Partida Rol por web

La voz suena algo amortiguada por efecto de la estrecha cavidad que transporta el sonido por las paredes hasta el hueco que Apolo ha creado, pero aun así perfectamente audible.

¿Apolo? ¿Atenea? ¿Sois vosotros? Soy yo. Perséfone.

Sigue un pequeño lapso de silencio mientras medita las últimas palabras del mellizo.

No estaréis de verdad pensando en que Poseidón sustituya a Zeus, ¿verdad?... Espero que no. Poseidón ya nos ha fallado una vez. Claramente nos utilizó y cuando nos descubrieron nos abandonó. Pero he tenido tiempo paea pensar. Creo... creo que apostamos por el hermano equivocado. Puede que mi marido no sea mi dios soñado, pero he de reconocer que sabe ser señor en sus dominios.

Su voz parecía dudar a cada palabra, como si no supiera si lo que estaba diciendo sería buena idea difundirlo. Pero aun así, no se detenía.

¿Y si Hades fuese la respuesta que estabamos buscando? Ya habéis visto la justicia con la que nos ha tratado. Es astuto, comedido, precavido y noble. Es todo lo contrario a padre. Quizás... si le hacemos entrar en razón... él no es ambicioso, pero si racional. Si le explicamos por qué ninguno de sus hermanos está capacitado para liderar el Olimpo y le ofrecemos nuestro apoyo quizás...

La voz se apaga definitivamente.

Una voz suena algo amortiguada por efecto de la estrecha cavidad que transporta el sonido por las paredes hasta el hueco que Apolo ha creado, pero aun así perfectamente audible aunque un tanto distorsionada, sin embargo parece obvio que es la voz de Perséfone.

¿Apolo? ¿Atenea? ¿Sois vosotros? Soy yo. Perséfone.

Sigue un pequeño lapso de silencio mientras medita las últimas palabras del mellizo.

No estaréis de verdad pensando en que Poseidón sustituya a Zeus, ¿verdad?... Espero que no. Poseidón ya nos ha fallado una vez. Claramente nos utilizó y cuando nos descubrieron nos abandonó. Pero he tenido tiempo paea pensar. Creo... creo que apostamos por el hermano equivocado. Puede que mi marido no sea mi dios soñado, pero he de reconocer que sabe ser señor en sus dominios.

Su voz parecía dudar a cada palabra, como si no supiera si lo que estaba diciendo sería buena idea difundirlo. Pero aun así, no se detenía.

¿Y si Hades fuese la respuesta que estabamos buscando? Ya habéis visto la justicia con la que nos ha tratado. Es astuto, comedido, precavido y noble. Es todo lo contrario a padre. Quizás... si le hacemos entrar en razón... él no es ambicioso, pero si racional. Si le explicamos por qué ninguno de sus hermanos está capacitado para liderar el Olimpo y le ofrecemos nuestro apoyo quizás...

La voz se apaga definitivamente.

Debía mantener a raya la desesperación, al fin y al cabo no había llegado a donde había llegado por dejarme guiar por las emociones y otras tonterías.  Era una Diosa no una niña malcriada, y no una diosa cualquiera ¡era la diosa de la inteligencia y la estrategia en la guerra, había vencido al propio Ares en su terreno y los augurios habían prevenido a padre de mi grandeza.

Incluso me había abierto paso en la dura cabeza de mi padre a pesar de haber sido deborada junto a mi madre para evitar que fuese más grande que él, y terminó por encariñarse conmigo...  claro que nunca fue demasiado listo.  Y se hacía llamar Dios de Dioses...  engreído patán.

Y ahora todo había salido mal, estaba en el Inframundo, aislada y condenada a mirar aquella torre y escuchar los gritos de dolor...  como si eso pudiese afectarme...  entonces Apolo se abrió paso e hizo un agujerito en la pared ¿de verdad quería pasarse la eternidad charlando? 

Entonces aparecio otra voz proviniente ¿del interior de las paredes? ¿estaban huecas? se me encendió una bombilla...

- ¿Perséfone eres tú? ¿desde dónde nos hablas? tu voz parece venir de todas partes.

Mientras espero respuesta me pongo a mirar por todas partes a ver si comprendo mejor de dónde viene el sonido y si las paredes son huecas o hay más puntos débiles, como el encontrado por Apolo.

Mientras esperas la respuesta de tus vecinos, aprovechas para echar un vistazo a tu alrededor, a las paredes y a toda debilidad o hueco que puedas observar.

Las paredes no parecían tener ningún punto débil o fino a parte del abierto por Apolo, y en cuanto a la voz de Perséfone...

Se te va la vista a unos orificios al fondo de tu cueva, que tampoco es que fuese muy grande...  eran de unos 4 o 5 centímetros de grosor y subían hacia arriba, hacia...  no sabías hacia donde pero parecía brillar algo al fondo, como si fuese una salida diminuta o...  ¿un orificio creado para escuchar vuestros planes?

Algo no cuadraba, vosotros habíais sido los últimos que habían sido encerrados, los que estaban más alto y...  era imposible que la voz de Perséfone viniese de arriba, como parecían indicar las gargantas y la luz que podía intuirse al final de estas.  ¿Si estaba debajo cómo podía ser que la escucháseis como si estuviese...  arriba?

Por otra parte, pudiste ver las cuantiosas cuevas con facilidad, y te percataste de que Gamínedes no estaba donde debería estar, como si se hubiese esfumado, sin embargo en la celda de Perséfone había una mujer tumbada, parecía ella perno podrías asegurarlo.

Tras investigar un poco por las paredes mientras trataba de localizar a Perséfone no descubrí nada interesante, pues estas no tenían más puntos débiles que el encontrado por Apolo, sin embargo...

- Perséfone ¿dónde te encuentras? - pregunté más bien haciéndome la tonta, pues sabía de dónde procedía el sonido pero no su ubicación exacta, y no podía ser una de las cuevas - Tu sonido proviene de unas gargantas verticales pero nosotros fuimos los últimos en ser encerrados y los que estamos más arriva, luego tú deberías estar debajo y no hablándonos desde donde te encuentres.

- Deduzco por tanto que has conseguido escapar - proseguí más bien afirmando - sí, eso es, has escapado - continué tratando de no emitir emoción alguna junto a mis palabras.

- Para mi resulta evidente que lo has hecho, pues sino tu preocupación no sería a qué árbol arrimarse sino salir de aquí.

- Deduzco también que a juzgar por tus palabras, sabes cómo liberarnos, bueno, siempre y cuando decidamos abogar por tu causa ¿me equivoco?

Apolo sonrió al escuchar las palabras de Perséfone y la respuesta de Atenea momentos después. Para el joven también resultaba evidente que Perséfone, como reina del inframundo, habría recibido un trato especial que al resto no se nos habría ofrecido. Después de todo, ella era el ojito derecho de Hades, y si aquella situación le permitía ganarse el cariño de su esposa, no la desaprovecharía.

- Dulce Perséfone, ¿Cuándo he hablado de que quiera que Poseidón sustituya a Zeus? Ni siquiera durante la conjura afirme tal cosa....en realidad me da bastante igual quién gobierne siempre que sea justo y magnánimo. Zeus no fue ninguna de las dos cualidades, ¿que derecho tenía a destruir con un rayo a mi hijo Asclepio? Mi hijo estuvo al cuidado del centauro Quirón desde pequeño, y tanto Atenea como yo, nos encargamos de darle una formación adecuada. Él obtuvo y desarrolló por su propio esfuerzo la capacidad de resucitar a los muertos ¿No podía simplemente pedirle que hiciese un buen uso de su poder? ¿Que no resucitase a cualquiera para no romper el equilibrio? No, claro que no. Le lanzó un rayo y acabo con su vida ¿Fue eso justo? A medida que hablaba Apolo se encendía en furor y las paredes de la sala resplandecían por su poder que trataba de contener. Justo fue que matase a los Cíclopes que crearon el rayo de Zeus, no iba a permitir que Zeus se regodease después de lo que hizo...y por ello fui castigado a construir las murallas de Troya ¿Eso fue ser magnánimo? ¿Un Dios Clemente y compasivo?  Cada uno de los ladrillos que ayudé a colocar me recordaron que un día me vengaría como corresponde...no fue una penitencia, no fue para arrepentimiento,...fue para incrementar mi rencor a su persona. ¿Por qué ayudé a Poseidón, preguntáis? Él me prometió poder vengarme, pero como bien dijo Hades al entrar...debí pedirle garantías a ese pulpo retorcido. Apolo estaba decepcionado consigo mismo, no cometería el mismo error dos veces. ¿Dices que quizá apostamos por el hermano equivocado, Perséfone? ¿A caso tengo alguna garantía de él? No la tengo y dudo mucho que me la ofrezca...aunque si lo hiciese, no dudaría en aprovecharla, tenlo por seguro.

Sabía que podían oírle a través de esos agujeros, pero le daba igual. Casi mejor si así fuese, no rehuiria de hablar cara a cara con Hades. Y sino iba a estar dispuesto a ayudarle, ya buscaría el medio de salir de allí por su propio pie. Tenía toda la eternidad por delante, era consciente de ello.

Soy yo. - Asiente a la pregunta - Soy la reina del inframundo, ¿de verdad creíais que mi marido podría mantenerme recluída en mis dominios?... pero él no sabe que no estoy allá donde me dejó y no debe saberlo. En cuanto a si yo puedo sacaros, no puedo, al menos no sin consecuencias para vosotros. Debe ser mi propio marido quien os saque porque si descubre que os habéis fugado avisará a Zeus y todo habrá acabado. Además, acto seguido sabrá que he sido yo y también será mi fin. Debéis hablar vosotros con él. Si queremos que esto funcione, no puede oir la propuesta de mis labios es demasiado arriesgado... especialmente por lo que creerá que puede obtener de mi y no quiero darle. No. Por eso no hay garantías. Pero es eso o seguir aquí por la eternidad. Sois libres de elegir.

La voz de Perséfone sonaba preocupada.

Ahora debo volver a mi celda. Si descubre que no estoy allí será mi fin. Adiós y suerte. Recordad, yo nunca he hablado con vosotros.

Soy yo. - Asiente a la pregunta - Soy la reina del inframundo, ¿de verdad creíais que mi marido podría mantenerme recluída en mis dominios?... pero él no sabe que no estoy allá donde me dejó y no debe saberlo. En cuanto a si yo puedo sacaros, no puedo, al menos no sin consecuencias para vosotros. Debe ser mi propio marido quien os saque porque si descubre que os habéis fugado avisará a Zeus y todo habrá acabado. Además, acto seguido sabrá que he sido yo y también será mi fin. Debéis hablar vosotros con él. Si queremos que esto funcione, no puede oir la propuesta de mis labios es demasiado arriesgado... especialmente por lo que creerá que puede obtener de mi y no quiero darle. No. Por eso no hay garantías. Pero es eso o seguir aquí por la eternidad. Sois libres de elegir.

La voz de Perséfone sonaba preocupada.

Ahora debo volver a mi celda. Si descubre que no estoy allí será mi fin. Adiós y suerte. Recordad, yo nunca he hablado con vosotros.

- No me cuentes historias Perséfone, no tengo pensado seguir a ningún otro super-Dios con super-ideas para dominar el Olimpo.  Por el momento lo único que tengo en mente es salir de este maldito lugar y me importa un pepino que se entere o no se entere Hades, mientras lo hace tengo tiempo de pensar en el siguiente paso.  

- Además ¿no temes que se entere de que no estás en tu sitio? ¿o cómo pretendes que hablemos con él desde aquí? tus palabras y tus planes cogean por todas partes Perséfone, y pareces demasiado tranquila, lo que me parece muy sospechoso.

Mientras suelto por la boca todo lo que se me pasa por la cabeza referente a lo que ha comentado Perséfone, me asomo brevemente por la cueva y observo a ver a qué distancia está el Hecatónquiro y si es posible...  salir volando...  

- Apolo, tengo una idea - digo acercándome al agujero abierto por él mismo -, yo puedo convertirme con facilidad en lechuza y, aunque no tengo claro que pueda salir volando tan campante, voy a intentarlo.  

- Si lo consigo echaré un vistazo a la zona, sobrevolaré todo con prudencia y volveré para analizar la situación y ver cómo salir de aquí, tranquilo, no me ire sin el resto, en este lugar nos necesitamos demasiado...

Acto seguido Atenea se transformó en una hermosa lechuza y fijándose atentamente en que Briareo no estuviese mirando en su dirección, alzó el vuelo

Atenea pasa con facilidad de su forma humana a la de una majestuosa y hermosa lechuza, batiendo sus alas en cuanto el hecatónquiro da media vuelta y lanzándose al vacío.

Parece que Briareo no te ha visto, sin embargo, en seguida un par de arpías que no sabes de donde han salido comienzan a perseguirte:

- ¡Vuelve a tu celda hurraca! - gritan sin parar mientras te persiguen desesperadas, pues tu ligereza y gracilidad te hacen ser mucho más rápida y diestra, decides aprovechar esa ventaja para echar el vistazo que querías echar aunque con algo más de emoción...

Sobrevuelas un par de minutos el lugar tomando nota mental de todo lo que ves, y vuelves como si tal cosa a tu celda, dejando a las arpías atrás, enojadas y montando guardia, pues ninguna de ellas parece mostrar interés en entrar contigo a la celda:

- ¡Y no vuelvas a salir! ¡Te estaremos vigilando! ¡Tú serás la siguiente de eso nos ocupamos nosotras! - dijo una de ellas antes de volar directa hacia Briareo.

Sobrevuelas el lugar y te percatas de la enormidad de la montaña en la que os encontráis, no parece haber puntos débiles aunque bien es cierto que en tu zona de las cuevas parece posible que una persona diestra la escale...

Observas también una gran cantidad de arpías, claramente destinadas a vigilar las cuevas y sus inquilinos, sin embargo salvo las 2 que estaban volando ninguna te prestaba atención, era evidente que cada una tenía asignado un reo, y los demás les daban igual.

También contemplaste una figura femenina en lo que debían ser el fin de las gargantas de las cuevas, debería ser Perséfone, pero algo en ella parecía diferente aunque no tienes nada claro el que...

La lechuza sobrevuela la zona...  ¿te habrá visto?

Qué orgullosa y desconfiada es. Va a estropear toda la diversión - Me digo a mi misma mientras intento permanecer oculta en mi escondite.

La actitud de la reina del inframundo no era fácil de entender y francamente sospechosa. ¿Se molestaba en hablar con nosotros y demostrarnos que había podido salir de su confinamiento pero después pedía que no dijésemos nada para no exponerla? ¿Que hablásemos con Hades y pidiésemos su ayuda jurándole lealtad al hermano de Zeus, pero que no mostrásemos que fue idea de ella sino nuestra? Evidentemente ocultaba muchas cosas y se mostraba esquiva a responderlas. Al Dios de la luz no le extrañaría que pretendiese demostrar que ella era leal para ganarse nuevamente el favor de su marido y campar a sus anchas por el inframundo sin tener que usar su as bajo la manga, ser sumisa con su esposo.

Fuese como fuese, Apolo no pretendía entrar en su juego ni rogarle a nadie. Saldría por su propio pie y cuando llegase el momento haría frente a Zeus de ser necesario. ¿Poseidón o Hades ostentando el cargo de rey del Olimpo? Eso era lo de menos en aquel momento, lo primero era salir de allí.

Fue cuando Atenea tuvo la ocurrente idea de sobrevolar la zona y distraer a la arpías que él aprovechó para escalar desde el fondo de su celda por los agujeros que subían por la pared. Llegaría hasta arriba y trataría de observar si había salida, que encontrarían si decidían aventurarse por la cima y salir de las celdas por aquel agujero. Si Perséfone había salido de su celda ¿Por qué ellos no iban a lograrlo?

Antes de que Atenea regresará a su celda, Apolo descendió como si no hubiese hecho nada durante esos momentos de tensión.

Apolo observó la acción temeraria de Atenea pero sonrió al ver como había logrado esquivar y deshacerse con éxito de los fútiles ataques de aquellas dos. Una vez la vio nuevamente en la celda se apresuró a preguntar.

- ¿Y bien intrépida Atenea? ¿Qué has logrado averiguar? Parece que bajar desde aquí es misión imposible pero no sería tan descabellado escalar hasta la cima si no fuese por esas sucias arpías que sin duda alguna impedirían nuestro ascenso. Una vez alcanzada la cima...¿Has podido ver que nos espera arriba del todo? ¿Viste alguna otra posible ruta? ¿El emplazamiento del resto de conjurados, quizá?

Confiaba en que hubiese podido recabar algo de información útil y que estuviese de acuerdo en compartirla con él.