Partida Rol por web

Su piel se erizo al sentir sus manos acariciando su piel e incluso su respiración se aceleró ligeramente.

- Lo sé, aunque lo mejor de tu cama no es la comodidad sino el sentir como me posees sobre ella... 

Por esa razón, les pido que descansen, y mantengan la calma, los sacaré de esta dificil situación, se los prometo.

Aún que sea a costa de mi propia vida.

Pensó el doctore para si mismo mientras miraba a todos, ocultando su preocupación por el resultado de la audiencia con el Pater de la familia Donicus.

Ikateria sonreía a la germana. Además, sus oríegenes eran similiares, o incluso habían viejos de las tribus que decían que eran hijos del mismo origen. La hispana asentía a todas y cada una de las palabras, pero, miraba en derredor. Estaba claro que algo se cernía sobre ellos, y que, siendo así, necesitaba algo con lo que defenderse. Aunque fuera una tabla del camastro, así que tendría una a mano, aunque fuera puesta en su sitio,pero ya suelta, para ... tomarla a la voz de la necesidad.

- Claro es. Algo suceder y está por llegar. 

Te parece ver que uno de los guardias en la entrada es ese que casi dejas sin huevos.

Sin embargo no hubo mucho tiempo para descansar, ya que escucharon las puertas abrirse con algunos guardias entrando. Aunque uno de ellos parecio ser el importante.

"Doctore, debe venir conmigo. El joven Dormitor Manius Donicus quiere verlo de inmediato. Me ha dado la orden de ir a buscarlo." dijo ese guardia que no estaba solo no muy lejos de este estaba Livia.

Algunos de los demas gladiadores lo notaron y se salieron de sus celdas, casi corriendo donde estaban los guardias. Pero algo los detuvo de tirarse a ellos o mejor dicho a ella. Livia lo sentia le tenian un gran odio.

Soenya permaneció tranquila en su posición, pegada a Duilius y mirando a sus hermanos y a su hermana con calma. Si la presencia de Livia importaba o no a la germana no era algo que se mostrara en su rostro pues éste permaneció impasible y calmado. Casi parecía como si ella no existiera. 

Miró al Doctore con la misma calma.

- No olvides tus palabras y tu promesa, Doctore.

Ya podía imaginarse qué podría ocurrir y era algo para lo que llevaba días haciéndose a la idea, después de todo siempre era igual.

Livia va tras el soldado hasta la zona de las celdas y no se sorprende con la actitud de los hombres ni de Soenya, pero no se amilana en absoluto sino que mantiene la mirada sobre Titus y los demás. No hay sonrisa socarrona en su mirada, no hay malicia, ni siquiera hay superioridad. Tan solo hay reto, sus ojos saltaban de un hombre al siguiente que tuviera su atención en ella empezando y acabando en el bretón. Finalmente dirige un asentimiento con la cabeza hacia Ikateria, como un respetuoso saludo.

Se cruza de brazos y se apoya un poco en la pared, seria y con cara de circunstancias tras su reconocimiento de la situación, pero no tiene nada que decir, por lo que permanece en silencio y espera.

El joven amo... Dioses...

El instructor se alejó un poco de todo el mundo mientras se acercaba al soldado que había pedido su presencia.

Lo haré... Tu asegura que nadie cometa una imprudencia en mi ausencia, por favor.

Lo que dijo fue más que nada por la mujer romana, Livia, que estaba tranquila, o aparentaba estar tranquila.

Vamos soldado, lo sigo.

-Tranquilo, Doctore, no voy a quedarme. A mi también me ha llamado el domitor a su presencia.-le corrige Livia con calma cruzando una mirada con el galo al tiempo que se apartaba de la pared para ponerse en camino junto a ambos hombres.

Sólo se mostró una ligera expresión de sorpresa ante las palabras de Livia, ahora que lo pensaba, la lider de los gladiadores debía venir también.

Y Soenya? Ella que es la lider de las gladiadoras también debe venir... O el joven amo no quiere escuchar lo que tiene para decir? Seguro le será de interes...

Se promulgó a favor de que la germana tambien viniera con ellos.

Se apoyó de nuevo en la pared, mirando en dirección a Livia y después al Doctore, especialmente tras sus últimas palabras.

- Lo dudo Doctore, seguramente me habrán arrebatado esa posición para volver a otorgársela a Livia. Si la han liberado ahora podrá ejercer de nuevo el cargo, después de todo ya sabemos quién ha sido siempre la favorita, aunque sus cualidades de liderazgo dejen tanto que desear... Pero claro, seguro que sabe a quién chupársela y cómo manipularlo todo para su propio beneficio, como todo romano... 

¿Estaba interpretando el papel que le habían asignado o realmente pensaba así? Pocas personas conocían la verdadera respuesta a esa pregunta.

Lo que si estaba claro es que su humor no era el mejor en estos momentos y solamente conocía una forma de desquitarse... 

-Independientemente de lo que opinemos...no está en manos de ninguno de los aquí presentes elegir nada. Ni siguiera en mis privilegiados dedos de romana.- añade con cierto tono hastiado siempre de los mismos comentarios y conjeturas que siempre la situaban a ella como la mala.- Si tu cuentas con una información que yo no poseo, enhorabuena, Soenya, seguro que sabrás qué hacer con ella. -termina, dedicándole una mirada neutra y seria acompañando a sus enigmáticas palabras. ¿Estaba siguiendo el juego a la germana? ¿O tal vez realmente había urdido una traición hacia el resto de los esclavos?

Tuvo que aguardar un poco antes de volver a hablar, no porque le importara la discusion de las gladiadoras. Pero sin importar que alguna de ellas interpretara un papel o no. Los gladiadores hombres en su mayoria parecia creerselo y decian ya que Livia era una puta que se acostaba con Herius.

Cuando se tranquilizo respondio a Duilius. "Se me pidio que los trajera a ustedes dos. A nadie mas." respondio el hombre y sin decir mas empezo a caminar hacia afuera. Los demas guardias se quedaron ahi con cuidado esperando que el doctore cruzara las rejas antes de cerrarlas de nuevo.

Miró a Duilius con calma.

- Te lo dije... Ten cuidado y no hagas ninguna tontería. Te queremos de vuelta. No te olvides de tu promesa... 

Tras aquello simplemente esperó por si él quería decirle o hacer algo y en cuanto se marcharan se acercaría hasta Titus e Ikateria. 

Livia no dice nada más tras las palabras del soldado, que confirmaban las sospechas de todos. Espera hasta que terminan las despedidas y abandona la estancia, sin mirar atrás.

Mientras caminan, Livia es consciente de que no puede preparar nada ni hablar libremente con Duilius con el guardia tan cerca de ellos. Le hubiera gustado saber su versión de las cosas, aunque estaba bastante segura de que el galo no había tenido nada que ver con lo ocurrido, los patricios le encontrarían de alguna manera responsable y entendía entonces que el joven domitor le llamase a su presencia pero...¿Qué pintaba ella en todo esto?

Suspira y mira de reojo al galo mientras caminan:

-Parece que me he vuelto muy impopular en las últimas horas entre tus hombres. Y la actitud de Soenya no ayuda a evitar una tragedia, pero cuando mi sangre manche sus manos, sólo verá la sangre de una romana más. Al final solo importa donde nacemos, ¿no es cierto?- pregunta, sin esperar respuesta realmente, pero gira los ojos un poco para ver la actitud del galo.

No puede evitar fijarse en su cuerpo, tenso por los últimos acontecimientos, mostrándose en todo su apogeo por la firmeza de hombros que ha de demostrar ante sus hombres y ante el guardia que los escolta. Imágenes de unas semanas antes pasan por la cabeza de la romana, recuerdos de un tiempo más seguro y más sencillo, donde su única preocupación era reunirse con aquel cuerpo, al abrigo de la noche, alumbrados por las estrellas.

Livia sacude la cabeza para zafarse de aquellos recuerdos y vuelve la vista al frente.

Y me tendrán de vuelta en una pieza, no os preocupéis, estaré aquí antes de que se den cuenta

Dijo el galo con calma, guiñando el ojo en uj gesto sutil solo para ella, pues era la unica que podia entender sus señas.

Tras acercarse a Titus lo obligó a mirarla a la cara, tomándolo de los hombros.

- Escúchame Titus. Ahora más que nunca tenemos que estar unidos. Van a ir a por nosotros, a por todos y cada uno de los que estamos aquí... Os he confiado mi vida y mi libertad y juro por los dioses que jamás abandonaré a mis hermanos y hermanas - Miró a Ikateria tras aquellas palabras - Pero, si queremos sobrevivir debemos ser sinceros y sinceras... Si alguien sabe algo de lo que está sucediendo aquí, que hable... 

Cogió algo que pudiera corta y cortó la palma de se mano izquierda, lo suficiente para que ésta sangarara.

- Quien esté dispuesto a convertirse en hermanos de sangre, que se acerque y jure por los dioses que dará su vida por cada uno y cada una de los que aquí estamos... Además, de decir lo que sepa.

Ikateria escuchaba a todos, y se mantenía distante, pero se dio cuenta que conocía un guardia. Lo miró fíjamente, a ver si este era capaz de mantenerle la mirada, y luego se acercó a él. Se arrimó muy mucho. Cualquiera diría que quería meterle la lengua en la oreja, y algo le susurró al oido.

Tras decirle al hombre ese, al guardia algo al oido regresó y le pregunto a Soenya: - ¿A ti cierto baboso violarrrr-te ... cierto? Seguía siendo el idioma que usaban una de sus ... asignaturas pendientes.