Partida Rol por web

Entiendo que puedes leer lo que pienso Godot, cuando salgamos de aquí tenemos que hablar, a solas.

Los guardias os observan en tensión. Su líder hace lo mismo, pero con una expresión analítica, juzgando que decisión tomar. Se mesa la barba con calma, tranquilamente. Luego señala una mesa que hay en la sala, donde se puede ver que hay viandas de todo tipo. 

- Podéis ir comiendo algo - comenta, como si tal cosa, y camina hacia la salida. Los guardias se quedan donde están.

Se detiene donde la puerta. 

- Por lo que he visto y oído, aquí hay mucho que pensar. Sea como sea, no solo no vamos a pagar ni un solo crédito: sí se prueba lo que aquí estáis afirmando unos y otros, la situación se agravará - señala -. Hablaré con la dama Kara cuando haya terminado su reunión con la Archiduquesa, y veré que podemos hacer. Mientras tanto, si os ocurre moveros de aquí, o causar un altercado, os advierto que toda la ira del sistema Idorian caerá sobre vosotros. Todos vosotros, sin excepción.

Y mientras sale para fuera, señala a Godot y a Nico.

- Eso va especialmente por vosotros dos.

La voz te despedaza en el oído. En ese momento te tambaleas, el equilibrio perdido. La vista perdida. Te apoyas sobre la mesa, que esta cerca, mientras tomas aire, en una oscuridad profunda e insondable.

"Esta es tu última advertencia patán. Seré yo quien te ordene lo que debas hacer. Seré yo quien decida cual es tu futuro. Seré yo quien decida si te de permiso para respirar. Vuelve a pedirme algo, a musitar algo en mi contra, a hacer el más mínimo intento de joderme como acabas de hacer y te aplastaré. Será mejor que no me provoques porque la próxima vez haré de ti un vegetal un poco más imbécil de lo que ya eres. Y ahora: quédate quieto. No pienses. No hables. No me toques los cojones más con tu molesta estupidez."

El capitán Noor se aleja, y os quedáis en la sala rodeados de guardias. Al menos hay comida y bebida de sobra y el lugar parece agradable, pero está claro que no os dejarán moveros de allí. 

Unos segundos después de que Noor se aleje de la sala, veis como Nico trastabilla y tropieza, casi derrumbándose contra la mesa como si estuviera borracho. Permanece unos segundos allí agarrado, con la vista perdida en el cristal rosado donde se encuentran todas las viandas, cuando por fin mira alrededor, aturdido y visiblemente turbado.

Godot camina hacia un sillón, con gesto molesto y enfurecido por lo que acaba de ocurrir, agarra un vaso, y de un trago lo bebe mientras estira allí las piernas y masculla, de forma clara y audible: "Puto anormal de mierda..." M1 corretea lanzando pitidos a su alrededor.

- Kara - dice M1 usando el transmisor, aunque solo él oye la respuesta al otro lado, los que están cerca pueden oírle comunicándose con la noble -. La que acaban de liar Nico y Godot. Nico ha dicho que deberían detener a Godot así de pronto, y el ciego se ha puesto a decir de todo: que si Nico nos había estafado, que es el hijo del comandante de los Ocaso, que estaba utilizándonos, ¡¡de todo!! Se ha liado gorda. El capitán Noor debe ir a hablar contigo, los tienen aquí detenidos hasta que esto se solucione...

Desde donde os encontráis, Naral continúa llorando, incapaz de responder. Rota. El pequeño claro en el jardín se mece con el viento del planeta-sol, soltando diminutas muescas de los arboles cristal. 

Pasó un tiempo indeterminado. Podrían haber sido segundos o minutos, en los que Nihal apenas fue consciente de lo que sucedía a su alrededor. Su atención, su consciencia, estaba atrapada en el remolino de sus propias y revueltas emociones. Pero finalmente, la tormenta amainó lo suficiente como para que el joven pudiera liberarse y devolver su atención al presente.

Un presente en el que Kara lo miraba, tan sorprendida como él mismo, y la mujer noble lloraba, su integridad rota por completo. A pesar de la dureza de la escena, el cálido viento de la estrella y la belleza del jardín le otorgaban un extraño aura de serena paz, rota solamente por los sollozos entrecortados de la duquesa d’Asdria.

Lentamente, los brazos de Nihal recuperaron sus fuerzas, y aferraron de nuevo sus improvisadas muletas para comenzar a ponerse en pie. Cuando, horas atrás, le había dicho a Godot que él mismo elegiría quién ser, no estaba bromeando. De modo que ahora no podía rendirse a la autocompasión. No podía dejarse quebrar por los reveses del destino. Por difícil que fuese debía mantenerse firme para ser quien pretendía ser. Para ser un firme apoyo para Syraan… para su familia.

Comenzó a caminar hacia la duquesa, mientras sus ojos se cruzaban con los de Kara. ¿Era posible? La primera vez que la vio, sus rasgos no le resultaron familiares, pero tal vez ahora sí comenzara a ver en ellos similitudes con los suyos propios. Kara… ¿Era mayor que él? ¿Era más joven? ¿Llegó a saber que tuvo un hermano?

No llegó a decirle nada. De algún modo, las palabras estaban de más. ¿Qué podría decirle que no estuvieran pensando ambos? ¿Acaso las palabras podrían superar a los sentimientos que transmitían sus miradas? Aunque tal vez…

-Ven. –Dijo finalmente a Kara. A pesar de lo escueto de la frase, su voz no sonó en absoluto como una orden, sino como una invitación.

Al llegar hasta Naral, el joven sintió cómo su dolor trataba de tomar el control de sus sentimientos. Le hablaba de culpabilidad, de responsabilidades. De que la duquesa había comenzado todo. Pero no escuchó esa voz. La mujer que lloraba frente a él sufría, y Nihal no disfrutaba causando dolor a los demás. Además, ella jamás había tenido mala intención al tratar de traerlo de vuelta. Incluso el haberlo enviado al exilio fue un acto guiado por el amor, sólo para tratar de protegerlo. Ella había perdido a un hijo… pero a él le había asegurado otra familia. Nunca podría culparla.

Con cuidado, agarrándose a sus muletas, volvió a arrodillarse en el suelo sobre su pierna sana para poder mirar a la mujer cara a cara. A esa mujer cuyo rostro seguía siendo un eco cálido entre recuerdos que era incapaz de recuperar. Pero se concentró en esa sensación, expulsando la tristeza y el dolor de su alma con pura fuerza de voluntad. Extrajo el recuerdo de esa calidez, lo alimentó, y trató de cubrir su aura con él.

Y cuando sintió que lo había conseguido, la abrazó, esperando que Kara lo hubiese comprendido.

-Estoy aquí. –Dijo en voz baja. Un círculo se había cerrado. Iodarka sólo era un planeta. Su hogar estaba donde estuviera su familia. –Ya estoy en casa.

KP-CHA alargó sus brazos para sostener a Nico cuando vio que este trastabillaba. Se mantuvo a su lado ayudándole a mantenerse en pie - ¿Qué le ocurre, Señor? Parece débil, ¿quiere que le traiga algo de comer o de beber? - le preguntó sin dejar de sostenerle y acercándole a una silla.

- Tome asiento en seguida le atiendo. -

- Genial, acabamos de llegar y ya estamos confinados en una habitación. No se que ocurre con este grupo per vayamos donde vayámos acabamos presos. Al menos aquí hay comida... - dijo Lev después de que Noor saliera por la puerta.

Oteó los alimentos que les habían ofrecido, pensando en comer algo pero se centró en buscar algo con cierto grado de alcohol. Después de todo lo acontecído se lo merecía, se dijo a si mismo. De repente vió como el capitán de la nave se tambaleaba. Aunque no tuviera simpatías por él, tampoco era cuestión que se hiciera daño si caía. Se acercó lo más rápido que pudo para evitar que cayera al suelo. Se percató del gesto de Godot, y pensó si no había tenido algo que ver con el mareo de Nico.

La situación cada vez le daba más mala espina.

Kara quedó inmovil por unos instantes sin saber muy bien que decir, hacía apenas unos días su vida trancurria tranquilla y derepente el universo había dado varias vueltas con ella dentro poniendo patas arriba todo lo que creía conocer sobre el mundo y sobre si misma.

No recordaba a ver visto a su madre así nunca, pero había algo una sensación un presentimiento, la fuerza o no sabía muy bien como explicar ese algo que le decía que algo no iba bien. Kara alternaba su mirada hacía su madre y hacía Nihal, sin saber muy bien que hacía se acerco a ambos tomándolos de la mano...

Te conozco bien madre, y estoy segura de que no tuviste más opción de hacer lo que hiciste...

y cuando parecía que sus labios iban a decir algo más una comunicación le llegó.

Hablaremos de esto en otro momento ahora tenemos problema que atender.

En el fondo quería darle un respiro a su madre, liberarla de la mirada de Nihal y la suya propia pues sin duda había sido muy duro para ella lo que acababa de hacer.

Han detenido a Nico y Godot... y si soy sincera no se porque pero me siento más tranquila teniendo a Godot bajo control... todavía no se si podemos fiarnos de él.

Tras aquello tendió la mano a su madre para levantarla

Termino de escuchar las palabras del Capitan Noor y cuando iba a protestar... Fundido a negro. Recupero la visión pero respirar me cuesta todo mi esfuerzo, mis manos se han apoyado en la mesa como u acto reflejo y han impedido que me cayera de bruces al suelo. Mis oídos están embotados pero aun resuenan las palabras de Godot, veo como el sensor vocal de KP se ilumina pero no puedo oírle del todo bien.

La sensación es como la que sentí en aquel agujero y una sensación de pánico comienza a trepar hasta encogerme las tripas, visiblemente más pálido de lo normal consigo sentarme en la silla en la que había estado recostado de manera torpe y le hago un gesto a KP y a Lev de que necesito un minuto. Necesito un puto día. Pienso mientras intento respirar más tranquilo según pasan los efectos e intento comprender que acaba de pasar.

Nihal, agachado junto a la mujer que acababa de revelar que era su madre biológica, rodeaba el delgado cuerpo de ella con sus brazos, cuando de pronto Kara recibió una comunicación... y sus palabras parecieron romper el momento. En ese instante, lo que dijo pareció tan fuera de lugar que a Nihal le costó unos segundos comprender del todo lo que estaba diciendo. Era como si le hablara de otro mundo, de otro tiempo. ¿Qué importancia podían tener en ese instante Nico o Godot? Ninguna. Y sin embargo...

Sin embargo, no podía simplemente olvidarse del mundo. La Orden Gris seguía avanzando, los mercenarios que los acompañaban también, y todos los demás... A pesar de que la atmósfera del jardín parecía invitar a olvidarse de todo, no era un lujo que pudieran permitirse.

Pero tampoco estaba dispuesto a precipitarse. Todo lo que había pasado era como una escena compuesta en cristal... cualquier brusquedad podría romperla en pedazos. De modo que continuó con los brazos rodeando a la duquesa, esperando su propia reacción para acompañarla y ayudarla a levantarse si fuera necesario. Y si necesitaba aún algo de tiempo antes de atender los asuntos de su autoridad, que así fuera. 

Tanto Nico como Godot habían demostrado su impaciencia y su arrogancia. Estar detenidos un tiempo sería una adecuada cura de humildad para ellos. Sólo la suerte de Syraan la inquietaba.

Se quedó entre los brazos Nihal unos instantes, sin decir nada. Tomando la mano de Kara, que momentos antes se la había ofrecido. Aquel momento, aquel abrazo, dejaban a la vista años de sentimientos ocultos. Poco a poco había ido dejando de llorar, mostrando algo más de paz. 

La intervención de Kara interrumpió el momento, trayendola de vuelta al momento en que se encontraban. Apartó entonces con suavidad a Nihal mientras lo miraba a los ojos, y se ayudó de ella para volver a ponerse en pie. Suspiró, tratando de recuperar la compostura. Era consciente de que había asuntos importantes que requerían su atención, pero aun así le costaba centrarse en algo que no fuera el reencuentro con su hijo. 

-Cuentame acerca de esos problemas, hija mía ¿Que es lo que ha ocurrido? - parecía obligarse a volver su atención a los problemas de los que Kara hablaba - ¿Quien ese el tal Godot, a quien has traido a casa, hija mía? 

Poco a poco Nico parecía encontrarse mejor, después de ese repentino mareo que parecía haber sufrido. Los guardias continuaron haciendo vigilancia. Era evidente que no os dejarían salir, pero no hacían nada por molestaros.

Cuando la duquesa se incorporó, Nihal hizo lo propio, aunque no le fue tan fácil. Apoyándose en sus muletas y en sus cansados brazos, volvió a elevarse del suelo hasta apoyarse en su pierna sana y escuchó las preguntas de la mujer.

-Esperaba que quizás aquí pudiéramos responder a esa pregunta. –Contestó con un cierto deje de decepción en sus palabras. –Godot es un usuario de la Fuerza inmensamente poderoso… Y antiguo maestro de la Orden Gris… Los mismos que mataron a Kai y Glen… y que me dejaron casi muerto a mí, todo para robar la reliquia que guardábamos. Al parecer, lo traicionaron y abandonaron a su suerte en un planeta sin forma de salir… o eso es lo que nos ha contado.

Las primeras palabras habían salido a trompicones de sus labios, pero sólo habían sido los primeros hilos de agua que anuncian el colapso del embalse. De pronto, Nihal se sentía completamente incapaz de detener el torrente de palabras que surgía de su interior.

-Pero no van a detenerse ahí. Van a atacarnos aquí, en cualquier momento, para robar la reliquia que guardáis. Y si lo consiguen… entonces ya tendrán todas. Lo he visto… lo he visto reflejado en la Fuerza. Y también he visto un acorazado del Imperio vomitando muerte a su paso. Tenemos que prepararnos. Tenemos que pararlos. –Las últimas palabras del joven eran un ruego teñido de desesperación. Él no sería capaz de luchar con su cuerpo destrozado. Pero alguien debía hacerlo.

-Godot podría ser un aliado en ese momento. –Añadió, rápidamente. –Tiene sus propios planes, que desconozco, pero parece enfrentarse a su antigua Orden. Nico… Nico sólo necesita un puñado de créditos y desaparecerá de nuestras vidas. Y tal vez sea mejor así.

-Pero actuad con cautela… y no penséis ni por un momento que tenéis realmente preso a Godot. No lo habéis arrestado, simplemente ha aceptado esa detención. Porque si deseara lo contrario… no sé si hay fuerza en este planeta capaz de hacerle frente. Yo…

Nihal calló un segundo, recordando la forma en la que la energía de ese hombre había barrido incluso el poder que había descubierto en el templo.

-Jamás había sentido algo así. Es infinitamente más que fuerte que mi… -Calló de golpe, al ser consciente de lo que había estado a punto de decir. –Más fuerte que Kai.

Lev se relajó al ver que Nico se recuperaba, pero seguian estando encerrados y era una sensación que no le gustaba nada.

Intentó relajarse paseando por la estancia, pero eso no hacía más que aumentar su nerviosismo, a parte que estaba en el punto de que mataría por conseguir alguna bebida con algo de alcohol. Regresó a la mesa de las bebidas esperando encontrar algo que calmara sus nervios.

Red no tenía ni pizca de hambre y tampoco quería hablar con nadie, por lo que decidió permanecer a un lado de la mesa sola y con los brazos cruzados, esperando que Kara o quien tuviese potestad viniera, hablaran de todo esto y trataran de solucionarlo.

Además, tampoco tenía su ordenador para poder entretenerse con algo...con algo que le quitara de la cabeza todo lo que estaba sucedienso -Aunque seguramente también me lo habrían requisado...malditos ocaso -pensó la mujer al mismo tiempo que miraba a Nico muy seria con cara de enfado.

Pero la cosa no acabó ahí, Chispa contactó con Kara, que era su dueña y le contó todo.

-De mal a peor -dijo por lo bajo la copiloto mirando al pequeño droide astromecánico.

-Sabes que si tienen la sala vigilada tendrán las comunicaciones protegidas y seguramente, si no capadas o restringidas, grabadas...por lo que todo lo que digas emitiendo en radio, lo grabarán y lo sabrá mucha más gente...y si lo pueden grabar los de esta propia ciudad, lo puede grabar cualquier tipo de gente...Gente que a lo mejor le interesa saber que estamos aquí...que ya ha venido a buscarnos a otro planeta...¿me sigues, Chispa?

El droide se ganó otra de las ya famosas miradas aniquiladoras de la mujer, aunque esta vez estaba acompañada de impotencia, pues parecía que todos querían sumarse al caos y el despropósito que se estaba cociendo en aquel lugar. Para colmo Nico pareció encontrarse mal, como si le diera un vahído y estuvo a punto de desplomarse si KP no hubiera reaccionado a tiempo.

Red, que lo vio todo desde la distancia, no se movió pues sabía que no llegaría a tiempo, pero miró a Godot por si él hubiera notado algo o lo hubiera provocado. Aunque la mujer sabía que no le hacía falta ni mirar ni hacer ningún gesto para actuar con sus poderes. Al segundo se levantó y fue hacia su socio.

-¿Estás bien? -le preguntó escuetamente.

Syraan se mantuvo a un lado ante la situación había llegado a la mitad y no estaba acostumbrada a situaciones sociales con tanta gente, o con gente que no concocía prácticamente de toda su vida. Sin su familia se sentía bastante sola. Estuvo callada viendo el cruce de acusaciones y sintiendo cada vez más enfado por algo que estaba intentando dejar atrás. Estaba tratando arreglar lo que podía, quería evitar que lo que le había ocurrido a su familia volviera a ocurrir, pero Godot y Nico volvían a enfangarlo todo.

Escuchó a Red y en parte coincidía con ella. Todo el mundo parecía ocultar algo, todo el mundo parecía tener su propia agenda. Pero cualquier palabra de Red se vio nublada cuando Nico habló de su madre. Un parte de ella le susurró que le hiciera daño, que sería facil, que no tendría ni que tocarle. Pero no es lo que le enseñó su madre, cerró los ojos y trató de aislarse de todo. Tratando de convertir las voces en un murmullo, creyó conseguirlo, por un momento pero el lider de la guardia dio la discusión por terminada.

Había conseguido relajarse algo pero aun estaba nerviosa y crispada. Se acercó a la comida para tratar de distraer su mente, también porque lo que le dieron en la nave casi ni le pareció comida, ya que generalmente estaba acostumbrada a comer lo que cazaban o relectaban. Aquello platos parecían nuevos, muy elaborados para lo que estaba acostumbrada pero trató que la curiosidad alejara otros pensamientos de su cabeza y esa misma curiosidad le hizo mirar a Godot. Cogió un poco de comida y se acercó a él.

Le ofreció algo de lo que había cogido. -¿Has usado la Fuerza para saber lo que tramaba Nico? -Y bajando la voz añadió una segunda pregunta. -¿Y para su indisposición?

Sigo apoyado en la mesa y el dolor de cabeza parece que comienza a disiparse, Godot se ha aburrido de jugar a los bolos con mis pensamientos. Comenzaba a estar un poco harto de ser victima de la situación, y estaba cabreándose por momentos.

- Estoy bien Red, solo intento batir el récord de malas decisiones seguidas... Pero gracias.

El gracias sonaba más como una disculpa pero nunca diría una en publico, me levanto de la mesa e intento hacer algunos ejercicios de cuello para relajarme e intentar aliviar el resto de migraña que me queda. 

- Mucho castillo de cristal pero cuando toca pagar todos los clientes son iguales... Pegas, pegas y más pegas.

Dije al final a modo socarrón intentando aliviar la situación y cogiendo una pieza de fruta y con un sonoro bocado miro de reojo a Godot dandole por fin la espalda y sentadome en el otro pico de la habitación.

La mujer asintió pero siguió mirando a su socio para ver si realmente se recuperaba o simplemente lo decía par aque no se preocupara más. Ya tenían suficientes preocupaciones y líos como para crear más.

En la habitación se notaba una tensión que casi se podía cortar, de hecho todos permanecían callados, excepto por alguna que otra frase que Nico dejaba caer, seguramente para quitar esa tensión. Acompañó a su socio al otro extremo de la habitación y se puso a su lado para hablarle, pero de forma que quedara mirando al resto, mientras que sus labios pegaran a la oreja de Nico. Se tapó la boca el iniciar la conversación, pues no sabía quién podía estar mirando y leer los labios y con ello el mensaje.

En un susurro le habló al oído, mientras vigilaba quién miraba y quien no.

Tras su breve comentario, luego se levantó y volvió a