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La actitud del personal era sumisa, centrada y muy callada. Lo normal tras la purga que habían hecho, pero muchos de los suyos parecían un poco demasiado asustadizos y despreciablemente sumisos, sobre todos los que habían salido de aquella con mutilaciones y otros castigos menores por haber sido culpables de transgresiones mínimas, como los que entraban en el turno después de que hubiera desaparecido mercancía o quienes archivaban los albaranes trampeados por los ladrones.

En su despacho, apenas iluminado por el leve fulgor violáceo de la ciudad que se filtraba por la ventana, Leithan había reunido a varios de sus mejores informadores, la mayoría externos cuyo contacto con la Casa era más comercial que personal. Uno de ellos se atrevió a hablar con franqueza, tal vez desde la confianza de su libre asociación con la Casa pues era, algo así, como un freelance.

-"Mi señor, me temo que podría haber una cierta campaña de desprestigio bien organizada. Vuestra lidia con los... inconvenientes recientes ha sido soberbia de puertas para dentro, como se ve en la actitud de vuestros sirvientes. Pero alguien, desde fuera, sigue mostrando vuestras pérdidas como un signo de debilidad. De que la Casa Ply'uss fuer'yon Serisen ya no es... implacable." - hizo gestos con la mano, dando a entender que aquella opinión era despreciable y estúpida para él, en un gesto destinado, sin duda, a evitar cualquier brote de furia por su parte o, al menos, que tuviera la idea de dirigirle contra él.

-"Creo que eso es lo que tiene nerviosos a unos pocos, los castigados. Supongo que piensan que podríais decidir aplacar esos rumores con ellos, pasando de implacables a... no sé que término podría aplicarse, no me sale una palabra. ¿Quizás me permitiríais usar una palabra en la repugnante lengua de la superficie? Ellos si tienen una palabra tan estúpida... ¿sádicos? era. No sé. Da igual. Lo importante, es organizar una contra campaña, mi señor, la disciplina interna está restaurada y reforzada. Ahora debemos centrarnos en la externa."

Sin duda era algo que sus hermanas querrían oír. Desde luego no les gustaría, pero los tres - y Yasild - tendrían que hacer algo antes de que aquello fuera a mayores. Si no lo hacían, perderían la fama que tanto les había costado ganar. Era hora de reunir al consejo interno, y rezar a Lolth para que no fuera tarde.

Leithan: planteo de acciones - Parte 1

El mago había decido colaborar con la Heredera en las tareas de administración de la casa, específicamente las ligadas a los negocios de ocio y placer que tanto los unía. Así como había cumplido su promesa de renovar el rostro de aquél difamado lugar y llenarlo de clientes valiéndose de sus relaciones con los nobles, así también dedicó buena parte de sus días repasando las cuentas de la posada, atendiendo reclamos de los clientes disconformes y revisando cada uno de los precios del lugar para seguir siendo competitivos con la oferta de servicios que había en la ciudad. 

Aquello habría estado bien de no haber sido que a causa de ese gesto hacia la segunda mujer más poderosa de la casa había descuidado algunas tareas que le eran propias. El resultado de esa transgresión había dado sus frutos y era hora de lidiar con ellos.  

La mirada penetrante de Leithan atraviesa el cuerpo de su informante, mientras el elfo oscuro habla el Archimago exprime la mente del testigo y completa con voces e imágenes el informe. Desgraciados, los haré pagar! piensa cerrando su puño y arrugando el papel que sostenía en sus manos. - Suficiente! - dice con autoridad, su seca voz acompaña el semblante severo y produce un silencio sepulcral en la sala. 

Los temores de los castigados son fundados, en cuanto sus hermanas sepan que gracias a la traición de ese puñado de ineptos la reputación de la casa estaba bajando, los destriparán sin piedad públicamente, y puede que eso termine reduciendo demasiado el número de sirvientes de la casa. Por otro lado detener la maniobra externa encierra sus peligros, si alguien de la casa tomase una acción directa contra un noble de otra casa, eso conllevaría a represalias que convenía evitar a toda costa. La inacción no es tampoco una opción, el problema es delicado y salir airosos resulta ser un enorme desafío.  

- Implacable - susurra Leithan, y su mente inevitablemente pasa por la persona que se ganó esa fama, su madre Alynira. La casa puede perder su reputación pero no ella, de considerarlo necesario la matrona era capaz de decapitar a cada uno de sus hijos con tal de recuperar la fama que la precedía. Siente un escalofrío de tan sólo pensar de lo que ella sería capaz esa hembra, pero curiosamente son las acciones de su madre la que guían su camino y le dan la solución. "Hay cosas que las lenguas no deberían decir... como contar lo que los ojos han visto".

El puño se relaja y el papel arrugado cae sobre el escritorio, su respiración vuelve a calmarse y una mirada punzante se clava en cada uno de los informantes - Así que una campaña organizada de desprestigio, pues bien, le daremos algo de qué hablar a esta gente. Quiero que identifiquen a los que esparcen ese rumor y quién está detrás de esta campaña... quiero esa información cuanto antes y sin errores, o lo lamentarán - no eleva su voz, no hace falta, todos ahí saben que el mago podía acabar con la vida de docenas con un simple chasquido de sus dedos. 

Tras la conversación, el mago transmite de inmediato lo que acaba de escuchar a las tres hembras que forman parte del consejo interno, entre los cuatro tendrán que ocuparse del asunto pronto.

Por su parte Leithan cuenta con el beneplácito de su madre esa temporada, casi todos los recursos de los Ply'uss estan a disposición suya para realizar tareas de espionaje, así que decide seleccionar a los sirvientes drow más competentes, las arañas y escorpiones que venía entrenando desde que llegó a la casa, y les indica que separasen en dos a los miembros de la lista que los informantes traerán, en uno los sirvientes y en otro los nobles menores. Para ambos grupos tiene planes muy precisos. Cuando vuestra lengua adorne los puestos de nuestro mercado veremos si alguien más pone en duda nuestra reputación.

Turno 2. Desarrollo acción de Leithan.

Sus colaboradores, que no sirvientes, se mostraron adecuadamente intimidados por su rapapolvo, bajando la cabeza y dando, pero incluso él notaba que lo hacían sin sentimiento, más por aplacar su ego que porque realmente temieran que destruyera la valiosa colaboración.

Cuando volvieron a las pocas semanas, lo hicieron con la misma información que él. Y, al echárselo en cara, la respuesta fue rápida, sumisa, pero también muy directa.

-"Lo sentimos, maestro, obviamente sus propias habilidades han mejorado. Y, profundizar más en ésta información  es complicado, difícil de conseguir. Muy, muy... costoso de conseguir."

No era que él no tuviera nada - se negaba a reconocer que los demás tuvieran algo si no era más que lo mismo que él - tenía alguna gente, plebeyos más o menos importantes y algún nieto de Matrona o capitán de tropas de Casas o mercenarios. Les había oído propagar las habladurías entre alcoholo o drogas, pero era obvio que sólo eran las marionetas que repetían lo que les habían dicho o pagado para decir. Ningún titiritero. Ninguna relación obvia entre ellos.

Elyndra: Vicisitud.

La verdad es que Elyndra le había cogido gusto al bazar, le gustaba pasearse por el bazar rodeada de sus guardias, inspirando respeto, envidia y miedo a partes iguales. Se había dado cuenta, por supuesto, de las habladurías de la gente y sabía que tan solo podia acallarlas mientras estuviera presente, pero... ¿para que estaban los sirvientes?

Al día siguiente se acercó de nuevo con su séquito al bazar y habló con varios varones que sabía estaban bien informados, nadie dentro de la casa por supuesto, sería demasiado obvio. Tendría que empezar una campaña de publicidad para contrarestar a sus enemigos. Confabuló con ellos para volver a ganarse la fama que merecían. Por supuesto había hecho promesas que estaba obligada a cumplir con aquellos varones inferiores, cosa que la hacía hervir la sangre, pero no había otra, no podía pedir siempre el favor de Llolth para temas tan mundanos así que se tragó temporalmente el orgullo.

El plan estaba trazado, los comerciantes iban a saltarse las normas de su bazar e iban a recibir un castigo ejemplar, publicamente. Aquello demostraría a los demás que preferían dañar relaciones antes que doblegarse ante los estúpidos rumores y mentiras de sus enemigos.

Leithan: planteo de acciones - Parte 2

Esos informantes son buenos para traer rumores y para los negocios, pero incompetentes a la hora de conseguir información, él lo sabe y lo confirma cuando ve los pobres resultados obtenidos. Él en persona podría escudriñar los lugares más remotos de la ciudad y hacer hablar a quien se propusiera doblegando su voluntad, pero la tarea le llevaría demasiado tiempo, el cuál no tiene. Sin embargo puede resolver el asunto con profesionales, capaces de confeccionar la lista que había pedido y tal vez brindarle algún detalle que aún no conoce. Las arcas de la casa no estaban lo suficientemente llenas como para malgastar el dinero, pero no puede permanecer impune quién ha pecado contra Alynira y los Ply'uss fuer'yon Serisen.

Contacta a sus mejores informantes y les llena los bolsillos, les muestra la lista que tiene y le pide que la competen con quienes están detrás del asunto, Leithan quiere saber cuál es el enemigo que debe eliminar, se encargará de que sufra las consecuencias por su desvergonzada osadía.

Luego estudia en detalle la lista que había logrado conseguir, sabiendo que no son los titiriteros pero sí que su voz se hacía escuchar e influían en la opinión de la ciudad. Tal vez los han sobornado, o tal vez son leales a la matrona de una casa enemiga, a Leithan le da igual pues todos ellos han insultado a Alynira con su apestosa boca y deben pagar. Usarán su ponzoñosa lengua para enmendar el daño que han hecho o haré que se retuerzan en sus propias vísceras.

Usa su bola de cristal para rastrear a cada uno de los que tenía en la lista, no son muchos pero cada uno habla como si fuesen diez, los observa y si alguno se resiste vuelve a buscarlo al día siguiente. Al encontrarlos les demanda - Calma mi ira y corre la voz que los Ply'uss fuer'yon Serisen son Implacables, o tus entrañas desparramadas en el suelo darán testimonio de ello - y los observa para asegurarse que cumplan su encomienda.

Turno 2. Resolución acción de Elyndra.

La idea de Elyndra, en la medida que no se supo el paripé, fue bastante efectiva. Durante algunas semanas salían tenderos díscolos a los que podía castigar, aunque tenía que hacer que sus delitos y castigos fueran relativamente leves, puesto que nadie estaría dispuesto a morir por su idea.

Tras algunos meses, dudaba de que el efecto fuera a ser suficiente, hasta que Leithan llegó con una lista de gente que había contribuido a dispersar las habladurías. Por desgracia algunos eran miembros de otras Casas, gente a la que no podía simplemente capturar y ejecutar o torturar en público como escarmiento, no sin provocar represalias serias. Pero otra eran plebeyos sin nadie que les respaldase. 

En las estúpidas tierras de la superficie, las leyes no le permitirían coger a alguien y torturarle por hablar. Estrictamente hablando, allí tampoco. Pero aquella gente, no tenía forma de evitarlo y nadie de importancia estaría dispuesto a hacer por ellos los sacrificios que requerirían impedirselo.

Triel: planteo de acciones.

Lo peor del caso es que era normal. En realidad, y viendo el asunto con la perspectiva adecuada, lo extraño es que hubiera tardado tanto en ocurrir. Era inevitable que los errores del pasado se reflejaran en el presente, e inevitable, también, actuar con contudencia para evitarlos.  Ahora bien, cuando la acusación era de sadismo (Triel gracias a su interés en la doma de bestias inteligentes de la superficie sabía bien el significado de la palabreja) ¿cómo poder responder adecuadamente?

A la respuesta de esa pregunta había dedicado muchos días, pensativa, deseando causar mejor resultado que peor. Finalmente se decidió por la majestad. Actuar como la drow impecable, elegante y letal que era. Ir a cada fiesta, hablar con todos los drow.

La etiqueta en definitiva. Socializar, mostrarse. Demostrar con el comportamiento que tales indecencias eran, sencillamente, ridículas. Y por supuesto, convencer a cualquiera que mostrara cierta inclinación en creer tales tonterías que las mismas, sencillamente, no tenían sentido. El collar de discernir mentiras por supuesto ayudó para tales fines, permitiéndole identificar a quienes estaban espacierciendo los rumores. El uso de su magia, también sirvió de un apoyo para sus planes, tanto por los augurios planteados, como por conjuros potenciando su indiscutible atractivo, elegancia y presencia.

Turno 2. Resolución acción de Leithan.

Los esfuerzos del mago no llegaron a la fuente, pero desvelaron todos sus peones y alfiles, que quedaron a merced de las andanzas de sus hermanas. La mirada de la Casa Ply'uss fuer'yon Serisen empezó a caer, directa y apabullante, sobre todo el que esparcía mentiras sobre ellos.

Lo cierto es que, aunque no arrancaría de raíz la ponzoña, aquel trabajo ayudaba mucho, por lo que prefirió seguir sacando a la luz nuevos nombres que profundizar, el tiempo apremiaba y el premio mayor no compensaba el riesgo de no conseguir nada.

Turno 2. Resolución acción de Triel.

Su apuesta era arriesgada, defender la fama con una acción pasiva era un plan arriesgado. Según como saliera, los demás lo calificarían de locura absurda o genialidad magistral. Pero lo que a Triel no le faltaba era confianza en sí misma y convicción. En su mente sólo había un posible final para esa idea.

Quizás podría admitirse que la lista de su hermano con la gente y los lugares que frecuentaban para difundir sus chanzas y ridículas sandeces fue de ayuda. Y allí fue, a hacer suya la fiesta, la noche eterna de la suboscuridad se encendía con el brillo de su persona y, sobre todo, de su personalidad.

Que sus objetivos fueran en su mayoría gentes simples, nobles menores en el mejor de los casos tal vez ayudó en lograr más fácilmente el objetivo, pero le dejó con hambre, con ganas de rivales dignos a los que aplastar con su saber estar y su compostura. Aquellas sabandijas arrastrándose bajo la aguja de sus tacones eran patéticas eran un bocado muy pequeño.

Pero el reconocimiento de sus iguales y, ¿por qué no? el de los varones menos despreciables que disfrutaron de su exhibición. Incluso pudo permitirse el lujo de hacerlo sin recurrir a la magia, aquellas miserias patéticas no se merecían que invirtiese ni una brizna de su poder en enseñarles su lugar. Y el de su Casa.

Turno 2. Resolución acción de Yasidl (pntizada).

La Maestra de armas miró la lista que iba rellenando Leithan. Cada día añadía uno o dos nombres y lugares que frecuentaban. Ya llevaba algunos, mientras ella maquinaba su plan. Ninguno le sonaba, como mucho el apellido acompañado de una partícula que daba a entender que su relación con la Casa era inferior incluso a la suya, que no tenía relación con la Matrona. Mindundis. Don nadies.

No tardó en forjar su plan. No era elaborado, no era refinado, no era estiloso. Pero era divertido y era muy, muy efectivo.

Se bañó en agua perfumada, vistió con su ropa mágica y buenas joyas, las mejores que tenía, khol para los ojos, brillo para los labios, esencia de flores para detrás de las orejas, sandalias enjoyadas... perfecta para una noche de fiesta en las tabernas.

Miró el primer nombre de la lista de Leithan y dónde paraba y allá que se fue a beber un par de cervezas de hongos. Esperó a que el carcamal empezara su discurso contra los Ply'uss fuer'yon Serisen, y, cuando ya estaba bien encendido, con oídos escuchando y ojos mirando, se levantó de su mesa y se fue hacia él.

Se presentó como hija de la Casa Ply'uss fuer'yon Serisen, le explicó lo mucho que se había ofendido por sus palabras, sacando su espadín y la daga de guardamano y lo destripó allí mismo.

Al día siguiente, tras pasar por la capilla a por algo de curación, se volvió a preparar para salir y buscó el segundo nombre de la lista y su sitio preferido para despotricar. Aún quedaban muchos nombres, sólo había que esperar que su hígado aguantase tanto.

Turno 2. Conclusión.

Las acciones coordinadas habían conseguido contener los daños. El principio de la campaña de desprestigio había progresado demasiado rápido y, para cuando pusieron en marcha sus planes de forma efectiva, su prestigio ya había sido dañado. 

Preferían no imaginar el coste que habría tenido la inacción. Sobre todo porque, si no reaccionaban pronto y tomaban decisiones serias y duras, sería el mismo: la pérdida de su fama de implacables que tanto contribuía a mantener el orden en su Casa.

Ahora tenían claras opciones alternativas, sólo había que encontrar la forma de pagar el precio.