Partida Rol por web

Kiza se cruza de brazos, tras escuchar a Syraan hablar.

- Chiquilla, ahora mismo estáis aquí invitados - comenta a la arkaniana, y hace un gesto a un soldado que está vigilando el jardín para que se acerque-. No podéis andar libremente por el palacio, no sin permiso de la Archiduquesa. ¡Golan! - saluda al soldado, que se cuadra ante ella-. Lleva a la niña con el resto antes de que se extravíe. 

Y con un saludo, deja a Syraan junto al soldado y conduce a Kara y Nihal hacia el interior de los jardines.

Kiza os conduce por el interior de unos jardines, que Kara conoce a la perfección. Un pequeño laberinto involuntario, de hermosos arboles y flores, que al final conduce a una zona cubierta por las ramas de unas formaciones únicas. Árboles de puro cristal, que se entretejen para formar una pequeña zona junto a unos bancos, recóndita y hermosa. "El ocaso del día" reza un cartel, junto a la entrada. Kiza os señala el interior del pequeño rincón en el jardín y espera en la entrada.

Allí, una mujer que Kara reconoce nada más llegar, está leyendo lo que parece un pad de datos con expresión nerviosa. 

Tu madre ha cambiado mucho. Mucho. En los meses que has estado fuera, su cabello ha encanecido, su cuerpo se ve muy ajado por el paso del tiempo, y su expresión, nerviosa, cansada, te choca aún más de lo que esperabas. Pero no tienes tiempo a decirle nada cuando os ve.

Naral observa a las dos figuras acercarse y se pone en pie. Da un paso, dejando el pad de datos en el banco, y camina hacia vosotros, observándoos a ambos. Sobre todo a Nihal.

Pero antes de nada, camina hacia su hija, a la que observa con severidad. Temblando, eso si. La mujer tiene el cabello cano, arrugas y se muestra visiblemente emocionada por la escena.

- Hija mía - dice, su voz al menos imperturbable -. Te envié a una misión peligrosa, lejos de aquí. Y aunque mis asesores decían que no debías haber ido tú... Lo sospechaba. Lo que os separó serviría para encontraros. Nadie más habría podido llegar tan lejos. O quizás sí. Pero... Tenía... Tenía un presentimiento. Gracias, hija mía. Gracias.

Y tras decir eso, se vuelve hacia el muchacho.

- Nihal... ¿Kai te llamaba Nihal no? Claro, claro... Porque iba a cambiarlo, Kai era una muchacha obediente. Yo... Estarás confuso, pero... Todo lo que ha ocurrido, toda la misión de Kara, todo ha ocurrido por una única razón - suspira, con lágrimas en los ojos.

Se da la vuelta. Sabía que llegabais, pero parece incapaz de mostrarse entera. Es una imagen extraña, ver a una dama de aspecto tan regio, tan magnífico. Ropajes de telas brillantes, peinado impoluto, porte de alguien que ha acostumbrado a mirar a los demás por encima. Es la viva imagen de la nobleza... Rota por lo que está pasando.

- Nihal, fue por tu poder... - dice -. La orden jedi había sido aniquilada, los que podían hacer lo que tu podías, de la forma tan evidente y sin control que tenías cuando eras un bebé... El Emperador te habría ... Yo no podía dejar que te cogieran, así que le dije a Kai... Siento haberte hecho esto, lo siento. 

Y tras decir eso, de espaldas a vosotros, la dama se derrumba en el suelo entre lágrimas.

El soldado te conduce hasta una sala enorme y lujosa. Con techos acristalados y grandes ventanales, que permiten ver las pequeñas llamaradas de la atmósfera de la estrella sobre vuestras cabezas, una fuente en el centro sobre la cual corre agua fresca y una mesa enorme rodeada de sillas. El resto de tus compañeros están allí, pero parece haber bastante tensión en la sala. Los guardias parecen alerta, y todos observan a Nico y a Godot, aunque no atinas a entender porqué.

Mientras la discusión continúa en la sala, veis que un guardia aparece allí escoltando a Syraan.

Godot escucha lo que dice el capitán ahora, sin ninguna expresión de sorna. Podéis ver que aprieta los puños con rabia, molesto por la decisión del contrabandista. Cuando el capitán pregunta, Godot levanta un dedo.

- Capitán Noor, yo soy Godot - comenta, con voz tensa pero educada -. He venido aquí porque la joven Kara así lo ha decidido. Y si, estuve aliado con toda esa gente de la que el capitán Ecto ha mencionado y de la que vos acabáis de oír hablar por primera vez. Si deseáis retenerme hasta que hable con quien esté al mando, adelante, no estoy armado, y aunque las capacidades de las que dispongo no puedo entregarlas, prometo no usarlas. Pero antes me gustaría aclarar un par de cosas sobre el capitán Ecto.

Se vuelve hacia este, y entonces sonríe. Sonríe con una rabia que pone los pelos de punta al capitán.

- El capitán Ecto es un mentiroso que ha utilizado a la joven dama Kara por sus propios propósitos - explica -. Bajo el pretexto de transportarla, aprovechando de paso para cobrar la gran suma que la joven le prometió, el capitán aspiraba robar a la jedi Kai Saaris, de la que creo conocéis. Lo intentó, pero solo fracasó por la situación que él causó antes: el capitán es el hijo del comandante de los mercenarios Ocaso, que atacaron a la dama Kara y pusieron en peligro la vida de toda la tripulación. Ha mentido, no solo a Kara, si no a su propia tripulación - añade, mirando hacia Red -, ha intentado robar a los que aquí están presentes, y ha utilizado y chantajeado a la joven Kara. El capitán, que además es un profundo retrasado mental - suelta un insulto repentino que os sorprende a todos-, debía saber que yo tengo constancia de estas cosas, así que por alguna estúpida razón, ha creído que intentar sabotearme era buena idea - le mira, con completa incredulidad - En fin, si yo fuera usted, me abstendría de darles ni un solo crédito.

Algunos soldados levantan las armas tras oir a Godot, pero Rein les hace un gesto y se cruza de brazos. Sois muy pocos en una sala muy vigilada, probablemente no solo por soldados, sino por torretas y armamento de defensa. 

- Capitán... Explicaos - mira fijamente a Nico, que es con quién tiene un contrato.

"La próxima vez, esta escena se reproducirá mientras tu cerebro se detiene, lentamente. Puedo hacer que me oigas, capitán. Puedo hacer que tu cerebro se vuelva lento, poco a poco, que te mees en tus pantalones, que te quedes convertido en el anormal vegetal que ya pareces ser" 

La voz que escuchas con claridad, que retumba en tus oídos hace de pronto que te sacudas como si hubieras sentido un temblor. No es un susurro. Es un grito a tu cara.

Pero claro. Godot no grita. Solo te mira, mientras habla y cuenta todo (o no todo) lo que sabe de ti.

"Has decidido que enfrentarte a mi es una buena idea. Bien. Pues yo ahora he decidido que serás mío. Vas a bailar bajo mis hilos o me aseguraré de destrozar todo lo que es preciado para ti, mientras miras, quieto, meado en los pantalones, tu cerebro entendiendo poco a poco la mierda en la que te habré convertido. Y recuerda: te veo. Te veo capitán".

Acompañando a las dos mujeres, finalmente Kiza les hizo un gesto para que se adentraran en un hermoso y solitario jardín. Nihal siguió a Kara por los intrincados pasillos vegetales iluminados por la eterna luz de la estrella. Trastabillando, caminó tras la noble hasta que llegaron frente a una mujer que no podía sino ser la madre de Kara… la duquesa d’Asdria. La noble tenía ya una edad, pero los rasgos de su rostro eran aún firmes y orgullosos. Unos rasgos que, de pronto, avivaron la extraña nostalgia que se había instalado en Nihal desde que habían llegado a Idarian. En lo más profundo de su memoria, un brumoso y cálido recuerdo le hablaba de ese rostro.

Y entonces, la duquesa comenzó a hablar. Y cada una de sus palabras cayó sobre el joven con el peso de una estrella. Él siempre había sabido que no era realmente hijo de Kai y Glen… por sus venas no corría sangre arkaniana como por las de su hermana. Lo sabía, y sin embargo siempre la había llamado madre, como si el hecho de que no compartieran sangre no significara nada en absoluto.

Con sus ojos azules abiertos de par en par, incapaz de reaccionar, Nihal vio cómo las emociones rompían la compostura de la duquesa mientras ella revelaba su propia ascendencia. Por supuesto que Idarian había despertado recuerdos en él. En ese lugar había nacido. Con otra familia, con otra vida. Tal vez incluso hubiera visto, con los ojos de un recién nacido, esos mismos jardines.

Pero no estaba preparado para ello. Su mente no encontró refugio en su maltratado cuerpo. Era, simplemente, demasiado para que pudiera aceptarlo todo en ese momento. La muerte de sus padres, la oscuridad de las ruinas, la pelea con Nero, la agonía de sus heridas, el desprecio y el poder de Godot… y ahora, eso.

Contempló, sin poder moverse, cómo la duquesa rompía a llorar en el suelo, y sintió cómo el mundo comenzaba a oscurecerse a su alrededor. Sus brazos comenzaron a temblar, desprovistos de las fuerzas para sostenerlo. Su cabeza empezó a dar vueltas, hasta que se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.

¿Cuánto tiempo llevaba conteniendo la respiración?

Obligándose a tomar aire, con el rostro tan pálido como cuando despertó en la enfermería de la Rayo Azul, Nihal terminó de soltar sus muletas para deslizarse lentamente hacia el suelo. Su mundo acababa de saltar en pedazos por segunda vez en apenas dos días, y el joven se sentía como un frágil bote en mitad de una tempestad.

-Yo… -Trató de empezar a hablar, pero las palabras se atascaron en su garganta. De pronto, ni siquiera sabía quién era.

Él era Nihal, sí, pero… Nihal Saaris, el hijo de Kai y Glen…

O era Nihal… ¿d’Asdria?

- Vaya, vaya con el capitán... - dijo con cierta sorna Lev - Realmente no es lo que parecía... Creo que nos debe una buena explicación a todos.

Miró a su hermano antes de marcharse y se despidió con la cabeza. Siguiendo al soldado. -¿Está así de tensa siempre? -Le preguntó  al soldado, aunque no esperaba respuesta. -Por cierto soy Syraan. -Se presentó con una pequeña sonrisa. Aunque parte de la galaxia trataba de parecer agreste y poco educada ella trataría de ser simpática, quería aprender de ella no enfrentarse a todo y a todos.

Al entrar en la sale vio lo que parecía un cruce de acusaciones entre Godot y Nico. No se terminaba de fiar de Godot, había algo raro en él, pero sin duda no confiaba en Nico. Pero si confirmaba que estaba ahí para robar a su madre y con ello posiblemente atrajera a los grises y dolor que habían causado a su famila, no sabía como reaccionar, pero su puño se estaba cerrando y todos los musculos de su cuerpo tensando.

La visión del rostro de su madre solivianto a Kara, intento no expresarlo en su rostro mientras su madre hablaba pero sin duda aquel rostros mostraba algo más haya del paso del tiempo, quizá una gran carga o un gran secreto que durante tantos años pareció guardar.

Madre, nos emboscaron... y ellos se quedaron atrás

Las palabras de Kara parecían intentar justificarse, aunque realmente tenía la impresión de que efectivamente traer a Nihal y Syraa era la verdadera misión.  Las palabras de Naral se volvieron más perturbadoras todavía cuando comenzó a contar una historia sesgada en la que pareció querer desvelar un secreto inconfesable que sin duda le había estado tormentando durante tanto tiempo.

Kara miró a Nihal, como si de alguna forma buscara en su interior la respuesta a aquella pregunta que estaba en el aire... 

Quieres decir que Nihal es.... ¿mi hermano?

Desde que había aterrizado había algo que no acababa de encajar en la mente de Kara, la visión envejecida de su madre pareció acelerara aquel sentimiento de que algo estaba pasando.

Kara abrió su comunicador para hablar con M1.

M1, hay algo que no marcha bien... estate atento e informame de si ves algo raro o algún comportamiento fuera de lo normal.

Red miró a Godot de hito en hito cerrando sus ojos mientras aquel personaje hablaba de su socio. Pero cuando desveló el parentesco que Nico tenía con el el comandante de los mercenarios Ocaso, algo dentro de la mente de Red hizo que varias conexiones empezaran a crearse, generando al instante un sinfín de enlaces que daban vida a la muchas posibilidades y acciones, la mayor parte de ellas violentas contra su socio y todo aquel que se pusiera por delante.

Pero entonces Godot miró a Red como queriendo ponerle en aviso con respecto a su socio. Ese pequeño hecho cambió el sentimiento de uno a otro. Ahora el blanco de sus iras era Godot.

Red era puro volcán cuando se enfadaba, sabía que no podía responder justo después o la ira se apoderaría de ella y no podía tolerarlo, otra vez no. Pero por fortuna, Red sobre todo era muy analítica y matemática, con lo que sabía esperar para hablar, después de pensar en las posibles causas de todo...si podía contener al volcán, claro.

Así, Red miró tanto a uno como a otro mientras pensaba en lo que habían dicho. Sin duda Nico tenía otros planes con respecto a lo que hacer en el planeta donde "solo" debían recoger a la familia de Nihal y Syraan. No era la primera vez que hacían varios negocios en un mismo sitio con personas diferentes...ahorrar tiempo y ganar más dinero. En muchas ocasiones había sido peligroso y en muchas otras Nico no les había contado todo el plan ni el trato, cosa que Red odiaba sobremanera. En ese sentido esta vez no había nada distinto, solo estaba el hecho de la familia de Nico lo que cambiaba las tornas.

-Nadie está ajeno de la culpa - tal vez Syraan y KP - pero cada uno oculta algo que sabe y lo ha ocultado a los demás. 

La cabeza de Red seguía analizando la información que tenía, programando una especie de red que uniera cada una de las partes.

-Pero, ¿dónde coño entra Godot? A parte de ser el hermano y creador de los grises que atacaron a Kai; aquellos que habrían contratado a los Ocaso, ya que no se pelearon cuando aparecieron los unos y los otros. Y lo mejor de todo, ¿por qué actúa como si fuera un niño pequeño echando la culpa de lo que pasa a Nico y no a Kara por no contarnos toda la verdad, o a Kai por no haber cuidado mejor esa reliquia? ¿O por qué él mismo no avisó antes de lo que podía pasar y no se puso en contacto con Kai?

Red posó en Godot su mirada fría y dura, capaz de congelar un volcán o atravesar el más duro de los metales.

-Tu que puedes entrar en nuestras mentes, que puedes ver más allá, por qué cargas contra Nico, qué ganas con eso.

La pregunta era directa, no la vocalizó, pero creía que Godot podía escucharla.

Doy un respingo y de un salto me pongo en pie y por un momento mi mano parece dirigirse hacia el blaster que llevo al cinto, entonces mi cuerpo se tensa y tengo que abrir y cerrar la mano un par de veces para aliviar algo de tensión. Pero que cojones. Pienso mientras miro a Godot de reojo. Sin tiempo para recuperarme Noor me pide explicaciones ante la acusación de Godot, apoyo ambas manos sobre la mesa cojo un poco de aire y vuelvo a incorporarme pasandome una de mis manos por mis dorados cabellos ocultando así mi rostro brevemente al terminar de "peinarme" vuelvo  amostrar la misma sonrisa de siempre.

- Son solo habladurías, Capitán, medias verdades para intentar socavar nuestra relación comercial. ¿Los mercenarios son comandados por un bastardo el cual disparare si tengo oportunidad? Si, desde luego que si, ¿es mi relación con él la causa del ataque? Las pruebas dicen que no, ya que su ataque no se centro en mi si no en las personas que fuimos a buscar y el objeto que portaban. Hablando del cual yo no tenia ni idea de su naturaleza y si hubiera intentado robarlo dudo mucho que la jedi Kai hubiera dado su vida para salvarme a mi y a Nihal.

Veo como me mira Syraan y continuo mirando le a ella.

- Tu madre decidió enfrentarse ella sola al líder de los mercenarios y a un pelotón entero que descendía de la nave para permitir la huida de Nihal y mía hacia el bosque.

Continuo hablando hacia el capitán.

- De los chantajes y los robos "a los aquí presentes" por favor, pregunte le a ellos, no tengo nada que ocultar. Ni siquiera les he sacado unos créditos a las cartas. Termino con algo de sorna, intentado suavizar la situación.

Miro a Godot a los ojos y espero a la respuesta del capitán a mis explicaciones.