Partida Rol por web

Red se acercó a su socio para susurrarle al algo, miraba a los que estaban en la sala.

-Nico, no sé si vamos a sacar algo bueno de aquí, pero no me gusta nada. Si algo se desata, será muy difícil salir del planeta. Así que debemos tener cuidado con lo que decimos a partir de ahora. Se prundente con tus comentarios.

-Ah, y no creas que esto se me ha olvidado. Tú y yo tendremos una charla muy amena cuando todo esto acabe o estemos más tranquilos.

Tras las palabras, sin dejarle tiempo a la réplica se irguió y se alejó de su compañero.

Mientras Nihal habla y le explica lo ocurrido, una recompuesta Naral d'Asdria (que poco a poco, muestra su entereza, un aire de serena severidad que la acompaña allá donde va) escucha y asiente. 

- Nos reuniremos con el resto de vuestros compañeros. Para que aclaren su historia, y también... Porque quizás necesitemos su ayuda. La situación es más compleja de lo que creéis. Os lo explicaré todo en detalle cuando hayamos aclarado el problema, pero Nihal, debes entender esto: Idarian no es un planeta adscrito a la alianza de la República. Hay un gran debate entre sus muchas grandes casas, y la casa real... Por ahora la Reina ha optado por mantenerse neutral en este asunto.

Naral comienza a caminar por el jardín, dirigiéndose hacia el interior del palacio. Se nota que hay algo impostado en la forma tranquila y desenvuelta de hablar que ahora muestra, pero se lo atribuis a un intento por recomponer las formas que había perdido.

- Eso implica que, por extraño que os parezca, no estamos capacitados para detener a nadie si siguen los procedimientos diplomáticos adecuados - explica, avanzando entre los cristales -. El Imperio tiene una embajada aquí en la ciudad... Y si esa Orden Gris decidiese venir hasta aquí, no tendrían porque atacar a nadie. Nuestra situación actual no nos deja enfrentarnos a ellos por ahora, por más que la guerra de expulsión del virrey... Pero es un tema complejo. Simplemente quiero que entendáis que esto va a ser mucho más difícil que liarnos a tiros con estos hombres... Por desgracia.

Luego sonríe a sus dos hijos. Salís del jardín y os adentráis en el palacio, escoltados por Riza y algunos guardias que se unen en el camino.

- Por suerte, el tema de la reliquia es más sencillo de solucionar. Se encuentra en el palacio real, en unas cámaras a las que solo Vysari y yo sabíamos llegar - se detiene un segundo al ver que Nihal no puede reconocer el nombre-. Vysari d'Erea era la antigua Reina del sistema. Lord Vader la asesinó hace poco más de un año, antes de la caída del Imperio. Ahora su hija, Aneria, gobierna. La muchacha es capaz, pero tiene a demasiada gente tirando en demasiadas direcciones y mi influencia sobre ella dista de ser la más... Fuerte en estos momentos. En cualquier caso, Aneria nunca fue informada del escondite de la reliquia. Podemos sacarla de allí sin que nadie se entere y traerla a lugar seguro.

Detenida delante de las puertas de una sala, se vuelve hacia los dos muchachos.

- Kara. Nihal. Cuando nos hayamos reunido con el resto, me gustaría pasar el resto del día con vosotros. Que me contéis... Todo. Siento haberte engañado, hija mía - mira a la muchacha-, pero era capital. Y... Siento todo lo ocurrido. Por ahora, esperad a solucionar este entuerto. Tenemos todo el tiempo del mundo.

Godot se vuelve hacia ti, lejos de la mirada del resto y responde en voz baja.

- Sí. A ambas cuestiones - añade. Y esboza una sonrisa cansada, mientras se pasa la mano por el pelo y se echa una copa de licor.

Le ofrece a la muchacha la copa, y rellena otra para si.

- Mi camino... No es el camino de tu madre, chica. La orden gris no desaconseja los sentimientos. La Fuerza nada en ellos - explica, dando un trago-. Lo que desaconseja es conducirse bajo su influencia absoluta. No encontrar separación entre lo emocional y lo intelectual. En cualquier caso, me dejé llevar por la rabia, pero supe reconducir ese sentimiento hacia algo inteligente y provechoso, no hacia el odio y la destrucción. Ese cabronazo intentó hacer que me detuvieran, sin ninguna razón. Ahora sabe las consecuencias de provocarme, que es que le trituraré como a un pastelillo si vuelve a hacer algo así. 

Suspira.

- Hasta el momento he sido bastante prudente, y no he hecho más que ayudar pero... Entiendo la desconfianza - se encoge de hombros -. Habría sido más fácil engañaros con mi origen, no decir que enseñé a la Orden y... Pero creo que tampoco me he ganado que se me señale. 

Las puertas de la sala se abren, e irrumpen en ella tres figuras, acompañadas de un pequeño séquito de guardias.

A dos las reconocéis, son Kara y Nihal. 

La tercera... Es una mujer de mediana edad, de gesto severo, de cabello encanecido pero bien peinado. Luce un vestido de tela brillante y se mueve con seguridad y con paso firme. Hay, eso si, una emoción latente en su rostro.

Naral abre las puertas y entra en una sala larga y amplia, con una enorme mesa llena de viandas en el centro y varios sillones y asientos dispuestos en derredor. Hay fuentes por las que corre agua y se encuentra en un silencio solo interrumpido por conversaciones tenues.

En la sala, aparte de un gran grupo de guardias, espera el resto de la tripulación de la Rayo Azul. A un lado veis a Godot y Syraan, a otro a Red y Nicoda, y el resto pululan por el medio.

Naral se detiene delante del grupo, con los brazos cruzados. Extiende su mano, y saca un comunicador.

- Capitán Noor, aseguraos de que la nave quede en tierra hasta nuevo aviso - indica.

Luego se vuelve hacia el grupo.

- Soy Naral d'Asdria, Archiduquesa de Asdria, señora de la luna de Dasdain. Bienvenidos al sistema Idarian - saluda -. Espero que se queden el tiempo suficiente para disfrutar de las maravillas de la ciudad de Erean: no verán lugar más hermoso en la Galaxia. Y ahora, formalidades aparte: el capitán de mi guardia ha notificado los problemas que ha habido entre ambos. Se han lanzado acusaciones. Entre ellas, capitán, que usted utilizó a mi hija para sus propósitos. 

Observa al hombre desde donde se encuentra.

- Explíquense. Una vez este problema quede atrás, podremos continuar hablando. De pagos y futuros acuerdos. Pero sabed, capitán, que en mi familia... Tenemos cierta habilidad para detectar a los mentirosos. Una sola mentira, solo una, y me aseguraré de que no volváis a ver luz alguna el resto de vuestros días. Si habéis jugado con la vida de mi hija... Al menos espero una explicación. Ahora.

Y luego se vuelve hacia Godot.

- En cuanto a vos... Me han informado de vuestras habilidades. De que, al parecer, poco puedo hacer para deteneros. Decidme. ¿Qué queréis?

Desde el asiento donde se encuentra bebiendo una copa, Godot sonríe y se encoge de hombros.

- Podéis hacer muchas cosas conmigo, mi señora. No soy TAN invencible como Nihal me ha descrito. El muchacho - sonríe, mirando al chico que parece seguir sin entender nada-, tiene ciertas suspicacias conmigo, pero quizás se deban a su carácter voluble. Le molesta que le recuerde que no es tan... Honorable como él se cree. En cualquier caso, si queréis retenerme, no me opondré. No quiero nada de vos, excepto que me facilitéis lo que he venido a hacer: impedir que mi hermano y sus aprendices se hagan con... Lo que vos y yo sabemos. Nada más. En ese sentido, creo que una alianza sería provechosa para ambas partes, pero eso es decisión vuestra. 

Observa al hombre ciego. Está claro que no es la primera interacción que tiene con alguien así. Durante un momento está a punto de decir algo, y entonces...

- Sí - dice de pronto, con una expresión seria y cansada de pronto -. La conocí, brevemente. Murió, hace ya mucho tiempo.

Al escuchar a Godot, Naral sonríe de pronto.

- Ella también tenía esa desafortunada costumbre de mirar donde no debía - asiente. Hay tristeza en el rostro-. Lo suponía, todos los informes... En cualquier caso... Gracias. Me pensaré vuestra proposición.

Y dando esa explicación por zanjada, se vuelve hacia Nico.

La irrupción en la sala de la archiduquesa junto con su hija, Kara y con Nihal, hace que la mujer se vuelva y observe la situación. Sin hacer mucho ruido, se acerca un par de pasos para observar mejor a todos los allí congregados y que no se le pase alguna mirada cómplice. Pero lo primero que hace la archiduquesa es preguntar a Nico sobre lo que ha pasado.

Red mira a su socio preocupada. Si se comporta como lo ha hecho hasta ahora lo más seguro es que adorno, omita o mienta en alguna cosa y teniendo en cuenta con quien se están jugando las cosas, no debería hacer ninguna de esas cosas.- Acuérdate de lo que te acabo de decir -piensa mirando a Nico. 

Y lo peor es que Naral sigue hablando con Godot y parece que entre ellos hay cierta sintonía tanto a nivel de emocional, como a nivel de conocidos, como a nivel de poderes.

Red volvió a mirar a Nico y esperó su respuesta.

-¿Cómo... cómo puede ser posible que la reina se mantenga neutral? -Nihal, con los ojos azules abiertos por la sorpresa, cojeaba unos pasos detrás de la duquesa. Por el momento, nadie le había ofrecido atención médica, ni él la había pedido. El tiempo que pasara sumergido en un tanque de curación, si es que disponían de alguno, podría ser un tiempo vital, y no quería desaprovecharlo. Además, en esos momentos prácticamente ni sentía el dolor de su maltrecho cuerpo. -Si ese tal Lord Vader mató a su madre... ¿Cómo puede tolerar su presencia? ¡Son unos asesinos! 

El joven lo lograba dar sentido a lo que escuchaba. Sospechaba que la política tenía giros mucho más enrevesados de los que él sospechaba, y una vida sencilla en la jungla no le había ayudado a acostumbrarse a todas las medias verdades entre las que se movía la clase alta de la galaxia. En el mundo interior del joven, todo era mucho más sencillo.

-Pero si sacamos la reliquia de su escondite... -Añadió, frunciendo el ceño de pura frustración. -No podremos defenderla... yo no fui capaz de hacerlo en Iodarka... ni siquiera Kai pudo enfrentarse a ellos... Godot dice que no seríamos capaces de destruirla. Pero él consiguió su poder estudiando una de ellas. Tal vez... tal vez pudiéramos estudiar esta para poder hacerles frente.

Con la voz empapada de oscuros presagios, Nihal replicó a las últimas palabras de Naral.

-Y aunque querría pensar que tenemos todo el tiempo del mundo... es posible que tengamos mucho menos que eso.

Kara sonrió con orgullo cuando volvió a reconocer a su madre quien volvia a mostrar la seguridad que le carecterizaba. Mientras andaban Naral mostró su sabiduría, Kara sin duda estaba acostumbrada a escucharlas y aquella sabiduría había calado en ella.

La noble miró a Nihal cuando hablo sin poder dejar de pesar en que tenía demasiado impetu para ser un jedi, no los conocía pero de alguna manera siempre se había sentido atraida por el misterio que envolvía a aquellos seres y había leido mucho sobre ellos. Normalmaente se trataban de personas reflexivas, diplomáticas pero Nihal parecía joven e impetuoso.

Kara estaba de acuerdo es que sacar aquella reliquia de su lugar actual quizá no fuera la mejor idea pero desde luego daba por hecho que el estudio de aquellas reliquias llevaba años para un maetro, tiempo del que sin duda no disponian.

Al llegar a la sala todos estaban allí esperándoles, sin duda su madre estaba bien informada como acostumbra a gustarle y parecía tener detalles de la misión que ni tan si quiera Kara conocía. Se quedó a su lado sin intervenir guardando las formas de aquel tipo de reuniones a las que estaba acostumbrada sabiendo cual era su lugar.

No obstantes sus ojos como los de todos los presentes se centraron en Nico, había tenido varias desavenencias durante el viaje y sin duda no le parecía trigo limpio desde el principio.

Cuando me gire para contestar a Red e intentar arreglar las cosas entraron más problemas por la puerta como si fueran una estampida de banthas. La historia de mi vida. Pensé mientras me incorporaba e intentaba ajustar la chaqueta para parecer lo más "formal" posible.

- Permítame presentarme antes Naral d'Astria, soy el Capitán Nicoda Ecto, es cierto que tenía otros asuntos en el planeta donde fui con vuestra hija... Pero de ningún modo la utilicé o involucre en los mismos, es más en la refriega con los mercenarios yo mismo abatí a uno de ellos y mi nave sufrió daños considerables en la huida.

Hago una pausa y continuo hablando.

- Si no fuera por mis habilidades como piloto y por las habilidades del resto de mi tripulación no creo que hubiéramos podido llegar hasta aquí, pero... Concretando en su pregunta, Kara d'Astria simplemente tenía que ir al mismo destino que yo y ella necesitaba transporte, no considero que haya sido usada... Los emprendedores como yo tenemos que hacer que cada viaje cuente.

Me cruzo de brazos y espero la sentencia de la señor de la casa, no parecía que pudiera salir de allí mintiendo pero mis asuntos no eran de la incumbencia de ninguna noble de medio pelo.

Lev experimentó cierta alegría al ver de nuevo a su protegida, si bien nadie se percató dado al casco que aun llevaba en la cabeza.

Escuchó con curiosidad la charla que tuvo la madre de Kara con Godot. Ese personaje no dejaba de provocarle cierta fascinación y intriga. Buscó un sitio donde sentarse, ahora la atención estaba centrada con Nico. ¿Cómo saldría de ese embrollo el capitán de la nave?

Nihal escuchó a unos y otros, aún aturdido por los acontecimientos. Le costaba continuar interiorizando todo lo que sucedía... todo lo que se estaba revelando, y sus consecuencias. 

Escuchó las palabras de la duquesa, las acusaciones a Nicoda de haber utilizado la misión para sus propios intereses. Nada que no hubiera imaginado de antemano. Una vez más, el capitán demostraba no ser otra cosa que un interesado que velaba por sus intereses por encima de los de los demás. La única pregunta era... cuáles eran realmente esos intereses. Pero poco le importaba. 

-El capitán ha demostrado de sobra sus luces y sombras en los últimos dos días. -Dijo simplemente, sin que en su voz apareciera ni hostilidad ni aprecio, sólo un profundo cansancio. -Lo justo sería corresponderle con lo que él siempre ha pedido. Que coja su dinero y se marche. Será mejor para todos.

La conversación de Godot sí logró suscitar el interés del joven. Por un momento, entrecerró los ojos cuando el ciego y la mujer parecieron hablar sin palabras, como si afinando sus sentidos pudiera participar en esa silenciosa comunicación. Al parecer, compartían mucho más de lo que hubiera esperado. La galaxia, que para él siempre había sido infinita, parecía de pronto mucho más pequeña.

-Sólo he expuesto un hecho. -Contestó Nihal, mirando hacia el hombre que no hacía tanto le había demostrado su propia insignificancia. -Pero no importa. Creo que todos sabemos que de una forma u otra, tendremos que colaborar. Pero no sé cómo mantenerlo a salvo de ellos. Yo... ni siquiera puedo pelear. Y además... he soñado con un destructor del Imperio. Y con Nero y el Gris en un lugar hecho de luz. Aquí, en Idarian. En Iodarka fue igual. Mis sueños hablan del futuro. 

-Ya lo sé. -Añadió un instante después, como si contestara a una réplica de alguien que no estaba presente en la sala o a una voz que sólo él escuchaba. -Los sueños son sueños, y no siempre hablan del futuro. Pero seríamos idiotas si no lo tuviéramos en cuenta. Que tu hermano podría llegar entre bombas y fuego.

- Mi hermano no llegará entre fuego y bombas. Porque por más que os guste decirlo, no es un monstruo - explica, saboreando la copa-. Fuisteis vosotros quien atacasteis en Iodarka, no él. Aparte... ¿De qué le serviría? No dispone de una capacidad para atacar este planeta. No.

Godot se echa hacia delante y mira al resto.

- Mi hermano es inteligente. Le conozco. Buscará apoyos, diplomáticos, y negociará la entrega de la reliquia. A cambio de que, no lo sé... Hasta ahí no puedo saberlo. Lo que sí sé, Nihal, es que no todo el mundo resolverá los conflictos con fuego, guerra y armas. Estás obsesionado... Deberías relajarte. Archiduquesa, aunque el chico está mejor, necesita urgentemente pasar unas horas en un tanque de bacta. Le vendrá bien, física y mentalmente.

Naral escucha la interrupción de Nihal y Godot, pero centra su atención en el capitán. No parece tragarse nada de lo que sale por la boca del contrabandista.

- No. No podemos dejar ir a este hombre. Un individuo así, con todo lo que sabe, vendería su información inmediatamente al mejor postor. ¿Me equivoco, capitán? No. Cuando no hay principios, lo único que sirve es el dinero.

Da un paso hacia Nicoda, mirándole de arriba a abajo como si observase a una rata womp mugrienta.

- Les ofrezco, a todos los que nos han ayudado hasta ahora - mirando a Lev, Red, KP y Nico - cien mil créditos por persona por ponerse a mi servicio hasta que así lo requiera. El pago, incluyendo todas las deudas previas, será entregado al termino de sus servicios. Si me traicionan - frunce el ceño sin separar la vista del capitán -, de cualquier forma posible, no verán ni un crédito. Pero yo lo gastaré. Todo. En poner ese mismo valor a su cabeza. Y dejaré que pasen el resto de sus días huyendo de cazarrecompensas en cualquier tugurio de mala muerte. Pero antes de eso... Si usted, capitán, decide que no tiene intención en revelar sus trabajos en paralelo, le meteré en un calabozo ya mismo. Soy demasiado vieja para dejarme manipular por alguien que no dice nada y llena el aire de palabras vacías y necias. Os doy un día, un día de reposo y meditación en mi palacio. Mañana me reuniré con usted, en privado, y si vuestras explicaciones no me convencen... Ya lo sabéis.

Luego observa al grupo.

- Su nave quedará requisada en tierra hasta nuevo aviso. Mis hombres les llevarán a sus habitaciones, y les proporcionarán ropas adecuadas y aquello que soliciten. Pueden pedir y si es razonable, les será concedido. Hoy... Es pronto. Necesitamos organizar un plan, pero sepan que voy a requerir de sus servicios para un trabajo difícil. Mañana les explicaré lo que necesito de ustedes. De todos vosotros. Y no, las prisas no nos sirven de nada. Respirad, descansad, y en un día hablaremos de todo esto. ¿Alguna pregunta? Si es sobre el trabajo, ahorradla para mañana, si es sobre vuestra situación... Ahorradla también.

De pronto, Naral repara en Syraan. La observa de arriba a abajo.

- Eres... Una arkaniana. Te pareces mucho a Kai Saaris... ¿Tienes alguna relación con ella?

Red escuchó a tanto a su socio y a Nihal y luego la contestación de Godot y cuando iba a intervenir la archiduquesa se le adelantó. Lo que les propuso solo hizo que se le erizara el bello a cada vez más. Empezando por el dinero, siguiendo por la exclusividad del trabajo sin saber cuando terminaría ni lo que estarían obligados a hacer y terminando por la amenaza.

Lo malo es que les dejaba pensárselo, pero no había otra alternativa, era su modo o su cárcel.

-¿Podemos salir de esta jaula de cristal a modo de palacio, y ver las bondades de su planeta? -preguntó la copiloto intentando ver hasta donde llegaba su reclusión en aquel palacio, pero dejando claro que parecía más una cárcel que un palacio.