Partida Rol por web

El brazo derecho caía inerte junto al pecho del hechicero. Las miradas que le dedica a los dos asesinos desvelan que no es la primera vez que ve a un muerto tan de cerca. Yi Fan recuerda que, pese a su juventud, el muchacho ya ha estado en primera linea de batalla.

Alex recoge su daga caída y la envaina en su cinturón, junto a un látigo y otra daga. Recogiendo una coraza de cuero de una de las sillas del dormitorio, se la echa por encima antes de acompañar al guerrero al piso de abajo.

El recepcionista sale a vuestro encuentro en cuanto llegáis al piso de abajo.

- ¿Qué está ocurriendo? - Pregunta en tono ligeramente indignado. Sus ojos se abren como platos al ver el brazo sangrante de Alex. - ¡Está usted herido! ¿¡Qué ha pasado ahí arriba!? - Mira hacia las escaleras y se vuelve hacia el comedor. - ¡Felton! - grita llamando a su compañero - ¡Ven aquí ahora mismo!

Mientras escucháis los pasos del camarero atravesando el comedor, el recepcionista se vuelve hacia vosotros.

- Habrá que llamar a un médico... - dice mirando las manchas de sangre a los pies de Alex.

¡Pues hazlo! Le dice el Dindavara al recepcionista con un tono que no permite discusión. ¡Y rápido!

Pero antes de que el hombre se vaya, Yi Fan le sujeta del brazo para susurrarle al oido.
Y no pienses ni por un momento en avisar a la guardia o te aseguro que tu negocio será cerrado. ¿Entiendes?

Dicho lo cual, libera al recepcionista y al ver aparecer al camarero le ordena que traiga agua y vendas. Puede que él no sea sanador, pero al menos hay que intentar evitar que Alex pierda más sangre...

Fakes se vuelve hacia ti.

- ¿Te dijo algo sobre tu espada? Estoy seguro de que la recuperó después de que la cogieran los guardias... - por un momento camina pensativo. - A mi tampoco me gusta ese hombre. Ni Asceltis tampoco, pero no nos queda más remedio que trabajar para ellos hasta que nos digan dónde poder encontrar a tu hermana, si eso es lo que quieres...

Se pone nuevamente en movimiento, saltando a un lateral de la calle y mirándote desde allí.

- ¿Has conseguido algo de oro? ¡Bien! ¡Tal vez podamos pasar la noche en algún lugar decente en vez de un tugurio! ¿Dónde tenías pensado ir?

El recepcionista va corriendo por algo de agua y trapos limpios mientras el tal Felton sube por las escaleras. Escuchas un grito agudo desde el piso superior y poco después vuelve a bajar, mirándoos con expresión de terror y el rostro lívido.

- Hay... hay dos... dos... ¡muertos! - tartamudea mientras el conserje vuelve a entrar en la habitación.

El hombre os mira con suspicacia mientras te tiende la palangana.

- ¡Maldita sea! ¡Y qué hacemos ahora! - te mira con gesto enfadado. - ¡Por supuesto que llamar a la guardia no es una opción! Asceltis desayunaría mis pelotas si lo hiciera... - Los nervios del hombre parecen a punto de estallar y, de la misma forma que el camarero está a punto de derrumbarse, él intenta liberar la tensión con leves explosiones de agresividad.

Escúchame... Dice Yi Fan mirando directamente al hombre, hasta que consigue que enfoque su atención. El Dindavara está acostumbrado a tratar con servidores y sabe cómo hacerse oir con los que él considera "inferiores", y este conserje lo es para él.

Tienes que hacer dos cosas. Una: contactar con Asceltis si puedes. Dos: Conseguirnos un sanador.

Yi Fan se asegura que lo ha entendido bien.

Puedes enviar a Felton a una de estas dos tareas mientras tú te ocupas de la otra. Yo permaneceré aquí, protegiendo al hechicero hasta que regreséis...

La puerta se abre de repente y entra un hombre luciendo una media sonrisa confiada. Viste ropajes oscuros, no demasiado amplios y aparentemente no lleva ningún arma encima, pero por la seguridad con la que surge de la noche no da la impresión de estar desprotegido.

- ¡Ah! A estas alturas ya deberías saber que no se puede contactar con Asceltis, sino que es ella la que contacta contigo... - dice mientras entra en la sala.

Un ruido en las escaleras os hace volveros para ver al camarero, Felton, darse la vuelta a toda velocidad y salir corriendo escaleras arriba. El recepcionista frunce aún más el ceño y su gesto agresivo se torna en una mueca de preocupación.

- ¿Se os ha comido la lengua el gato? - pregunta mientras se aproxima a vosotros. - ¡Vaya, eso tenía que habérselo dicho al señor Dhalbach, no a vosotros! - Su sonrisa cínica no tiene nada de amigable. - ¿Y eso lo han hecho dos asesinos? - pregunta señalando el mal logrado brazo de Alex. Sus palabras os hacen preguntaros cuánto tiempo ha estado escuchando vuestra conversación anterior.

¿Y quién es este? ¿Otro de los hechiceros de Asceltis?
Aparentemente no está armado, y aunque el recepcionista y el camarero parecen reconocerle, la confianza nunca ha sido el fuerte de Yi Fan.

Por eso, su mano va directamente hacia la empuñadura de la Dinda. Avanza dos pasos y se situa delante del herido Alex. No se coloca en posición de ataque pero su cuerpo está en tensión, y sus oscuros ojos calculan la distancia que le separa del desconocido, anticipando el ataque.

Vais a tener que demostrarme que estáis al servicio de Asceltis si queréis aproximaros más al joven herido...

... por lo que yo se, podéis ser otro asesino enviado a terminar el trabajo...

La sonrisa del recién llegado se agranda en su rostro, al mismo tiempo que su mirada se ensombrece aún más.

- Si viniese a terminar el trabajo, el joven ya estaría muerto - dice mientras da un nuevo paso hacia vosotros. - Ahora, si quieres probar si tu dinda es lo suficientemente rápida para alcanzarme, te invito a intentarlo, Yi Fan. Es posible que Asceltis ni siquiera lamente tu pérdida después de vuestra conversación de esta noche... - añade avanzando un poco más. Se para cuando está a algo más de un paso de ti, la distancia perfecta para golpearle en un rápido movimiento de iaido. Su mirada se clava en la tuya, sin perder la sonrisa ni por un instante.

La voz entrecortada del recepcionista interrumpe vuestro duelo de miradas. El enfado fruto de la histeria se ha desvanecido por completo y su tono parece más nervioso incluso que el de Felton hace un momento. - El señor Henry trabaja para Asceltis - confirma en un hilo de voz.

La cabeza del recién llegado se gira hacia él, su mirada reflejando enfado por haber sido interrumpido. Sin embargo, su sonrisa se acentúa aún más cuando vuelve a mirarte. - ¿Y bien, heroe? ¿Me permites ahora echar un vistazo a las heridas de tu compañero o prefieres que muera desangrado?

El semblante del Dindavara no se inmuta ante la declaración del "señor Henry". Para él, habla demasiado, como otros de los Ulds que trabajan para Asceltis.

Se aparta a un lado para que el sonriente desconocido pueda auxiliar a Alex, pero permanece desconfiado al pensar en cómo ha aparecido este hombre de pronto, sin que nadie le avisase.
¿Por qué ha llegado ahora y no hace cinco minutos, cuando los asesinos estaban atacando?

El recién llegado pasa al lado de Yi Fan sin perder su cínica sonrisa.

- Veamos que tenemos aquí - dice tomando el brazo de Alex. - Heridas varias por arma blanca... - Ante el gesto de dolor del joven hechicero, aprieta fuertemente el brazo forzando que la sangre fluya hacia fuera. Sin embargo, el chico reprime una protesta con estoicismo. Henry empapa una de las vendas en la sangre y se la acerca al rostro, respirando fuertemente.

- Has tenido suerte, - dice tras olisquear un momento - las armas no estaban envenenadas. Los Asesinos a veces toman el camino seguro para acabar con un hombre. Supongo que siendo dos contra uno no esperaban encontrar tanta resistencia.

Con movimientos confiados, limpia las heridas. Antes de poner las vendas saca una pequeña poción de un bolso que lleva en el cinturón y la aplica directamente sobre las heridas. Alex vuelve a ahogar una queja ante el escozor provocado por el líquido. Henry acentúa su sonrisa ante el esfuerzo del mago en mantener su entereza y finalmente aplica un vendaje.

Se endereza mirando a Yi Fan. - ¿Y bien? ¿Cuáles son tus planes ahora?

Yi Fan contempla a Henry con cautela. La sonrisa del hombre parece estar fijada en su cara tanto como el gesto serio y solemne en la del Dindavara. No le cae bien. Pero no es sorprendente, a Yi Fan no le cae bien nadie en la primera impresión.

Cita:

La declaración de Henry hace parpadear al exiliado. ¿Ahora es él el lider de este grupo? Desde que llegó a Uldnacht sólo ha cumplido mandatos, misiones de Asceltis, desempeñando su papel de ejecutor solitario, y de pronto parece estar al frente de un grupo de combatientes y hechiceros...

Sin embargo, la noble cuna que el apellido Meiren le proporcionó hace que no le suponga ningún esfuerzo acomodarse en su nuevo papel de líder, un papel que se ajusta a un aristócrata como él. Dar ordenes está en su naturaleza, sólo que ésta ha permanecido dormida demasiado tiempo.

En primer lugar, tú. Dice, señalando a Henry. Pareces saber mucho de nosotros, pero nosotros nada de tí. Preséntate a tí mismo.
Hace una breve pausa antes de continuar.
Y ya que tan pagado estás de tus habilidades quizás quieras explicarnos por qué apareciste aquí justo después del intento de asesinato y no antes, que es cuando hubieras sido necesario...

La cínica sonrisa del hombre te empieza a poner nervioso.

- Mi nombre es Henry, como te dijo antes nuestro amigo. - La mirada que le dedica al recepcionista le hace estremecerse. - Mi apellido no te incumbe. - Parece divertirse mientras contesta a tu pregunta, como si le hiciese gracia ceder a tu exigencia. - Trabajo con Asceltis, así que a estas alturas no os sorprenderá que esté bien informado sobre vosotros...

Sonríe nuevamente, en un gesto que resulta bastante irritante.

- No he visto que necesitaseis mi ayuda, por eso no entré. El chico se pondrá bien y tú no tienes ni un rasguño. ¿De veras crees que yo era necesario? Me habían dicho que eras un espadachín competente y Alex es un soldado y hechicero... Dos asesinos no deberían ser un problema para vosotros.

Chusma presuntuosa...

Definitivamente Henry no le va a caer bien, pero Yi Fan ha aprendido algo en el tiempo que lleva en Uldnacht y se muerde la lengua. Su estúpido orgullo le puede haber costado el respeto de Asceltis. No puede permitirse el insultarla de nuevo por negarse a colaborar con uno de sus asociados, sólo porque lo desprecie...

Su mirada se vuelve hacia el piso superior, para después dirigirse al hombre de la sonrisa peligrosa.
Los cuerpos de los asesinos están en la habitación de arriba. Si te interesa registrarlos hazlo pronto. Ahora que Vangrant se ha recuperado debemos abandonar este lugar, no es seguro.

Yi Fan se cuelga el estuche del Koto a la espalda y urge al joven hechicero a que recoja sus pertenencias para irse de allí inmediatamente.

Porque nosotros nos vamos camino de la frontera Truil en cuanto nos reunamos con Areth Dhalbach.

Si te digo la verdad, Fawkes, hace tiempo que no tengo una buena mujer manejando mi otro mandoble... Quizás cuando volvamos, ahora quiero dormir en un sitio barato y tranquilo para estar despejados, y mañana salir hacia las tierras de esos hombres bestia.

-Agarro al gato por el cuello, y añado: Quizás a ti tampoco te venía mal una gatita callejera, ¿verdad amigo? Aunque supongo que de eso no tendrán en las casas de luces...

Sonrío resignado- Aunque esto es Uldnatch, seguro que me hacen rellenar unos impresos antes.

El gato salta entre dos balcones.

- ¡No cambiarás nunca! - dice. - Ven, he oído hablar de un lupanar que será de tu gusto. Todo el mundo alababa sus meretrices y supongo que lo pasarás bien... Yo no necesito recurrir a eso para encontrar una gata en celo que acepte mis atenciones. Aún soy más listo que todos los gatos que conozco y ninguno ha conseguido enfrentarse a mi... - añade con lo que parece una sonrisa.

Te guía por las calles hasta los lindes de la Periferia y no tardas en distinguir tu destino por las numerosas luces que adornan la fachada. Con la seguridad que confiere una bolsa llena de monedas, entras en el edificio.

Al cabo de unas horas, caes rendido, durmiendo por primera vez en semanas entre los brazos de una mujer.

Se encoge de hombros en un gesto de indiferencia.

- Los asesinos no suelen llevar nada que me interese, y no creo que estos sean una excepción... Sin embargo no descartaría que viniese alguno más cuando se enteren del fracaso de sus compañeros. - Su sonrisa sádica da a entender que no le termina de desagradar esa opción.

- Pero tienes razón... - esta afirmación casi te pilla por sorpresa. Henry no parece el tipo de persona que acostubra a dar la razón a nadie, al menos no sin sarcasmo. - Alex no aguantará otro combate y no queremos que Asceltis se enfade si le pasa algo. - Levanta una de las comisuras de sus labios, en una irritante media sonrisa a la que os estáis empezando a acostumbrar.

- La pregunta es... ¿Dónde vamos? ¿Tienes algún refugio seguro o buscamos otra posada?

Cita:

Sólo con pensar en la posibilidad de llevar a este hombre a su nueva casa a Yi Fan le recorre un escalofrío.
Además, está seguro que la vivienda que Asceltis le regaló el día pasado es conocida por muchos de sus asociados, quizás incluso Henry. Igual que el Cerro del Oro. Y si los asesinos han atacado aquí, podrían volver a hacerlo en su casa.
Mejor buscar un lugar diferente.

Desde mi llegada a la ciudad siempre me he alojado en posadas... No es una mentira, aun no ha pasado una noche en la casa que Asceltis le ha proporcionado.

... Buscaremos otra. Declara ayudando al joven hechicero herido a levantarse. Vosotros conocéis la ciudad mejor que yo. Tendréis que pensar en alguna donde dirigirnos.

Tras asegurarse que Alex puede caminar, el Dindavara se encamina hacia el encargado del Cerro del Oro y le habla en voz baja.
Si vuelve Areth Dhalbach, le darás un mensaje de mi parte. Dile que partimos mañana hacia la frontera, y dile que nos reuniremos con él en la calle donde ayer dejamos nuestro carromato. Él lo entenderá...

Dicho lo cual, vuelve junto al señor Henry y Alex Vangrant.

Vámonos de aquí.

El hombre asiente con la cabeza.

- Será mejor que vayamos a la Periferia. Allí pasaremos más desapercibidos y si tenemos que dejar algún otro cadaver detrás de nosotros, no llamará tanto la atención.

Os guía por las calles caminando ágilmente. Henry parece tener una habilidad natural para esquivar patrullas de guardia... o mucho entrenamiento haciéndolo, pues no os cruzáis con ninguno en todo el camino. Mientras avanza parece concentrado y su rostro pierde por primera vez su sarcástica sonrisa, sustituída por una expresión de alerta, como si intentase escuchar el más mínimo ruido a su alrededor.

Tras una larga caminata, ligeramente ralentizada por el paso titubeante de Alex que, pese a sus heridas, se esfuerza en mantener el ritmo todo lo que le resulta posible, llegáis al fin a un destartalado edificio en el que pende un letrero en el que hay dibujada una cama.

- Al fin hemos llegado. ¿Cuántas habitaciones queréis reservar? - pregunta mientras entra en el edificio. - Sea como sea, creo que debemos mantener una conversación antes de pasar la noche. Alex debería estar informado de nuestros planes, pero los acontecimientos no lo han permitido hasta ahora.

El paseo se ha hecho eterno, mi único objetivo era poner un pie delante del otro, una vez en nuestro destino intento enfocar la vista en nuestro misterio acompañante, pero me es muy dificil, he perdido bastante sangre y sólo pienso en tumbarme y dormir, y quizas un pastelito caliente... genial... desvario... pese a todo, estoy contento, mi magia ha vuelto y eso me hace sentirme más seguro. Algo me hace click dentro. Yo sigo vivo. Los asesinos no. Me paro en la puerta.

- Alexander Vangrant- digo seriamente hacia henry- mi nombre es Alexander Vangrant y sólo mis amigos me llaman Alex.- con esfuerzo me mantengo lo más erguido posible, mientras le miro con furia dejando entrever el fuego que late en mi interior- Y si me sigues tratando con condescencencia, reduzco a cenizas este (...) tuburio.- pequeña pausa- Contigo dentro.

Soy la llama que todo lo destruye, soy el fuego que todo lo moldea. Respira Alex... que no te poseea el poder. Tu lo controlas a él, no él a ti...

Repiro hondo esperando cualquier reacción.