Partida Rol por web

El nordico se encontro en uno de sus momentos libres, si bien no eran muchos y en especial sin que la Domina los imponga. Pero ahi estaba saliendo de su celda tras haber descansado. En el camino se encontro a uno de los guardias que los cuidaban o al menos eso decian hacer.

Su primer pensamiento fue visitar a la germana, yendo para la celda de las mujeres noto rapido que el lugar se encontraba mas vigilado que el suyo. Habian unos cuantos guardias presentes. Protegiendo a esas cuatro. No sabias si era por mayor desconfianza a ella que a los hombres o porque estos dias se habian una atraccion mas novedosa que los hombres gradiadores. Pensando en eso ultimo su ego sufrio un poco de daño.

Voy con intención de buscar a la rubia con ganas de verla, para mi sorpresa hay demasiados guardias así que estando escondido antes de elegir una victima busco entre todos ellos los susceptibles de aceptar un soborno y muy a mi pesar me va tocar gastarme mi dinero ganado en sobornos.

Una vez localizada a la victima o las víctimas con sigilo y la bendición de Loki los busco sin que me vean los que no quiero para dejar que me vean y me atiendan con el cebo de monedas de plata incentivando que su corrupción no me delate.

Un par de los guardias te parecen que escuchaste que tienen problemas con el dinero, al parecer han perdido unas cuantas apuestas con los demas guardias y en otros lugares. No te cuesta encontrarlos deambulando por ahi en la noche a cada uno.

Los demas parece que andan bien, no sabias bien si eran sobornables o no. Pero seguro no tenian problema de dinero.

Con los guardias atraídos les hago un gesto para que no hagan ruido y en voz muy baja solo para que ellos me puedan escuchar les comento, necesito un favor personal, estas monedas son para vosotros y habrá la misma cantidad cada semana si me ayudáis y queda entre nosotros... estas monedas ayudan bastante para jugar mas y tener vino... además que si necesitáis algún favor puedo ayudaros mientras nos convenga a todos...

Ambos guardias te miraron y miraron a las monedas por mucho tiempo. Ambos te vieron finalmente a ti y ofrecieron la mano antes de decir algo o de escucharte. Ya con las monedas en manos sentiste que esos romanos estaban a tus manos, al menos hasta que les dieras ese dinero. Lo demas de ayudarles no le importaba, lo que en verdad importaba es que les dieras dinero.

Yo entraré y sacaré a una mujer de su celda las noches que pueda y la devolveré antes de que amanezca, vosotros tenéis que distraer a los compañeros cuando la saque la devuelva y abra mas si si al final de la semana habéis protegido a la mujer rubia todo lo posible. Explico en un tono de voz tan bajo como antes y entregando las monedas a los guardias.

Una vez con la colaboración de los guardia y el mayor de mi sigilo me dirijo a la celda de la rubia tras que los guardias me indiquen que celda es, abro lo justo y con sumo cuidado la puerta para que pueda salir y con un gesto en mis labios con mi dedo indice le hago saber que sea cuidadosa y que venga conmigo.

Si la rubia acepta le llevo marchando con cuidado y sin ruido a mi celda con la colaboración de los guardias y cerrando con cuidado su celda.

Soenya, que acostumbraba a dormir desnuda, escuchó las voces en el exterior de su celda y se incorporó despertándose y algo en tensión. Tuvo que prestar atención bien a las voces para reconocer entre ellas a la del Nórdico y esbozó una ligera sonrisa. 

Se vistió con el traje blanco que le dieron el primer día, pues era rápido de colocar y además era bastante ligero. Asintió al gesto del Nórdico y se acercó hasta él para seguirle, intentando no hacer demasiado ruido... 

Acaricio un instante el culo de la rubia con deseo para terminar tomando su mano y llevármela con sigilo fuera en dirección a mi celda, esquivando a la escasa protección que tienen las celdas masculinas. Una vez en mi celda sonrío para besarle con pasión.

Quedas oficialmente secuestrada... le afirmo con una sonrisa pícara mirando a sus ojos.

Sonrió cuando él acaricia su trasero y toma su mano para seguirlo sin entender bien qué estaba pasando, aunque el camino lo recordaba de cuando fueron allí la primera vez.

Una vez en la celda siente ese pasional beso que devuelve sin pudor alguno, emitiendo un ligero jadeo cuando él se separa de sus labios.

- ¿Qué acabas de hacer y qué acaba de pasar? - Susurró con una sonrisa mientras permanecía ante él y se relamía los labios tras su beso - Así que secuestrada, ¿eh? ¿Y qué piensa hacerme mi secuestrador? Porque quizás no me deje... - El tono de su voz era pícaro y lascivo, así como su mirada. 

Voy hacer dos cosas la primera es una sorpresa y la segunda hacerte mía... respondo mordiendo su labio con lujuria y deseo a la vez que mis manos atrapan sus pezones sobre su vestido. Tras soltar sus pezones y separarme de sus labios sonrío, acercándome a la pared del lado de mi camastro, con sumo cuidado saco una baldosa de esta dejando ver un hueco en su interior donde hay una bolsa. La cual saco y de su interior tomo un anillo con una cadena de no excesiva calidad, bastante sencillos ambos.

Guardando la bolsa y poniendo con cuidado la baldosa después de nuevo me acerco a la rubia con una sonrisa, Soenya líder de tu tribu, deseas convertirte en mi esposa...?, pregunto sin perder la sonrisa y mirando a sus ojos, llamando a esta por rara vez por su nombre y no por rubia, dando formalidad al momento.

Sintió cómo mordía su labio, el deseo y el anhelo en aquel gesto que era acompañado de aquellos pellizcos en sus pezones que provocaron que un ligero gemido escapara de su garganta. 

Soltó un gruñido de disgusto cuando él se separó y lo observó con curiosidad moverse por su celda hasta que saca una bolsa y de ella un anillo, acercándose de nuevo a ella con aquel objeto.

Se acercó de nuevo a ella, con aquella sonrisa y sus palabras la pillaron totalmente por sorpresa y sin entender bien qué sucedía.

- ¿Cómo? Pero... ¿Por qué yo? Pero... ¿Acaso una esclava puede casarse así cómo así?

Parecía estar confundida pues ella no entendía cómo funcionaba aquel mundo... 

¿Acaso nuestros dioses entienden de leyes romanas?, no importa si somos esclavos o libres, solo Odin, Freya, Thor, Loki.. ellos son los únicos que nos van a juzgar sin importar que hagan los romanos. Para las leyes romanas hay otros modos de conseguir lo demás... No existe la mas mínima duda en mis palabras, solo existe certeza.

Sonrió ante sus palabras pues realmente estaban llenas de razón. Ellos no eran romanos, ellos provenían de otras tierras, sus deidades eran otras y sus costumbres eran otras... 

- Tienes razón, de eso no hay duda... - Sonrió con cierta malicia - Pero ahora bien, dime una cosa... ¿Por qué debería la líder de los manimios aceptar ser tu esposa? ¿Qué puedes ofrecerme?

Claramente ahora hablaba la líder que antaño fue, una que buscaba un motivo para aceptar a alguien como él... 

El mejor nórdico que vas a encontrar, un hombre que se cuela en tu celda para traerte hasta aquí pese a los guardias y el que va cuidar a su mujer cuando salgamos de aquí... respondo para besarle con pasión después, se me olvidaba hijo de un jarls.

- Sabes que esta mujer no necesita que la cuiden, ¿verdad? - Respondió con cierto tono pícaro y malicioso.

Entonces sintió de nuevo aquel beso, un beso cargado de pasión que respondió con la misma intensidad.

- Así que hijo de un jarl... Y dime hijo de un Jarl... ¿Por qué yo? Acabas de conocerme... - Suspiró - Tengo clara mi respuesta Nórdico pero antes necesito que respondas a esa pregunta... ¿Por qué yo?

Eres fuerte, sabes defenderte bien y proteges a tu familia, eres hermosa, nos entendemos bien y cuando salgamos de aquí vas a ser la madre de mis hijos. En cuanto a que te cuiden, las familias se cuidan si eres mi esposa vas a ser mi familia. Sentencio convencido.

Rio bajo ante sus palabras pues parecía que le habían causado impresión y tras la risa suspiró.

- Acepto Nórdico pero antes debes saber algunas cosas... Pienso salir de aquí y regresar a por mi hermano, me llevaré a cuanto romano encuentre en mi camino, degollaré con mis propias manos al Centurión Herius Cincius Senilis. Ah, y tampoco suelo ser mujer de un solo hombre... Digamos que mis instintos y mi deseo son demasiado amplios... Si eres capaz de aceptar todo ello, seré tu esposa.

Sonrío divertido, un romano muerto mas o uno menos y bueno yo también debo reunir mi familia, eso es aceptable. No con cualquiera y tampoco soy hombre de una mujer, tus hijos serán solo míos o te juro por Loki que ni los gigantes de hielo serán capaces de enfriar mi ira.

- ¿No con cualquiera? Especifica... Porque seré una esclava pero la libertad de escoger con quien o con quien no yacer sigue siendo mía... En cuanto a lo de los hijos, por Freyja no veo el problema. Estos deben ser del marido. 

Besando con pasión sus labios sonrío, como esclavo no yacemos voluntariamente solo, eso no cuenta. Pero mi mujer no debe yacer con cualquier inútil voluntariamente si no es necesario, mi mujer es fuerte y merece solo un hombre digno... Soy el primero que entiende su necesidad pero ella es una germana de las que no quedan muchas y no me gustaría que no tenga nada que ella no merezca.