Partida Rol por web

El rey piensa profundamente durante bastante tiempo y de pronto habla con una voz seria y formal, la voz de un rey que pocas veces surgía en él. 

- No voy a decir que sus acusaciones no sean infundadas... Usted ha estado en el origen del problema, y ha hablado con su líder, imagino que puede entender cómo piensa esa gente. Pero ahora mismo... Acusar a Bish de traición es un acto demasiado arriesgado sin pruebas sólidas, es nuestro único vínculo con Goldort...

Y Goldort era sin duda otra de las razones por las Helltia no había caído aún. Helltia tenía una deuda astronómica con Goldort debido a la cantidad de prestamos que había pedido, era una de las cosas que más dolor de cabeza le daban a Erik.  

- Si usted lo considera necesario lo mantendremos bajo estrecha vigilancia... Pero por el momento no puedo prometerle más Lord Erik. - El rey se levanta. - Y sobre Lord Hollster, la decisión de cómo tratar este asunto será tomada por el Consejo. Si Bish está de verdad aliado con el Escudo... Lo descubriremos si intenta hacer algo para evitar la captura de su líder, y tendremos las pruebas que necesitamos para evitar la ira de Goldort.

Parece que el rey no va a hablar más, pero de pronto continúa, con una voz menos seria, casi la voz de una amigo cercano. 

- Erik... Es en estos tiempos tan complicados en lo que es mejor mantener alíados que buscar enemigos dónde no los hay... Yo... - Parecía que el rey iba a añadir algo más, pero no parece atreverse. - Necesito tiempo para pensar lo que me has contado.

- Es usted un hombre sabio, mi señor. No es conveniente hacer enemigos ahora. Mis acusaciones, pese a que no infundadas, carecen de pruebas. Por eso no debemos tomar acciones, pero sí ser precavidos. Y confío en que lo sea. Midamos nuestras decisiones en la reunión y elijamos lo mejor para el reino.

Me inclino ante él.

Y entonces, solo entonces, empiezo a comer. Estaba bueno. Al menos para elegir comida sí que servía el rey.

Tras ver que Erik comienza a comer, el rey parece animarse también a hacerlo. No existe mucha conversación entre ellos, pero el rey le comenta cosas por encima sobre la situación (Los refugiados de los Golem, quejas generales del pueblo, etc...) y también lamenta que la investigación del intruso que entró en las habitaciones de Erik no haya dado sus fruts. Al terminarse la comida, la conversación se vuelve casi tensa debido a la falta de temas de conversación y los pensamientos que recorrían la mente de ambos debido a los problemas que los rodeaban. En un mutuo acuerdo silencioso, el rey se despide de Erik, volviendole a recordar una vez más que espera verlo en la reunión de mañana. 

Erik sale de los aposentos del rey, de la mano de Zaziel. Tenía toda la tarde por delante. 

Hay algo que hacer que debería haber hecho anoche, pero la situación en mi habitación me lo impidió. Quiero ir a hablar con Bish, o que venga él. Hay que poner las cuentas en orden.

Doy la orden de que lo hagan llamar para concertar una cita, donde le vaya mejor.

Al cabo de aproximamente de una hora Erik recibe su respuesta por parte de un sirviente. Bish le estaría esperando en cuando le pareciera oportuno llegar, a partir de ese momento hasta la hora de la cena. Le dice que es necesario que sea en su despacho, en el puerto, puesto a que Bish tenía mucho trabajo y papeleo del que encargarse allí. 

Junto con Zaziel, Erik se encamina hacía allí en un carruaje que le tienen preparado al cabo de unos minutos. A pesar de que sus ventanas estaban cerradas, Erik puedo escuchar el sonido de las calles. Parecía que Helltia tenía mucha actividad esos días... En parte sabía que uno de los motivos eran los refugiados, pero la actividad en el puerto le hizo sospechar que había algo más. Por lo que le comenta Zaziel, había un número de Dyr más grande que antes en el puerto, muchos de los cuales parecían estar ahí de paso debido a que no iban vestidos cómo guardias.

Una vez que el carruaje se detiene frente al cuartel del jefe de los capitanes, un guardia Dyr los deja pasar pero los hace esperar en la entrada debido a que dice que Bish estaba reunido en ese momento. Erik y Zaziel esperaban sentados en un banco delante de la puerta del despacho de Bish, hasta que se abre al cabo de unos minutos.

- No te preocupes, si tus hombres saben construir de la misma forma que saben luchar, zarpareis tan rápido cómo los vientos sean favorables. - Dice la voz de Bish. 

- No olvides nuestro acuerdo. - Dice otra voz, mucha más profunda. El accento era el de un Dyr. 

- Claro que no, yo nunca olvido nada. - Dice Bish, acompañada de una sonora carcajada. 

Tras despedir al Dyr, Bish se acerca a Erik. 

- Vaya, Lord Erik, me sorprende que haya llegado de una pieza. - Se ríe. - Pase pase. - Dice al tiempo que se da la vuelta y se encamina a su despacho. - Imagino que estará aquí para hablar de negocios, como siempre. 

Erik y Zaziel entran en el interior, y uno de los guardias de la puerta cierra la puerta tras ellos. Erik toma asiento. 

- Apenas me has dado tiempo de divertirme y ya me quieres arrancar tu puesto de la manos, eh. 

- ¿Qué quieres que te diga, Bish? Adoro pasar cuentas y el tacto del oro en mi mano. ¿Cómo han estado las cosas en la capital estos días?

Aunque no lo pregunte directamente, me refiero sobre todo a temas monetarios. Bish lo sabe. Es extraño hablar con él así después de la conversación con el rey.

- Mucho más entretenidas que de costumbre. - Dice Bish. - Tengo que reconocer que pensaba que podría hacer algo con las deudas de la capital, pero esto es un verdadero desastre, ¿No crees? - Se ríe. - Imagino que quieres hablar de números, pero de comprobar mis cuentas te puedes encargar por tú cuenta. Organice los papeles en un montón bajo mi firma en cuando supe que volvías, tu mayordomo puede encargarse de leertelo cuándo tengas tiempo. - Zaziel se mueve hacía un punto de la sala, coge algo y vuelve al lado de Erik. - Encontrarás ahí que he tenido que destinar un pequeño fondo a los refugiados, no puedes imaginar lo toca-narices que se ha puesto la reina al respecto. - Se vuelve a reír. - Y también me he permitido el lujo de poner a gente a trabajar en los barcos de la capital. Hace tiempo que nadie les saca brillo, y ahora que el mar está lleno de piratas es mejor estar preparados para lo que venga. Pero no te preocupes demasiado por ello, ¿Has oído al Dyr con el que estaba reunido antes? Tienen que celebrar no se que ceremonia de mierda dentro de un mes en su isla, por lo que le he prometido dos barcos para transportar a los Dyr a cambio de mano de obra. No tengo quejas hasta el momento. 

No era malo. Nada malo. Lo de los refugiados era comprensible, y tampoco supondría un gasto desproporcionado. Lo de los barcos era de esperar y ha hecho bien en invertir en ellos. Y más si ahora se prometía nombrar rey al que cazara al capitán del barco fantasma... seguro que un montón de piratas idiotas estarían rondando en su búsqueda.

- Me parece bien. Luego las revisaré con detenimiento. Las cuentas de Helltia llevan siendo un desastre durante años, y gracias a mi son un poco menos desastre.

Y obviamente, me estaba refiriendo a mis aportaciones personales a la corona, además de mi buena gestión.

- ¿En esta ceremonia participan todos los Dyr? Deben ser muy comprometidos con su cultura.

- La ciudad está plagada de ellos, para mí es cómo estar viviendo entre Golems, así que no me gustaría encontrarme con uno de verdad. - Se ríe sonoramente, pero después recupera un poco la seriedad. - Pero no tengo ni idea de si van a venir todos los Dyr que deambulan por el continente. Dudo que muchos Zwerg les quieran dar fiesta a sus guardias con lo alteradas que están las cosas en Goldort. - Se ríe. 

- Jajaja, sí. Parecen ser buenos mercenarios.

Y tú tampoco les ibas a dar fiesta, por supuesto. Es bueno saberlo.

- Bish, me encantaría quedarme y seguir charlando, pero tengo mucho que hacer. Espero que me disculpes.

Zaziel empieza a ordenar los papeles y los mete bajo su axila para llevarlos cómodamente.

- Claro que sí. - Dice Bish, amigable, y se levanta. - Yo también tengo cosas de las que estar pendientes. Cómo vigilar que esos brutos no rompan mis preciados barcos. - Se ríe al tiempo que se acerca a Erik y le pone una mano en el hombro, con demasiada confianza. - No dudes en contar conmigo si alguna vez vuelves a necesitar a alguien que pueda controlar esos números en tu ausencia. - En su voz se captaba un ligero tono de interés. 

Tras la respuesta de Erik, ambos se despiden. Erik regresa a su carruaje, y una vez en el castillo regresa a su despacho. Allí, Zaziel se encarga de leerle en detalle los documentos de Bish. Mientras lo hace, Zaziel comenta por encima que Bish había ignorado por completo el sistema para hacer las cuentas que usaba Erik pero se notaba que ese Zwerk tenía experiencia en hacerlas a su manera. 

Sólo hay un detalle que llama especialmente la atención en las cuentas... Otro préstamo de los Nastzwerk, a ese paso la corona tendría que entregarles la capital para pagar sus deudas. 

- Este maldito... no era necesario pedir un préstamo en tan poco tiempo. Había oro de sobras en las arcas. Así solo aumentamos la deuda. Prefiero dejarle el puesto a Remo la próxima vez.

Es algo que me mosquea, pero nada que no pueda solucionar. Tenía problemas más grandes en mente.

Había mucho que pensar y Erik sentía que debía aprovechar todo el tiempo del que disponía, que por lo que parecía no era mucho. Tenía que encontrar una forma de controlar a los Golems que él mismo había liberado y, si era posible, que con ello pudiera matar dos pájaros de un tiro y se encargara también de los ya molestos Escudo de la Justicia. Por si fuera poco los problemas no hacían más que crecer a su alrededor... 

El resto de la tarde la aprovechó Erik para meditar, ceno en su nueva habitación y se fue a dormir temprano, para estar lo más fresco posible para la reunión del día siguiente. 

La mañana llegó, con la cabeza un poco más despejada gracias al descanso. 

- Zaziel, voy a bajar a desayunar. Pero antes, mientras me preparo, quiero que vayas a hablar con Anthon. Quiero siempre un guardia... no, mejor dos, fuera de cualquier habitación en que esté. Y por la noche, otro bajo mi ventana.

Zaziel se marcha a transmitir las órdenes y mientras tanto me visto con la ropa que Zaziel me ha dejado encima de una silla. Me cuesta vestirme solo, pero tengo tiempo hasta que vuelva Zaziel.

Mientras pienso. Pienso en cómo aprovechar esa piedra. Lo mejor es que si lo hago bien, nunca se sabrá que he sido yo. Mis peores enemigos... cualquiera de ellos puede caer de un solo golpe con esa piedra. Kihn o Gortress... sería tan fácil. Solo era necesario dejar esa piedra en algún punto de esas fortalezas, y los golems harían el resto. Sí, no era mala idea. Mientras tanto... en la capital podría hacer otras cosas. Tenía que planear algo con mi hijo lo antes posible.

Cuando termino de vestirme, Zaziel vuelve y me lleva abajo, a desayunar.

- Zaziel, quizá debería pedir que me prepararan una habitación en el piso de abajo. Y sin ventana. Estoy demasiado mayor para bajar estas escaleras cada día y para que entre gentuza a mi habitación.

- Me encargaré de que se la preparen si así lo desea. - Responde Zaziel, tan obediente cómo siempre. 

Cuando llegan al pequeño comedor preparado solo para los miembros de más alta alcurnia dentro del castillo, Erik puede escuchar dos voces conocidas. Eran Lucas Ballister y Charles Monzward, que cómo era habitual a aquellas horas estaban discutiendo alegremente. Y de nuevo había allí un silencioso comensal, que debía tratarse de Jasmine Phal, la esposa de Charles. Aquel ambiente se había convertido en algo común antes de la partida de Erik, y parecía que durante su ausencia no había cambiado. Evidentemente su escudero no echaba de menos las clases, no se había molestado en darle una visita en todo el día anterior. 

- Vaya, buenos días Lord Erik. - Dice Charles, con un tono alegre pero formal. - Me alegro de verle de nuevo por aquí, aunque ojalá fuera en mejores circunstancias. 

- B-buenos días, Lord Erik. - Dice Lucas en un tímido hilillo de voz. 

- Buenos días Charles, Lucas. Cualquier circunstancia es mala si se trata de ir a trabajar por la mañana, pero mucho me temo que después del desayuno nos toca arreglar el reino. Otra vez.

Nada más sentarme, Zaziel va a buscar mi comida especial.

- Contadme, ¿qué tal todo durante mi ausencia? ¿cómo van esas clases, Lucas?

- B-bien, Lord Erik. - Responde Lucas, nervioso, automaticamente después de la pregunta de Erik. - Ser Charles dice que aún tengo mucho que aprender, p-pero que al menos tengo la actitud necesaria. 

Charles se ríe amigablemente de fondo. 

- Por supuesto que sí, lo primordial para ser un caballero es la actitud, tú ya has recorrido gran parte del camino. - Parece que intenta animar a Lucas con sus palabras. Entonces recupera un tono serio. - Las cosas no han ido a mejor en la capital desde que se marchó. Y parece que fuera tampoco, mi hermano me habló del contenido de su carta. 

Zaziel llega con la comida y se la sirve a Erik. Los cocineros del castillo, a esos si que los echaba de menos Erik. 

Explico lo de los Hollster. La misma versión de siempre. Hago hincapié en que estábamos en peligro y en las palabras de la hermana de David.

- Me crié en las tierras de los Hollster durante mucho tiempo, pero el difunto lord Hollster, que en paz descanse, era un hombre totalmente fiel al reino. No entiendo cómo su hijo... bueno, ya sabes. Es capaz de hacer estas cosas. No solo de desconcierto, si no que este hecho me llena de lástima.

- Por suerte para todos ese traidor no tendrá la oportunidad de seguir manchando así el nombre de los Hollster. Se que se reunió ayer con mi hermano, pero no he tenido la oportunidad de hablar con él aún... ¿Decidieron ya cómo proceder? Sabe que podría mandar una patrulla a la fortaleza de los Hollster tan pronto como de la orden. 

Heh, Charles colaborando. Quizá eso no estaba tan mal. Aunque era un hombre peligroso.

- Una patrulla no serviría para nada, solo levantaría sospechas. Podemos aprovechar el factor sorpresa y hacernos con Gortress de un golpe rápido, pero eso nos desprestigiaría en una gran medida. O podemos declararles la guerra directamente. Eso mantendrá nuestro honor, pero las arcas se resentirán.

Era duro hablar de declarar la guerra tan alegremente, pero los tiempos lo pedían.

- Espero que tomemos una decisión sabia y a la vez beneficiosa para el reino en esta reunión.