Partida Rol por web

- Había un plan... Y teníamos el terreno casi preparado para ejecutarlo. No hay lugar en el continente y otras tierras civilizadas dónde el Jarad no tenga influencia. Sin embargo, hubo un cambio de planes hace apenas un par de meses, algo que nos va a llevar hasta nuestro objetivo mucho más rápido de lo que creíamos... - Pequeña pausa dramática. - La inevitable guerra que se avecina, provocada por algo que se escapaba a las redes de información del Jarad a pesar de ser nuestro aliado. Un imperio oculto en las tierras salvajes... La Nueva Emphart. - Se levanta. - Sin embargo, hasta llegar a ese punto hay mucha y aburrida historia por delante que debes saber. Y yo estoy agotada, así que prefiero empezar mañana desde el principio. 

Me encojo de hombros y digo. - Bien, descansemos entonces. Si lo prefieres las entrañas del castillo ofrecen bastante resguardo yo dormire en una de las torres puesto que estoy seguro que poderme observar desde la distancia hará que lo zwerg no tengan la tentación de pasarse a saludar.

Cada cuál en su dirección, se marchan a pasar la noche con el frío y sus pensamientos. 

Gustav despierta cegado por el sol de la mañana y de nuevo con el cuerpo algo entumecido. Y cuando baja al sótano, dónde Hannah había pasado la noche, se la encuentra registrando las provisiones de Gustav. Con la naturalidad própia de alguien que espera a otra persona, Hannah gira la cabeza y dice. 

- Habrá que restringir un poco las comidas, no creo que a Besen le parezca normal que pidas más de la cuenta. - Dice al tiempo que sigue seperando botes y frutas en diferentes montones. - Aunque creo que tendremos de sobra... Parece mentira lo mucho le interesa que sigas vivo a pesar de haberte matado. - Sonríe. 

Sonrio y sin darle importancia añado. - Estaba aquí con todos mis hombres, como los mande pronto a mover los suministros tiene que haber sobrado mucha comida.

- Supongo que habeis hecho un estudio detallado de la operativa de vigilancia que organizado Besen. - Lo digo mientras me cerca de donde esta Hannah moviendo botes.

- No te quita el ojo de encima, ni de día ni de noche, siempre hay alguien apostado y observando. Por eso la reunión de ayer fue la única oportunidad que tuvimos para contactarte. - Hannah abre uno de los botes, mete el dedo en el contenido y se lo chupa. - No está mal, parece mentira lo bien que comen aquí los fugitivos. En el desierto incluso los miembros más poderosos del Jarad llegan a pasar hambre. La comida escasea bastante por ahí... Quizás por eso todos se esfuerzan en acabar pronto su entrenamiento y ser enviados a otro lugar. 

- A Besen solo le di una capsula. Contenia un arbol frutal. La verdad es que no he experimentado lo suficiente con el para entender hasta que punto su crecimiento esta afectado. - Miro a Hannah y añado con un poco de curiosidad. - Si sabe a melocotón, vigila no comer ninguna semilla.

Me quedo unos momentos pensativo hasta que digo. - ¿Como es vivir en el desierto? Pese a que esta al lado de Helltia, para nosotros es como una muralla tan densa como el bosque de los Gnanerit.

Hannah escucha con interés el comentario sobre las "capsulas" y Gustav no puede evitar pensar que en ningún momento le habían preguntado sobre ellas. Era imposible que no les interesaran, ¿Por que no indagaban entonces sobre ella? Habían demostrado sentir mucha curiosidad por los secretos.

- Vivir en el desierto... Se podría decir que es tan peligroso cómo aburrido. Algunos días tienes que salir todo el día para poder encontrar algo que llevarte a la boca, en caso de que los cargamentos que el Jarad nos lleva se hayan agotado, otros... Sólo tienes opción de entrenar, cocinar, limpiar... O mirar a la pared durante horas. A algunos nos intentan también inculcar educación básica, pero bueno... Vivimos en un entorno que casi podría considerarse "salvaje", ya puedes imaginar lo que nos interesan esas cosas. - Sonríe. - Aunque no pienses que vivimos en tribus desperdigadas por las arenas del desierto, digamos que aún mantenemos una cierta... civilización. Aprovechamos las ruinas subterráneas dejadas tiempo atrás por el Imperio de Emphart. No construimos nada por la misma razón por la que nunca decimos nuestro nombre, porque para el mundo se supone que no existimos. 

Me siento al lado de Hannah y pregunto, ya que me está dando la oportunidad. - ¿Cómo ha sobrevivido tanto tiempo el fragor por la resurrencion del imperio de Emphart? - Cierro un poco los ojos como si desconfiara de lo que estoy diciendo. - ¿O acaso la impresión que me dio Wiese era correcta y hay un poder antiguo que ha despertado de las sombras del tiempo? - 

- Estrictamente... - Comienza a decir Hannah. - Aquello que ha perdurado durante todos los años es un sentimiento de venganza, de que todo aquello relacionado con la Alianza es lo que nos ha hecho acabar cómo acabamos. La idea de hacer resurgir un Imperio... se podría decir que es algo relativamente reciente. Y sí, tiene relación con la Nueva Emphart. Su existencia nunca fue un secreto para nosotros, pero el tiempo nos hizo olvidar aquello de lo que eran capaces. El "poder antiguo" que conservaban. ¿Pero por dónde empiezo? - Mira a Gustav y lo evalúa con la mirada, frunce el ceño. - Creo que lo mejor será comenzar por bajarte de ese pequeño reino en las nubes en el que estás ahora mismo. Ese "poder oculto" del que seguro tanto quieres saber se refiere a lo que nosotros conocemos cómo "magia". Y si, hablo de la magia de las leyendas, de controlar los elementos, la vida y la muerte a tu voluntad. Pero aquí viene el desengaño, Araña. - Seriedad. - El Jarad no tiene los conocimientos para usar dicho poder, pero la Nueva Emphart sí. - Sonríe. - Quizás sean nuestros aliados, pero les interesa tener algo con lo que tenernos controlados. Somos los únicos que sabemos de su existencia, por el momento. 

Se me iluminan los ojos mientras digo. - Dime, ¿Quienes o qué es la nueva Emphart exactamente? - 

- ¿En serio, Araña? - A Hannah se le había avinagrado el rostro. - ¿Me vas a hacer saltar ya a la parte aburrida? Está bien... Supongo que cuando antes me lo quite de encima mejor. Pero primero sería buena idea que estableciéramos unas bases... ¿Que sabes del Imperio de Emphart? 

Me enconjo de hombros y digo. - Solo he escuchado leyendas del imperio de emphart. Se extendia por gran parte de lo que hoy era la alianza, incluida Helltia. Hasta que una guerra con Kihn terminó con la hegemonia de Emphart. -

- ¿Sólo eso? - Dice Hannah decepcionada. - No es que no me lo esperara, al fin y al cabo cada bando se esforzó en ocultar la información lo mejor que pudo... Pero pensé que quizás habías indagado un poco por tu cuenta. Bien, comencemos desde el principio... Aunque no voy a entrar en detalles. 

Pequeña pausa. 

- Hace cientos de años, en aquellas épocas de las que hablan las leyendas solamente, la magía era un don natural entre las personas. Cada cuál tenía su potencial natural para aprender a manejarla, pero sólo unos pocos conseguían adquirir suficiente dominio como para considerarse a si mismos cómo "Magos". Pero la magía es un arma de doble filo, si bien su poder nos ayudaba a conseguir cosas imposibles, el precio para utilizarla era demasiado caro. - Hannah se acerca a Gustav. - La magía consume la fuerza vital de aquellos que la utilizan. - Pausa dramática, se vuelve a alejar. - Nadie sabe cuando ocurrió, pero cómo era de esperar cuando las personas comenzaron a ver el potencial de la magia lo comenzarón a utilizar cómo forma de dominación. Nació el Imperio de Emphart, dominado por los más poderosos magos del continente, que esclavizaban a todo humano que se opusiera a su voluntad. - Hannah sonríe. - Nuestro pasado es oscuro, pero cuando la situación se estabilizo el continente pasó por una de sus épocas más prósperas. Puedes considerarnos los malos, si quieres, Araña. Pero nunca se ha conseguido nada sin sacrificio. - Pequeña pausa. - Además, la esclavitud tenía una justificación... A estás alturas te deberías de preguntar porque los magos pueden sobrevivir cómo líderes a pesar de consumir su fuerza vital para someter a las personas. La razón es muy simple, no es necesario que usen su própia fuerza vital. - Otra pausa dramática. - Pero ningún Imperio nace sin que haya fuerzas que se opongan a él. La Iglesia de Kihn existía mucho antes que el Imperio de Emphart, y consideraban que la magía había sido un regalo de la diosa, un poder que debía ser utilizado sólo por aquellos que siguieran sus enseñanzas. - Se acomoda. - No te aburriré con los detalles de la guerra, Araña, pero ten por seguro que el continente nunca ha visto tanto muerte cómo entonces. La Iglesia ganó, derrocó a un Imperio y ocultó cualquier información sobre el mismo bajo las arenas del desierto. Pero con ellos se llevaron todo conocimiento de la magía, y no tenemos información fiable sobre ello... Pero estamos seguros de que aún hay poderosos magos entre los miembros de la Iglesia. - Pequeña pausa. - Pero dejemos a la Iglesia de lado por el momento, lo que tu quieres conocer es la cara oculta de la historia. Pronto llegaremos hasta la "nueva Emphart". - Pequeña pausa. - La guerra no sólo derrocó a un imperio... Exterminó a todo miembro del mismo, culpables o inocentes, durante cientos de años la Iglesia borró todo rastro vivo de lo que quedaba del Imperio de Emphart. O al menos eso es lo que pensaba. Ninguna exterminación es perfecta... Lejos, al otro lado del oceano, nació la Nueva Emphart. Formada únicamente por un grupo de magos que huyó de las garras exterminatorias de la Iglesia... Y su huída los llevó hasta las Tierras Salvajes. - Ahora Hannah parece un poco decaída, pero de pronto frunce el ceño. - Sinceramente, eso podría haber sido una chispa de esperanza... Si aquellos magos hubieran hecho algo más que huír... Los restos del Imperio permanecieron a la espera de su salvación, mientras que eran exterminados. Pero nunca llegó.. Y cuando no quedaban más que cuerpos moribundos esperando el dulce abrazo de al muerte, aparecieron. Nos dieron las herramientas para sobrevivir, nos ayudaron a unificar lo que ahora conocemos cómo el Jarad Al'dier y desaparecieron sin dejar tras de sí los secretos de la magía, pero obligandonos a aceptar un pacto de lealtad por todo lo que les debíamos. - Pequeña pausa. - El Jarad creció, se hizó más fuerte y se olvidó de nuestros "salvadores". Teníamos planes, teníamos el poder al alcance de la mano... Pero la Nueva Emphart ha vuelto a aparecer, y quiere cobrarse su deuda. No conocemos que tan poderosos son, pero si sabemos que están dispuestos a venir con un ejercito de magos al continente, proclamando lo que una vez fue suyo. 

Se levanta. 

- Y eso es todo... Contado con pocos detalles. Imagino que tendrás preguntas, así que adelante, no te cortes... Por desgracia para mi tengo todo el día para responderlas. 

Escucho con silencio y atención, mirando con curiosidad en las partes que hablaba de la magia. Cuando acaba digo como una sentencia. - Ahora entiendo a Weise.- . Sonrio y añado. - Y entiendo por qué no me matasteis cuando tuvisteis la oportunidad. Mi primera pregunta será. ¿Qué clase de magia estamos hablando? ¿Qué detalles teneis? - 

- Todos comienzan con esa pregunta, al parecer... ¿Que información tenemos sobre la magia, quieres saber?Tenemos historias. - Dice Hannah, extendiendo las manos vacías. - Cuentos infantiles, relatos imposibles, canciones... Pero el Jarad se ha pasado largos años filtrando cuales de estás fantasías son más verosímiles, cuales son las que se repiten, cuáles se basan en hechos reales... Y podría darte varios ejemplos. - Pequeña pausa. - Hacer aparecer fuego de la nada y controlarlo a tu voluntad... Volar... Elevar en el aire objetos pesados y lanzarlos como impulsados por una cañón... - Piensa. - También es magia el control que tienen los Gnagerit sobre la naturaleza, aunque dudo que eso sea un secreto para ti. - Mira de reojo a Gustav. - Y quizás la forma más importante de este poder es la curación, un mago puede ceder parte de su fuerza vital para sanar las heridas de otra persona... De la misma forma que puede extraerle la forma vital de dicha persona, si no puede resistirse. La Iglesia son unos expertos en este ámbito. - Sonríe picaramente. Pequeña pausa. - Y hay muchas otras formas... Casi parece un poder sin limites pero... Cuando el Imperio cayó aún estaban perfeccionandolo. Quizás la Nueva Emphart conozca formas de aplicar la magia que nunca hayamos visto. 

- Interesante. - Digo mientras parece que esté analizando posibilidades. - ¿Qué les impedirá sacrificarnos cuando la guerra haya terminado y no haya uso para humanos con demasiados conocimientos y relación con el poder del alma? - No lo digo con miedo, es curiosidad. 

- Tenemos un pacto al que nos tenemos que agarrar con todas nuestras fuerzas. No somos el enemigo de la Nueva Emphart, y tampoco lo son lugares cómo Goldort Oeste o Flegellia. Hasta dónde nosotros sabemos sólo irán a por la Alianza... Y si no es así, ¿Que vamos a hacer? ¿Cómo te enfrentas ante una fuerza tan misteriosa cómo esta? Si ganan la guerra nos tendremos que someter a su voluntad cómo hasta ahora... Ningún idiota podrá gobernar un continente sin aliados, por lo que si no son unos salvajes sin inteligencia respetarán las alianzas que estamos forjando. Y nos necesitaran para que perduren, ya que llevan años desconectados de esta realidad. - Se encoge de hombros. - ¿Y si pierden? Le habrán hecho tanto daño al continente que tendremos libertad para ganar poder y seguir en las sombras. Si bien les estamos preparando el terreno, el Jarad no tiene intención de meterse en medio del fuego cruzado de una guerra de magos. - Pequeña pausa. - En todo caso, su poder no es algo que podamos frenar a estás alturas. El Jarad sólo se mueve por terrenos que conoce, si traicionamos a la Nueva Emphart corremos el riesgo de ser exterminados. Por lo que simplemente nos hemos decantado por un bando, el que más parece respetar nuestros intereses. 

- ¿Cual es el plan con Helltia? Creo que mis intenciones en este tema están claras. -

Hannah vuelve a sonreír, ahora realmente divertida. 

- Helltia no es la mayor de nuestras preocupaciones. Apenas ha hecho falta que sembremos las semillas de la discordia, la capital se está derrumbando por si sola y hace falta estar ciego para no verlo. Muchos son los que están afilando sus garras para poder quedarse con el trozo de tierra más grande que quede entre los escombros. - Se encoge de hombros. - Tenemos muchos ojos en Helltia, y la influencia suficiente para hacerle daño a la capital... Pero no creemos que sea necesario tomar el riesgo. Nuestra prioridad está en la Iglesia, que por el momento es al igual que la Nueva Emphart una amenaza de poder desconocido. 

Miro al cielo un momento mientras digo. - La iglesia... ¿Qué sabéis de sus capacidades? Incluso el hecho de perder vuestros espías allí tiene que haber aportado algo sobre el origen de su poder. - 

Y bajando mi mirada a la tierra añado. - ¿Qué era lo que impedía a los humanos normales llegar a dominar la magia en la mayoría de casos?