Partida Rol por web

Empujo para comprobar que la puerta y el refugio están abierta¡os. Sabía que tenía que empezar desde cero en aquel lugar. Que era importante pero, por razones más que obvias, no me apetecía hacerlo sola. 

Me quedo frente a lo que parece la recepción del establecimiento y comienza a sonar la típica alarma de aviso de movimiento así que espero con paciencia a que aparezca alguien que pueda atenderme. 

Sonó algo más que el típico chivato de que han entrado clientes. Una alarma estridente sonaba sin parar haciendo que se escuchasen los ladridos de varios perros. No entendías muy bien que estaba pasando, pero sin duda indicaba que no estaba muy abierto aquel sitio, quizás era bastante temprano, pero entonces ¿por qué estaba la puerta abierta?

De atrás salió un muchacho de unos 20-21 años de edad, rubio, de ojos claros y algo fuerte. Te miró asombrado, pero no se puso hecho una fiera por la intromisión. Fue corriendo a apagar la alarma -Ah que mal, espero que no venga Wolf... no tiene buen carácter que digamos...- suspiró pesadamente mientras se revolvía el pelo. Te miró, con una expresión de cansancio y una media sonrisa -perdona estamos cerrados, si es una urgencia tiene que ir a la puerta trasera, es donde está el veterinario. 

Miro el reloj con impaciencia. Igual no había sido tan buena idea pasarme por el refugio con el tiempo justo. Igual no, seguro. 

Le coloco una sonrisa de disculpa al muchacho del mostrador. -Si, disculpa, me habré confundido de puerta. Es la primera vez que vengo por aquí. Me pasaré en otro momento-. Me vuelvo a colocar el abrigo y, al ver la cara de apuro del muchacho, murmuro una disculpa mientras me marcho.

Aguanto la puerta para que entre la muchacha que hay en el umbral, le doy los buenos días y me marcho a toda prisa. 

No tardaste mucho en llegar  al Refugio, pero lo que viste al llegar te extrañó. Tenía el cartel de "Abierto" ¿no acababan de entrar a robar o algo así? Dentro, el muchacho que se encargaba del refugio, estaba limpiando la recepción con tranquilidad, como si nada hubiese ocurrido allí - Oh, buenos días agente ¿puedo ayudarle en algo?- sonrió afable el muchacho.

el cartel de abierto fue la primera señal de que aquello no era normal, sus sentidos se dispararon y la policia llevó su mano a su arma de servicio, sin embargo ver al encargado ahí, demasiado tranquilo y saludándola como si nada estuviera pasando, bueno más bien nada estaba pasando. Andy sacó su placa para identificarse mirando a todos lados, intentando leer los gestos del hombre.

- recibimos una denuncia... ¿todo está bien? Saltó la alarma- intentaba ver sus gestos, avanzando hacia él para ver tras el mostrador, como policía estaba completamente tensa, esperando que el ladron saliera o que incluso el rubio que la recibía lo fuera, aunque por otro lado, ya sentía que este rubio le había arruinado su día libre.

Asintió un par de veces moviendo la cabeza y te sonrió de forma afable -Si, lo siento agente. Pero es que anoche me quedé a dormir aquí, en la trastienda, y no recordaba que había puesto la alarma. Así que al llegar a la entrada para abrir, saltó- no parecía mentirte, aunque era una excusa bastante estúpida -déjeme que le compense invitándola a un café... ¡Ah!- se dio cuenta que aquello parecía que era una pedida de cita- aquí, me refiero aquí... no para salir fuera ni nada... Lo siento- el muchacho se frotó la nuca, avergonzado por la situación.

Lo miró con un evidente gesto de desaprobación, eran esas cosas las que hacía gastar recursos públicos, luego entornó los ojos en un gesto de reprimenda al chico que quizás era menor que ella, aunque soltó una pequeña sonrisa con la invitación a tomar un café, le hizo gracia porque se parecía a la forma en que Logan había querido salir con ella, aunque no aceptó y terminó en su quirófano con una bala a centímetros de su corazón.

- estoy de servicio, no puedo aceptar - era una verdad a medias, era su día libre, pero no le apetecía quedarse con el chico a tomar un café, además ya estaba molesta por haberla sacado de la cama para esto - deben ser mas cuidadosos, movilizan a agentes y dejamos de atender emergencias reales, sin embargo, ¿me dejas echar una mirada? - levantó su una ceja luego del sermón de rigor ante este tipo de situaciones.

El muchacho rió cuando hablaste sobre las emergencias reales. Como si en este pueblo ocurriese algo que necesitase al cuerpo de policía, pero al ver que no parecía una broma, paró de reír -Lo siento... eh si, claro, claro- dijo el muchacho cuando le pediste ir a ver la trastienda. 

Todo estaba limpio y olía bien, cualquiera diría que tenían animales allí dentro. Dentro de algunas jaulas amplias y luminosas, habían perros y gatos que esperaban un hogar o simplemente se recuperaban los que estaban heridos. Fuera había un enorme jardín con un alberca llena de agua. Había varias pelotas de distintos tamaños, seguramente para sacar a los perros a que hicieran ejercicios. También había un pequeño establo de dos plazas. Uno estaba vacío el otro en cambio tenía la puerta cerrada pero no parecía haber algún animal dentro. 

Mantuvo su cara de pocos amigos a pesar de que el chico comenzó a reírse, menos mal que atinó a borrar su risita tonta antes de que ella tuviera que hacer algún otro gesto. Menos mal que la dejó revisar dentro, todo estaba en perfecto orden, demasiado diría ella. Siguió avanzando, revisando las ventanas en especialmente, todas las entradas, el cerco, buscando entrada o algo.

Luego al dar con el establo, y sería esa puerta cerrada la que más le llamó la atención, acercándose más e intentado ve que había detrás de esa puerta.