Partida Rol por web

Sonrío ante sus palabras afirmando con la cabeza. Me gusta que haya sido de su agrado. No negaré que hay algo embriagador cuando consigues ganar sobre alguien, pero no por eso la violencia es justificable. No siempre, al menos.

Escucho su siguiente pregunta un poco extrañada. Bueno, si es ella la que lo pide no me sentaría mal. Me inclino de hombros. Supongo que también depende del contexto, pero si ella lo pide no me negaría.

Observo como Mars se aproxima hasta donde estamos nosotras algo más apartadas y me llama. Le miro extrañado y luego miro a las patricias. Lo lamento. Intentaré volver lo antes posible, pero si me disculpan quisiera hablar con el sacerdote. Prometo cuando vuelva poder seguir con esta "conversación".

En caso de que no pongan pegas, me apartaría con Mars para escuchar lo que tenga que decirme.

Tomo a Brinda de la mano así raptandola de la conversación hasta llevarla a un sitio sin nadie escuchando.

Hasta que punto eres fiel a Marte? Más allá de tu casa o tus amos. Porque tengo algo que contarte y necesito saber dónde están tus lealtades.

Soy fiel a Marte, pero también debo ser fiel a mis amos pues no serlo podría significar mi muerte. O quedar como esclava toda la vida. Sin embargo, si lo que tiene que decirme no afecta demasiado negativamente a esta casa, puede contar con mi total y absoluto apoyo.

Asiento y saco de los pliegues de la túnica algo para escribir una nota. 

Dale a Livia está nota pero no la leas hasta que ella lo haga. Debe leerlo pronto y que Manius no la lea es por su seguridad. Entiendes? Entregándole una nota cerrada.

Y haciendo un gesto de que vaya

Afirmo frunciendo un poco el ceño y cojo la nota. Me quedo pensando por un momento y finalmente vuelvo a entrar en el sitio donde están todos reunidos.

Tras un breve intercambio de palabras con el sacerdote de Marte, vuelvo a centrarme en el resto de la fiesta. Sonrío hacia las patricias con las que estaba antes y les hago un gesto para que esperen solo un poco más, antes de acercarme a Livia por detrás.

¿Qué tal, lideresa? le digo con una nada sutil caricia en su brazo. ¿Podemos hablar un momento en privado? Prometo no robarte mucho tiempo. Si acepta, la llevaré aparte a una esquina alejada de vistas indiscretas.

Voy entrando de nuevo tras Brinda. Donde está toda la gente. A ver qué pasa que están haciendo todos.

Pensando que hacer. Miro hacia donde está la.sacerdotisa de mercurio

Las mujeres que Brinda deja se ven molestas con ellos y miran al Sacerdote con cierta molestia tambien pero le permiten que saque a la esclava de sus garras.

No le es facil a Brinda llegar detras de Livia, incluso hablar en privado viendola que esta cerca de Manius y alimentalodo. Mientras otros hombres se encuentran hablandoles.

"Mira quien vino. La campeona justo hablabamos de ti. Manius es tu oportunidad." dice uno casi riendo y tomando mas de su vino. Brinda ve que los hombres son patricios romanos que se los ve claramente borrachos con vino, disfrutando de uvas y de sirvientes cercanos a ellos.

Manius mientras esta pegado a Livia, sioendo servido por ella uvas y forzando una sonrisa a ellos. Ahora mirandote con gran curiosidad, tal vez porque escucho algo de lo que dijiste.

Tras excusarme con Decius asegurándole que la noche es larga y la gladiadora atenderá a los invitados, me acerco al centurión Severis.

Serverius espero a que te acerques y te trato de llevar donde habia menos gente. "Es este salon tranquilo?" pregunto y lo notaste algo molesto. "El emperador quiere mostrarse, pero debo estar seguro si hay algun enemigo aqui. Entiendes lo que digo." expreso el Servius que lo veias mas serio y molesto que en otras ocaciones. "Veo que pocos se sientan en su estatua."

Livia no se sorprendió de las palabras de los hombres, por contra se mostró dócil ante ellos, esperando tan solo por el deseo de Manius, no obstante la aparición de Brinda cautivó toda su atención momentáneamente, entendiendo en seguida que debía de tratarse de algo importante si la abordaba de esa manera y delante del joven domitor. O al menos esperaba que fuera importante, ya que de no serlo, seguro se enojaba.

-Mi tiempo no me pertenece, hermana Brinda, es a nuestro joven Manius a quien has de pedirle permiso en tal caso.- argumenta la esclava, entendiendo el apuro de la negra pero haciéndole ver que la situación era delicada.

Sonrío al joven dormitor mientras escucho a Livia. Por supuesto he escuchado a los otros Patricios. Con el tono más sensual que puedo, me inclino ante Manius dejando que vea mi cuerpo en todo su esplendor, incluyendo mis pechos que casi quieren escapar de mi ropa.

¿Y qué me pedirá mi amo para permitirme interrumpir momentáneamente su diversión? Prometo que solo será un momento, mi señor añado al final con un tono un poco más serio pero manteniendo mi sonrisa. Quién sabe, quizá baste con me encanto natural para que me deje hablar con Livia a solas.

Manius las vio a ambas, mas a Brinda en ese momento de claro deseo y luego los hombres, al final nego con la cabeza aunque fue a los hombres. "Ya hare algo pero por ahora no. Eh...ahora van a volver y lo hablamos." dijo con algo mas de seriedad, aunque aun se notaba su timidez. Ciertas risas salieron de los hombres ante el chico pero este solo lo acepto y miro a ambas. "Pueden irse, pero me cuentan lo que pasa luego." expreso pareciendo casi una orden, aunque aun le faltaba el tono de un buen romano.

-Aquí solo hay senadores y demás invitados, no hay peligro. Los gladiadores no están armados..al menos los Donicus. Han venido a divertirse no a prestar culto ante ninguna estatua, aunque admito que esperaba algo más de entusiasmo por su parte. Si eso os tranquiliza haré que la guardia se mantenga cerca y alerta - 

"Entusiasmo de mi parte?" pregunto algo confundido pero negando. "No es un trabajo facil el que tengo. El emperador no lo hace facil con estas salidas." expresa el hombre mirandolo de costado.

"No te preocupes por los guardias. Yo me encargare del emperador y ustedes seguiran con lo suyo." dice simplemente dejando aparte la sugerencia. "Incluso podriamos ofrecerle un espacio privado si te parece?" pregunta pareciendo esperar que aceptes.

Elia esta hablando con un guardia armado, que no es como los guardias de la casa ni los de ella sino alguien aparte bastante prestigioso por su forma de vestir.

-Claro domitor.- le asegura la romana haciendo una reverencia ante él antes de seguir a Brinda a uno de los pasillos laterales, la música y el bullicio harían imposible que nadie las oyera. Allí la gladiadora muda su gesto en uno muy serio, casi enojado.

-Espero que sea importante, alguien podría estar esperando una oportunidad como ésta para atacar al joven Manius.- dice con aire preocupado, tal vez un tanto paranoico.- No me fío de ninguno de esos hombres, en el mejor de los casos quieren reírse de nuestro señor y en el peor, hacerle algún mal.