Partida Rol por web

Apoyo la bolsa de la ropa en el suelo y me acomodo apoyada en la pared mientras me fumo el piti.

-Marc me ha dicho que me enviaría la ubicación de a donde van a ir.- digo mientras reviso mi móvil a ver si había recibido algún mensaje de Marc.  -quieres ? - le ofrezco un cigarro a mi profesor aunque nunca le había visto fumar.

- Vale, pues esperemos – Comenté a lo del mensaje que le tenían que enviar. No es que en general me gustara esperar, pero en buena compañía y en un lugar como este, tampoco se estaba tan mal.

No solía fumar, pero alguna que otra vez lo había hecho – Venga, un día es un día – Le dije aceptando el cigarrillo. Tampoco tenía fuego, así que esperé el mechero o a que me lo encendiera.

Le doy el cigarrillo y el mechero seguidamente para que se lo encienda. Tras un par de camadas mientras le miraba coquetamente me suena el móvil.

- Mira, ya me ha respondido Marc, pongámonos en marcha.- le digo comenzando a andar saliendo del porche de la entrada.- no parece que esté muy lejos 

Ligeia os guía por aquel camino pedregoso de la montaña que rodea las casas y la playa por lo que no os cruzáis con más humanos,seguramente influya también el hecho de que todo está mojado y sigue haciendo bastante frío,un hecho que notáis en vuestra nueva piel y que os resulta bastante desagradable pues pronto comenzáis a tiritar ya que vuestras ropas son insuficientes

Tras un buen rato caminando llegáis por fin a vuestro destino.Se trata de un lugar inmenso al que se accede por un camino de piedra sombreado por plantas trepadoras que se enrollan en unos palos de hierro.El camino termina ante una gran puerta de huerro que Ligea abre apretando algún botón de un pequeño aparato que tiene en la mano

Una vez dentro os encontráis ante un hermoso jardín repleto de flores cuyo olor inunda el lugar mezclado con el de la tierra mojada.Una escalera de piedra blanca conduce hasta la casa propiamente dicha situada un piso por encima; a la derecha y semitapada por unos árboles hay algo rectangular y grande en el suelo tapado con una lona

La chica del pelo azul sube las escaleras blancas y saca algo de su bolsillo que introduce en la puerta y ésta se abre dando paso al calor de la casa
 

Probablemente se debiese a aquella débil y frágil piel, pero el pelirrojo, que en las profundidades había estado a temperaturas que matarían a un humano, ahora tiritaba como un niño. Aquello no le gustaba. Aquello le ponía de mal humor. Pero sus sentidos captaban olores y formas que nunca había visto -menos pintorescas que las profundidades, pero hermosas igualmente- de modo que su atención se desviaba a cada paso, entreteniéndose con los detalles.

Pero aquello, una pared que se movía para dar paso y que necesitaba una pequeña piedra metálica con forma rara era tan curioso como innecesario. Se puso frente a la puerta y la cerró. Y la abrió. Y la cerró nuevamente. Se rió. Volvió a abrirla.

¿Para qué sirve?

Volvió a cerrarla.

- Tienes frío... Voy a por mantas, y más ropa, y os preparo algo calentito ¿Vale? Cuando salí del agua anoche estaba igual, casi me da un parraque del frío.

Parloteo contenta. Por lo general soy una persona silenciosa y seria, aquella situación descubría cosas de mí que yo no conocía. Cuándo voy a echar a correr hacia el cuarto el pelirrojito habla. Río divertida, me vuelvo, dejo la puerta cerrada y tiro un poco de él, cojo a Nayi de la mano y me voy con los dos hacia arriba si se dejan llevar.

- Eso es una puerta, y sirve para... Qué no entre el frío, para resguardarse de la intemperie.

No.*

Imposible dar una respuesta más infantil a la propuesta de las mantas para el frío, pero la puerta le distrajo lo suficiente como para que se me olvide, hasta que me quitan mi nuevo juguete sin sentido.

¿El Frío es mal?*

A su entender se trataba de alguna persona. Esta humana rara tenía enemigos y, si le caía bien a Azariel, tal vez debería intentar medio protegerla o algo. En cualquier caso se dejó llevar por la muchacha hacia arriba mientras intentaba quedarse con todos los detalles. Se trataba de una especie de cueva en la superficie, pero no parecía natural en absoluto. Al menos la humana le estaba dando respuestas y parecía divertida. Desde luego era mucho mejor aquí que cuando la conoció bajo el mar. Y el tritón estaba siendo más capullo en la superficie que bajo el mar. Por desgracia él no se daba cuenta de ello.

Y una vez más te encuentras ante aquella gran puerta por la que Ligeia te guió la primera vez aunque en esta ocasión el que está aterido de frío eres tú,desnudo y agotado tras la caminata.Por suerte para ti ves luz en una de las ventanas del piso superior por lo que alguien debe haber en la casa.Tras buscar el modo de entrar sin conseguirlo resuelves que aquella cosa metálica que sobresale en la pared debe servir para algo y la pulsas a la vez que dentro se escucha una especia de pitido

Aterido, desnudo y con bastante dolor en lo que los humanos llamaban pies, Azariel temblaba mientras intentaba adivinar como acceder. Al final logró dar con algo, que le hizo dar un paso hacia atrás asustado. Ese extraño ruido parecia haber resonado por todo el exterior.

- ¡¡LIGEIAAAAAAAAAA!! ¡¡HUMANOOOOOOOOOOS!! ¡¡SOY YO, AZARIEL!! - Comenzó a llamar a voces mirando hacia el fuego que parecia brillar dentro. Intentó abrazarse a si mismo pero sentía los brazos igual de frios que el cuerpo y no parecia servir de nada.

Mientras ambos bajáis las escaleras os parece escuchar una voz gritando algo que no llegáis a entender por lo que os apresuráis y Enna puede ver cómo Ligeia vuelve a accionar un mando y el enorme portón comienza a abrirse revelando a un Azariel desnudo,helado y con el miedo pintado en su cara.EL tritón tiembla de manera incontrolable y sus pies dañados muestras múltiples arañazos al haber caminado con ellos desnudos 

No entendía qué pasaba, pero estaba listo para saltar al cuello de lo que quiera que fuese. Lo que no esperaba era ver a Azariel tan pronto, ellos apenas acababan de llegar ¿tanto se demoraban las piernas humanas?

Cualquier resquemor quedaba en un segundo plano cuando su amigo estaba al borde de la muerte, o algo así, y se tiró sobre él para cargarlo sobre su hombro.

Tranquilo ¿qué ha pasado? ¿quién ha sido? ¿han sido los humanos? Porque como hayan sido los humanos... ¿o la bestia traidora?*

Preguntó, recordando las palabras que le habían dicho en el agua y que habían motivado que estuviese aquí. Se giró entonces hacia carapescado.

¡Rápido! ¡Prepara bañera con aguasal!**

Imperó a la muchacha. Esperaba que su piel de tritón fuese más dura y también que se recuperase mejor.

Iba a decirle al fueguitos que se vistiera, que estaba todo bien, cuando al abrirse la puerta veo a Azariel. Sonrío durante un instante al verle la zara, luego me doy cuenta de todo lo demás. No le dejamos ropa para que tuviera algo al salir, ha sido culpa mía por no pensar en ello. ¡Lo siento!

Voy a abrazarlo y a ayudarle a entrar cuando el pelirrojo se me adelanta y carga con él, grita y yo no puedo más que dar un respingo, fruncir el ceño asustada y obedecer al instante, aunque me muera por abrazarlo. Cierro la puerta, el estruendo resuena por toda la casa.

Corro todo lo que pueden mis piernas hasta llegar al baño, me abalanzo nerviosa y torpe sobre la bañera, coloco el tapón y abro el grifo del todo. Angustiada como nunca en mi vida vuelvo a buscar a Azariel, que aún estarán por las escaleras y les ayudo a subir.

- ¡Mi amor! ¿Qué ha pasado? – le toco la cara, las manos me tiemblan, el ceño fruncido, jamás en mi vida he  tenido tanto miedo, es una emoción que no sé gestionar  - ¿Quién te ha hecho ésto?  ¡Háblame! ¡Dime que estás bien! 

La cara de Azariel fue todo un espectáculo entre miedo y sorpresa al ver como Enna arremetía contra él para alzarlo sobre su hombro, sin darle tiempo a responder ni a reaccionar ante la hermosa presencia que surgió a su lado, salvo para extender una mano en un fútil intento de aferrarse a ella sin conseguirlo, debido a la carrera del tritón pelirrojo.

- Enna. Estoy bien. Nadie me ha atacado - dijo hablando en su idioma cuando ya estaban dentro de la casa

Durante un buen rato recorréis la totalidad de la casa admirando y preguntandoos para qué sirven las cosas que allí están ya que para vosotros la mayoría no tiene ninguna utilidad pero pensáis que los humanos quizás no puedan vivir sin ellas lo que les convierte en una raza inferior dependiente de demasiadas cosas inservibles

Tras ver todo decidís volver al lugar por el que entrasteis pero os encontráis con el problema de aquella gran puerta metálica que Ligeia abrió apretando algo que vosotros dos no poseeis

Habían agujeros de los que se veía el exterior. Se preguntó si serviría para salir también.

El tritón estaba comenzando a asustarse y cabrearse a partes iguales. Se sentía encerrado, como si se tratara de una trampa.

¿Nos la ha jugado la humana? ¿Nos ha cazado con cebo?

El enojo era bastante evidente. La sensación de estar atrapado era algo que no existía en el mar, al menos no en el sentido que los humanos comprendían. Su corazón latía con fuerza y primero embistió la puerta con el hombro un par de veces. Si no conseguía nada su siguiente reacción sería intentar trepar el muro.

Vámonos.

Se acababa el tiempo para las cortesías.