Partida Rol por web

Precedidos por Krona, con su detector de explosivos siempre dispuesto, los Sith descienden a la oscuridad. En las paredes del gran túnel por el que desdienden puede ver hornacinas con pequeñas estatuas de seres que hasta a ellos les resultan escalofríantes. Están iluminadas con lámparitas estratégimante situadas y uncidas con extraños y olorosos aceites.

Es toda la iluminación del pasillo.

Los cinco agentes sith desembocan en una enorme sala circular, rematada por una cúpula de piedra que sostiene toneladas de piedra y edificio encima y se encuentran con una escena como mínimo curiosa.

Una claridad tenue procedente de estatuas iluminadas de seres tenebrosos en los muros de la sala es lo único que arroja algo de luz al lugar. Pero con vuestros sentidos aumentados no os hace falta más.

En el centro de la sala se levanta un gran árbol, poruqe no puede ser otra cosa, un tronco circular de unos ocho metros de diámetro del que no parten ramas que no tienen hojas (aquí no hay luz solar) sino que acaban en unas enormes bayas negras, del tamaño de una persona... ¡hasta que observáis que hay personas dentro! O por lo menos esqueletos de ellas. La criatura-árbol tiene un gran gusto alimenticio, pero no creéis que pueda moverse muy rápidamente. Ya que que se encuentra en avanzado estado de descomposición... y aún así parece lleno de vida.

A nivel del suelo, apoyado contra el árbol, que se eleva unos cuarenta metros hasta que empiezan las ramas, se encuentra un trono en el que está sentado un hombre, no podéis verle la cara debido a que la tiene tapada por la tradicional capucha.

Unos metros por encima del asiento, incrustado en el árbol, un cristal más negro del tamaño de una persona pulsa con centenares de diminutas luces azules.

Al lado del que no puede ser otro que Skarus (la sensación de oscuridad que procede de él lo delata) se encuentra una mujer de edad indefinida, con el pelo negro y lacio, vestida con un mono de vuelo negro. Algunos la reconocéis. Está conversando de buen humor con Skarus.

-Estoy seguro que por alguna razón la venida de estos asesinos en el fondo también es culpa tuya. Aeliza. Realmente... en el fondo eres muy poderosa, no entiendo la razón de estos juegos tuyos. ¿Por qué no obtienes lo que quieres por la fuerza?. Me gustaría verte intentarlo, en vez de estos estúpidos juegos de "alianzas".-

-Eso quiere decir que rechazas mi oferta... Yo te la ofrecía de buena fé. Tu flota está en ruinas, tus esbirros casi todos muertos ¡Todo tu planeta está muerto!  Siempre supe que eras algo estúpido. Dorkas. - No habéis escuchado en vuestra vida una frase pronunciada con tanta sorna. Pero el maestro sith sentado no hace el más minimo movimiento, ni siquiera al escuchar el que pobablemente sea su nombre real.

Tu mente escucha varias palabras.

-¡Hola cariño! ¿Qué tal? Te veo sana y feliz. Tengo como cinco planes a la vez aquí, hazme el favor de seguir desempeñando tu papel, intenta matar a Skarus y si es posible luego escapa y devuelve a la chiquilla Nadia a los maestros...  si algo va mal corre hacia mí como si me odiaras y fueras a matarme. Tengo tres planes de escape.-

No sabes como te ha guiñado el ojo mentalmente pero lo ha hecho

-Bien,-dice Skarus con sus ojos puestos en vosotros desde su trono. Pero hablando con Aeliza.-Veamos, analicemos la situación antes de matarlos, (para lo que tengo como cinco maneras diferentes, así de como matarte a tí si te mueves).-

-Tiemblo.- dice la mujer

-Tenemos unos cuantos esbirros de Kruhl... el del sable doble y la humana destacan como matones, y el reptil como esbirro menor. Luego tenemos una hembra con las tetas muy grandes, alienígena y exótica, encima de un color brillante... esa es la aprendiza de Convium, a saber como la entrena. Y el otro... el otro... su aura y sus pensamientos tienen esa mentalidad centrada y esa dificultad de ser penetrados de agente "de inteligencia" del tipo que Quarum decía que nos hacían falta y que eran lo necesario para todo tipo de cosas. El y sus paranoias.-

-Me faltan los esbirros de Larius, Rabies y Tenkai. Ah! y tu espía, seguro que tienes un espía en ese grupo. Siempre tienes un espía.-

-Jajaja.-Se echa a reír con ganas.-¿Sabes que ahora podría señalar a uno y los demás lo despedazarían? Estoy por hacerlo... pero vienen a matarte, y si rechazas mis alianzas no puedo sino callarme.-

-Aunque que demonios-no parece que le importe lo más mínimo hablar.-Han tenido bajas, mi espía era el discípulo de Larius, me gusta saber siempre que pasa con nuestro "Gran Maestro". Pero murió en seguida. El discípulo de Rabies se pasó a los Jedi, que están también viniendo para matarte. No se donde está el de Tenkai.-

-Al grano.-Ahora si se dirige a vosotros, no habla muy alto pero su voz se proyecta muy lejos.-A los cinco que vienen. Os ofrezco la vida si os arrepentís de vuestra osadía y os unís. Puede parecer que estoy derrotado. Pero nunca he estado más cerca de la victoria total. Todavía me queda mucha gente en este planeta, y cuando Aeliza vea la magnitud de mi poder... de lo que voy a desatar... tamibén se me unirá. Pero como sierva, no como aliada.-

Hace una pausa para escucharos.

Una vez hubieron llegado abajo del todo, Krona trató de moverse en silencio. Era algo estupido despues de lo que había pasado arriba, pero algunos habitos no se pueden cambiar.

Fue una tonteria por supuesto, ya que Skarus los estaba esperando. A Aeliza también tenía el disgusto de conocerla, aunque no podían saber si era realmente ella. Algo le decia que lo más seguro era que no.

Estuvo atento a la conversación mientras se acercaban, era bastante reveladora. Ahora sólo tenía que salir vivo de allí para contarla. Algo que seguramente sería dificil.
Ante la propuesta de Skarus Krona tiró el rifle al suelo.

Por favor. Me aprece que no hemos pasado por todo esto para ahora unirnos a tí. Ni somos tan estupidos como para aceptar la oferta ni creo que lo seas tú para creer que de verdad vamos a considerarla siquiera.

El viejo, bueno viejo no pero sí persona mayor, metió mano a la espalda de su chaqueta y sacó un sable laser. Era gris, sin adornos o accesorios superfluos, liso y de tamaño estandar. Lo encendió y una hoja de color indigo emergió.

Hagamos lo que hemos venido a hacer y vayamonos cuanto antes.

Cuando llegaron a la guarida de Skarus, tras pasar el tétrico pasillo y acabar en la sala del trono.. o del árbol... o lo que fuera aquello, Lia se detuvo junto a sus compañeros frente a las dos personas que allí se encontraban. ¿Dos? Sabía que alguna sorpresa se encontrarían allí, pero no otra "única" ayuda. Estaba claro que el de la capucha era Sakarus y ¿la otra?...

Lia levantó su ceja y se cruzóde brazos. Escuchó atenta el diálogo de los contrincantes y asintió levemente. Le hacía gracia que Skarus, todo un maestro Sith se refireira a ella como: <<una hembra con las tetas muy grandes, alienígena y exótica, encima de un color brillante>>, para rematar con un <<... esa es la aprendiza de Convium, a saber como la entrena>> A la Twi´Lek le hizo gracia y su sonrisa se hizo patente. Pero en su interior comenzó a crecer una ira que no quiso refrenar. El lado oscuro  comenzaba a manar de sus ser, oculto por el poder que dominaba.

Luego, sacó su sable de luz. Una luz roja brillante emergió del arma. Apretando los dientes se concentró y uso su Fuerza en apelar a uno de sus poderes.

Tras esto, sonrió nuevamente y miróa sus dos contrincantes. No le importaba contra quien de los dos tuviera que luchar, pues sabía que la pelea sería terrible y eso le gustaba.

Cuando la Twi´Lek vio allí a su señora, no le resultó nada extraño. No en vano Aeliza ya había marcado su actuación cuando le dijo mentalmente que quería las esferas del lado oscuro que poseía Skarus. Sabía que era muy improbable que ellos pudieran hacerse con semejante "tesoro", así que la intervención de su señora estaba casí garantizada.

-¡Hola cariño! ¿Qué tal? Te veo sana y feliz. Tengo como cinco planes a la vez aquí, hazme el favor de seguir desempeñando tu papel, intenta matar a Skarus y si es posible luego escapa y devuelve a la chiquilla Nadia a los maestros...  si algo va mal corre hacia mí como si me odiaras y fueras a matarme. Tengo tres planes de escape.-

Cuando su señora le habló Lia actuó como si escuchara a los dos maestros allí reunidos, pero dirigiéndose a Aeliza:

Lia levantó su ceja y se cruzó de brazos. Escuchó atenta el diálogo de los contrincantes y asintió levemente.

Luego se preparó para hacer lo que su maestra le dijera o ayudarla en lo que pudiera y lo mejor que pudiera... aunque se temía que iba a ser doloroso... Estaba preparada.

Habla por tí, cabeza de chorlito.

Los pensamientos de Mudir iban dirigidos no hacia Skarus, sino hacia Krona. Quizás al fin y al cabo no fuera tan mala idea unirse a Skarus, conseguir su poder y después usarlo en su contra. Pero la verdad es que llegaba tarde, demasiado tarde. Si le hubieran hecho la oferta un tiempo antes, Skarus podía haber confiado más en él y eso era suficiente para poderle traicionar con mayor facilidad. Ahora quizás no era el momento. ¿O sí?

No le tenía miedo a Skarus, ninguno, y sus amenazas le sonaban vacías. Pero ese poder... Era tentador. 

En cualquier caso, tendrían que luchar. Asi que Mudir se preparó para ello.

La mujer encendió un sable de luz rojo, y lo levantó en postura de ataque.

-Skarus... si no hubieras atacado a nuestros maestros, si no hubieras estorbado sus planes, probablemente habrías vivido más.-

-Tus palabras son las de alguien derrotado, aferrándose a psicóticos sueños de grandeza.-

Pues si quieres activar Combate con el Sable tienes que tirar Moderada de controlar y fácil de Sentir ¡Suerte!

Puedes intentarlo una vez por asalto, así que casi que hablar te beneficia, por lo menos hasta que lo saques.

Entiendo que mientras bajabas has activado el poder, ¿Vale?

Cuatro sables de luz, tres de ellos rojizos y uno índigo se alzan en un extremo de la habitación empuñados por cuatro siths dispuestos a atravesarla y a asesinar a su último objetivo. A su lado un esbirro empuña un letal vibromachete. El ataque está a punto de empezar.

Skarus se incorpora pesadamente de su trono.

-Durante toda mi vida en este planeta vi este árbol en sueños, cómo me llamaba, cómo quería las almas... alimentarse de la Fuerza de los débiles miserables de este planeta. A través del cristal le estoy dando lo que se merece y él me va a ayudar a crear el ejército más leal y más aterrador que jamás haya exisitido. En  sus raíces, debajo de esta misma sala se encuentran las crisálidas de mi futuro ejército.

Pero vosotros me habéis rechazado, vosotros serviréis de alimento a mi pequeño, para crear semillas, para que su especie se extienda por toda la galaxia.-

Mientras habla Aeliza le observa con los ojos muy abiertos, y una sonrisa de alucinada, como si estuviera encantada y divertidísima por lo que está viendo.

Skarus mueve las manos y las ramas del árbol se empiezan a mover a su son...  Como enormes látigos oscuros.

Asi que el árbol era su esperanza. Lia lo miró atónito y comenzó a reir, cuando de improviso Skarus se levantó y comenzó a mover ese engendro vegetal de la naturaleza a su antojo. La sonrisa se le esfumó de la cara mientras sus cejas se elevaban y sus ojos se abrían.- Interesante.- Dijo escuetamente la Twi´Lek.

Luego observó al esbirro que tenía Skarus al lado y a la mujer que risueña miraba también el árbol.