Partida Rol por web

- ¿Eressea?- Pregunté aún hablando por teléfono con Ligeia.- Estábamos con ella y fue al mar. Supongo que quiso volver a su sitio... No lo sé.- Digo sintiéndome cada vez mejor que hablaba con Ligeía.

Mike estaba cerca, por lo que mi conversación con Ligeia podía ser escuchada. No tenía nada que ocultar y de hecho hablar en alto hacía que me sintiera mejor.

-Quisimos bajar. Ella nos contó algo de civilizaciones antiguas sumergidas o ... Algo así y pensamos que era buena idea intentar descubrir algo, pero...salió mal. Nos vimos rodeados inexplicablemente por tiburones.

Vuelvo a abrir los ojos imaginando el horroroso panorama que han presenciado. Sacudo la cabeza intentando sacudir también mi mente. 

- ¿Dónde estás ahora? Azariel y yo estamos en la Marina Piccola, en la playa. Ronan se ha ido con Naya y con Enna a buscar a... otro sireno. 

Asintió despacio a la explicación de Ligeia mientras veia como se llevaba el objeto a la cara. Sus ojos se desviaron para repasar la zona donde estaban.

-¿Jo-der? - arrugó los labios hacia un lado de un modo algo sexy sin pretenderlo mientras ella seguía hablando. Finalmente le cogió la mano libre para tirar de ella hacia delante. Quizás si se movían los encontrarían. No sabía donde estaba esa cabaña, si estaba cerca o no, pero las rocas si. Así que hacia allí intentaba guiar a su tesoro

Antes de subir a la superficie la sirena se acercó a el y eso hizo que perdiera el sentido de la orientación por unos segundos, los movimientos de esta hicieron que la siguiera con la mirada a medida que avanzaba y giraba sobre el como si el fuera el sol y ella un planeta aunque sería al revés en ese caso, era el quien se sentía atraído por la sirena. 

No pudo evitar sonreir y que unas burbujas e escapasen por la boquilla del oxigeno pero fueron unos segundos, el asombro por el cambio en sus ropajes fue más llamativo en sus  ojos, asintió ante su saludo sin poder respónderle en ese momento. 

Le indicó con el dedo que se encontrarían en la playa y luego subió hacía el barco no sin antes acariciar el rostro de la sirena y guiñarle un ojo. No quería apartarse de ella pero el oxigeno se acabaría y perder la vida por falta de oxigeno sería una estupidez por su parte. Saldría y se cambiaría, ella le esperaría en la playa seguramente o subiría al barco como le había indicado al principio antes de que se acercar hasta el, lo principal era salir de allí no fueran a volver los tiburones.

Mientras Valeria habla con Ligeia Marc sube por fin al barco y tras una indicación del capitán el yate comienza a volver hacia el muelle,esta vez lentamente

-"Avisaré al señor Belloch del fallecimiento de la señorita Bianca"-informa a Mike mientras Marc se hace a la superficie de nuevo

A vuestro alrededor los marineros se mueven en silencio,respetando el momento de duelo por la joven a pesar de que ninguno la conociera más que de aquel corto viaje desde Barcelona a Capri

Mientras desde los espigones Ligeia habla con Val y Azariel se dispone a buscar tierra adentro aquella cabaña,ambos pueden ver cómo el yate que está más allá de las enormes piedras comienza a regresar al muelle lentamente por lo que si os acercáis hasta el lugar podréis esperar a vuestros compañeros allí y decidir sobre lo que debéis hacer a continuación y aclarar la muerte de Bianca,algo que ninguno se esperaba

Suspiré, tenía que intentar superar mi abatimiento. La conversación de Valeria me distrajo, pero mi mente solo captó palabras sueltas, sin duda porque me encontraba disperso.

Miré al capitán que me dijo que ya había notificado la pérdida - Gracias 

Me levanté del suelo y  me puse a mirar por la borda,  pero de pronto me sentí incapaz de seguir mirando al mar, como si temiera encontrar de pronto un trozo de carne humana - Me voy adentro - Y eso hice, buscando un lugar en el que tumbarme, a poder ser en soledad.

Miro a Azariel mientras hablo con val y justo cuando tira de mi mano veo el yate. Cuelgo el teléfono, si estaban en las rocas, deben estar volviendo en ese yate. 

- Bianda ha muerto, al parecer se sumergieron buscando a los demás, y un tiburón la cogió, Eneas y ¿Eresia? no están con ellos, creo que solo están Val y Mark.

La verdad es que no había tratado mucho con Bianca y aunque lamentaba lo que había ocurrido no me afecta demasiado.

Detuvo sus pasos al sentir que no tiraba de ella con fluidez. No entendió muy bien lo que le decía. Comprendia lo que era la muerte, pero...¿como habia sido posible? ¿No había ninguna sirena ni tritón con ella que pudiera haberla ayudado? Se frotó la sien derecha con dos dedos intentando recordar con quien se había quedado aquella chica, pero ciertamente no lo recordaba, y aún en el caso de que si, no le serviría, pues había pasado tiempo desde que la vió.

Sondeó el rostro de Ligeia, y al ver que ella no estaba sufriendo, su cuerpo se relajó.

- Reunir con ellos entonces - se encogió de hombros - ¿Saber tu donde están? ¿Donde ir nosotros? -

Señalo el Yate que está volviendo ¿cómo puede alguien prestarme tanta atención? Aún no comprendo como Poseidón, me regalas a Azariel. Lo veo mirarme unos instantes por si estoy ¿Afectada? Miro esa cara tan bonita y que me muera ya si creo merecer este regalo. 

- Deben... estar volviendo en el ese barco - tiro un poco para acercarnos al lugar donde atraque - no sé dónde debe haberse metido Eneas, ni la otra sirena ¿dónde estarán? ¿com máximo? ¿En la cabaña esa del pescador? 

- No saber - dijo sin terminar de saber cual era la mejor opción. Lo que si sabía en esos momentos era las ganas que sentía de ella. Dió otro tironcito de su mano, pero esta vez para pegarla a su cuerpo y cogiendo con suavidad su barbilla se inclinó para besarla una vez más.

Con algo de reticencia se apartó de nuevo y echó a andar de nuevo - Ir con tus humanos. Luego ir cabaña. ¿Parecer a ti bien? -

- A mí me parece bien donde tú estés. Esperemos a Val a ver qué ha pasado.

Murmuro reticente a separarme de su cuerpo, ese olor a sal… el beso me lleva al cuarto de baño.

- Oye… cielo... escúchame... cuando todo esto termine… ¿Qué…?- vamos a hacer, vas a hacer, va a pasar… ni  me atrevo a terminar la pregunta. ¿Cielo? ¿Por qué he dicho cielo? ¿desde cuando soy la reina de los osos amorosos? 

Se detuvo extrañado ante aquella pregunta, pues no sabía si la había entendido bien. Él no solía pensar más allá del dia siguiente, y a veces ni eso. Le gustaba disfrutar el momento. Si que tenía una cosa clara. Quería estar con ella al día siguiente, y al otro, y al otro. Ella había llegado a su vida para trastocarlo todo y no podia imaginarse no volver a verla. No le había pasado eso con nadie, ni siquiera con su madre.

Cuando decidió irse del mar con Ligeia lo hizo sin dudar ni un segundo ni echar la vista atrás. - No se. No pensar. - le apartó el pelo del rostro con una mano - ¿estar contigo? - dijo con sencillez.

- ¿No... Te marcharás? ¿Y como...?

No sé qué me pasa, que no puedo hablar del todo bien, es como si me desbordara todo, como si fuera demasiado, lo miro, y con la yema de los dedos le toco la piel, recordando que se le reseca cuando está mucho tiempo fuera del agua.

- ¿Y si yo pudiera ir al agua contigo? ¿No hay alguna manera de que yo pueda tener cola, como tú tienes piernas?

Si ellos pueden, quizá haya alguna manera de hacer el mismo proceso, pero al revés. Los ojos me  brillan, sonrío feliz, la idea me fascina y se nota en cada poro de mi piel.

- Me encanta tu cola.

Un segundo después me echó a reír por el doble sentido de lo que he dicho.

La piel se le erizaba con el caminar de sus dedos sobre ésta pero no apartaba sus ojos de ella. Sus ojos se entristecieron levemente al ver lo mucho que parecia querer Ligeia ser como ellos y sabía que no podía concederle aquel deseo. Al menos no tenía constancia de que eso fuera posible. Si, había sirenas poderosas y con dones increibles, pero no conocía ninguna que pudiera hacer tal cosa.

Cabeceó suavemente mientras bajaba la mirada a su mano, la que seguía acariciandole para luego rozar con la punta de su nariz la de ella - Me encanta todo tú - dijo intentando imitar la misma construcción de la frase para ir amoldandose y aprendiendo más de ese fantástico idioma, aunque no sabía si estaba consiguiendolo o no.

¡Qué antinatural era encontrarse así, yo en mi verdadera forma y él, teniendo que cubrirse de pesados artilugios para estar a mi lado!  Apenas sus ojos permanecían a la vista, tras un sólido cristal, robándome su sonrisa. Suficiente con su mirada, sin embargo, para evocar sus facciones y la belleza de su rostro.

Pero, al contrario que durante el desenfadado y sensual descubrimiento mútuo de hace apenas unas horas, los acontecimientos no me iban a permitir tregua alguna.   Mi dulce sonrisa se torna en un frío y preocupado gesto, la Eressëa analítica y reservada que él no había llegado a conocer.

Asiento al gesto de Marc, del guerrero, cuando con señas me indica que quedemos en la playa.  No quiero subir al barco, no en estos momentos, pues hay cosas que quiero hablar a solas con él.  Le rodeo nadando de nuevo, rozándole con las azuladas y suaves escamas de mi larga aleta caudal y tras un fuerte impulso de la misma, desaparezco entre las aguas

El barco se va a cercando al muelle pero llegan antes Azariel y Ligeia que ven con cierta sorpresa cómo Eressëa emerge cerca de la orilla mirando a un lado y a otro antes de meterse bajo uno de los pantalanes y arrastrase hasta que el agua no la toca.Si se agachan pueden ver cómo la sirena se transforma nuevamente en humana y sale de allí con cuidado de que el mar no la roce.Vuelve a estar desnuda y su escultural cuerpo sobrecoge la visión de Ligeia que se queda sin respiración al ver nuevamente a la hermosa y a la vez amenazante sirena

El tritón esperó a que su amiga terminara de transformarse, visualizando como era el proceso, porque realmente,  no había visto con sus ojos como la cola se transformaba en dos valiosas piernas, pues cuando a él le sucedia, el dolor no le permitia fijarse en esos detalles.

Cuando Eressëa estuvo finalmente en pie, cogió la mano de Ligeia y se aproximaron juntos. No parecia haber gente cerca así que se sintió con libertad de hablar sin esconderse.

- Hola, Eressëa. ¿Eneas? - sus ojos buscaron más allá, hacia las aguas, pues pensaba que ella estaba junto al escultural tritón de cabellos rubios. - Necesitar hablar con él. Bruja del mar aquí - hablaba en el idioma de la humana como siempre que estaba con ellos mientras señalaba el suelo que pisaban para que entendiera a que se refería.