Partida Rol por web

Con un grito sobresaltado, interpongo mi Sable de Luz contra el más potente de los disparos enemigos. La energía del primero me impacta, haciéndome gritar de dolor. Logro, sin embargo, anular la energía del segundo disparo y cancelar así su efecto sobre mi dolorido y humeante cuerpo.

La luz, azulada con tonalidades verdosas, abraza su cuerpo y lo eleva.

Balael siente el suave beso de la ingravidez, la ligereza del descanso eterno. Siente unas voces llegadas de todas partes y ninguna; dirige su rostro hacia la lejanía, y allí ve los rostros de sus familiares muertos encabezados por su padre. 

El hombre sonríe. Se acerca. Un halo de brillo puro y reconfortante lo rodea.

-Mi niña -dice con un murmullo-. Aún no. Debes vivir.

Después, con brusquedad y firmeza, la empuja hacia abajo, a un abismo de rojos y sangre donde sólo hay dolor y muerte.

-Padre -dice, abriendo los ojos-. ¡Padre...!

Intentar incorporarme está requiriendo toda la concentración y el esfuerzo que soy capaz de reunir. Cada centímetro que me alzo sobre el frío suelo, es como escalar un acantilado de hielo bajo el azote de un vendaval. Un rudo impacto en mi hombro me hace postrarme otra vez, con un gruñido de dolor y frustración. Al volver la mirada hacia la causa de mi recaída, veo el rostro de Balael junto a mi codo, boqueando sin aire y con los ojos desenfocados. Paso un brazo por encima de su cabeza, intentando acercarla hacia mí con escaso éxito.

Necesito centrarme, volver a recuperar el aliento.

D'Angbar recibe un potente impacto de bláster en el hombro izquierdo pero es capaz de negar la energía del segundo de ellos, que parecía tener una trayectoria letal.

Balael cae al suelo inconsciente mientras Roogbor sigue recuperándose para volver al combate.

Veo a Balael inconsciente, pero mi mente me dice que primero acabe con el enemigo que ir hacia ella, ya que asi podre tratarla mejor, asi que apunto al droide mas lejano y vuelvo a disparar esperando que caiga.

El intercambio de disparos no cesa, nuestros blaster impactan pero los droides aguantan mientras escupen su fuerza letal que va mermando nuestras fuerzas. Puedo ver a cobain recibiendo impactos y luchando bravamente mientras Gaheris permanece como petrificado esperando un golpe que nunca llega.

Alejaros de la luz, Nina intenta alcanzar el lanzamisiles y fríe a esos dos. Sino Cobain haz que se estampen entre ellos y te sacare a hombros de este búnker. Gaheris si esperas a que caigamos todos para actuar ta falta poco. Ataca o defiende en primera linea pero muevete

Nina, tirada en el suelo escucha las palabras de Haka y le responde:

 - "¿Como quieres que sepa donde está? Balael lo dejó tirado en la oscuridad antes de caer."

Entonces mira con atención al droide que está indemne aún y le examina con cuidado antes de gritarle a todos:

 - "¡Ese droide tiene debilidades! Ataquen entre las articulaciones y el blindaje, o entre los rifles y los blindajes de los antebrazos. Su cuello también está expuesto."

Son datos útiles que sirven para saber donde golpear más fuerte y así causar un mayor daño.

El Droide guardián de modelo Z65 apunta con sus armas sobre el enemigo más cercano iluminado. Sus disparos van sobre Gaheris pero falla, perdiéndose esos ataques en la oscuridad de la habitación.

Lo más rápidamente que soy capaz, cuelgo la barra luminosa de mi cinturón. Sujeto el Sable de Luz de mi maestra con ambas manos y cargo contra el droide de combate más cercano, esperando destruirlo de una vez por todas.

La carga de D'Angbar impacta al droide con su sable de luz de forma vertical, partiéndolo en dos como si de una fruta se tratase, separándolo en pedazos de metal humeantes.

  Viendo que el droide contra el que iba a luchar había caído, decidí dar media vuelta y correr en dirección a los droides que quedan, mientras grito a mis compañeros:

 - No queda mucho tiempo para que el oxigeno de acabe, alguien debe de volver y reactivar la energía o moriremos...

Mi disparo y el de Sake impacta dañando el droide pero sin conseguir derribarlo, Balael cae al suelo mientras Roogbor la recoge. Maldita sea tenemos que acabar con ellos ya o será demasiado tarde.

Cobain libera uno de los flancos atravesando con gran precisión a uno de los droides. Gaheris se dirige de frente a los droides, por fin parece que reacciona aunque desde luego su avance frontal solo parece una temeridad.

Puedo ver como el LV8 esta apunto de disparar de nuevo, Gaheris y Roogbor arrodillados son blancos fáciles así que intento concentrarme en lo que puede ser un disparo decisivo para salvar a alguno de mis compañeros. Cuando lo tengo a tiro disparo con rabio contenida.

Roogbor cuidado apaga la luz, no podrán verte ni a Balael.

Gaheris camina rápidamente hacia los droides que quedan mientras que Haka apunta y dispara. El bláster del noble impacta en el pecho del droide, reventándolo completamente y derramando su piezas por el suelo.

Me arrastro trabajosamente sobre el cuerpo inerte de Balael, buscando interponerme entre ella y las mortíferas andanadas de energía que escupe el último droide. Al pasar por encima de la hija de Balorus, alcanzo a apagar la barra luminosa que nos señala como blanco inmóvil y tentador. El droide es una masa de amenazadora sombra que solo se perfila cuando dispara sus cañones bláster. Apenas soy capaz de levantar mi arma para apuntar a la desdibujada silueta. Me cuesta enfocar la mirada, pero no voy a quedarme tumbado esperando a que llegue su siguiente descarga. Aprieto el gatillo y una hirviente masa de plasma arranca de mi mano, directamente hacia el chasis metálico de la siniestra máquina. ¿Le he dado? La cabeza me da vueltas...

Roogbor dispara su bláster y este da un certero impacto en la cabeza del droide, volándola de inmediato y dejando la habitación sumida en el más absoluto silencio.

Las sombras aún lo cubren casi todo pero pueden distinguir los restos humeantes de los droides y el cadáver de Amon, así como a los derribados Chidoo y a Balael.

 Con precaución, me acerco al cadáver de Amon para registrarlo, esperando encontrar algo que nos sirva para decidir nuestro siguiente movimiento:

 - Como ya he dicho antes, no queda mucho tiempo para que el oxigeno de acabe, alguien debe de volver y reactivar la energía o moriremos todos... - Aconsejé, preocupado.

Rapidamente me cuelgo el arma, saco un medpac mientras me acerco a mi compañera caida Balael, para echar un vistazo a sus heridas y que recupere la conciencia.

Por fin acabo el combate, desde luego ha puesto al límite nuestras opciones pero este combate nos hara más fuertes como grupo. Hemos sabido luchar y sufrir, pero ya tendriamos tiempo para evaluar lo sucedido ahora hay que atender a los heridos.

Veo como Sake se apresura a curar a Balael, echo un vistazo a Chidoo mientras me acerco, puedo ver como su pecho se expande y comprime dando así señales de vida por lo que ayudo primero a Sake a curar a Balael.

Cuando esta recupera la consciencia hago atiendo a Chidoo sacando el equipo de mi mochila.
Que alguien sujete esto

Cobain, Gaheris buscar una salida y revisar que no haya más amenazas

Me acerco a Chidoo e intento estabilizarlo y reanimarlo en la medida de lo posible. Tenemos que salir de aquí cuanto antes y en la medida de lo posible lo mejor sería que todos pudiéramos hacerlo por nuestro propio pie.

- "Vamos, señor Chidoo. El enemigo ha sido derrotado. ¿Se siente lo bastante bien para caminar? El soporte vital está desactivado, y deberíamos de salir al exterior muy pronto." -

Con esfuerzo consigo sentarme junto al cuerpo caído de Balael. Todo mi ser grita por volver a tumbarme y descansar, recorrido por dolorosos y lacerantes calambres, pero la hija de Balorus sigue inerte a mi lado. No hay nada que pueda hacer por ella y la sensación me llena de tristeza y frustración. Lanzo un alarido de rabia a la oscuridad, golpeando con los puños el frío suelo. Al instante siguiente, una sombra se acuclilla junto a nosotros. Se trata de Sake, el aguerrido soldado, que extrae un medpac de su cinturón y empieza a tratar las heridas de mi compañera. Tras unos minutos, los párpados de Balael empiezan a aletear hasta que sus ojos se abren de par en par. Está viva...

- ¡Bruuarrggghhh!* -grito entusiasmado, mientras abrazo torpemente a su salvador, zarandeándole como a un muñeco de trapo.