Partida Rol por web

Turno 1. Finaliza el 1/12/2020.

Leithan estaba revisando papeles e informes, arrullado por los distantes gemidos de dolor y placer que provenían de los pisos inferiores del negocio familiar. Sólo si mantenía la puerta abierta llegaba ese murmullo, pero era un murmullo que sonaba a dinero, así que a veces era agradable dejar que llegase.

La estación era propicia, pero, de algún modo, las cosas no parecían funcionar bien. Su gente parecía, en algunos casos, reacia a ir a trabajar, o recibir misiones. Casi como si las míseras monedas con que les obsequiaba fueran calderilla que no les mereciera la pena.

La cosa no mejoró, aunque se aclaró cuando Triel le hizo llamar de vuelta a la Casa. Un camino por túneles escondidos pero breve pero exasperante. Pero esa vez la llamada tenía su sentido y, sobre todo, arrojaba luz. Con enfado le señaló sus cuentas, los memorandos de las jefas de expedición, los registros de entrada de los almacenes, las ventas iniciales y el inventario. Había señalado con tintas de colores ciertos números.

Con esas marcas nadie necesitaba ser un superdotado con la gestión como la hembra para darse cuenta de que no cuadraban. Alguien estaba sisando mercancía, nada especialmente valioso para la Casa, pero que explicaba por qué le costaba encontrar gente dispuesta a trabajar por un precio razonable - o, lo que es lo mismo, bajo.

Apenas les dio tiempo de tiempo de preparar estrategias pues pocas horas después fueron convocadas a la reunión semanal del consejo de la Casa, que se había adelantado dos días. En ella los dos dos junto a la hermana de Triel y la maestra de armas de Casa, aconsejaban a Alynira, quien absorta en la adoración de Lolth - y sus propios placeres, en menor medida, dejaba en sus manos el día a día de la Casa - 

Aún así, como siempre, esa dejadez era sólo aparente y, para sorpresa de Yasild y Evyndra, que no sabían nada, comenzó la reunión demostrando que, a diferencia de a su difunta madre, no se le escapaba nada que pasara en su Casa. Apenas se habían sentado cuando apoyó su fino mentón en la mano que la había hecho Matrona, cuyos dedos estaban enfundados en las puntiagudas agujas de brillante adamantita teñida de dorado, con las que había arrancado el corazón de su madre, Ilivarra, para ocupar el trono en que ahora se sentaba. Tenía una beatífica sonrisa falsa en su rostro casi infantil, que ocultaba su verdadera edad.

-"¿Así que estáis dejando que nos roben nuestras propias hormiguitas?" - hizo un chasqueo con la lengua mientras agitaba el dedo índice de su otra mano, igualmente rematado en una punta afilada de adamantita, pero aún tinto de la sangre de su madre - "Tsk. No, no, no. ¿Qué pensáis hacer al respecto?"

Era una pregunta retórica, como ya sabían, pues inmediatamente después se recostó en su asiento acolchado, con una pierna sobre uno de los brazos del trono y se puso a acicalarse y atusarse los rizos mirándose a un espejo de mano de cristal.

En lo que a ella concernía, ya habían tenido la reunión que hacía falta.

La situación era penosa, nuestra propia gente nos estaba robando y debido a ello se estaba poniendo exigente a la hora de encargarle un trabajo. La rabia creció dentro de la maestra de armas, eso no se podía consentir. Además le habían llamado la atención a ella por esa traición que estaban sufriendo dentro de su propia casa. Iba a ponerse manos a la obra, nadie en su sano juicio se enfrentaría a ella cuando descubriera al traidor o traidores. Sería paciente y haría como si no pasase nada, sólo se dedicaría a observar y cuando llegara el momento oportuno con toda la información que necesitaba rodarían cabezas o quizás algo peor...

Se paseó por toda la casa, estuvo atenta en todo momento con los sentidos alertas indagando información. Con lo que obtuviera, tomaría las medidas oportunas. No iría con prisas, la paciencia era una virtud para el buen observador.

Asentí a las palabras de la matrona pensativa. Ciertamente ya había hecho bastante localizando el problema, pero aún era posible hacer bastante más. Unas palabras por aquí, otras por allí... al fin y al cabo la cuestión fundamental era poder eliminar los elementos traidores que, sin duda, pensaban que la familia era tan débil como antes del cambio de matrona. Había que demostrarles su error.

- Aplastar hormiguitas, por supuesto. Pero antes sacarles todo el jugo- respondió con una sonrisa solo aparentemente indolente mientras miraba al resto de los miembros de ese pequeño "consejo privado" con que resolvían las cuestiones realmente importantes para la casa- Con los datos que he extraído, voy a proceder a seguir el rumbo del dinero, haciendo algunas preguntas a los siervos adecuados. En cuanto esos traidores ladrones sepan que su pequeño juego ha sido descubierto habrán colas para denunciar su perversión. ¿Qué pensáis hacer el resto?

Leithan permanece sentado con las piernas cruzadas y la mano en el mentón mientras escucha con atención las palabras de la mujer más poderosa en esa estalactita. Alynira es realmente hermosa e implacable, su presencia impone un respeto que haría poner de rodillas a cualquier drow, pero no es así con quienes la acompañan en ese momento. Triel y Elyndra, sus dos Hijas, son lo que queda se su sangre, al resto lo asesinó con sus garras o los convirtió en criaturas aberrantes que hoy sirven a su voluntad, si la Matrona notase un ápice de debilidad en ellas, seguirían el mismo destino que el resto de su familia. Yasidl es una hembra diferente, su coraje y disciplina la llevaron a ganarse el favor de su madre adoptiva, su destreza en combate es tal que nadie osa desafiarla, y los que intentaron hacerlo ya no están entre los vivos. Sólo un macho está presente, uno anciano y prudente, elegante y en apariencia inofensivo, aunque su siniestro poder podría acabar con una sacerdotisa en un pestañeo o llevar a la ruina una casa enemiga sin dejar evidencia, eso le abrió la puerta al círculo selecto que rodea a la Matrona, por eso es valioso para la casa y también por eso es que ninguna de esas mujeres dudaría en eliminarlo si osara amenazarlas tan sólo una vez.

- Así es, señora mía, he permitido que esos insectos tomen lo que no les pertenece, me disculpo por mis métodos poco clásicos - dice con calma, midiendo cada palabra, consciente que la noche más oscura puede surgir de la nada si comente un error - No puse en riesgo vuestros bienes como parece, bien lo ha dicho Triel, todo el oro robado puede recuperarse. Lo que hice fue dejar en evidencia a quienes movidos por la codicia no son leales a vuestra voluntad, no hay modo de conocer la verdadera lealtad hasta que no se pone a prueba, y esta tentación ha dejado claro quienes le sirven con devoción y quienes son capaces de traicionarla -

- Ahora moveré mi red de informantes y usaré mis recursos arcanos para identificar a cada uno de los que osaron tomar lo que es vuestro, y los pondré a disposición de nuestra implacable inquisidora. De este modo eliminaremos a los que no le son leales, y daremos un ejemplo de lo que puede ocurrirle a aquellos que osen intentar algo similar en el futuro. Todo es para vuestra gloria, Ilustrísima Alynira - en su voz puede notarse confianza y determinación, es difícil discernir si es auténtica o una mera fachada.

Turno 1. Resolución de acción de Yasidl

Yasidl se dedicó a frecuentar los lugares dónde se habían producido los descuadres, vigilando a la gente, buscando detalles que otros ojos menos agudos pudieran pasar por alto. Eran muchos, con bastantes personas trabajando en turnos, llevaría su tiempo, pero esperaba tener éxito.

Fue una empresa aburrida, aquella gente, no tan distinta de ella hace unos años, llevaba vidas monótonas y aburridas. Observarles era poco menos que una condena. Lo único quizás más aburrido era ser ellos, y sólo por lo que les esperaba cuando les descubriese, imaginarlo era lo único que aliviaba su mente de aquel cometido desolador que se había buscado.

Pasaron días, semanas, hasta que pudo vigilar todos los almacenes, barracones, puestos de venta y viviendas. Pero finalmente, consiguió su primer sospechoso. Era un ballestero de su unidad, o más bien dos, pues eran unos gemelos e inseparables. Eran veteranos y no les había entrenado ella, eran diplomados de la formación básica de la Academia Barrirahel. Habían formado parte del grupo que fue a la superficie a por capturas.

Había seguido a cada uno de los soldados de la expedición, un par de días para saber sus costumbres y aquellos dos habían acudido ambos a la casa de una prostituta de lujo, una drow que se rebajaba a aquello, pero a cambio de un sueldo que ella misma se habría pensado pagar. Aquellos miserables no se podían permitir aquello y vendiendo el equipo que les proporcionaba la Casa y añadiendo el sueldo de dos estaciones.

Ante la pregunta de su hermana mayor, Elyndra simplemente sonrio y acarició su látigo de serpientes.

-Voy a recordarles por que ellos nos sirven, nos ayudará a enviar un mensaje a los demás también.

Miró al resto de drow que habían asistido al consejo. Era penoso que su casa hubiera llegado a aquel punto, apretó los dientes llena de odio a la debil de su antigua matrona, solía hacer eso para prepararse antes de un interrogatorio o tortura, llenarse de odio la ayudaba a ser más "creativa".

Miró directamente a su madre. Si se esfuerzan suficiente puede que vivan.

Turno 1. Resolución de acción de Triel.

Triel se encerró en su despacho durante días, repasando papeles, cuentas y recibos firmados. Obviamente, no se había equivocado un ápice. Los descuadres eran clarísimos entre las notas de entrega y los inventarios actuales; pero otra cosa era determinar en qué paso se perdía realmente la mercancía o si el documento falseado eran los informes de daños o tal vez albaranes de entrega a la Matrona, Evyndra, Leithan.

Los suyos estaban correctos, aunque tampoco podía recordar de memoria cada vez que cogía algo de los corrales o la tesorería, tenía la costumbre profesional de llevar un control documental, pero el resto... no tanto, quizás la Matrona sí, pero atreverse a pedirle papeles a ella era... peligroso.

Lo cierto es que llegó a tener algunos sospechosos, pero no podía arriesgarse. Si ejecutaba a gente como escarmiento y resultaba que estaba equivocada el efecto podía ser justo el contrario al que pretendía. A medida que los demás encontraban culpables, se dio cuenta que su maniobra había sido precavida pero acertada. La mitad de los que encontraban, estaban en su lista, pero la otra mitad de su lista no hubo pruebas de que tuvieran algo turbio, incluso muchos fueron descartados por Yasild o Leithan.

Turno 1. Resolución de acción de Elyndra.

Elyndra no se había preocupado mucho de los ladrones. Leithan y Yasidl se habían puesto a ello y Triel trabajaba en conseguir un listado rebuscando papeles. Decidió esperar a los primeros resultados prometedores para, entonces, entrar como si fuera caballería contra la desbandada provocada por unos incursores emboscados.

Tan pronto como Yasidl llegó con dos traidores, baqueteados y apenas vivos, con algunos apéndices de menos, los llevó a las cuevas dónde podía hacer algunos de los rituales más aterradores que conocía. No eran una Inquisición propiamente dicha, pero servía para hacer muchas cosas, algunas de ellas las más terribles.

Aquella noche Lolth estaba con ella, cuando invocó las puertas del Abismo sintió la energía oscura fluyendo por sus venas de una forma que pocas veces conseguía reunir, en una experiencia casi orgiástica, llevó la puerta a profundidades más y más grandes del reino de Lolth, ante la mirada de sus víctimas - que pasó de asustada a enloquecida, pasando por aterrada y horrorizada antes - 

Finalmente agotó su fuerza a punto de llegar a la capa más profunda, e inmediatamente tocó la mente más cercana que le resultaba aceptable. Con una exhalación final, hizo estallar el vórtice dejando ante ella y los ladrones una visión de locura y horror. La araña que había traído, roja como el fuego del infierno, tenía un sin número de protuberancias óseas a modo de cuernos, patas blindadas en lo que parecía metal fundido y los colmillos atravesaban una docena de criaturas repugnantes, larvas de más de un metro con cabezas deforme de seres humanoides. Y medía más de seis metros de diámetro.

Los dos, gimiendo, llorando y ensuciándose encima, empezaron a chillar nombres, en una carrera enloquecida por hacerlo antes que el otro. Varias de esas personas entraban en la mazmorra, con la gente de Leithan tirando de sus cadenas. Algunos otros podían aún ser detenidos.

Turno 1. Resolución de acción de Leithan.

El método de Leithan resultó efectivo, más por la magia que por sus esfuerzos en sí. Lo cierto es que no tuvo muchos problemas para iniciar la investigación, pero pronto se dio cuenta de que capturar a uno o someter a interrogatorios masivos a la gente haría que los culpables huyeran antes de ser encontrados.

Indagar en paralelo, sin actuar cuando reunía pruebas, usando la discreción antes que la magia resultó rutinario y largo. A parte de molestamente cansino. Su orgullo le impelía a dar castigos inmediatos a quienes se apropiaban de lo que era suyo.

Finalmente, tras semanas de trabajo en las sombras y, tal vez, poner sobre aviso a algún que otro traidor, pudo cerrar su operación, había descubierto varias personas implicadas, unas hasta las trancas, la mayoría simplemente negligentes o a niveles muy bajos de daño, pero culpables igualmente.

Por suerte, otros dos que se le habían pasado habían sido localizados por Yasidl unas horas antes, le informaron de camino a entregar su lote. Para su sorpresa, Elyndra salía de las cuevas cuando fue a llevárselos, con una lista de gente, en la que, a parte de quienes traía, había otros tres nombres.

Estaba frustrada. Furiosa. Molesta. Y el pobre Xavier (un aldeano humano bastante aceptable recién capturado y llevado para su doma y posterior venta) pagó esas frustraciones de forma... desagradable.

Bueno, al terminar con él al menos serviría para indicar al resto de recién capturados la conveniencia de obedecer y las consecuencias de no hacerlo. Triel podía ser una zorra sin corazón y sin compasión, pero era sobradamente inteligente como para, ya que iba a destrozar una de sus bestias, que tal circunstancia sirviera de mucho. Al fin y al cabo siempre era conveniente demostrarles a todos lo que le importaba la vida, el sufrimiento o la dignidad de esas "cosas cazadas, adiestadas y vendidas". De esos animales.

Sí, eso les quitaba muchas tontadas de la cabeza.

A pesar de todo, meditó mientras sentada dejaba que una de sus bestias predilectas, Indigna, le limpiara la sangre de las manos, a lametones, seguía molesta, indignada consigo mismo. Aunque, después de todo, era ella y sus extraordinarias capacidades de administración la que había propiciado esta ocasión maravillosa para la casa. La que había logrado encontrar los rastros y que la ocasión fuera buena en vez de mala.

- Un trabajo en equipo- susurró, ligeramente indignada, haciendo que la semielfa drow esclava diera un respingo, lo que le hizo ganarse una bofetada de la heredera- Más te vale estar atenta, o acompañarás a quien te parió en las celdas de cría.

Indigna sabía que podía ser cierto, y eso le hizo redoblar sus esfuerzos mientras gemía, sabiendo que tal cosa le gustaba a Triel. La elfa drow, por supuesto, no pensaba cumplir su amenaza. Después de todo Indigna era deliciosa, y ya tenía varias drows de baja categoría como bestias de crianza para cruzar con esclavos humanos y, de ese modo, aumentar el beneficio de las ventas. Mezclar aún más la sangre era contraproducente y, además, estúpido.

En todo caso... Triel notaba como empezaba a relajarse, como su rabia decaía y era, nuevamente, capaz de pensar de forma más adecuada.

En todo caso había cosas que podían mejorarse de esta actuación. Cosas que aprender. Y todo había salido razonablemente bien.

- Mejor. ¿Ves? Así está mucho mejor- premió a la esclava para luego, sentirse generosa.- Cuando termines de lamer mis manos de sangre, bailarás para mi y te subirás a esa silla, mansturbándote hasta que te permita parar. Si lo haces bien, hoy te dejaré beber algo de vino como premio.

Elyndra se había pasado la mayor parte del tiempo ocupada en el trabajo de la inquisición, asuntos personales y por supuesto placer. No tenía tiempo para andar siguiendo a plebeyos o buscando errores en papeles. La sutileza no era lo suyo, ni lo pretendía, cuando pensó que las pruebas traidas por otros miembros de la casa fueron suficientes entró en tromba y abusando de su autoridad se quedó con los dos prisioneros que estaba claro que eran culpables. Destrozó a sus cautivos, ya debiles por la tortura física a la que habían sido sometidos sin una pizca de compasión, por mucho que lloraron, juraron y rogaron Elyndra les sacó información que ni siquiera sabían que tenían.

Todavía sentía escalofríos pensando en el poder que Lloth le había concedido en aquella cueva, sin duda estaba bendecida y contaba con su favor. Elyndra y su casa estaban destinados a la grandeza y esto era sólo otra prueba más.

Se aseguró de que las sacerdotisas inferiores a su mando extendieran los rumores de lo que había hecho aquella noche, del ser que había convocado con su poder natural, sin sacrificios ni una preparación excesiva.

Leithan se mantiene de pie, erguido y apacible, en la entrada de la Capilla de Lolth, en el lugar y el momento exacto que sus arañas le han informado que estaría la principal sacerdotisa de la casa. Arañas y escorpiones es el nombre que le había dado a los sirvientes que utilizaba para observar y estar al tanto de todo lo que ocurre fuera de la casa, y dentro también. Los dos grupos habían colaborado en la captura de la los desvergonzados ladrones pero el grueso del trabajo lo habían hecho los nobles de la casa.

Triel había seguido la ruta del dinero y había logrado recuperar lo robado, Leithan había obtenido una larga lista de involucrados, Yasidl había logrado evitar que los traidores más astutos escapasen y Elyndra había resultado ser implacable obteniendo nombres que ningún otro se había atrevido a involucrar. El castigo a todos ellos esta ahora en manos de la Alta Inquisidora y el mago sospecha que los que sobrevivan sin mutilaciones no volverán a traicionar a la casa jamás, los mutilados menos aún y los muertos no serán una amenaza si decapitaba sus cuerpos, tarea que encomendaría a sus sirvientes hacer. 

La última vez que se había juntado con Alynira le había dicho que tenía todo bajo control y le había asegurado que lo ocurrido sería beneficioso para la casa y para la gloria de su matrona. En aquél momento esa había sido una maniobra arriesgada, si se hubiese escapado algún traidor o el dinero no hubiese sido recuperado, sin duda la implacable líder de los Ply'uss fue'yon Serisen hubiese castigado al mago severamente. Ahora, con el asunto resuelto, la situación es diferente, y Leithan planea sacar provecho de su suerte y ganarse el favor de la poderosa sacerdotisa.

La puerta de la Capilla se abre y una sacerdotisa menor invita a pasar al mago, Leithan entra a la sala con elegancia y respeto, en el altar la hermosa e imponente drow lo espera - Gloriosa Alynira, viva imagen de Lolth entre nosotros, los traidores recibieron su castigo y vuestro nombre se ha engrandecido como os he prometido - dice a modo de saludo y se inclina levemente. Sonríe para sus adentros, hacía tiempo que esperaba tener una oportunidad como esa.

Turno 1. Conclusión.

Contemplando los últimos cadáveres la Matrona de la Casa asintió hacia ellos. 

-"Loada sea Lolth que nos envía problemas y desafíos para hacer nuestra vida más divertida y hacernos crecer a su imagen y semejanza. ¿No os hace sentir bien cuando salváis la cabeza y conseguís alzarla aún más alto?"

Tenía la apariencia y la actitud de una niña, y, como casi todo en aquella ciudad, era una falsa apariencia de seguridad diseñada para matar incautos.

Triel era la que tenía más trabajo ahora, habían recuperado parte de lo robado, a lo que añadir lo incautado de los delincuentes, que incluía a sus seres cercanos que no habían podido imponer su independencia de los culpables. Tenía que estudiar y valorar, pero a simple vista se veía que más o menos habrían salido comidos por servidos.

Lo que no había quedado igual era el orden interno. A oídos de Leithan llegaban, por boca de sus agentes, los rumores y habladurías que circulaban entre los nuevos candidatos mientras esperaban la entrega de despachos y galones, la fama de implacabilidad de la Casa había crecido y todos hablaban con miedo de las consecuencias de fallar en su nuevo empleo.

Esa entrega se hacía bajo la mirada atenta y severa de la inquisidora de la Casa y sus sacerdotisas, ante la que hembras y varones entraban atemorizados, la mayoría, en especial los que no iban al ejército, temblando.

En los pasillos de la estalactita que les servía de hogar, mercado y fuente de riqueza, aquellos meses abundaba más el silencio que la risa. Y así se mantendría por años, pues todos sabían el precio de robar a los Ply'uss fuer'yon Serisen. Cadáveres y despojos de drow colgando esperando a ser devorados por los escarabajos y gusanos lo recordaban.