Partida Rol por web

Agotados y sucios después de vuestra ordalía en la mina, volvéis en el aerodeslizador restante a velocidad reducida, ya que está dañado.

Llegáis a Bandor al alba, y dejáis el vehículo en las afueras, la sangre que lo llena llamaría la atención, en su lugar robáis un deslizador en las afueras y lo dejáis aparcado a varias calles de distancia del local donde os espera Bicho.

Cuando entráis de manera cautelosa en el lugar que recordáis sin puertas ni ventanas, la habitación no está iluminada y sentís una presencia alienígena al fondo; de repente la puerta se cierra detrás de vosotros...

Y seis hologramas de tamaño humanoide se iluminan justo enfrente.

Tres de ellos van ocultos dentro de túnicas y capuchas oscuras, otros dos son humanos, uno de ellos con una mirada penetrante y otro con actitud condescendiente y aburrida. El último de los tres a los que podéis verle la cara le reconocéis como un Arkaniano.

-Vaya, parece que les ha pasado por encima una apisonadora- dice el Arkaniano a los otros cinco -creo que traen los objetos, pero por el polvo que tienen encima deben haberlos excavado con las manos.-

-Calla Larius- dice uno de los encapuchados- sin duda han sufrido un ataque como los otros grupos; hemos perdido demasiada gente en los últimos días como para que te rías de ello, si llevan tus preciados objetos pues mucho mejor pero necesitamos que partan a su cometido principal... y les necesitamos a todos-

-Tenemos que estar unidos, es la primera prueba que afrontamos y debemos superarla bajo el riesgo de ser destruidos y que ese miserable de...-

-Ya estamos con los discursitos,-interrumpe otro encapuchado con voz impaciente- os dije que si incluíais agentes míos con los demás reduciríamos las muertes de vuestros preciados esbirros, veo que Mudir está aquí, llevan unas bolsas y el grupo está intacto... o casi...- hace una pausa- como de costumbre el tiempo me da la razón-

-Mudir- dice, y es la primera vez que uno de ellos se dirige a alguno de vosotros directamente -cumple la misión que te van a encargar ahora, ya hablaremos, adios-

Y se desconecta.

Hay una pausa incómoda entre los cinco restantes, molestos con la falta de educación del que ha partido.

-Sin duda tendría que ir al baño urgentemente- dice el hombre regordete con una risita- no creo que el sociópata que ha mandado el cafre de Kruhl hiciese el más mínimo bien... Seguro que el grupo ha combatido y está vivo gracias a mi querida Lia, muchacha ¿has sufrido heridas? te veo algo machacada pero me alegra verte viva- el holograma parpadea un segundo- Dejame verte desde más cerca para ver si...

-Eres tan desagradable como Kruhl,-dice otro encapuchado con la voz serena- ¿No puedes contener tu lascivia ni un momento Convium?, debemos enfocar nuestra mente en un propósito más estricto y noble que el vicio perpet...-

-Callaos de una vez,-dice el tipo de cara descubierta bastante enfadado- me dais asco con vuestras contínuas peleas, tenemos nuevos enemigos que no nos esperabamos, Quarum, por favor, obra tu magia habitual y saca algo del único grupo que se las ha apañado para seguir vivo y cumplir la misión a la vez.-

-Creo que quienes deben hablar son nuestros muchachos, a pesar de las tonterías habituales de Kruhl, ha sucedido como planeé y predije; un equipo combinado de nuestros discípulos han logrado cumplir la misión y salir con bien de las batallas algo que no han logrado nuestros agentes trabajando de forma independiente.-

El resto asienten, aunque algunos de mala gana.

-Por favor, informarnos de vuestras peripecias en las últimas horas, luego trataremos de responder a las preguntas que tengáis y os encomendaremos una nueva misión.-

Cuando Krona entra en el bar y no ve a nadie pensó en una trampa, aunque no creía que bicho fuese tan suicida como para intentar algo así por él mismo.
Pero en cuanto vio las imagenes holograficas y distinguió a su maestro y al resto de Lores entendió lo que pasaba. O bien querían un informe o estaban tan contrariados que les querían matar.
No obstante pegó su rodilla al suelo mientras sus señores "dialogaban". Cuando su señor pidió un informe, no esperó. Se levantó dió un paso al frente y empezó a hablar.

Mi señor. A pesar de las dificultades hemos cumplido con la mismión. Desgraciadamente el discipulo de Darth Larius cayó en combate contra una lanzadera de asalto Imperial. La cual pudimos derribar gracias a la discipula de Darth Convium.
En la mina nos encontramos con que había otro grupo tratando de conseguir los mismos objetos que habíamos ido a buscar nosotros. Aunque la mayoria era matones de Sol Negro, había entre ellos un aprendiz de Sith, un tal Ahrzas, creo que trabajaba para Skarus. Los eliminamos a todos. No dejamos testigos ni pistas, ya que una gran explosión preparada por ese otro grupo derrumbó la mina.
Por lo visto hubo tambien un incidente con un fantasma de la fuerza, aunque eso os lo pueden explicar mejor Mudir y Pher, ya que fueron quienes lo vieron.

Cuando acabó volvió a dar un paso atrás y se arrodilló nuevamente.

Mudir siempre se quedaba el último. No por que fuese lento, sino que no le gustaba estar atrapado en medio de las personas. Solía dar un metro o dos de ventaja al grupo. No le gustaba la cercanía de la gente, ni siquiera de sus compañeros.

Cargaba la mochila con asco. Como si fuese más una carga pesada que un botín. Ahora Bicho les diría el siguiente paso que debían dar. O al menos eso pensaba.

Cuando entró en la habitación, se quedó de pie cerca de la puerta. Las holoproyecciones comenzaban a hablar. Sólo reconocía a dos de ellos, a Quarum y a Kruhl.

Pone gesto de ira cuando habla el primero. No tenía ni idea de lo que había ahi dentro, sólo le preocupaban sus objetos de mierda. Estuvo a punto de levantar la voz, o de arrojar la mochila, pero fue Quarum quien le hizo callar. Ese terco, desgraciado. Ya había dos de ellos que le caían mal.

Con una sonrisa, despidió a su maestro. Parecía el único con cabeza. ¿Por qué soportar tanta tontería? Hizo un gesto afirmativo cuando le dió las órdenes. Rápido y eficaz, como un sable laser. Por eso le caía bien, por eso había aceptado su tutoría con orgullo. A ojos de Mudir, él era la esencia Sith. Mucho más que el resto.

Otro más se ganaba el "cariño de Mudir" cuando le mencionaba como un Sociópata, y  sobretodo cuando llamaba a su maestro Cafre. Además era un lascivo y asqueroso hedonista. Su enorme barriga no decía de él mucho más que su asquerosa baba al rebosar sus labios.

Mudir había mantenido la sonrisa siniestra desde que su maestro hubiese desconectado, sin embargo, las razones por las que ahora la mantenía eran mucho más siniestras. Reirse de alguien, de un "superior". Era una sensación fantástica. Otro de ellos también se mete con Kruhl,... lo que hace la ignorancia...

En cambio ese hombre de rostro destapado. Su mirada es siniestra, intimidante. Sith. Una chispa de curiosidad se enciende en Mudir. Quizás no todos eran unos incompetentes...

Krona es el primero en hablar. Mudir no tenía intención de ser el primero ni el último, tenían los objetos, por qué habría de dar explicaciones a un gordo seboso, y en general a una panda de cretinos como aquellos. Sin embargo, Kruhl le había ordenado obedecerles, asi que decidió comerse su orgullo y escuchó lo que Krona tenía que decir...

Mudir era lo suficientemente altivo como para pensar en sí mismo como la gran clave de la misión...

¿Pher? ¿Qué va a saber ese?

Da un paso adelante cuando se le menciona. Mira a Pher un segundo y después mira al hombre desenmascarado (Darth Rabies). Mudir no quería saber el nombre de esa gente, pero de nuevo aquel semblante le causaba curiosidad.

No se había arrodillado en ningún momento, permaneció de pie, cerca del umbral. Detrás de todos sus compañeros. Sabiendo que la esfera estaba perféctamente protegida por las numerosas capas que había colocado a su alrededor, le semi-arrojó sobre el suelo. Ya había sobrevivido a golpes peores, como cuando cayó de las manos de aquel hombre. Ahora sus "compañeros" sabrían lo que realmente había sucedido dentro.

- Llegamos a la mina, protegida por guardias. Ibamos a ocuparnos de los guardias, pero ellos estaban preparados así que nos atacaron desde un vehículo volador. En la refriega, la única vía de evitar el fuego enemigo fue la cobertura de la cueva, por la que yo sabía que había ido Pher. - hace una seña hacia él, por si todavía no sabían quién era. Mudir no se había presentado a sí mismo, ni tenía intención. No le importaba lo que pensaran de él aquel grupito. Sabía que Quarum estaría molesto por su presencia, pero no por eso se inquietó, más bien se envalentonó y habló con la voz firme y segura. - Dentro también habia más hombres. No sé si eran merecenarios o no, no me importó. Había que avanzar. Así que me deshice de alguno de ellos. Pher, - le miró con una mueca - que avanzaba delante de mi, se olvidó de una puerta secreta que yo descubrí con facilidad. Dentro de ella estaban los objetos que poseemos.- Abrió la mochila y sacó las espadas. - Creo que estas son las espadas que requerían vuestra atención. - Señaló algunas espadas afiladas, de hoja metálica. - Pero, ésto es lo más interesante.- Sacó la esfera, envuelta en ropas roídas. Poco a poco fue quitando las capas. - No sé qué es, pero de ella salió un hombre, un antiguo sith, según sus palabras, se hacía llamar Sabrina o Sabre,... Sabrian. Sí, se llamaba Sabrian - decía todo con un tono completamente monótono, sin entonación. Daba la sensación de que sólo se alteraba cuando mencionaba combates o muertes. - Trató de matarme, y no quería darme el objeto, así que le corté la mano, pero entonces desapareció. Al salir, consideré que quizás habría más objetos que traer, así que seguí hacia adentro, pero me topé con una bomba. No dió tiempo a mucho más, así que corrí hacia la salida. Consideré que era más importante traer lo que ya teníamos que la posibilidad de que no saliera ningúno de ellos. Así que aquí está. - Le daba igual que supieran que había matado a un Lord por su mera supervivencia, al fin y al cabo, en la jerarquía Sith sólo los más fuertes merecían estar vivos. Lo dejó en el suelo, donde pudieran verlo. Y después dijo.

- Vale, ¿ahora qué? ¿Qué hay que hacer? Espero que nos podamos marchar de éste demócrito planeta. Odio el olor de este sitio. - se le notaba estar impaciente, y sonaba firme. Sin embargo, no era intimidatorio. Respetaba la jerarquia, por mucho que le molestara. Ya llegaría el día en que ellos se arrodillarían ante él. Al menos, eso pensaba Mudir, y era lo único que le permitía escuchar a los que, a sus ojos, eran unos completos cabezas huecas.

Pher estaba impresionado por la presencia de los hologramas de todos los maestros del grupo, incluso encontrándose a años luz su presencia era tenebrosa e intimidante.

Mientras los maestros dialogaban y posteriormente durante las explicaciones de Krona y Mudir Pher guardó silencio intentando no perder detalle.

Tras el discurso de Mudir se adelantó levemente e inclinándose comenzó a hablar encarado a Darth Rabies.

-"Maestro creo que no puedo añadir nada a lo ya dicho, estoy deseando escuchar cual es nuestro próximo destino y cuales son las órdenes."

Lia entro en el tugurio detrás de sus compañeros. Cuando encontró los hologramas de los Sith en vez de a Bicho, una débil sonrisa se le marco en la cara. ¿Tantas ganas tenéis de saber de nuestra misión, que no esperáis a que Bicho os cuente el resultado? ¿Tan importante era, o es que ya habíais fracasado en otras ocaciones?. Esto se estaba preguntando Lia, cuando los Sith comenzarona a hablar... más bien a discutir.

Lia esperó paciente a que terminaran. Luego dejó que sus compañeros hablaran y comentaran sus experiencias. Cuando vio que nadie más decía nada, se acercó a los Holos, miro a todos sin expresión en su rostro, deteniéndose en Darth Convium, a quien le hizo una reverencia, inclinando levemente la cabeza.- Maestro.- Dijo escuetamente Lia. Acto seguido mostró las urnas, los sables de luz y la rama metida en el cristal ambarino. Una vez dejado todo sobre la mesa, volvió a hacer una reverencia y se alejó nuevamente. No había que dar explicaciones. A los Sith, no les importaba cómo habían obtenido esas cosas. Si necesitaban todo eso, bien, sino ya encontraría ella y sus compañeros algún uso.

Mi señor, yo tampoco puedo añadir más a lo que han dicho mis compañeros- dice Danko, que está algo dolorido por sus heridas durante el combate- solo decir que el tal Ahrzas...

-Ahrzas, Krona también lo ha mencionado-interrumpe por fin Quarum- Rabies, ese era...

Uno de los que vinieron en la última tanda, cuando quedó claro que el Maestro no enseñaría a nadie más y fustrados se fueron con Skarus; Quarum, este grupo ha conseguido cumplir la misión y librarnos de un poderoso enemigo; felicidades Pher, por la parte que te toca.

-Que bobadas dices Rabies, ¿felicidades a Pher?, ¿a ese enano tullido que no tiene más polvo encima porque no puede?, la verdad pensé que tú tendrías un discípulo decente y no ese retaco, mira a Danko, está herido pero estoy seguro que acabó personalmente con Ahrzas...-

-No he oído nada semejante, sin embargo por lo que veo Lia destruyó una Lanzadera de Asalto, eso si que es un mérito y...-