Partida Rol por web

La griega se movía inquieta en la cama, aunque parecía ajena a lo que se hablaba. Estaba claro que tenia algo un tipo de mal sueño.

Movimientos breves, tensión de la mandíbula y engarrotamiento de las piernas. Un dormir agitado durante unos minutos, y luego el tenue ronquido que volvía a la normalidad. 

- Soenya, ya he pensado en eso y si se me permite conozco unas hierbas que podrían solucionar muchos problemas - que una o más gladiadoras se quedasen encinta sería un mal negocio para la Domina, así que, supongo que no tendrá inconveniente de proveerme las medidas necesarias para evitar malograr sus intereses - Verina, ¿creéis que podría acompañaros alguna vez al mercado? - el nombre de las plantas varía según el territorio, seguro que aquí no tendría el mismo nombre que en Egipto.

- Gladiadora, curandera, herborista... gran negocio ha hecho la Domina pagando mi precio -me gustaba sentirme útil, llevaba poco en el ludus y veía que podía ayudar mucho aquí y eso, en cierto modo me era grato.

Verina tardo en ver a Soenya mientras seguia con la Romana, pero finalmente la palabra en cinta llamo su atension. “Espera tu...” empezo a decir extrañada, tal vez que hubiera cogido con alguien pero no termino de decirlo de manera vulgar. “Estuviste activa.”

Luego vio a la egipcia que parecio rapida en atender ese problema. “Eh...depende de lo que diga la Domina, pero dudo que las deje salir mucho afuera. Deberian pasar mas tiempo aquí antes que se les permita aunque sea ir acompañadas.” comento la sirvienta.

“Sin duda que si.” dijo mirando la curacion que habia logrado en el cuerpo de Livia. “Si me dieras el nombre de la hierba podria ir a buscarla cuando salga de compras.”

Rio ante las palabras de Verina.

- Si, yo... Con dos hombres distintos. ¿Tanto te extraña Verina? - Dijo sin ningún tipo de pudor o vergüenza - Gracias, esas hierbas y preparado vendrá bien... No sé qué nombres recibirán aquí... Si estuviera en mi tierra sabría qué tomar pero aquí desconozco qué hay... 

Livia tampoco parece demasiado sorprendida por las palabras de Soenya aunque pone una sonrisa pícara cuando la germana menciona a dos hombres.

-Bueno... Quizás sea mejor que yo lo hable con la domina en nombre de las cuatro. Mejor decir el mal que el mal hacedor, buscaré la forma adecuada de plantearle este problema. Seguro que es un mujer inteligente y ya se ha planteado está situación. No creo que seamos las primeras esclavas mujeres que tiene y siempre pueden suceder estos...problemas.- dice Livia tranquilamente, tratando de ser positiva porque en verdad esperaba que la domina fuera razonable en este aspecto y que entendiera la petición- aún así tengo que serte sincera, Soenya. Es posible que la domina no acepte esto como un problema, no olvides que somos esclavas y no nos mantiene para que andemos fornicando por ahí.- su tono no era recrimina torio en absoluto pero su trabajo era anticiparse a una posible mala reacción y prevenir un mal mayor.- en tal caso, tendremos que buscarnos la vida pero no te preocupes, que encontraremos la manera. No voy a dejarte tirada.

- En ese caso creo que tendré que ser yo quien hable con ella, Livia - sí, de acuerdo, era la romana quien se había erigido en algo así como nuestra representante, pero lo era con respecto al ludus y las tareas habituales. Las hierbas y sus efectos, eran tarea mía, por tanto mi responsabilidad - tú haces tu trabajo con respecto al adiestramiento pero en ésto, déjame a mí, lo haré bien.

La griega volvió a moverse en al cama, dio un pequeño bote, y hablo en sueños.

- quita… déjame…-

Estaba inquieta,  algo la agitaba sobremanera, fuera lo que fuera que estaba soñando no debía de ser agradable. ¿Seria prudente despertarla?, o por el contrario, era mejor opción dejarla dormir. Habían tenido un día bastante cargado de emociones. 

“Si y no.” dijo ella negando con la cabeza. “Esto no es un lugar para monten hombres. Lo sabes barbara?” le pregunto pareciendo casi queriendola disciplinar. “De cualquier forma seguro averiguamos cuales son y si Sek sabe prepararla entonces no tendras problema por ahi.”

Entonces vinieron las palabras tanto de Livia y de Sek, a la cuales agrego Verina. “Yo no creo que la deje estar embarazada. Eso es seguro, no es esa clase de maestro. Pero quien sea que le cuente de esto, les recomiendo que lo haga con cuidado, porque probablemente meta mas gfuardias aquí o les deje a ustedes menos libertad ya que no pueden controlarse.” dijo mirando a Soenya.

Luego observo a la griega que parecia retorcerse. “Le pasa algo?” pregunto pero no parecia querer acercarse a ver.

Se encogió de hombros.

- A mi no me digáis... Si me llevan a las celdas, me calientan y terminamos fornicando... O, si me los encuentro en el baño y comienzan a calentarme y jugar conmigo... Pues una no es de piedra y con este calor, menos... ¿Qué no es lugar para que me monten hombres? Pues andan bastante deseosos... Eso, eso, que vengan más guardias... - Ríe divertida al recordar sus caras - Intentaré controlarme... Pero creía que en Roma había más libertinaje... 

Se quedó escuchando a la griega y se asomó por si acaso. 

- Creo que está teniendo alguna pesadilla... 

-Siempre hay otros métodos, Soenya. - dice repentinamente pensativa- hay métodos por los que hombres y mujeres pueden satisfacerse sin quedar embarazada.- comienza cruzando una pierna sobre otra, apoya el codo en la rodilla y la mano en la barbilla- de la misma manera que los hombres aman a otros hombres. No se si me entiendes.

- Los conozco, pero no son igual de satisfactorios... Además, siempre existe que opción de que ellos expulsen su semilla fuera... De todas formas, llevo años teniendo sexo y nunca me he quedado en cinta, así... Teniendo las hierbas no suele haber problema alguno... 

Como veo que no consigo convencer a Verina para que la acompañe al mercado, quizás porque tendría que convencer a la Domina también para lograr el permiso, accedo y le digo el nombre de la planta - Ruta graveolens - también se la describo cómo es para que no se confunda si llega a ver otra parecida - yo me encargaré de hacer la mezcla para que funcione - supuse que al final sería un secreto entre Verina y yo, para evitar que la Domina añadiera más guardias al Ludus o nos recortase libertades a todas.

- Al final no son tan esclavas como crees, Verina - desconocía si ella también disfrutaba en el ludus de similares placeres, aunque delante del resto no me pareció oportuno preguntárselo, ya habría tiempo en otra ocasión.

La mujer te vio y se puso mas colorada por las cosas que le decias. “Si, eso siempre pasa. Los gladiadores estan siempre calientes, se sabe.” acepto suspirando. “Raro es que no hay mas caso de sexo entre ellos.” comento casi como una broma.

Ante los comentarios de una y otra, nego con la cabeza. “No le hagas caso Livia, son cosas que los barbaros no entienden. Ni saben hacerlo bien.” dijo ella que se acercaba mas a la romana, con poca discrecion tocando su brazo. “El amor entre los iguales es algo mas lindo y es algo que los romanos hemos perfeccionado.” comento la mujer con cierto orgullo, aunque no era raro en una romana.

Escucha a la egipcia y lo anota mentalmente. "Bien la conseguire cuanto antes." dijo dejandole luego el proceso a la egipcia. "No son tan esclavas?" pregunto no entendiendo bien a que se referia.

Livia no se entromete en lo que dice la egipcia asistiendo al intercambio de pareceres. Desde luego que tenían una amalgama de culturas difícilmente compenetrables pero habría que esforzarse por acomodarlas.

Dedica una mirada algo preocupada hacia Adonia, pues todas las allí reunidas, menos la sirvienta, tal vez, sabían que Livia también padecía pesadillas y compadecía sin poder evitarlo a la griega. Realmente había tragedias que dejaban tocado el espíritu hasta puntos insospechados.

Carraspea nerviosa y vuelve a centrarse en la conversación de las mujeres.

-Te agradecería mucho tu discrección a este respeto, Verina...- le dice aceptando su caricia y devolviendo una seductora sonrisa sesgada, pasa su mano por el muslo de la sirvienta.- no me gustaría que les pasara nada a niguna de mis nuevas amigas tan sólo porque los gladiadores no se quedan preñados...ya sabes cuán injustos fueron los dioses al cargarnos con la obligación de quedar encinta mientras que los hombres pueden despreocuparse...-dice con gesto realmente apenado- pero también nos dotaron con sus mismos deseos, procuraré que las chicas tengan cuidado pero...si contaran con esa hierba todos dormiríamos mejor por las noches. En especial la domina.- añade encogiéndose de hombros con un gesto tranquilo  al final es lo que todos deseamos, ¿no?

- Y yo que creía que en un lugar como éste, lleno de hombres atractivos y lujuriosos la Domina tendría de esas cosas... No sé, algo me dice que si no los ha catado a todos poco le habrá faltado... Vamos, sería de tontas no hacerlo...

Dice mientras permanece tumbada en la cama. 

La sirvienta parece mas animada con tu sonrisa y tiembla un poco con tu caricia, pero se mantiene mas por las miradas de las otras que porque quisiera. “No te preocupes, conseguire la hierba mañana a la mañana y ninguna debera pasar por eso. Me asegurare de tener cuando sea necesario, solo deberan pedirme y que Sek haga la infusion.” comenta ella sonriendo con total complicidad a la romana mientras su mano desiende de su hombro hacia su espalda, siendo según ella mas discreta.

Pero de nuevo el comentario de la germana la deja algo tonta. “No se, lo que hara la Domina. No soy una sirvienta directa de ella, pero quien sabe. Tal vez si tenga pero no voy a pedirle a ella.” dice tal vez no defendiendo mucho el honor de su patrona pero tal vez no el importa.

-Perfecto...- dice la romana, complacida con Varina y su sonrisa se ensancha al tiempo que acaricia el cabello de ella para colocarlo detrás de la oreja en un gesto seductor y cariñoso- habrá que buscar una forma de agradecertelo como es debido.- y le da un suave beso en el cuello, detrás de la oreja. Luego se serena y carraspea volviendo a su estado de tranquila seriedad- sea como fuere, lo que haga la domina no es asunto nuestro pero no conozco a ningún romano que se fornique a esclavos o esclavas extranjeros. Ella puede tener cuántos romanos quiera ¿Acaso no la viste? Es hermosa y distinguida...¿Porque iba a hacerlo con un esclavo y arriesgarse a traer al mundo un bastardo de origen indigno? Las mujeres no pueden hacer como los hombres y desentenderse de lo que han hecho. Ojalá.

- Porque entre sus esclavos hay hombres que son más hombres que los romanos... Livia, creo que no estás muy versada en los actos del placer carnal, ¿verdad? Cuando la sangre hierve por el deseo de tener a un hombre entre tus piernas poco importa su origen... Además, teniendo en cuenta la cantidad de esclavas y esclavos que tiene Roma... ¿De verdad eres tan inocente como para creer que ella no va a disfrutar de los placeres que le apetezca? Además, le basta una sola palabra para que cualquiera de sus esclavos la haga disfrutar... Y, es difícil demostrar que un hijo es un bastardo, especialmente si hay características físicas distinguibles... Claramente, si le saliera un hijo de piel muy oscura sería evidente pero si no... ¿Hermosa? La veo como una mujer más, una simple romana con dinero... No le veo atractivo alguno. 

Livia alza ligeramente las cejas y sonríe ante las maneras tan directas y escandalosas de la germana:

-Si, supongo que yo no entiendo mucho de placeres carnales...pero creo que tu conoces a pocas mujeres romanas. En fin no importa, probablemente en esas cuestiones tu sabes más que yo...en cualquier caso, me parece lo mas prudente y lógico no ir a la domina a pedir estas cosas...sea o no sea que ella las utiliza, en roma no está bien visto que una mujer decida si quedarse o no quedarse embarazada.- se encoge de hombros y se acomoda en la cama apoyando la espalda en la pared al tiempo que correspondía con suaves caricias con las puntas de los dedos sobre la piel de Verina que quedaba a su alcance.

En medio del a conversación, la griega que se movía de vez en cuando inquieta, dio un pequeño grito ahogado, y girando sobre si misma se cayo de manera sonora y brusca de las tablas de madera hasta el suelo. 

Durante un segundo todas esperaron que se quejara, que dijera algo, o simplemente que se levantara después del golpe. Sin embargo, al poco notaron que seguía dormida. Profundamente de echo, y siguió roncando en una posición realmente incomoda. 

No teníais claro si era mejor despertarla, o dejarla dormir de aquella insana manera.