Partida Rol por web

No dijo nada, simplemente pasaba de intentar hacer que abrieran los ojos, su querida Roma las había convertido en tristes marionetas de sus deseos... ¿Cómo creían que podría creer en las falsas bondades de las que hablaban si apenas había pasado tiempo desde que la habían arrancado de los brazos de su tierra y sus dioses... 

Buenos, ellas verían y cuando todo sucediera lamentaría lo que tendría que hacer...

Se giró y se fue a su celda sin decir nada más, las dejaría disfrutar de sus mentiras...

Nadie la detuvo ni Verina ni Livia, dejando que la germana estuviera sola con sus pensamientos. Ya el resto del dia le dejaria mas para pensar o tal vez otro dia. Lo importante que las cosas cambiaron aunque ellas aun no se daban cuenta cuanto.

En las noches que tenía tiempo, la germana fue creando su altar Ásatrú para rendir culto y comunicarse con sus deidades, cambiando y adaptándose con el tiempo y ante las necesidades del momento. 

El altar suele estar limpio y ordenado, orientado hacia el Norte, con objetos de madera, cerámica, piedra y metal, algunos de los cuales había moldeado ella para honrar a Freya y Loki. Aunque debía conseguir un cuerno para poder colocarlo en el altar, cuando lo consiguiera no lo mantendría siempre a la vista, sino que buscaría ocultarlo para que no fuera mancillado. 

También un sencillo cuenco de madera en donde dejaba las ofrendas de comida, bebida y flores, y otro que llenaba con agua limpia cada noche.

El altar progresa en buen camino, en tu mente tienes un bosquejo de como debe estar y con los materiales que tienes ahora no se parece mucho. Los guardias en unos momentos se ponen dispuestos a romperlo, aunque notas que cuando aprenden que es de Venus terminan riendo divertidos pero dejando la estructura estar.

Aun falta mas trabajo para hacer. Aunque te llama la atension en un momento como una frazada tuya que te regalaron para que estes mas comoda esta mojada.

Había costado que aquellos estúpidos guardias entendieran el significado del altar, aunque al final habían resultado realmente estúpidos y se habían creído que era para Venus y que poco a poco se iría convirtiendo también en uno para Marte pero al menos iba logrando poco a poco el ir sintiendo aquella minúscula celda como su hogar.

Cuando notó la humedad de la manta lo primero que hizo fue olerla, pues no le extrañaba que resultara ser orín de alguno de los guardias. De serlo, simplemente la lavaría con calma y la dejaría secar.

Si creían que tomaría represalias directas es que aún no la conocían. 

Las celdas sin duda era un lugar poco digno para algunas mientras otras ya habian terminado aceptando su nueva realidad. De cualquier forma todas sabian que no tenian demasiada intimidad en ese lugar pero a la vez tenian un espacio para charlar entre ella para conocerse mejor.

Generalmente a la noche o en otros momentos podrian preguntarse cosas o simplemente charlar. Relacionarse con sus hermanas de celdas. Aunque tambien podian quedarse calladas y apartarse lo que podian del resto. Era la eleccion de cada una.

Los guardias lo creen y te bromean pidiendo estar presentes en tu proximo ritual a la diosa. Mientras se agarran sus entre piernas.

Por otro lado la manta no huele a orina, sino a algo mas pero no puedes entender a que. De cualquier forma no apestaba ni a perfume ni a algo malo.

Imaginaba los posibles comentarios de los guardias pero simplemente pasó de ellos y continuó con sus labores y prácticas mientras acondicionaba el pequeño altar.

El olor de la manta era extraño peor no parecía malo por lo que intentó recordar si había olido algo así en alguna otra ocasión.

Tu altar tenia cierto parecido al de Livia y pensabas en lo que te habia contado antes, por lo que resultaba convincente para engañar a mas de uno haciendolo parecer un santuario para esa diosa romana que no conocias mucho. Era algo que deberias averiguar mas de ella pero habias hecho un buen trabajo.

Mientras seguias algo obsesionada con el olor te parecio sentir un aroma familiar finalmente, uno de excitacion. Pero no era ejeculacion sino algo femenino.

Poco a poco, con los consejos de Livia había ido construyendo algo que podría engañar a los guardias y al mismo tiempo le servía a ella para sentirse más cerca de sus deidades, más cerca de su hogar...

El extraño aroma de la manta le resulta confuso y algo familiar, por lo que le tocaría preguntar a sus compañeras o intentar averigua algo más al respecto...

La noche después de la arena - Celdas

Tras asearse después del entrenamiento habían regresado a las celdas, antes de dormir solían dedicar algunos minutos a hablar y conocerse. Eso era ahora más valioso incluso, pues habían nuevas hermanas y debían conocerse.

- Antes de que vayáis a vuestras celdas quiero preguntaros algo... - Su voz sonaba algo más seria, como si algo le preocupara o incomodara - Cada una tenemos nuestras celdas y cada una tenemos en ella las cosas que nos hemos ganado o nos han regalado... ¿Por qué os digo esto? Porque alguna mujer ha entrado a mi celda... ¿Cómo lo sé? Sencillo, encontré mi manta con un olor característico... El aroma de fluidos femeninos... No había presencia de masculinos por lo que eso me lleva a creer que tuvo que ser una mujer o dos quienes estuvieron manteniendo relaciones en mi celda, en mi camastro o una mujer que estuvo masturbándose ahí... 

Suspira mientras las sigue mirando.

- Me gustaría saber si ha sido alguna de vosotras. No para castigaros ni nada de eso, ya que eso no es competencia mía sino para saber si hay algún problema conmigo o cualquier otra cosa... O, por el contrario, si sabéis quién ha podido ser... Este lugar es el único que puedo decir que es mío, igual que lo será para cada una de vosotras... Así pues, imaginar cómo me siento al encontrarlo mancillado...

Quería ir de buenas, quería no sacar su lado más cruel y sanguinario, no con ellas... Por eso esperaba que fueran sinceras. 

Livia había terminado completamente cansada, completamente agotada, pero no había permitido que se le notara demasiado, no al menos delante de los hombres y el doctore. No se había forzado hasta el punto de abrir sus heridas pero notaba como los músculos le ardían y la arena había hecho rasguños en su piel, demasiado delicada por tanto tiempo a la sombra. Tras el baño y, al llegar a sus celdas, Livia se tumba bocarriba sobre el basto madero que hacía de cama y mira al techo con la vista en el techo, tratando de enfriar su piel al contacto con la fría tabla.

Sin embargo, las palabras de Soenya le hicieron fruncir un poco el ceño y elevó sus brazos para ponerlos tras la nuca:

-¿Cuando lo notaste Soenya? ¿Ha sido hoy o cuando? ¿Seguro que huele a mujer? Tal vez un guardia ha meado en tu celda solo por joderte...pide otra a Verina, seguro te la consigue.

Suspiro y niego con la cabeza, dirigiéndome hacia mi celda. Cuando salgo de ella llevo mi propia manta en las manos y me acerco a Soenya.

Desconozco quién te ha hecho esa jugada, pero en mi tierra no tenemos apenas mantas salvo algunas pieles de animales. Y aún así no es habitual que las usemos. Por lo tanto yo estoy acostumbrada a dormir sin nada, así que te ofrezco mi manta hasta que puedas conseguir una.

Tiendo la manta hacia Soenya antes de volver a mi celda para dormir.

- Lo noté antes de salir... No Livia, no es orín. Sé reconocer y diferenciar un aroma de otro... La semilla de los hombres huele de otra forma, los líquidos de las mujeres de otra y los orines de otra muy distinta... No se trata de pedir otra o... 

Entonces llega Brinda con otras mantas y niega con la cabeza.

- No es necesario, no me incomoda que esté eso pues puedo lavarla. Lo que me molesta e inquieta es que alguien haya entrado a mi celda a hacer eso... Además, duermo desnuda y no me tapo. La uso para ponerla en el camastro y estar más blanda. 

A medida que Alina escuchaba la conversación su gesto de asco se hacía más evidente. Cuando comenzaron a comparar el olor del orín, y demás líquidos que salían de entre las piernas de hombres y mujeres, le dio una náusea y se cubrió la boca con una mano. 

Negó con la cabeza. 

—Yo no haber sido —se defendió, aunque esperaba que su inocencia fuera evidente.

Se llevó una mano al vientre y suspiró profundamente, un poco más recuperada. 

—Yo no entender. ¿Mujeres hacer aquí entre ellas lo que se supone que hacer con hombres? 

Meneó la cabeza con expresión de incredulidad. 

—¿Y cómo es que poder hacerlo? ¿Y por qué hacerlo? 

El resto ya se habían ido a sus celdas, quizás sus puertas estarían cerradas, quizás no pero la suya solía estar abierta desde hacia poco tiempo y debía hablar con Livia, sí o sí. 

Se acercó hasta los barrotes, hacia la zona cerca a su celda y dio unos golpecitos.

- Livia, tengo que hablar contigo... 

Livia estaba de rodillas frente a su altar, aún no se había tomado la adormidera pues estaba aprovechando para rezar con las manos en las rodillas y expresión concentrada. Entonces el tintineo de los barrotes la saca de su ensimismamiento y alza la vista.

-¿Si?-​​​​​​-inquiere en voz baja mientras de levanta y se acerca a ella- ¿Que pasa Soenya?

Se apoyó en la fría pared para hablar con ella.

- Quiero hablar de lo sucedido en la arena... Sé que no parecía yo pero tu misma lo dijiste... O comes o te comen... Y no puedo permitir que siendo ahora la líder me hables así frente a la domina, las nuevas y el resto de gladiadores... Es una lástima que ya no seas nuestra líder y me fastidia el motivo pero ahora debo imponerme... Y me gustaría que lo entendieras. 

Livia niega un poco con la cabeza y sonríe:

-En todo momento traté de hablarte con educación y respeto, igual que cuando yo era líder, jamás se me ocurrió decirle al doctore lo que tenía que hacer. Te pusiste nerviosa y te propasaste, mejor que te reprenda yo a que lo haga la domina. Estar en tu posición no es ningún privilegio y lo sabes. Eres la cabeza de turco que la domina ha puesto arriba para poder cortarla a la mínima oportunidad. Créeme, a nadie de los de arriba les va a parecer bien que una esclava, por muy gladiadora que sea, pretenda imponer o sugerir si Brinda merecía o no castigo...si, que no querías decir que la latigase, pero es a lo que sonó. Y ya que eres novata en los protocolos sociales de los romanos, te los refresco...no pretendo hacerte mal, Soenya, pero no pretendas tu destacar por encima del resto de esclavas...porque es lo que somos, incluso tu. Muebles, con más o menos adornos. Pero muebles.- en todo momento se mantiene calmada y paciente, intenta explicarse lo mejor que puede pero ya no trata de suavizar sus palabras, quizás ha aprendido que para llegar a la germana ha de ser directa como ella- Quítate de la cabeza que tienes privilegio ninguno porque no es verdad...solo tienes lo que los romanos quieren que tengas para poder quitártelo y reírse. Para que puedas estar más a mano para el centurión...no lo olvides y procura no destacar tanto, porque no es algo que te puedas permitir. Es un consejo, no una amenaza.

- Primero me dices que destaque para lograr la aprobación de los romanos y así mi libertad, ahora que no lo haga... Sabes, te pareces mucho al Doctore y su habilidad para decir primero negro y luego blanco... En ningún momento sugerí castigo alguno para Brinda, sino que el Doctore detuviera su carrera con el látigo. ¿Y no crees que si me comporto así es porque alguien me lo ha pedido? Hay gente por encima de la Domina Livia y si estoy en esta posición no ha sido por ella, puedes creerme... Y si, algunos privilegios me han sido otorgados no por mi nueva posición sino porque así me lo gané en la arena, solamente tienes que ver que me han dado una manta... Y si, claro que sé que lo pueden usar para reírse, ya lo he notado cuando alguien se ha masturbado en mi celda o mantenido relaciones... Tu puedes conocer la Roma de ciudad Livia, pero no olvides que quien ha luchado contra tu pueblo he sido yo. Y tu, ahora, vuelves a ser lo mismo que nosotras e incluso hasta que no tengas tu marca hasta Ikaterina puede estar por encima de ti pues aún no se te considera una gladiadora de verdad...