Partida Rol por web

- ¿Estás de ojos, de oidos o mejor ... te has marchado de aquí porque están todos los esclavos durmiendo?

Sus susurro eran sivilinos, oscuros y profundos. Recordaban una voz que ya puso, cuaneo activó por última ve su "modo depredador".

- Seguro que podrás ordenar al resto de guardias que tienen que marcharse, antes de irte, con alguna escusa de que alguien los llama ... ¿Verdad?

Se estaba fraguando algo que ella deseaba, una revuelta, pero, no quería a todos los señores muertos. Tanto ella, como sus hermanos de armas, como el señor que la trajo y la Domina ... serían protegidos por ella.

Asintió segura a las palabras de Titus.

- Gracias, hermano. Hermanos

Dijo mientras miraba al resto y les dedicaba una pequeña reverencia a sus compañeros. Escuchó las palabras de Titus, sonriendo convencida mientras estrechaba su mano.

- En mis tierras la lanza representa a Odin, al Padre de Todos, y como él yo juro proteger también a mis hermanos y hermanas guerreras, hasta encontrarnos en el Valhalla para beber hidromiel en sus salones. 

Las siguientes palabras del gladiador no la sorprendieron, sino todo lo contrario, era como si ya supiera aquella respuesta.

- Lo sé, el Nórdico me lo dijo. Iba a darme una a mi también pero jamás llegó a hacerlo... ¿Sabéis dónde se ha metido? 

Miró en dirección a la celda de él, aunque la conducta de Ikateria con el guardia hizo que la mirara suspicaz y sospechosamente, pues no se fiaba de los guardias y ahora esa desconfianza parecía trasladarse a la hispana.

- Si te refieres al jefe de los guardias, a Herius, si. Muchas veces. Me violó, me golpeó, quemó, maltrató y humilló de formas que ya apenas puedo recordar. Me ofreció a sus hombres para que lo imitaran mientras él miraba y se tocaba.

Parecía que ya no le importaba que se conociese aquello, quizás esperando transmitir la rabia y la furia que tenía hacia aquel hombre.

Sabía que el Nórdico guardaba algún arma en el escondite de su celda e incluso quizás el colgante que le regaló y sentía que era su deber recuperar aquellos objetos, aunque esperaría por las reacciones del resto de guardias y la posible respuesta de Ikateria o sus actos.

En cuanto el último o la última de ellos se cortara con la lanza, la escondería entre sus pechos, evitando que alguno de los guardias que vigilaban fuera pudieran verla hacer aquello. 

El guardia la miro con miedo y notaste como alejaba la entrepierna de la reja. "No es tan sencillo, conosco a algunos de estos pero el resto no son ni amigos mios. Puedo conseguir que mas o menos la mitad se vaya." le explico.

"Aunque si quieres te saco de aca." le propuso.

Pronto se acerco Drust tambien y ofrecio su mano para el juramento.

"El nordico tenia trabajos de Camilia, seguro esta afuera haciendolo alguno de ellos. Cuando se entere lo que paso seguro que no vuelve calmado." comento el galo diciendolo para quienes querian escuchar. "Juro por Lugh que ayudare a mis hermanos hasta que la muerte me reclame."

Los demas gladiadores tanto el africano como el romano miraron con dudas lo que pasaba.  Sin terminar de acercarse del todo, aunque finalmente el romano suspiro y fue a dar la mano. Junto con Zared.

Asintió al guardia y le chasqueó la léngua a Soenya.

En su idioma original le dijo: - Arreba utziko dugu. No esperaba que el romano entendiera, pero la germana, en su lengua original materna, algo le tenía que sonar. No podían quedarse allí mucho más, y había que sacar a todos los que pudiera. Los hombres tendrían que valerse por si mismos, pero ella, con Frausto y con la dómina ... incluso con su Hermana Hispana y la egipcia. 

Tenía que sacar a todos los que pudiera. Sabía que se liaría buena, y a pesar de querer ... desear colaborar, tenía lealtades que cumplir y no permitiría que una cosa entorpeciera la otra. Arrasaría por la livertad, pero también protegería a los que debía proteger.

Miró extrañada a Ikateria pues ni entendía lo que decía ni sus gestos. Además, su conducta provocaba que la germana comenzara a sospechar aún más de ella.

Miró a Drust y asintió.

- Si, sé cuánto le importaba ella. Estaba bastante unido a la Dómina, imagino que no le hará gracia lo sucedido.

Fue caminando hacia Titus, dándole la espada a Ikateria y terminando de esconderse el arma entre sus pechos y se acercó algo sensualmente a su hermano gladiador susurrándole algo al oído. 

- Titus... No me fío de ella, de Ikateria... Es como si estuviera compinchada con los guardias... Tener cuidado.

Le dio un suave beso en la mejilla. 

- Vamos, irnos ya. Inspiró profundo: - Esperar-nos en otro lugar.

Parecía atribulada y con prisa. Incluso acelerara, pero no como solía ser, con su ira y violencia, sino diferente. Era otro sentimiento, con más ansia de prisa. Como si se lo fuera a hacer encima, y no llegase a las letrinas. No había ira en sus ojos. Más bien, lealtad y prisa.

Tras decirle algo a Titus se acercó al romano y a Zared, asintiendo con la cabeza y sonriéndoles.

- Todos unidos, hermanos.

Claramente la hispana no pactaba con ellos, lo que provocó que desconfiara totalmente de ella.

- No Ikateria, no me voy contigo a ninguna parte. Ellos son mis hermanos, he jurado protegerles y si quieres que vaya contigo a algún lugar ellos vendrán también. 

Y tampoco pienso dejar a Duilius...

El guardia que parecia haberse acercado a Ikateria, se alejo de la celda a hablar con otros guardias. Asi estuvieron un rato mientras hablaban las gladiadoras.

Entonces se acerco a la puertas de las celdas. "Debo sacar a la gladiadora hispana. Su señor la necesita presente y no tiene que ver con esto." comento este mirando a los demas guardias. Los cuales lo miraron extrañados.

Pronto uno de los demas guardias se se acerco a la puerta y puso su mano para mostrar que no se abriria. "Vamos hombres, son ordenes de mas arriba, de los patricios." dijo ese guardia tratando de lograr cambiar la opinion del otro guardia pero sin lograrlo.

Fue ahi cuando los demas vieron que claramente habian dos grupos de guardias. Aunque sus lealtades no quedaban claras.

"Yo no entender tanto juramento." comento el moreno de las celdas. "Pero esta esuna nueva vida para mi y debo adecuarme."

"Por lo que juro estar contodos udstedes, a pesar de mi poco tiempo aqui puedo ver que ustedes son diferentes a los romanos. Por lo que jugro por ese dios con lanza." comento el hombre ofreciendo la mano y mirando a los demas. Aunque tambien al romano y Ikateria.

Puso una mano sobre el hombro de Zared.

- Juntos lograremos nuestra libertad, y nuestras venganzas... 

Su atención fue ahora a los guardias, observando con una media sonrisa sus conductas, la posible división o bandos que parecía existir entre ellos y entonces algo en su mente encajó por completo...

- Ya lo entiendo... 

Miró primero a sus hermanos, esperando que comprendieran sus siguientes palabras y después miró a los guardias.

- Parece que habéis tenido a los traidores y asesinos infiltrados entre vosotros... ¿Con quienes vinieron Ikateria y algunos guardias? Con los primos de la domina, desde hispania, ¿verdad? Y, ¿dónde están ahora? ¿Por qué quieren marcharse ahora? Además, vuestra adorada gladiadora romana... Antes de la muerte de la dómina estaba hablando susurrantemente con la hispana y, casualmente, se interpuso en medio de nada... ¿Qué logró con ello? Desviar la atención hacia nosotros, quedar como una fiel esclava y que no sospecharan de ella y su alianza con el bando de hispania... Guardias, tenéis a los traidores y asesinos entre vosotros, vinieron de la mano de los primos de Hispania... Además, no olvidéis que Livia ya mató a un patricio, a un romano, a su esposo... ¿Realmente conocéis a quienes tenéis al lado? Yo si conozco y confío en mis hermanos... ¿Qué os sucederá cuando se averigüe que todo se inició en la guardia y que permitisteis que los asesinos de la dómina se marcharan?

Dejó las palabras en el aire, esperando que hicieran su efecto... Los habían utilizado, habían hecho parecer que la culpa era de los esclavos, pero todo había sido un ardid de la propia familia de la dómina... 

Se acercó a Soenya y le dio un beso en los morros como despedida, luego, asintió al guardia, mientras se escondía a la espalda una de las espadas.

- Iré con mujeres, y a lo mejor un patricio. Será-te un escondite, y un resguardo-te. Será-te como isla en guerra y mi espada estará a ladote, pero también delante de quienes prometoellas lealtad.

Los labios de la germana ni siquiera se abrieron, como si el tiempo pasado entre romanos no se fiara ni de aquellos gestos. Limpiando posteriormente sus labios con un trozo de tela y mirándola totalmente desconcertada. 

Los guardias para la suerte de Sonya se quedaron callados escuchando, lo que era peor para algunos ya empezaron a mirar mal entre ellos. El guardia que habia estado con Ikateria ya se mantenia cerca de la puerta y golpeo la reja como si quisiera callar a la germana.

"Espero no esten pensando que esto es asi...Es una puta germana, no hay que hacerle caso. Ahora pasame las llaves, vamos." dijo a uno de los guardias que estaba del otro lado. Aunque este en vez de la llave saco su espada de la funda los demas tambien.

Pronto vieron como todos habian sacado el sable corto y lo blandian contra otros guardias. "Bajen el gladius ahora. Estamos todos del mismo lado..." dijo aunque notaban que ni él se creia eso. "Dame las llaves, creeme que esto puede terminar mal. Nosotros somos guardias de la familia Donicus." dijo selandose a sui mismo y a sus compañeros. Aunque eso no calmo al resto de los guardias.

En si el grupo parecia dividido siendo 12 en total, siendo dividido por la mitad por alguna fuerza del destino. Entonces uno de los contrario tiro el ataque y luego los siguientes. Entonces aunque pareciera raro para los gladiadores los guardias comenzaron a pelear para su espectaculo.

Titus se movio rapido y tomo al guardia de las llaver acercando a las rejas. "Vamos busquen sus armas, Soenya apurate y deja de besarte con la hispania. Sacale las llaves."  apuro a decir el gladiador mientras las llaver colgaban del cinturon del guardia.

Los otros fueron por sus armas. Al menos dos de ellos, tanto drust como Zared. Mientras el romano se quedo mirando lo que pasaba, aun con la mano puesta como si fuera a jurar pero pronto levanto ambas como si se rindiera.