Partida Rol por web

Tu mirada a Serverius se nota y el guardia te mira. Este al mirar a Caligula no se le nota amor alguno. Ademas te niega como si quisiera marcar que no le gusto esto que paso.

Observo como se marchan los gladiadores y sobre todo observo el gesto que llevan. ¿Están resignados, alegres, tristes? Con su gesto puedo determinar si Balbo era buen lanista o no.

En cualquier caso mi atención se centra nuevamente en Faustus cuando me menciona. Hago una reverencia mientras digo así se hará, mi señor para luego encaminarme dónde están los patricios y el emperador.

Miro a Livia por un momento cuando paso a su lado pero me órden es clara y se hará como han pedido.

El asesinato del lanista produjo poca emoción en Livia, a todo cerdo le llega su día, desde luego, pero hubiera disfrutado más de verle humillado públicamente que ejecutado de tan sucia manera. Por otro lado, la condena de su familia provocó que la romana apretara un poco los labios pero se mordió la lengua para no estallar en ira indignada.

¿Cómo se atrevía el Emperador a esclavizar a gentes de sangre romana sin que éstos hubiesen cometido delito alguno? Este era un pecado terrible, sólo podría desencadenar la maldición de los dioses sobre aquella casa. Sin embargo no dijo nada, no debía, tan sólo se reunió con su Domitor quien no tenía idea del alcance de lo ocurrido.

-Hispania no está lo suficientemente lejos de la influencia de Roma como para os salvéis de la conspiración y la ira de los dioses, mi señor. Buscad cualquier excusa, y pronto para devolver la libertad a la familia de Balbo o las furias os perseguirán por esta afrenta hasta el fin de los días de vuestro último descendiente.- aconseja Livia en tono tenso, aún con la gladius manchada de sangre en sus manos, no la soltaría mientras que no se la arrebataran de las manos.

Livia comparte la mirada con Brinda pero no le dice nada, ha oído lo que Faustus ha ordenado y ella no tiene nada que decir a ese respecto.

Gladiadora quien te dio permiso para hablar a tu domine así?,No digas tonterías no se puede deshacer lo que hace el emperador,guardate tus opiniones.

Ven conmigo a las celdas a ver a los nuevos gladiadores que te conozcan y te lavas un poco llena de sangre y sudor solo vas a provocar asco en los patricios. miro a Faustus si le parece bien

Observo mi aspecto y, si tengo todavía sangre en las manos, busco alguna toga o algo dónde limpiarmelas, o algún sirviente que me pueda hacer el favor de darme un trapo para limpiarmelas, antes de adentrarme con los patricios.

Todavía tenemos que mantener el aspecto de alegría y festejacion para evitar la ira de Calígula, así que tendré que entrar con una sonrisa mientras vigilo a los invitados.

Una vez este preparada, entraré y me pasearé para ver si alguno de los Patricios quiere todavía que me acerque a ellos. O quizá el propio emperador. La mejor forma de saber qué hacen es estar con ellos, ¿no?

Quien acompañe a los gladiadores a las celdas carece de mi interés ahora. Hay que controlar la situación antes que se produzca un nuevo desastre.

-Que alguien de los guardias acompañe a los esclavos a las celdas, que se asegure que quedan cerradas y los esclavos desarmados, y que retiren el cuerpo de Balbo.. Faustus tiene razón en eso, hay que mantener a Caligula distraído... Yo tengo que hablar Servius-

Dejo el grupo y me dirijo al interior para intercambiar unas palabras con Servius Pollius

Hubiera sido casi mejor que nadie me prestara atención. Menos aún que me la preste el emperador. Pero no hay nada que hacer, finalmente este repara en mi presencia y me invita a acercarme, lo cual hago fingiendo una serenidad que no tengo.

Es un gran honor para mí, mi señor digo inclinándome antes de sentarme donde me indica. Mi compañera se está ocupando de nuestros nuevos gladiadores y esclavos respondo intentando pasar esa parte un poco por encima. No sé lo que tardará, pero no creo que tarde demasiado. Si quiere puedo ir a buscarla.

La cagada ya la dejaste. Lo mejor sería que volvieras a Hispania unos años al menos,todo se calmara y puede incluso que el emperador cambie.  pensando en que es lo habitual caídas y ascensos de los emperadores

Sabes no suelen durar demasiado más alguien como Calígula ya has visto como le miraban. Los que quedemos aquí intentaremos hablar con los patricios y calmarlos,no es algo que se haga de la noche a la mañana pero tiempo tendremos y a nosotros nos escucharán. 

Lo de la orgia imagino ayudará. No tienen al caso ir donde los esclavos luego cuando todo termine podré hablar bien con ellos

Livia se quedó mirando a Mars con un gesto contenido ante sus palabras, neutro pero ansioso, henchido de rabia...no contra el sacerdote, sino por lo absurdo y dañino de la situación. La rabia y la frustración se leían el brillo de sus ojos, pero no hizo nada, en principio parecía que iba a obedecer la orden del doctore, pero entonces Faustus habló con otra intención, captando su atención por completo.

-Es seguro que el emperador reclamará mi presencia, creo que le agrado.- comenta sin arrogancia la romana, solo remarcando el hecho- Me he asegurado de llamar su atención para que estuviera más tranquilo durante la velada. Y que no falte el vino para su divinidad.- añade mirando alrededor- No debemos hacerle esperar.- toma un paño de cualquier sitio y se limpia un poco la sangre que no estuviera seca aún para mejorar un poco su aspecto y ordenarse los cabellos- Evitaremos más incidentes. -su mirada ahora vuelve a Mars, entrecerrando los ojos, tal vez mandando algún mensaje, un gesto de complicidad y confianza.

Al entrar los demas que habian quedado afuera. Vieron al emperador rodeado de demas patricios que se reian y le festejaban lo que hacia. Lo que les llamo la atension era que brinda se encontraba sentada junto a este en el banco que estaba junto a su estatua de dios.

Parecio no darles importancia hasta que vio a Livia. "Acercate gladiadora Romana. Ven con tu compañera!!" grito el emperador. Que hizo que los demas patricios pusiera su atension rapidamente en todos los recien llegados.

"Faustus donde estabas? Bueno no importa, dinos a todos que toca ahora. Que espectaculo tienes para nosotros?" pregunto ignorando por el momento a los otros.

Mientras Elia escuchaba esas palabras del emperador y veia la situacion en la que estaban. Las miradas de los patricios en ustedes duraron unos segundos los suficientes para que puedas escabullirte de ahi. Lo que te dio algo de calma para buscar a los centuriones. Que los notabas apartados del emperador, al menos no tan cerca como cuando se descubrio ante los demas.

Severius estaba ahi hablando con ellos. No se veian felices.

"Estaba..." empezo a responder pero el propio emperador le saco importancia, asi que paso a su otra pregunta. "Uno que creo que ya estara listo mi emperador." entonces fue donde estaban algunas sirvientas bailando. Con un susurro al oido de ambas estas se sacaron la ropa quedando desnudas ahi y volviendo a bailar.

"Como agradecimiento por su presencia le propongo un festejo que espero se vuelva una tradicion. Una orgia entre topdos los presentes donde podamos dejar salir nuestra pasion como usted seguramente aprueba." dijo el hombre pareciendo dudar un poco de las palabras que decia pero talvez eran los nervios.

De cualquier forma al ver al emperador este se vio muy sonriente y dispuesto. "Deme unos momentos llenare el lugar de este lugar de preciosos trofeos para todos." dijo pasando a dar una orden a un sirviente para que trajera a todos.

Le sonrío mientras afirmo levemente. Sería para mí un auténtico privilegio, mi señor. Y no dudo que sería más que capaz de domar a cualquiera, incluyéndome a mí claro.

Sin embargo ya no digo nada más cuando veo entrar al resto regalando una sonrisa tanto a Mars cómo a Livia. Aunque no sea una sonrisa radiante.

En cualquier caso escucho la propuesta de Faustus y me quedo esperando, mirando al emperador, para ver qué le parece. Porque se acepta me parece que vamos a tener que ser Livia y yo las que nos encarguemos de él y puede que de su hermana.

Me acerco a Servius. Aprovecho que está apartado para hablar sin embagues.

-Parece que a los nuevos dioses no les preocupa en exceso la vida de los mortales, ni la legalidadad . Pronto los rumores llegarán hasta el último rincón del imperio. Es cuestión de tiempo que algún ambicioso General decida que su deber es salvar al pueblo y al Senado, puede que a más de uno. Ellos tendrán legiones y el emperador sus poderes divinos.. es fácil saber quién se impondrá, y también que hará con los leales al perdedor-