizáis, pues, vuestra denuncia y charláis un rato con Hansen que os roba durante un tiempo al anciano sabio para tomar nota de su propia declaración.

Estáis esperando en el vestíbulo de la comisaría, junto a quien seguramente es el chofer de Roerich: un oriental vestido de punta en blanco, con su gorra de uniforme y todo. Finalmente sale de cumplir sus trámites con la justicia y os pide que le acompañéis a su hotel, a su suite, donde, dada la hora, les será posible compartir un ligero refrigerio.

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17/12/2013, 18:20
(Capítulo 1) Nicolai Roerich

El Netherland es un hotel de lujo, y la suite de Roerich es de lo mejorcito que tienen, así que, tras subir en un ascensor completamente silencioso, cruzar enormes distancias de salas y pasillos enmoquetados que parecen parte de un museo y aceptar los parabienes y arrumacos (metafóricos, claro) de todos y cada uno de los empleados del mismo los ojos os van haciendo chiribitas.

Pero, por fin, acabáis en una pequeña sala, bastante íntima y no demasiado intimidadora.

¿Té? ¿Café? ¿Alguna otra cosa? Roerich, aparte de su chofer, tiene otras dos personas, orientales, sirviéndole. Para estar de entre casa, se va a cambiar. Vuelve con bata y zapatillas.

Disculpen a este pobre y apaleado anciano, que necesita ponerse cómodo.

Una vez servidos todos, y con toda la ceremonia dice: ¿y bien? Su recompensa es parte de mi tiempo, para hablar. Cobrense con mis bendiciones ¿qué desean saber?

Notas de juego

Contadle roleando todo, que os viene bien a vosotros, y a mi también XD.

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18/12/2013, 21:50
(Capítulo 1) Nicolai Roerich

Roerich escucha atentamente la narración. ¿Entonces, ustedes también quisieran ir a la Antártida? No es una coincidencia, desde luego. Comprendo, querían consultar con Acacia pero, verán lo que si es una gran noticia: ¡ella también desea ir ahí!

Comenzaré desde el principio. Estoy aquí para intentar que no vayan al sur. He querido ponerme en contacto con ella, pero ha sido imposible: al parecer está muy ocupada.

Recientemente he recibido una carta y un paquete de un amigo, el profesor William Dyer que, al parecer, ha estado viviendo en el pacífico sur. En esa carta, Dyer me pedía que fuese a Nueva York en su nombre, para pedir lo más insistentemente que pudiese a Starkweather y a Moore que cancelasen los planes de la expedición. Como último recurso, me decía Dyer en su carta, debía entregarles el paquete, en el que se suponía que había un manuscrito, y que estaba sellado. Como debía estar aquí por estas fechas, por la exposición, acepté. El manuscrito, continuaba la carta, era el relato exacto de los hechos acaecidos durante la expedición Miskatonic. Si no había otro modo de convencer a los exploradores se suponía que este relato debía terminar de convencerles.

Pero mi carta a Starkweather no recibió respuesta y mis mensajes telefónicos eran sistemáticamente ignorados.

Sin embargo, y ya en Nueva York, me enteré de que Acacia quería ir también al polo, así que, como saben ustedes, fui a verla, para ver si podía disuadirla de la manera en que sugería Dyer y, así, que ella misma, junto a mi, intentáramos idéntica maniobra con los otros, con el resultado que también conocen. La noticia de su partida fue una gran sorpresa para mi. Yo había sido, en tiempos, un buen amigo de su padre. Pasado 1920 nuestra amistad se enfrió.

Les contaré el secuestro. El hombre que me raptó y su chófer me condujeron a una nave, en un puerto, donde había otros dos individuos. Todos parecían tener acento alemán. No eran unos simples rateros, no les interesaba el dinero, pero si el manuscrito de Dyer, del que parecían estar informados. Y yo no hablé con nadie más de ese texto. Han tenido que interceptar alguno de mis mensajes, o algo peor. ¿Cómo sabían quién era, dónde encontrarme, y que llevaba ese texto?

He hecho un retrato de uno de ellos, el que hablaba. Os dibuja un rostro en un papel. La policía tiene otro. Ellos me ataron a una silla, y comenzaron a preguntarme insistentemente sobre "el relato de Pym", algo que para mi no tenía sentido. Pero he estado dandole vueltas, y creo que se refiere a una novelita de Poe... una novelita que se relaciona con otro robo, acaecido hace diez años.

El padre de Acacia y yo eramos buenos amigos. Es amistad se truncó, pero siempre conservé a mis amigos en el recuerdo. La muerte de PW Lexington en 1921 fue considerada un suicidio por la prensa. Su nombre se relacionó con una serie de turbios negocios y escándalos financieros, pero ninguno de ellos lo suficientemente grave, y nunca se pudo probar nada.

Lo que decían los amigos de Lexington era otra cosa. Al parecer no se había suicidado. Pensaban que lo habían asesinado por culpa de un libro. El día de su suicidio, había anunciado una subasta privada en la que se desharía de algunas posesiones personales de grna valor. Murió antes de que la subasta tuviese lugar. Una de las cosas que se iban a subastar, un manuscrito único, desapareció tras su muerte, y no se ha vuelto a saber nada de él.

Se trataba de Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, de Poe, que había salido por entregas en 1837, en veinticinco capítulos. Los últimos capítulos no se llegaron a publicar. Recuerdo que el ejemplar del viejo manuscrito era una excepción, pues contenía dichos capítulos, completamente desconocidos para el público y los expertos, y esa era la razón de que estuviera tan orgulloso de su posesión: que era única, que variaba sorprendentemente de cualquier otra versión, porque contenía cuatro capítulos más, los que daban la obra por finalizada. Estos últimos capítulos no han sido jamás impresos y, al parecer, tampoco hay pruebas de que pertenezcan al mismo autor.

PW Lexington estaba muy orgulloso de su libro, y pensaba que narraba un auténtico viaje a la Antártida, y que no era una pieza de ficción.

Parece tan insignificante este asunto... Alguien robó ese libro entonces, y alguien ha robado ahora un manuscrito, el trabajo de un amigo. Puedo creer que se trate de dos casos de codicia, de otro modo... No quiero decir que haya alguna relación entre ambas cosas, queridos, pero la idea de que esto sea posible me ronda la cabeza por alguna extraña razón. Si aquellos que me interrogaron querían informes sobre la historia de Pym, entonces es que para ellos todo está relacionado, pero no tengo ni idea de por qué.

Temo por Acacia. Quizá... en estos tiempos ha estado flirtreando con el movimiento nacional socialista. He sabido, además, que pronto saldrá también para el sur la expedición alemana Basmeier-Falken, un abigarrado grupo de investigadores que abandonarán Alemania en dirección a la Antártida. Ignoro qué intereses puede tener ella en esta expedición, ni cuales son sus objetivos. Pero todas estas sospechas no se las he contado a la policía, solo a ustedes, y eso al saber que pueden contactar con alguien que si va a ir a la Antártida, ya que sus amigos han sido acepados en el grupo. Tampoco creo que Acacia haya hecho algo ilegal o peligroso... pero Dyer, en su carta, me indicó que el contenido del manuscrito no debía ser hecho público.

Así pues... Acacia no parece querer hablar conmigo ni con ustedes, los otros tampoco. ¿Se encargarán ustedes de que el mensaje llegue por lo menos a la expedición de Starkweather y Moore? ¡Por favor! Sean mis ojos y mis manos. Yo no puedo ir, salvo quizá, en espíritu. Pero tampoco puedo quedarme ocioso.