Partida Rol por web

Miro fijamente a Asceltis mientras me quito con delicadeza los vendajes, están empezando a oscurecerse, pero muy lentamente ya.

- He estado pensando en ello, y tengo varias teorías- Pongo voz monótona de discurso, como pensando en voz alta- Según yo lo veo hay dos opciones, que halla un grupo o varios, en el primer caso la teoría es que cogieron a Jezzabel antes que hablara con nadie y la pudieron hacer desaparecer, yo, como ya había contado lo que ví, sólo se molestaron en contratar asesinos para matarme.- miro hacia los lados- Lo que me llega a pensar que algún traidor estaba anochecuando que lo conté todo.

-En el segundo caso, que hallan dos facciones- continuo - siendo uno los enemigos y otro los "amigos"- hago el gesto de entrecomillado con los dedos- El enemigo no me quiere hacer secuestrar porque ya lo he contado, pero el amigo una vez escuchado lo que tenía que decir, se dan cuenta que no puedo seguir con esa información, contratando a unos asesinos. Lo que me vuelve a llevar a la conclusión que alguien en la cena oyo lo que yo contaba- Termino de dar la vuelta a la venda-.

-La pregunta lógica es- abro y cierro la mano una vez libre de los vendajes- ¿Debo confiar en ti?- Extiendo el brazo sobre la mesa para que me aplique el ungüento, mientras sonrio- No tengo alternativa.

No te cuesta imaginarte a Asceltis sonriendo bajo la máscara.

- ¿Dos facciones? - pregunta entre sorprendida y divertida. - Parece que centraste mucho tu educación en la hechicería y el manejo de las dagas, pero descuidaste tus estudios de la política de la ciudad. Sin pararme a pensarlo demasiado, se me ocurren al menos 7 grupos que puedan estar interesados en vosotros, de los cuales seguro que conoces al menos a tres...

Te toma el brazo y retira los vendajes. Levanta el brazo con ellos en la mano, haciéndole una seña al posadero para que lleve unos vendajes limpios. Solícito, el hombre no tarda en retirar las vendas manchadas para traer otras nuevas.

- Siempre hay alternativas, Alex. La pregunta es, ¿qué estás dispuesto a arriesgar para tomarlas? Ya han intentado asesinarte una vez. ¿Crees que el que contratase a esos asesinos no volverá a intentarlo? ¿Que no atacarán a la gente a la que te acerques para tratar de llegar a ti? - Agita la cabeza de lado a lado.  - Lo más seguro para ti ahora mismo es volver a salir de la ciudad... Y eso es lo que te ofrezco.

Saca el contenido del frasco con las manos y lo extiende sobre tu brazo. La pomada está fresca y notas un ligero picor mientras vuelve a colocar los vendajes. - ¡Ah! - exclama. - Veo que has recuperado tu magia...

-Si, me ha vuelto, pero de momento es algo que no quiero que se sepa, cuantos más ases nos guardemos en la manga mejor- pongo cara de circustancia- según mis cálculos la perdida de poderes es de 6 días, si ya es malo que te los arrebaten en medio de la batalla, hay que contar que neceitas una semana para volver al frente.. mala cosa...

Me miro el vendaje, que rápido lo ha hecho, y muevo el brazo para comprobar que no se cae.

- Me refería a que dos facciones se han mostrado hasta ahora, la idea de pensar que hay grupos haciendo cola para matarme no es algo que me guste pensar, la verdad- tuerco el gesto - Me parece que marcharse de la ciudad aumenta mis posibilidades de seguir respirando, cosa a la que me he acostumbrado.

Suspirando le pregunto.

-¿Cual es la otra alternativa a la que te refieres?

Asiente con la cabeza cuando le dices que aún no quieres revelar que has recuperado tu magia. Por lo poco que sabes de ella hasta ahora, te da la impresión de que Asceltis es una persona a la que también le gusta guardarse ases en la manga... o la baraja entera, llegado el caso.

Entrecierra ligeramente los ojos. - Yo no estoy aquí para plantearte alternativas, Alex. Mi propuesta para que acompañes a mis hombres fuera de la ciudad es lo que considero la mejor opción dadas las circunstancias. Si pretendes seguir algún otro curso de acción, será cosa tuya, me temo.

Se mueve hacia un lado en la silla, buscando una posición más cómoda.

- No todas las facciones de Uldnacht querrán acabar contigo. Algunos sólo buscarán información y otros pretendemos ayudarte... Lo que nos lleva a tu compañera, Diana. Temo que hayan tratado de asesinarla a ella también. ¿Sabes dónde puede estar?

Me encanta esta mujer, con cada pregunta que le hago ella acaba haciendo otra, está claro que su negocio le ha hecho ser una persona que no da nada por nada. Pero se me están amontonando las cosas y luego no digo nada.

- ¿Diana?- Pongos los ojos en el cielo - ¿habeis mirado en la carcel? no me extrañaría nada por su temperamento que haya vuelto por allí - Me froto el mentón pensativo- porque doy por hecho que ha salido al escuchar que una mujer-centauro irrumpio en el consejo armando jaleo... muy propio de ella.- chasqueo los dedos- Podrías enviar a enma a averiguar si saben algo en el consejo. La verdad que no tengo más noticias de ella desde que nos separamos.

- Y Perdona, por otro lado, cuando dijiste que estaban interesados en mi, pensé directamente que era para matarme- Pongo sonrisa conciliadora- coincido que no sólo no tengo idea de pólitica, sino que tampoco me interesa profundizar en ella.- Me pongo la manga por enciam de los vendajes - Muchas gracias por esto, que la propia Asceltis me cuide, seguro que me ha granjeado dos o tres enemigos más- Me atrevo a hacerle un guiño complice.

Asceltis frunce el ceño, no sabes si por tu comentario o tu guiño.

- Si lo prefieres, puedo retirarte el vendaje. Tal vez en vez de enemigos prefieras una infección en tus heridas. - Su tono es algo más seco que antes. - Pero no te preocupes, nadie me conoce en los círculos que tú frecuentas, así que dudo que alguno de mis enemigos se tome la molestia de preocuparse por ti.

Te parece escuchar un leve resoplido bajo su embozo antes de que continue hablando.

- No sé cuánto te ha contado Henry, así que empezaré por el principio. Tras la reunión de anoche, decidimos preparar una expedición a la frontera para investigar más sobre las técnicas Truil para disipar la magia. En principio no había considerado la posibilidad de que formases parte de esa expedición, pero dadas las circunstancias, creo que será mejor que no pases más tiempo en Uldnacht... Por lo que pueda ocurrir. - Hace una pequeña pausa. - Además, tengo entendido que tu padre te proporcionó un cierto entrenamiento como explorador, así que tu ayuda será de bastante valor en la frontera.

-nonono- Pongo las manos a la defensiva- el vendaje está bien -hago una pausa y miro un poco hacia la nada- Mis circulos... últimamente mis circulos de confianza están cambiando drasticamente- sonrio cansadamente- y creo que para bien, si te soy sincero, ser el "hijo de", tiene una alargada sombra...

Sacudo la cabeza para quietarme pensamientos negativos. Me niego a pedir ayuda a mi padre o a algo parecido, cuanto más al margen esté mejor.

-Estaré dispuesto para salir cuando me digais mi señora- expongo resolutivo.

Asceltis asiente con la cabeza ante la última afirmación de Alex.

- Ya casi es la hora. - Dice mirando por la ventana para fijarse en la intensidad del sol. - Sin embargo tengo una pegunta más, ahora que has descansado. ¿Recuerdas algo más de la batalla que no nos contases anoche? ¿Cualquier cosa que os pueda ayudar en esta nueva misión?

Su tono parece algo más aspero, como si la reunión de la noche anterior no hubiese salido tal y como esperaba. Claro que nada parecía haber ido bien durante esa noche. Mientras piensas tu respuesta, notas un ligero picor en la herida, cuando la pomada que te ha aplicado Asceltis empieza a hacer efecto.

Suspiro cansado, como exigiéndome un respuesta que no tengo, vuelvo a repasar todo mentalmente.

-Creo que no se me olvida nada, salimos al encuentro de la fuerza Truli, Los magos alados casi ni lograron entrar en batalla, unos minutos después en tierra también yo perdi...- hago una pausa- me arrebataron, es la palabra, mi magia, se apagó de repente y sin aviso- Me da un escalofrio- se toco retirada, volvió la caballería enemiga, a la cabeza, la mujer del...- hago otra pausa y abro los ojos- colgante... un colgante rojo que brillaba con fuerza, era la única magia de todo el campo de batalla-me remuevo confuso, no se si lo había dicho antes o no- me identificó con facilidad como hechicero y salimos corriendo de allí.

Asceltis frunce el ceño.

- No es difícil identificar a un hechicero si tienes los conocimientos adecuados. Al fin y al cabo, lleváis un conjuro siempre activo, y sólo hace falta saber qué hay que mirar para detectarlo. Sin embargo...

Se levanta bruscamente.

- ¡Es hora de marcharse!

Areth, Yi Fan y Henry han estado comiendo su desayuno. Si no fuese por Areth, apenas habrían cruzado unas palabras. No falta mucho para que terminen cuando Asceltis se levanta bruscamente de la mesa de al lado.

- ¡Es hora de marcharse! - dice. - Iré con vosotros hasta la Puerta Este. Allí os reuniréis con Anguy, que os guiará durante el camino.

Junto al plato del desayuno, que por supuesto no ha tocado, deja unas monedas que pagan con creces todo lo que habéis tomado. Sin más, se dirige hacia la puerta con movimientos ágiles.

- Tardaremos unos quince minutos en llegar. Seguidme y no os despistéis.

Os sorprende su estimación del tiempo. La puerta Este está a unos cinco minutos de aquí. Sin embargo, parece que Asceltis no tiene la más mínima intención de ir directamente.

Con un habla resacosa, visiblemente cansado y de muy buen humor devoro sin miramientos mi desayuno, mientras doy conversación a mis compañeros, entre grandes risas, pero al poco tiempo me doy cuenta de que hay algo raro en el ambiente.

Intentando no ser más descortés de lo demostrado me levanto el primero, dispuesto a seguir a esa mujer en primer lugar; no me gustaría perderme...

Terminemos con esto de una vez...

Asceltis tendrá sus razones para evitar el camino más directo hacia la Puerta Este, Yi Fan está convencido de ello mientras se coloca el estuche del Koto donde esconde su filo al hombro y sale en pos de la mujer del velo, sin decir una palabra, ya que ha aprendido que cuestionar a Asceltis podría costarle caro.

Sin embargo, hace que Vangrant vaya por delante de él, para asegurarse que no pierde el paso. No se preocupa de Henry, que cierra la marcha, ni de Areth, que la inicia tras Asceltis, pero el joven mago tiene heridas recientes y podría necesitar ayuda.

Sigo a asceltis dado vueltas a todo lo que hemos hablado, pero no le hago más preguntas, lo dicho, dicho está. Me dejo guiar obedientemente y me mantengo calladito, con el rotro lo más cubierto posible.

Asceltis camina a gran velocidad por las calles, pero no tarda en desviarse para adentrarse en los callejones de la periferia. En un par de ocasiones cambia bruscamente de dirección e incluso se da la vuelta para desandar sus pasos, consiguiendo desorientaros por un momento.

Finalmente llegáis junto a la muralla. En un pequeño patio adyacente a la Puerta Este veis a un hombre agachado acariciando la cabeza de un perro. Viste una amplia capa verde y a su espalda cuelga un arco largo y un cacaj lleno de flechas. Atado en la valla del patio hay un caballo, con alforjas y la grupa llenas de pieles y víveres.

El perro, un sabueso de caza, se eriza al veros entrar apuntando hacia vosotros mientras gruñe enseñando los dientes. El hombre le da unas palmadas en el lomo antes de enderezarse y volverse hacia vosotros. Hace un gesto de reconocimiento a Asceltis y os mira con gesto serio, sin decir nada ni dejar que su rostro transmita ninguna emoción. Inclinándose un poco, vuelve a acariciar al perro para calmarle antes de darse la vuelta hacia el caballo.

Asceltis saluda mudamente al hombre con una inclinación de cabeza.

- Este es Anguy. Os acompañará en el viaje y estoy segura de que encontraréis sus habilidades bastante útiles - dice volviéndose hacia vosotros.

- *No para mantener una conversación* - susurra Henry con su siempre sarcástica sonrisa. La mirada fulgurante de Asceltis hace que se calle inmendiatamente, aunque no deja de sonreir.

El hombre al que han presentado como Anguy se acerca a vosotros, trayendo consigo varias telas del caballo. Uno a uno, os da una de ellas, y al desenvolverlas veis que son capas de viaje, similares a la que el lleva. Al ver la túnica de Yi Fan, asiente en un gesto de aprobación al ver que el dindavara no necesitará una de las suyas y se vuelve hacia el caballo.

- Poneos las capas - dice Asceltis. - Aunque haga algo de calor os protegerán del polvo del camino... y de las miradas indiscretas -  añade señalando las capuchas de vuestras prendas.

Yi Fan se echa su propia capucha sobre la cabeza mientras los demás se ponen las capas. Asceltis se separa con Henry y le da lo que suponéis serán unas últimas instrucciones antes del viaje.

Cojo la capa que me tienden y me la pongo por encima, ocultando bien mis facciones, de todos, el que más corre peligro soy yo. Una vez ajustada, me echo la capucha hacia atras, aguantándola con las manos momentaneamente, para hablar.

-No creo que haya ningún problema por el tema del calor- sonrio cansadamente por un chiste malo y me dirigo a Asceltis- muchas gracias por todo, de verdad, tengo la impresión que sigo respirando gracias a tí.

La ingenuidad de Alex casi hace sonreir a Yi Fan, pero se trata de una sonrisa sin alegría. Si Asceltis ayuda al muchacho es tan sólo porque le interesa para sus planes, no porque se preocupe por él de manera desinteresada.

O al menos eso es lo que el Dindavara prefiere pensar. Eso es lo que se dice a sí mismo mientras mira de reojo a la mujer del velo hablando con Henry.

Sacudiendo la cabeza se acerca hasta Areth, comprobando que el corpulento Uld necesitaría más bien dos capas para poder ocultar el hecho de que se trata de un guerrero, y preguntándose dónde estará escondido el felino que lo sigue a todas partes...

Una vez frente a Areth, Yi Fan le habla en un susurro, para que el resto no pueda oir sus palabras.

Escuchame guerrero, la hechicera que capturamos hace dos noches... creo que es conocida de Vangrant. Nos convendría no hablar de ello delante del niño-mago ¿de acuerdo?

Y por cierto... ¿qué hiciste con ella? Cuando llegué a la casa el día siguiente no había nadie...

Areth asiente con la cabeza. - Vale, intentaré mantener la boca cerrada, - dice con una sonrisa, a sabiendas de que esa no es precisamente su principal virtud.

- Dejé a Jezz en la casa, en tú casa, - añade remarcando que es consciente del pago que Yi Fan ha recibido por su trabajo. - Ese hombretón irascible, Alder, me abrió la puerta y pasé allí la noche. Cuando me desperté, la hechicera aún seguía allí, y la perra de Asceltis estaba también en el sótano, como si me estuviese esperando escondida entre las sombras - dice escupiendo al suelo. - Cuando me fui, aún seguían allí, pero si quieres mi opinión, esa bruja se la ha comido - añade señalando a Asceltis con la mirada.