Partida Rol por web

Con las bebidas en la mano el chico mira sorprendido a Ligeia sin comprender muy bien lo que acaba de pasar allí pero aún así asiente y sonríe ante el abrazo espontáneo de ella

-"Otro día ven.Tomaremos algo más ¿ok?"-se despide de Val con la mano y observa a las dos mujeres salir del local con una mirada pensativa en el rostro

Ahora sí, podíamos ir hacia el embarcadero para buscar una barquita. Le sonrío a Val y le hago un gesto para salir y dirigirnos hacia los barquitos.

Os encamináis por el paseo en dirección a la playa dejando atrás los bares y el bullicio con la intención de buscar el medio para llegar de nuevo a aquellas Faraglioni donde Ligeia asegura haber visto sirenas

La forma de moverse de Nayade os deja a todos obnubilados hasta que desaparece en el agua y aunque os parece ver una cola no estáis muy seguros debido a la distancia y a la lluvia que cada vez es más fuerte.El hechizo continúa cuando Eressëa y Eneas comienzan a andar junto a vosotros.Su forma de moverse,la delicadeza de sus andares,la belleza de sus gestos hacen que se asemejen a bellos dioses ante vuestros ojos y la sensación de adoración por ellos es más fuerte si cabe aún.Por alguna razón Azariel no ejerce ese influjo en vosotros excepto en Ronan que de manera inconsciente no deja de mirar al hombre mientras una melodía ocupa parte de sus pensamientos

Avanzando lo más deprisa que podéis ya que los recién llegados parecen incapaces de correr llegáis por fin hasta el paseo de madera y avanzáis hasta el bar más cercano,aquel del que Val y Ligeia salieron hace poco para dirigirse a la playa.Todos los bares y restaurantes están bastante atestados de gente que se refugia del aguacero pero el buen humor prevalece y la música local invade el lugar en el que entráis mientras las voces de idiomas mezclados llegan a vuestros oídos

Eressëa,Eneas y Azariel se detienen algo apabullados al ver a todas aquellas personas juntas,al escuchar esa extraña música y esas voces estridentes.Muchos llevan algo alargado en la mano mientras que otros portan algo parecido a piedras planas con cosas que desprenden diversos olores,algunos atrayentes,otros repugnantes para su olfato

A lo largo del recorrido hacia el bar, no puedo evitar irme fijando en cada uno de los nuevos, mira que lo intento pero soy incapaz y me siento mal por ello, deben de sentirse incómodos ante tanta mirada y al resultarles todo nuevo y diferente.

al entrar al bar y ver lo animado que estaba el ambiente no puedo evitar esbozar una sonrisa animada. Parece que el temporal que se estaba adentrando no afectaba al estado de animo de los lugareños. 

- Vaya !! esto está muy animado !!.- dije en un tono de voz lo suficiente alto como para que me oyesen mis compañeros. - si queréis buscad una mesa para todos, yo iré a pedir algo a la barra, que queréis? 

Era difícil concentrarse con estos seres tan cerca, quizá por ello nadie protesto por su paso lento bajo la lluvia, pero es que merecía la pena verlos caminar.

Llegamos al bar y observé su reacción – No pasa nada, es normal este jaleo, busquemos una mesa apartada, aunque va a estar difícil.

Busqué con la mirada, seguramente habría que conformarse con un lugar en el que cupiéramos todos, a ver si había suerte. Respondí a Bianca – Gracias, yo un café con leche

¿Cómo se producía un cambio tan extremo? ¿Cómo un ser acuático podía pasar a terrestre en solo unos segundos? Esas preguntas deberían haber pasado por la mente del periodista, pero estaba tan concentrado en la belleza de esa joven que sencillamente se le escapó, como si una pared hubiera separado su lado analítico de su lado… no analítico. Incluso cuando comenzaron a caminar hacia el bar, no podía dejar de admirar su caminar, su belleza etérea, como si fueran seres divinos.

-Concentrate Máximo- se dijo apartando la mirada, pero volviendo a ellos de forma insistente. Solo pudo frotarse los ojos con una mano, mientras caminaba y luchaba con sus pensamientos. Si seguía así le tendría que atar… y hablando de eso. Miró a Valeria, ella debería estar por saltar sobre Eneas de un momento a otro.

El bar resultaba muy acogedor y también un poco agobiante, así que con la mirada buscó una mesa apartada en la que todos estén cómodos. También previó ubicar a las sirenas de tal manera que ellos les taparan, para que así nadie les viera insistentemente, aunque seria dificil que no destacaran. 

-Nada para mí, gracias- le dijo a Bianca, sintiéndose incapaz de beber o comer algo ahora mismo-. Qué tal si nos sentamos por allá.  

De nuevo aquella sensación de enamoramiento casi mágica al ver a Eneas y a Eressea de nuevo. A penas me da tiempo a ver a la otra sirena morenita más pequeña. Me habría encantado saludarla. A quién sí saludo es al sireno, con una mano y una sonrisa tímida, pues sé que a su enamorada no le caigo en gracia y no quiero molestarla, luego vuelvo mi mirada hacia Az, preocupada, sé lo que teme y aunque siento un amor casi incondicional por Eneas y Eressea mi mirada siempre es hacia este fornido morenito que no quiero volver a perder de vista.

Ante la lluvia no me inmuto, aunque hace algo de frío... suelto la mano de Azariel y me froto un poco los brazos. Parece que la excursión vendrá a nosotros.

Llegamos al local, yo sigo callada a todo el mundo mientras busco en el cielo a Poe que debe haberse refugiado porque llega una tormenta importante viendo cómo está la mar. Mientras caminamos le doy con el codo a Máximo en señal de saludo y le sonrío de medio lado.

- ¿Seguirá Carlo por aquí? – Pregunto pensativa mirando a Val.

Bianca pregunta qué queremos beber.

- Agua, tienes que beber y comer algo, anda – murmuro acariciando el brazo de Az – yo quiero una cerveza.

Al llegar el ambiente está animado, algo que se contagia con solo estar allí aunque su mirada se desvía siempre y sin quererlo a los habitantes del mar, no entendía por que pasaba pero no le importaba hacer lo que ellos quisieran, entre eso y sus pensamientos, no podía evitar preguntarse por que Azariel no había creado ese efecto en el, ¿podía ser que tuvieran distintos poderes y el del primer tritón que conoció fuera el de cantar?. No quería imaginarse a si combinaban ambos efectos....

Bianca dijo que se acercaría a la barra a pedir mientras los demás indicaban de ir a buscar un sitio, se acercó a la estudiante. - Iré contigo. No quería apartarse de los sirenos, pero quería probar algo, necesitaba probarlo a la vez que necesitaba estar sentado entre ambos y que estos les acariciasen cual perrito.

Estaba tan preocupada de la lluvia que para cuando la chica se tiró al agua fue cuando realmente volví a centrarme ligeramente.

Ligeramente cuando el chapotéo en el agua me hizo volver la cabeza, creí ver algo...¿una cola? No puede ser Val! Me restregué los ojos como si estuviera en un sueño y miré a mi alrededor por si alguien había visto lo mismo que yo: Esa chica tenía cola de pez? Nah...debían de ser imaginaciones mías.

-Alguien mas ha visto...- me volví a los demás para expresar mi duda, aunque me tachasen de loca. Y allí, mirando a los nuevos no pude si no quedarme sin palabras mientras los miraba. Una sensación como cuando Azariel se presentó y se puso a cantar como los ángeles.

- Wow.- Me quedé pasmada, como si me hubieran dado un tripi.- Pedazo de culo tiene la rubia.- Acabe diciendo por lo bajo, cuando salí de mi parálisis mental, refiriéndome ala muchacha nueva.

Al final decidieron resguardarse de la lluvia en un bar pese lo atestado que estaba por la lluvia. Quizá era lo mejor y al menos, empezar a hablar con esta gente del clan de Azariel. - ¿Carlo? pregunte sin mirar a Ligeia aun mirando a los nuevos de reojo.- Estaría bien que se invitara a algo ahora.

Ciertamente necesitaba algo. Estaba como confundida y ver una cola en el agua, o imaginármela, significaba que estaba cansada.

- Voy con vosotros también.- Me ofrecí a Bianca y Marc.- Necesito un café bien cargado.

Por un momento apretó fuertemente la mano de Ligeia, totalmente desorientado y confuso. Aquello no ers como la casa de los humanos.

- Pescado - dijo a la petición de comer. Le parecía raro no tener que cazar su propia comida pero no dijo nada. Solo olfateó el aire mientras su cuerpo se pegaba incoscientemente al de su tesoro

Siguiendo los pasos del resto, la rubia sirena no se separa de Eneas mientras contempla cada detalle del lugar, como así también las personas que allí se encuentran. De momento se mantiene en silencio, siendo muy ajena a lo que puede despertar de cara al resto de los humanos, Eressëa anhela comprender un poco su comportamiento y así deshacerse de las dudas que van surgiendo en pos a todo lo que representa estos seres de cara a los de su especie. 

No obstante el bar es un tanto ruidoso, pero no le molesta y la música ambiental es extraña, cada uno de sus compañeros se manejan solos mientras ella permanece pegada al rubio tritón. Prefiere no hablar, hace un rato que espera palabra de Eneas y al mantenerse callado, la sirena adopta la misma conducta mientras se deja guiar por el resto. Hablan de café, café con leche, cerveza y ella no tiene ni idea de lo que es. 

Así que toma asiento en el lugar que indican, y aguarda paciente. 

Seguí al grupo en silencio y tomé asiento junto a Máximo en la mesa apartada que había escogido, descolgándome de la espalda el arpón que tanto alarmaba a la chiflada del pelo azul y sobre el que ninguno de los nuevos sirenos había hecho el más mínimo comentario. Era una pena que Azariel, con lo hermoso que era, se hubiera fijado en alguien que parecía sacada de una telenovela de puras actrices histriónicas. Dejé el arma situada junto a mis piernas, debajo de la mesa.

Escuché que Bianca preguntaba si queríamos tomar algo y que iba a pedir las consumiciones en la barra.

-Para mí nada, gracias -le dije a la estudiante, en tono cordial.

No me pasó desapercibido lo silenciosos que se hallaban el trío de sirenos ante la algarabía que se podía percibir en la cafetería. Era lógico que ellos, poco acostumbrados a las multitudes, estuvieran un tanto intimidados. Quería preguntar a Eneas acerca de su gente, pero el sireno parecía envuelto en sus pensamientos desde hacía un rato y prefería no molestarle, por lo que me dirigí a su compañera.

-Eressëa, ¿no? -No estaba seguro de si había pronunciado el nombre correctamente-. ¿Sabes cuántos más de vuestra gente van a venir con Orien?

Máximo le dedicó un guiño a Ligea, algo apenado de que no le haya prestado atención antes pues… Sonaba mal, pero solo tenía ojos para las dos sirenas. ¿Habría alguna forma de evadir esto? ¿Qué era lo que les hacía tan atractivos? Podría ser algún tipo de feromona o similar. Mike y Ronan serían más útiles en esas cuestiones, él solo podía divagar sobre ello. Valeria parecía algo perdida, lo que le recordó que ella no sabía nada de esos dos, no sabía su verdadero origen. Ya se estaban alejando, así que solo pudo alzar un poco su voz para llamar a Marc.

-Marc… explicale a Valeria lo de…- hizo una señal con la cabeza a Eressea y Eneas-. Con discreción- agregó, solo moviendo los labios y soltando un suspiro a continuación. Tomó asiento y se frotó las manos ateridas. ¿Ahora qué? Por suerte Ronan comenzó con la charla, algo de agradecer. Obligándose a bajar la mirada, para no centrarla en esos hermosos seres, Máximo comenzó a buscar videos sobre los ataques, para mostrárselos y tener una opinión de primera mano de ellos.  

No hubo muchos que pidieron cosas, pero me quedé pendiente por si había cosas que llevar a la mesa en caso de que el servicio fuese en la barra.

Nos sentamos, no sabía muy bien como afrontar la situación, éramos muchos pensábamos distinto. Yo como biólogo tenía muchas dudas con respecto a estos seres, y como persona había mucho que esclarecer.

Tras carraspear me decidí a preguntar algo – ¿Alguno de los nuevos ha tenido noticias de lo de los ataques a humanos? Y en caso de que la respuesta sea “no”… ¿Tenéis algún jefe, jefa o alguien allá abajo que lo pudiese averiguar?

- Un café- Pedí en la barra cuando pudimos hacernos sitio entre la gente.

Suspiré apoyando la cabeza en mis manos, y los codos en la barra. Estaba cansada y confundida. Y encima me había parecido ver una cola  de sirena en el agua. No ayudaba mucho mas que la simple presencia de aquellos chicos me supusiera como estar en un trance. Como cuando la polilla va a la lámpara.

Me volví hacia Marc y Bianca con aire un poco cansado, extrañada por las palabras de Max.

- Que me expliques...¿qué?- pregunté a Marc, mirando a Bianca también.- No me digas que esta gente es abstemia, por que ya lo que me faltaba.- Dije, esbozando una leve sonrisa. - Camarero. Ahora que caigo.. el café que sea Irlandes, por favor.- Si, porque un poco de Whisky no me iba a venir mal, ni para entrar en calor ni ara tratar de entender las cosas.