Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 6: un susto en la noche clara.

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09/02/2015, 21:51
(Lexinton) Anthony Curtis

¿Quién es el doctor aquí, señor Pickwell? ¿Usted o yo? No se preocupe, luego responderé a sus preguntas. Ahora me interesa que me cuente sus propias experiencias.

Hirsch no había entrado, tal y como le habías pedido que hiciera. El doctor usaba un tono comedido, tal que era difícil que los enfermos al otro lado de la tienda pudieran distinguir las palabras y seguir vuestra conversación. Mientras iba revisando todas tus heridas el doctor mantenía una actitud de escucha abierta pero relajada, como si el asunto tampoco fuera para tanto.

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09/02/2015, 21:55
Guardián de los Arcanos

Te costó conciliar el sueño. Cuando lo conseguiste, y tras el primer segmento de tiempo en el que uno no recuerda lo que sueña, vino aquel periodo en el que el cuerpo ha descansado ya algo y comienza a dejar paso al sueño consciente. Primero fueron dragones voladores, aunque su aspecto, difuso, sabías que no era exactamente el mismo que tenían cuando los viste en el avión. Tu memoria debía estar tendiendo un piadoso velo. Luego aparecieron unas cuantas arañas. Estaba claro que repasabas y mezclabas como si fueran elementos de un rico combinado tus experiencias más abracadabrantes. Luego el asunto se volvió más serio...
 

Notas de juego

Y aquí deseo que tengas una experiencia con aquello que tú consideres que tu personaje teme más. Date cuenta de que se puede temer algo sin saber que se tiene ese miedo. Un sueño chungo, pero chungo teniendo en cuenta que el juicio es subjetivo y a la medida de Chester. Sin destinatarios, claro. Luego puedes elegir qué recuerdas, si lo deseas, o no recordar nada y que afecte a Chester sin que él mismo sepa muy bien qué le pasa. Puedes usar como guía una tirada de cordura y graduar o puedes elegir tú mismo ese grado de afección.

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10/02/2015, 16:28
Aramiker Menez

- Kleiver era el antiguo topógrafo de la expedición, ahora ocupas tú su puesto. - Contestó Menez para saciar la sed de conocimientos, aunque triviales, de Nandan.- Era un hombre serio y cuadriculado, como no podía ser de otra manera tratándose de un alemán, pero venía bien puesto que era el encargado de los explosivos. Si hubiera estado aquí no tendríamos que morirnos de frío en este momento buscando a Bryce. El pobre hombre murió asesinado por un traidor...- Observó la cara del pequeño Starkweather a ver si le impresionaban sus palabras. Le contó acerca del jonas que habían tenido que sufrir y como el alemán había dado su vida por detenerlo. No omitió detalle alguno en lo que respecta a su actuación para desenmascarar al rufián de Henning, haciendo ver Nandan que su papel fue determinante. El instinto maternal se le despertaba con el joven.-... Debes andarte con mucho ojo. Aunque todos seamos compañeros fíate sólo de los más cercanos a ti.- Obviamente se refería a que confiara en ella. Tras escuchar la traducción de los mensajes entre los alemanes y los Lexington y apuntarlo todo en un cuadernillo por si las moscas, Menez murmuró con preocupación.- Así que piden ayuda a los alemanes. Realmente no se fían de nosotros. Lo tienen difícil Sutton y los demás. Tendría que haberme quedado con ellos, entre mujeres nos entendemos mejor.- Entre ella y Lexington podrían haber despachado a gusto a Starkweather.- Se nos ha hecho tarde Nandan, claro que podemos marcharnos. Y tú, Laroche, si invirtieras la mitad de tiempo del que pierdes quejándote por el tabaco en  aprender alemán, un curso acelerado, podríamos habernos enterado de más cosas sin molestar a este joven.- Sonrió a Bryce pensando en el pobre chico, pues tendrían que llamarlo cada vez que los alemanes y el radio de la Lexington hablasen.- A Moore le interesan estos gratificantes diálogos entre nuestros potenciales competidores.- Dijo sin saber si era cierto pero para que se tomaran sus deseos personales como una orden directa del jefe.- Así que si vuelven a hablar habría que transcribirlo todo. Su ayuda será inestimable Sr. Bryce. Yo podría echarles una mano.- Mejor eso que salir al frío y gélido exterior.- Buenas noches, caballeros.

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10/02/2015, 16:55
Maggie O'Connel

- Empezaré yo, que acabaré pronto... Nunca he creído en fantasmas, ni en la magia, ni en nada parecido. Pero en este viaje he visto cosas... Al grano, nosotros sufrimos un saboteador, un loco chiflado que mató a algunos de los nuestros, y a mí me abrasó viva. Al final murió cuando lo cercamos durante la travesía. Ustedes tienen otro. Ahora bien, he encontrado un rastro de huellas, tiene algo de tiempo pero son huellas, se aleja un poco del campamento hacia una pequeña hoguera. Allí mi compañero encontró dos cosas: restos de ese fuego, y restos de pelo humano, de dos humanos distintos, y el color coincide con los dos que aparentemente perdieron el juicio. Según me ha explicado, eso pudiera ser fruto de algún tipo de magia, tipo budú pero con pelos humanos. Si su teoría fuese cierta, su saboteador no sería ninguno de los dos detenidos, sino un tercero que realizó el extraño ritual que los hizo enloquecer. Soy consciente de que esto, para alguien que no crea en la magia, suena a chaladura. Pero es lo que yo creo, y he creído de justicia contárselo. Nosotros nos iremos más tarde, no interferiremos con su expedición, yo no gano nada contándoselo. Simplemente no quiero más muertes, en ninguna de las expediciones. Eso es todo.

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10/02/2015, 20:04
(Lexinton) Acacia "Tiburón" Lexinton

Haría bien en visitar a nuestro doctor, señorita O'Connel. Está claro que el señor Hirsch, por muy afamado que sea, no está haciendo bien su trabajo. ¿Vudú? ¿Magia? Tranquilícese, se de sobra que esos dos eran incapaces de haber organizado los sabotajes que hemos sufrido durante la travesía. No dan la talla. Puede que alguien les haya drogado. ¿Algo más?

No parecía que Maggie le hubiera caído en gracia, eso estaba claro. En esas entró Chip con una nota. La leyó.

Bien, Hooper, esperaremos. Sigan con su trabajo. Chip salió. De tanto entrar y salir el calor no terminaba de asentarse en la cabaña. Tras la interrupción miró a Maggie y a Sutton de nuevo esperando por si tenían algo más que decir.

- Tiradas (2)
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10/02/2015, 21:00
Dominique Pickwell

En plan bromista para romper el hielo... TODAS, de verdad, pues tenemos para rato je je... Bueno, ahora en serio. supongo que le llama la atencion lo que acaba de escuchar, no hay mucho mas de lo que ya he comentado. 

Si no recuerdo mal, el sonido era como un zumbido de insecto, pero trememdamente aumentado, por como me llegaba el sonido debian ser muy rapidos, pasaban por la plaza del pueblo de un lado a otro ocultandose en la noche y los edificios, no llegue a ver mas que sombras y siluetas recortadas de negro en la noche estrellada.

Soy piloto, y ha visto muchos animales en Canada, mi tierra y puedo asegurarle que lo que alli habia no eran "pajaros" ni cualquier otro animal conocido, ademas estaba el terror que tenian los aldeanos hacia esas criaturas, era un miedo visceral, el posadero donde estabamos refugiados tenia una escopeta y ni siquiera se planteo usarla contra ellos.

Pero este encuentro con lo desconocido no es nada en comparacion con lo otro...

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10/02/2015, 21:29
(Lexinton) Anthony Curtis

Prosiga, se lo ruego. Es interesante. Iba usted con los aviones. En ese momento te estaba hurgando en el muñón del dedo amputado. Creo que han estado ustedes bajo una tensión muy fuerte, ¿no es así? Baje la voz, no deseamos que nuestros pacientes se pongan todavía más nerviosos.

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10/02/2015, 21:37
(Starkweather-Moore, científico) Morehouse Bryce

Morehouse asintió. Voy a dar instrucciones a Tim para que pueda seguir su trabajo, vuelvo y me quedo aquí de guardia con Louis. Tome. Entregó a Menez las notas para que se las diera a Moore. Si tardan demasiado en dar ese reporte buscaré a alguien más que sepa alemán para que me sustituya. Pero en todo caso le avisaré, señorita Menez.

Todos echamos de menos al señor Kleiver. Y no fue el único que murió, Nandan, en Nueva York perdimos al señor McDonald. Morehouse se sobresaltó. Ahora que lo pienso, también era topógrafo. Ten cuidado ¿vale?

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10/02/2015, 21:43
Guardián de los Arcanos

Estabais muy cansados y ya no había más que hacer, al menos aparentemente. La jornada había sido muy larga y agotadora. Se os abría la boca sola. Era tiempo de ir a la cama. Por vuestro lado pasó uno de los tractores. Todo el mundo trabajaba. No había miedo de que el ruido os desvelara, al menos a juzgar por vuestro agotamiento.

Notas de juego

A menos que pataleéis y pataleéis, creo que os voy a mandar a la cama ;)

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10/02/2015, 21:46
Guardián de los Arcanos

Te costó conciliar el sueño. Cuando lo conseguiste, y tras el primer segmento de tiempo en el que uno no recuerda lo que sueña, vino aquel periodo en el que el cuerpo ha descansado ya algo y comienza a dejar paso al sueño consciente. Primero fueron un montón de insectos con la cara de Henning que te acosaban. Luego aparecieron unas cuantas arañas. Estaba claro que repasabas y mezclabas como si fueran elementos de un rico combinado tus experiencias más abracadabrantes. Luego el asunto se volvió más serio...

Notas de juego

Y aquí deseo que tengas una experiencia con aquello que tú consideres que tu personaje teme más. Date cuenta de que se puede temer algo sin saber que se tiene ese miedo. Un sueño chungo, pero chungo teniendo en cuenta que el juicio es subjetivo y a la medida de Menez. Sin destinatarios, claro. Luego puedes elegir qué recuerdas, si lo deseas, o no recordar nada y que afecte a Menez sin que ella misma sepa muy bien qué le pasa. Puedes usar como guía una tirada de cordura y graduar o puedes elegir tú mismo ese grado de afección.

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10/02/2015, 21:50
Guardián de los Arcanos

Tras irte a la cama, te costó conciliar el sueño. Cuando lo conseguiste, y tras el primer segmento de tiempo en el que uno no recuerda lo que sueña, vino aquel periodo en el que el cuerpo ha descansado ya algo y comienza a dejar paso al sueño consciente. Comenzaste a tener pesadillas en las que todo lo que te había pasado hasta ahora en el viaje se reproducía, pero resultando peor, mucho peor. Estaba claro que repasabas y mezclabas como si fueran elementos de un rico combinado tus experiencias más abracadabrantes. Luego el asunto se volvió más serio...

Notas de juego

Y aquí deseo que tengas una experiencia con aquello que tú consideres que tu personaje teme más. Date cuenta de que se puede temer algo sin saber que se tiene ese miedo. Un sueño chungo, pero chungo teniendo en cuenta que el juicio es subjetivo y a la medida de Nandan. Sin destinatarios, claro. Luego puedes elegir qué recuerdas, si lo deseas, o no recordar nada y que afecte a Nandan sin que él mismo sepa muy bien qué le pasa. Puedes usar como guía una tirada de cordura y graduar o puedes elegir tú mismo ese grado de afección.

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10/02/2015, 22:04
Dominique Pickwell

Doctor, entiendame, no deseo revivir otra vez lo sucedido. Si necesita mas datos le ruego hable con el doctor Hirsch. esta al corriente a grandes rasgos y ademas tiene un informe medico de un Psiquiatra Argentino que me hizo un examen previo.

Segun tengo entendido van a ser muchas sesiones para intentar recuperarme de mis temblores y por desgracia con usted no tendre esa regularidad que necesito.

Si al final se unen las expediciones sera un placer retomar esta charla y ponerme en sus manos.

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11/02/2015, 08:56
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Sutton casi estuvo a punto de poner los ojos en blanco ante la alocada teoría de Maggie, que se encontró con la mas que comprensible respuesta de Lexinton.

No sabía que pretendía O'Connel con todo aquello, pero desde luego no iba a ayudar a forjar una relación de confianza con la líder de aquella expedición.

Llegados a ese punto Sutton carraspeó llamando sobre si la atención sobre su persona.

   - Bueno...- Comenzó con una sonrisa desenfadada.- Después de la emocionada exposición de mi querida compañera no me queda mas que rogarle que disculpe sus palabras señorita Lexinton. Como ve, llevamos unos días de gran tensión que a terminado por pasar factura a todos nosotros, hasta tal punto que incluso hay quien tiene en cuenta las teorías mas disparatadas que en otras circunstancias desestimaría sin pensárselo dos veces.- 

Suspirando dramáticamente pasó al asunto que realmente le había llevado hasta allí.

- Verá, en realidad hemos venido a verle por que consideramos que ambas expediciones tenemos que dejar atrás nuestras diferencias y unir fuerzas en una causa común. Comprendo sus reparos con Starkweather, pues se de buena tinta que puede ser un intermediario... difícil.- Prosiguió con tiento.- Es por ello que si ello facilita la situación, a partir de ahora yo seré el mediador entre ambas partes.-

Dando unos segundos de silencio esperó a ver cual era la reacción de Lexinton.

 

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11/02/2015, 17:52
(Lexinton) Acacia "Tiburón" Lexinton

¿Usted? El tono se asemejaba al de una persona delicada que hubiera encontrado un pelo en la sopa. Desde luego no era como Starkweather, más bien al contrario, pero se parecían en lo intratable. Tal para cual. Merecían pasar juntos una eternidad en castigo por sus pecados, atados uno frente a otro. O, ¿quién sabe?, puede que les fuera la marcha.

Eso suena a una oferta. Veamos. Sacó de un maletín que tenía cerca una carpetilla de cartón. La repasó en silencio. Sutton se sentía como si estuviera partiéndose el cobre por un trabajo de mierda ante un jefe de personal frío y despiadado. Finalmente Acacia levantó los ojos de lo que fuera que estaba mirando y reparó en que Sutton y Maggie seguían ahí. Creo que no me interesa tratar con subalternos, sir Anthony y, por supuesto, me niego a hablar con el señor Starkweather. Era difícil pronunciar ese apellido así, tan formal y con tanto formol envenenado dentro. No es alguien de quien me pueda fiar, tiene un temperamento inestable y es un chapucero. Comunique al señor Moore que tengo que esperar a recibir contestación por otra oferta de alianza que se me ha hecho. Una vez sepa a qué atenerme yo misma les devolveré la visita para tratar directamente con él.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Buen intento por ambas partes, chicos, pero mala suerte a los dados.

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12/02/2015, 03:44
Maggie O'Connel

Maggie se encogió de hombros y se dio media vuelta, no tenía nada más que decir.

- Yo se lo advertí. Es todo cuanto puedo hacer.

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12/02/2015, 14:14
Chester Field

Notas de juego

Destinatarios, o vas a perder aún más COR ;)

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12/02/2015, 16:55
Guardián de los Arcanos
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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12/02/2015, 18:50
Aramiker Menez
Sólo para el director

Tras los primeros sueños sobre Henning, bastante incómodos todo hay que decirlo, Menez comenzó a relajarse con las nuevas imágenes que le traía el subconsciente. Ella sentada delante de una ajada máquina de escribir en la que reposaba en calma una hoja en blanco. El típico miedo del escritor a enfrentarse a una hoja vacía. Nada de qué preocuparse. Un poco de angustia por no cumplir los plazos, sentir la presión que ejercía el editor que no consideraba válida la ausencia de inspiración, y en cuanto despertara todo se arreglaría. Las ideas seguirían fluyendo solas como siempre, casi como por arte de magia, agraciada por el gentil toque de la misma Clío, oh musa de Apolo. Sin embargo, sus dedos se movieron ágiles sobre las duras teclas. Tan frías estaban que  parecía que se le clavaran en los dedos miles de diminutos cuchillos. Pero no podía parar. El blanco del papel se fue llenado de tinta negra. Negro sobre blanco. Cada pulsación de las teclas le resultaba insoportable, tan frías estaban. Cuando se quiso dar cuenta vio que las teclas no eran normales. Eran piedras redondas, frías y negras, que sustituían a las habituales de madera de ébano o baquelita.¡Dolor! ¿Qué estaba pasando? Sentía como la piel de sus dedos se quedaba pegada a las teclas y se desollaba cada vez que levantaba éstos para imprimir presión, infatigable, sobre otra tecla. Imposible detenerse. La sangre comenzó a tintar las piedras, que parecían absorberla cual vampiros, mientras sus dedos iban ennegreciéndose por la gangrena. Por fin se detuvo. Horrorizaba observó el papel con todas la letras y trató de leer lo que había escrito. Era imposible. Nunca podías leer en un sueño y no lo estaba consiguiendo ahora tampoco. ¿Pero qué sucedía? Las letras estaban borrosas. ¡No! ¡Es que se movían! Eran como cientos de pequeñas hormigas de tinta que se escapaban de la absorción del papel que hubiera sido su prisión. Aterida por el gélido frío que notó de repente, no pudo evitar que las letras se aproximaran a ella. Cuando las tuvo encima sus ojos se abrieron de par en par. ¡No eran hormigas! Eran cientos de patas de rata caminando todas juntas. Inclinada sobre ella una enorme bestia, a la que no pudo discernir en la oscuridad, abrió sus fauces que olían a aguarrás y vertió sus babas sobre ella. Gritó de dolor al sentir que su piel era devorada lentamente por el ácido.

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12/02/2015, 20:33
Dr. Arthur Hirsch

Hirsch se había ido acercando al biombo que daba intimidad a Dominique y al doctor mientras se realizaba la cura. Ahora el muñón de su dedo estaba de nuevo envuelto con toda pulcritud en una venda que cubría casi todo el pie.

No voy a comenzar con su tratamiento señor Pickwell. Lo he meditado y he llegado a la conclusión de que no soy apto para ello. El señor Pooster o, si se presenta la oportunidad, el señor Curtis, serán más adecuados.

Se le veía bastante nervioso para cómo era de impasible y flemático.

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12/02/2015, 20:44
Chester Field
Sólo para el director

Chester tenía frío. Mucho frío. Estaba solo, en medio de un desierto helado. Avanzaba sin rumbo, y a cada nuevo paso oía el crugir del hielo bajo sus pies. Tras dar media docena de pasos, le pareció oír un grito.

¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! ¿Hay alguien?

Se giró para ver de dónde provenía la llamada de socorro, pero no logró ver nada. La nieve había borrado sus pasos; volvía a estar como al principio. Estaba tan, tan cansado...

¡Ayuda! ¡Ayuda! 

Rendido a su funesto destino, Chester siguió andando. Esperaba que, tarde o temprano, llegaría a algún sitio. Antes de lo que esperaba llegó hasta lo que parecía ser una inmensa pared de hielo. La superficie pulida de aquella pared aparecía cruzada por mil grietas. Su crujido era ensordecedor; podía escucharse incluso por encima de la tormenta.

Una luz amarillenta apareció a los pies del muro. Su brillo parpadeante dio algo de esperanza a Chester, que empezó a dirigirse hacia allí. Al retomar la marcha se dio cuenta de que sus modernas botas se habían convertido en una especie de calzado hecho de piel de algún animal desconocido. Pero estas habían sido siempre sus botas, ¿verdad?

A medida que se acercaba a la luz se dio cuenta de que se trataba de una hoguera que seguía ardiendo a duras penas. Su luz se reflejaba en las paredes pulidas de una caverna excavada en el hielo del muro. Una figura encorvada trataba de hallar algo de calor en las llamas. Chester llegó hasta allí, se quitó la capucha, dejó el arpón apoyado en una de las paredes de la pequeña caverna de hielo.

¿Has encontrado algo?

Chester se sintió embargado por la desesperación al escuchar aquellas palabras. No, no había encontrado nada. Como el día anterior. Como toda la semana. Como siempre, volvía con las manos vacías.

Su silencio fue respuesta más que suficiente para la mujer. . La esperanza que durante unos segundos había brillado en sus ojos se apagó de repente. Volvió su mirada hacia el pequeño bulto que guardaba entre sus brazos.

Pobrecito...

Chester se sentó a su lado, cerca del fuego. Alargó las manos hacia la hoguera, pero no pareció que sirviera para quitarse de encima el frío que le atenazaba. Volvió su mirada de nuevo hacia la mujer, tratando de inventarse alguna excusa, o buscando alguna palabra de ánimo, pero su rostro ya no era el de una mujer, sino el de un cadáver abotargado, con la cara ennegrecida por el frío, devorada por la tempestad y la gangrena. El bulto entre sus brazos empezó a moverse y a gimotear. La manta que lo cubría cayó a un lado.

La criatura era una especie de ser deforme, de facciones grotescas, parecido a una oruga o a una lamprea. Empezó a arrastrarse hacia mí, dejando un rastro de babas en el suelo. No tenía rostro, solamente una boca circular formada por un millar de dientes. Al llegar hasta mis pies empezó a enrollarse alrededor de mi pierna, metiéndose por dentro de los pantalones. Podía sentirlo subiendo por mi muslo, mi estómago, hasta que llegó a mi cuello. No podía respirar. No podía gritar. El aire no llegaba a mis pulmones.

Dame un beso...