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AÑO 21

MES SÉPTIMO: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO, DE OFELYA, PRIMERO DEL VERDUGO, O MEDIO INVIERNO

DÍA 14

Noche

INTERIOR DE LA SEDE DE LA ORDO MÁGICA: sótanos

Misterio resuelto. 

Miró a Hastoroi y asintió a sus palabras. Una vez más se convenció de que aquel hombre era más de lo que simplemente aparentaba o quizá era que simplemente le resultaba interesante a sus ojos. Daba igual la razón, le resultado era el mismo y le reafirmaba en que una larga conversación con él podría ser de lo más reveladora e instructiva. Pero dudaba que tal oportunidad llegara a darse. 

Entonces se volvió hacia la mujer.

-Doraka -pocos serían capaces de ver más allá de su superficie-. Mi nombre es Zazer, explorador y trocalengo -sonó más como una declaración que como una presentación-. Me alegra conocerte. 

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DÍA 14

Noche

INTERIOR DE LA SEDE DE LA ORDO MÁGICA: Sótanos

Al bajar a este sótano, los magos nos explican el motivo por el cual aquel misterioso personaje se oculta a simple vista y prefiere no figurar. La verdad es que es un tema interesante, muy interesante para mí y me gustaría conocer más de su naturaleza y aquel "don".

Varios de mis compañeros hablan pero la verdad es que las ansias de conocerla llenan mi mente en este momento y me pierdo de la conversación. Solo vuelvo a la habitación cuando el Maestre Hastoroi nos cuenta de que es su condición natural y que no hay nada que temer. Eso no consigue disminuir mi interés en lo más mínimo, sino que lo aumenta al pensar que es miembro de una especie con extraordinarias capacidades, algo siempre digno de conocer.

Entonces vuelve Danden a la habitación y trae con él a su protegida, a quien presenta como Doraka:

"Hermosa."

Le sonrío y hablo después de Zazer:

 - "Es un placer conocerte, Doraka. Mi nombre es Seragoi y estamos acá para ayudar con un asunto, en el cual nuestros amables anfitriones piensan que puedes darnos algunas luces."

Miro a continuación a Danden, pues él sabe a qué se refería arriba cuando nos dijo eso pues, dudo mucho que esta muchacha sea una amenaza o que tenga que ver con las misteriosas figuras y su amenaza reciente a todas las vidas de este pueblo.

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DÍA 14

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Por fin los magos les revelaron el misterio. La identidad del misterioso viajero resultó ser la protegida de Danden, y a juzgar por lo que podían ver de ella, Kanghmer entendía los motivos por los que quisiera ocultarse.

Pero eso no era explicación al por qué esa muchacha conocía de los extraños y poderosos asaltantes del poblado. Tenían que tener algún tipo de relación, y ellos debían averiguarlo antes de que fuera tarde.

- Buenos días, Doraka. - Saludó también el bárbaro. Examinó por un momento de arriba a abajo a la muchacha, atento al aspecto de sus ropajes, en lugar de a su aspecto físico como cabría esperar. Luego pasó a ir al grano.

- Posiblemente Danden te haya puesto en antecedentes. Hemos tenido una visita inesperada hace un rato, y solamente es el preludio de los problemas. Pensábamos que quizá conocieras a esos seres, o supieras algo de ellos que nos pueda ayudar. - Comentó sin mencionar de momento la misteriosa caja que la muchacha había traído consigo durante el viaje.

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DÍA 14

Noche

INTERIOR DE LA SEDE DE LA ORDO MÁGICA: sótanos

Espero cada vez con más curiosidad la llegada de ese ser capaz de provocar visiones en los demás. O pesadillas, que no me queda muy claro. Sin embargo creo que no estaba preparado para lo que veo.

Por un momento me quedo asombrado y se escapa de mis labios pues es una pena que tenga que ir oculta. Luego reacciono, soy consciente de que a veces las peores personas se ocultan bajo trajes hermosos, bajo gestos amables y sonrisas traicioneras. Si bien el hecho de que sea la protegida del Maestre me hace pensar que igual no tenga nada que ver. Aunque por otra parte no puedo evitar pensar que podría haber hecho algo para que los maestres la protejan.

Yo soy Thocas digo escuetamente escuchando la historia de la muchacha que al fin y al cabo tuvo suerte: a otros les/nos dejaron tirados en la calle, muriendonos de hambre y malviviendo. Escucho la pregunta de Kanghmer y afirmo. No tenemos demasiado tiempo cualquier ayuda podría ser bien recibida.

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DÍA 14

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Karlio observó la figura con curiosidad, escuchando las explicaciones que le daban. Encadenada a las puertas de un edificio... Menuda barbarie. Si era una niña, ¿cómo se podía dar tal trato a alguien tan joven? O a cualquiera, ya que estábamos. Parecía que tocaban presentaciones, y cuando le llegó el turno, el espadero hizo lo propio.

-Karlio Advento, es un placer, Doraka.

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DÍA 14

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Basha casi pudo sentir como el velo ondeaba cuando la chica descubrió sus rostro. Parpadeo un  par de veces, asimilando lentamente lo que su visión limitada le mostraba; lentamente se quitó el velo, observando con dureza a la joven. Que mostrara esa tranquilidad cuando hablaban de ella como sino estuviera ahí demostraba la costumbre de haber sufrido esa situación a menudo.

A la Bruja le enfureció que una niña tuviera que pasar por esa situación, siendo el bicho raro que todo el mundo miraba. Era verdad que en manos de las Tribus Bárbaras su existencia no habría sido mucho más cómoda, pero al menos podría haberse labrado un sitio. El poder que emanaba de su figura, uno que afectaba a las mentes con su mera visión era algo que no se podía ignorar. Si cultivara sus habilidades sobrenaturales, quién sabía cual sería el límite de su poder.

Basha no se presentó, no dijo su nombre y no la miró como un bicho raro. Simplemente vio una niña con un poder peligroso, una a la que quería escuchar hablar antes de confraternizar con ella de alguna manera.

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Gusano observó a aquella muchacha con cierta curiosidad. Desde luego, vivir en aquel lugar, siendo el centro de atención y el bicho raro no sería del plato de buen gusto para aquella chica. Pero estaba claro, dado su actitud, que se había acostumbrado a aquella situación.

Gusano- se presentó finalmente.

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DÍA 14

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Para Puck todos era idiotas. Todos menos su ama. Ella era la única que no había hablado. Eso era bueno. Era inteligente.

Y es que aquel bicho raro no le gustaba. No le gustaba nada de nada. Sus orejas eran demasiado picudas, pero no en el buen sentido, como las suyas, sino en el malo. Además olía a elfo, ese desagradable olor que a las criaturas con criterio tendía a hacer estornudar como el polen de las malditas y endemoniadas flores en la primavera. Pero a pesar de todo ello, el grupido había decidido presentarse. El bicho raro ni siquiera había sido capaz de hablar por sí mismo y aun así uno a uno habían dado su nombre como si nada.

Puck no lo haría. No, nunca. A menos que su ama se lo ordenara, por supuesto.

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¿Qué era la identidad? Peñasco miró con curiosidad a ese ser a mitad camino entre elfo y humano y que, a lo que parecía (¿era posible asegurarlo?) era de género femenino. La habían encontrado encadenada a la puerta de la ordo y el ogro reflexionó en silencio sobre todo lo que esa frase, abrupta, breve, inexpresiva, encerraba.

¿Recordaría la llamada Doraka lo ocurrido? ¿cómo lo gestionaría? ¿habría creado con sus recuerdos un escudo con que protegerse de la verdad o una espada con la que zaherirse hasta la muerte? El recuerdo funcionaba así por lo que había comprobado tanto en su propia experiencia como con los otros seres inteligentes que había encontrado. Pero, a pesar de todo, no era bastante. A pesar de todo el recuerdo siempre mentía. Nadie recordaba exactamente lo que había pasado y, con el paso del tiempo, poco a poco, esos recuerdos distaban cada vez más de la realidad.

No por primera vez tales pensamientos hicieron que el ogro pensara como funcionarían los recuerdos de las razas particularmente lóngevas, y lo poco que serían las mismas de fiar sobre lo que habían visto. Esa idea le causó algo parecido a la pena, y como si de un contagio se tratara, esa pena se trasladó a la propia Doraka. El enorme ogro se agachó, mirándola con curiosidad.

- ¿Puedes hablar? ¿sabes el motivo por el que hemos venido y te han traido para que te viéramos?

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DÍA 14

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Garielle había tenido la constante sensación de haberse inmiscuido en mitad de algo bastante grande, lo suficiente como para requerir una importante dosis de precaución en sus actos, algo de lo que no había hecho gala en el pasado. Con mucho cuidado optó por la estrategia del silencio y la observación. Prefirió guardar sus palabras salvo que estas fueran requeridas de forma expresa, así se mantuvo callada hasta que la situación la obligó a una presentación.

—Garielle —dijo de forma escueta, obviando cualquier apellido y acompañando su nombre de una ancha sonrisa que demostraba una buena dentadura.

Observó con interés a Doraka, sin embargo tuvo que sostener su curiosidad pues tampoco buscaba intimidarla.

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No fue hasta que algunos de los presentes hablaron que la chica pareció darse cuenta de la cantidad de personas que había allí. Entonces, levantó de nuevo la vista hasta los magos con alerta. Entonces, el anciano posó una de sus manos en el hombro de la chica con delicadeza, y le habló con voz suave.

- Tranquila, ya les hemos puesto sobre aviso. No volverá a ocurrir lo de las cocinas. 

Con ello, Doraka se relajó. El cansancio parecía acusar al maestre, pero se mostraba dispuesto a defender a la chica de cuerpo y palabra.

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La muchacha devolvió la vista hacia los presentes, y les miró uno a uno, con curiosidad. Cuando Zazer habló, la chica lo miró a él, pero un instante antes tenía los ojos posados en Peñasco, pues era evidente que fue quien primero llamó su la atención. Es muy probable que fuese la primera vez que Doraka veía un ogro tan de cerca.

También se había fijado en el trasgo, pero parecía más acostumbrada a su presencia cercana que a la del ogro.

Ante las palabras del trocado, la muchacha sonrió un instante. Fue un gesto leve, y corto, pero su rostro hasta ahora siempre serio y con indicios de ser así la mayoría del tiempo lo agradeció como agradece la lluvia un desierto. Parte de esa rareza, ese misterio que parecía rodearla se relajó, y ella misma se sintió mejor con su presencia y aspecto: notó que los presentes estaban cómodos en compañía de otros como ella, y el hecho de que dijeran que se alegraban de conocerla era algo nuevo.

Le sorprendió algo más, quizá, la presentación de alguien de aspecto indudablemente ambrio como fue la de Seragoi. La chica se rodeaba de ellos, siendo ambrios como eran la mayor parte de los magos, pero Seragoi no pertenecía a la orden y por lo tanto no debía tener ninguna predisposición a tratarla como a una igual, pero lo hacía. Eso era nuevo para ella.

La chica asintió cuando Seragoi mencionó su posible ayuda. Sabía para qué la habían llamado a esas horas de la noche y por qué estaban allí, y confirmó la afirmación de Seragoi de ser capaz de arrojar luz en todo aquello.

Un momento después era Kanghmer quien hablaba y a quien la chica miraba, y se pudo ver en sus ojos cierta admiración por tener delante a un hombre de su aspecto. La chica ya habría visto bárbaros antes, y se habría fijado en Kanghmer durante el viaje en la caravana, pero al igual que le ocurría con Peñasco, ahora lo tenía cerca, hablaban directamente, y podía observarle sin tantos tapujos como cuando alguien intenta pasar desapercibido, como fue su situación anteriormente.

Pero ante la mención del hombre sobre las figuras, su rostro volvió a ensombrecerse.

Con la afirmación dicha en alto por el joven Thocas, la muchacha ladeó levemente la cabeza. No sabía si había entendido bien, o si el chico se burlaba de ella. ¿Qué quería decir con aquello, después de saber lo que ocurre con su visión? Aún así, asintió al resto de lo dicho, agradeciendo la presentación y, una vez más, confirmando su posible ayuda.

También dedicó un gesto de saludo a Karlio, fijándose en su pose y sus ropas, y pareció notar la relación entre Peñasco y él. Con aquello, la chica entendió algo en su interior, aunque no lo reveló más allá de relajar algo más su postura.

Las presentaciones de Garielle y Gusano fueron directas y concisas, pero de igual modo la chica correspondió con gestos de la cabeza y, si bien la visión de una mujer joven como Garielle le era curiosa, la de Gusano terminó de convencerla de que ella no desencajaba tanto.

No pareció extrañarle que la bruja y el trasgo no se presentasen con palabras, y ella no hizo gesto ni ademán ninguno de no entender por qué. Parecía realmente más acostumbrada a aquello, a que la observaran en silencio, a que se mostrase desconfianza ante su presencia, sobre todo después del incidente en las cocinas, así que para no incomodar a ninguno de los dos ella no fijó su vista demasiado tiempo en ambos, pero sí se notó un leve atisbo de miedo y luego alivio cuando observó el velo de Basha, y cómo se lo retiraba después.

Y fue por fin, ante la pregunta del ogro, aquel que más curiosidad despertaba en ella, cuando todos supieron que el motivo de su silencio no era una incapacidad física, sino una costumbre y un gesto de respeto.

- Sí, conozco el motivo.

Y mientras su voz se escuchaba por primera vez, cálida y un poco áspera, menos infantil de lo que se hubiera podido esperar, la chica sacó de entre los pliegues de su túnica una cajita de madera, alargada y estrecha, sencilla, pero con el signo de la Ordo adornando el cierre, que no servía para más que para evitar que lo que contuviera en su interior no se cayese por accidente al voltearla o mantenerla en posición vertical.

El grupo supo entonces que esa era la caja que había querido recuperar con tanto apremio al llegar allí, y escondía con cierto recelo.

Cuando la muchacha abre la caja, todos pueden observar que lo que contiene es un pergamino bien enrollado, de aspecto viejo pero bien conservado: definitivamente no parece ser lo que las figuras buscaban.

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Al ver el pergamino me siento decepcionado. Si bien ya nos habían dicho que ella no era la causante de todo, esto parece confirmarlo. Lanzo un suspiro y la miro con una leve sonrisa. Muchas gracias, preciosa. Por desgracia esto no es lo que estábamos buscando, así que deberemos seguir buscando. Gracias por enseñarnoslo.

Luego me giro hacia los demás para ver si alguien quiere decir algo más o si a alguien se le ocurre cuáles son los siguientes pasos que debemos dar.

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Kanghmer cerró los ojos un momento maldiciendo en silencio.

- Tampoco sabemos qué estamos buscando. En realidad nos interesa más saber información sobre esos tipos, que sobre el objeto que dicen que se les ha robado. Parecen seres de otro mundo, por lo que hacen y por cómo hablan. - Explicó. - Si supiéramos más sobre ellos quizá podríamos hacerles frente y evitar esa mierda de magia que les hace casi invencibles. - Masculló. Estaba enfadado pero por la frustración de no haberse visto capaz de hacer frente a esos seis tipos encapuchados. Fueran lo que fueran.

- A ver... - dijo mirando en dirección a la muchacha, la tal Doraka. - Han dicho que si no se les devuelve el objeto robado se llevarán a infantes. A todos cuyas características los pongan en peligro. No sé de qué características estaban hablando, pero tú parece que fuiste un infante especial también... - Dijo a la novicia. - Quizá sepas de qué estaban hablando esos tipos. -

Negó con la cabeza. - Nos han dado un últimatum de una semana. Luego arrasarán Sivero y más aldeas. - Y algo le decía al bárbaro que no iban a ser capaces de hacer frente a esos seres. 

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DÍA 14

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A Doraka le sorprendieron las palabras del joven Thocas, o eso pareció cuando tras hablar el chico, la muchacha miró con gesto interrogante a Danden, el cual parecía que se esforzaba por ocultar una sonrisa, pues la reacción de Thocas le había hecho gracia.

- Bueno, pero eso ya lo sabíais antes de bajar aquí. Os advirtieron que tampoco sabían qué era ese objeto y, de haberlo traído yo aquí, lo hubieran sabido. Pero sí he dicho que podría ser de ayuda para encontrarlo, y para entender a esas figuras. - Añadió, mientras asentía a las palabras de Kanghmer.

Al mismo tiempo que el anciano, ya agotado de estar en pie, buscaba una silla para acomodarse, Doraka sacó el rollo de pergamino de la caja, y se pudo ver que estaba compuesto de varias páginas. Con ayuda de Danden las alisó todo lo posible, y os las mostró.

- Durante mi estancia en Alberetor, no tenía mucho que hacer, aparte de asistir a las clases de mi tutor. No podía salir, pues nadie debía verme, así que mi único entretenimiento era colarme en la biblioteca y leer cualquier cosa que me llamara la atención. En una de esas incursiones, entre monótonos libros de historia y aburridos tomos hablando de familias y genealogía, encontré estos escritos, que no estaban ni escondidos, ni especialmente bien conservados, pero entre la generosa porción de la biblioteca que contenía pergaminos sueltos y libros sin encuadernar pasaron desapercibidos para mí, hasta que al coger uno de esos tomos, estos cayeron al suelo. 

La chica los señaló, a pesar de que era evidente que hablaba de ellos.

- Literalmente, fue la primera vez que leí un texto donde aparecían otras razas más allá de la humana. Esto me llamó la atención en seguida, y pregunté al maestre que habían nombrado como mi tutor allí, un hombre tranquilo estudioso de la heráldica, por dichas razas. Me dijo no saber mucho, pero con lo poco que me explicó me ayudó a entender de cierta manera parte de mi origen, y el por qué de la discreción de mi existencia. También me dijo que estos escritos tan solo eran una leyenda, un cuento creado para enseñar una moraleja. Pero eso no impidió que los leyera unas cien veces.

- Estos escritos relatan, supuestamente, una historia antigua, responsable de la caída en desgracia del Antiguo Reino. En ellos se dice que cuando el Gran Reino de Symbar era próspero, estaba gobernado por dos mujeres: elfa la una y humana la otra, gran guerrera la una y maravillosa mística la otra. Y como soberanas, gestionaban las riquezas y el poder del reino con sabiduría y buen tino. Al menos, durante un tiempo.

- Se decía que parte de su poder y capacidad para esto residía en su relación amorosa, su unión, física a través de ellas y espiritual a través de un objeto al que llamaban "La Hoja de las Damas", forjado a partir de la espada de la guerrera y el cetro de la mística, haciendo este de empuñadura, pero con un detalle interesante: no fue forjada por un herrero cualquiera, sino por un enano, abandonado por los de su misma condición y criado por una raza faérica, lo que le supuso la gran habilidad de su estirpe y el conocimiento de su clan adoptivo. Qué clan fue ese, no se llega a especificar en los escritos. La cuestión, es que el enano no fue del todo legal con su acción: a la espada y el cetro añadió otra pieza: una gema, una piedra poco común y con un poder nada natural, disfrazada de obsequio y simple adorno, pero que añadiría a la Hoja la semilla de la discordia. La piedra contenía el alma de un niño bien amado, y por lo tanto tenía el poder de generar un falso sentimiento de protección y amor incondicional de aquel que recibe la piedra hacia aquel que la entrega. Con dicho gesto, el enano pretendía ganarse un puesto en la corte y, por qué no también, un hueco en el corazón de las soberanas. El enano solo quería ser apreciado por ellas y vivir de sus lujos, pero el poder de la piedra fue demasiado fuerte. Ambas recibieron ese sentimiento y ante la imposibilidad de pensar que era simple instinto de protección, creyeron enamorarse del enano, y no dispuestas a compartir su cariño, se peleaban continuamente alimentadas por los celos, hasta que decidieron batirse en duelo. Para dicho duelo, pidieron que la Hoja fuese separada en sus partes para que la guerrera pudiera blandir su espada y la mística alzar su cetro. El enano, con profundo pesar y consciente del gran error que había cometido, las engañó una vez más, diciéndolas que la Hoja no podía ser dividida, pues con ello un gran mal caería sobre el reino y sobre ellas mismas, además de intentar convencerlas de que físicamente era imposible, siendo tan fuerte la unión de sus partes como lo fue su amor antaño. Evidentemente, ellas no le creyeron, y, aunque de nuevo no se especifica, dicen que una de ellas golpeó la Hoja contra una gran piedra y separó la espada del cetro, cogiendo ambas su propiedad instantes después, olvidando por completo la piedra, y tal y como dijo el enano sobrevino la muerte de ambas y la caída del Reino.

- Humanos y elfos se echaban la culpa mutuamente, las guerras surgían de todos los rincones. Las faes, que sabían la verdadera razón por la confesión del enano pidiendo ayuda, decidieron no intervenir, y se escondieron, no sin antes desterrar al enano que se dice que vagó por el Reino viendo cómo este se derrumbaba al tiempo que la naturaleza se volvía violenta y peligrosa debido a la mutilación incontrolada que los árboles sufrían para fabricar armas, trincheras y fuertes, y la infección que se extendía en la tierra, antes limpia y fértil, por el metal desechado y abandonado y los cuerpos putrefactos de los caídos que nadie recogía y de los que ningún animal quería alimentarse.

- Dicen que el enano murió, llevándose la piedra y la culpabilidad a la tumba.

Doraka hizo una pausa y, si mientras narraba la historia había permanecido ligeramente inclinada haca adelante, señalando distintos puntos de los pergaminos según ella misma iba avanzando en la narración, al terminar se apoyó en el respaldo de la silla, algo pensativa, antes de continuar.

- Bien, las carencias de la propia narración y los conocimientos históricos adquiridos por los estudiosos califican sin duda de leyenda a esta historia. Sin embargo, cualquier persona sabia no querrá negar que toda leyenda ha demostrado siempre tener algo de veraz, algo real en lo que dicha leyenda se basa. Y no es que yo buscase dicha verdad en ningún momento, al menos conscientemente, pero algo despertó dentro de mí, y comencé a tener experiencias oníricas estando despierta: una mañana cualquiera iba a la despensa a buscar huevos para el desayuno, como cualquier día, y al descender el último escalón me encontraba con que aquella no era la despensa que yo conocía: todo parecía diferente y antiguo, pero podía reconocer que era el mismo espacio que ocupaba en la realidad, como si hubiera vuelto atrás en el tiempo.

- Me ocurría en varios lugares, y en los momentos más inesperados, y se intensificó cuando crecí y aprendí a "esconderme" para así poder salir de la torre. El caso es que, en una de esas salidas, hace varios meses, cuando me disponía a recoger agua de un riachuelo cercano y vi mi reflejo en él, no fue mi imagen lo que vi, sino la de un hombre de aspecto rudo y maltratado, de cuyo cuello colgaba una gema extraña, que me resultó familiar por alguna razón. Tuve la sensación de que aquello estaba ocurriendo en otro lugar pero en ese mismo momento, que mi mente no viajó en el tiempo, sino en distancia.

La chica hizo otra pausa y observó al grupo, intentando discernir si alguien entendía lo que quería decir con aquello.

- Es posible que vuestras cabezas hayan empezado a saber juntar algunas piezas del puzzle que se nos presenta después de haber asistido a los acontecimientos de esta noche, pero la mía comenzó a encajarlas en ese instante, de forma casi instintiva, así que puse en sobre aviso al maestre en cuanto regresé. Este contactó con Vitelo, nuestro estudioso de geología, y con mi descripción de la gema de mi visión, añadió una pieza más para el rompecabezas.

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DÍA 14

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Escucho atentamente durante toda la historia lo que dice la muchacha, aunque al principio no entiendo qué tiene que ver la leyenda de las dos reinas con lo sucedido. No hasta el final, pues como toda buena historia no es hasta el final que se descubre el motivo de su existencia.

Afirmo sutilmente. Entonces el ladrón se ha llevado la piedra de la discordia. Y como bien has dicho esa piedra tiene la cualidad de hacer creer a quién se le entrega que tiene que cuidarla y protegerla, lo que significa que esos tipos que vimos son aquellos a los que se les entregó a la muerte del enano.

Pero eso nos deja dos interrogantes. Por una parte está el saber qué son exactamente esos seres, ya que saber qué son y cuánto poder atesoran podría darnos una idea del poder de la gema. Por otra parte está saber si serías capaz de hacer un retrato del sujeto que viste en el riachuelo, para al menos tener una pista y quién sabe, quizá hasta le conozca termino con una leve sonrisa.

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- Para ser honestos, no estamos seguros de que esta gema sea lo que buscan esas figuras, aunque la sospecha es bastante firme. Más aún después de que estas mencionaran la posible implicación de un infante. Tampoco sabemos hasta qué punto su poder es leyenda. Son cosas que, junto a la identidad de esas criaturas, como bien dice el joven, necesitamos averiguar cuanto antes.

Tras contestar a Thocas, Danden mira a Doraka desde su posición protectora.

- ¿Podrías hacerlo? ¿Sabrías describir con cierto detalle el rostro de quien viste, para que intentaran dibujarlo?

Doraka parece pensarlo un instante y, después, se encoge de hombros mientras asiente con la cabeza.

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La bruja notó un escalofrío de emoción cuando la joven trocada comenzó a narrar el contenido del pergamino, una historia tan antigua como la tierra que pisaban, por lo que parecía. Guardó silencio mientras desgranaba su relato, reteniendo cada una de sus palabras que formaban el conjunto de la historia. Era un cuento al que daría vueltas durante días.

Por último se decidió a presentarse, así como a su acompañante. - Yo soy Basha y este es Puck. Ha sido una buena historia, Doraka. Creo que posees un gran don, el de la segunda visión. Yo misma soy Bruja y puedo entender la maravilla de la que hablas. -

A pesar de lo revelado por la chica, no tenían más a lo que agarrarse relacionado con el asunto del robo. Sí vino a la mente el comportamiento de Hassern de Viruta, aquella casi compulsión que tuvo de volver a su casa a por algo de gran importancia para él. Si estaba relacionado, el retrato de Doraka podría esclarecerlo.

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DÍA 14

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CAMPAMENTO ANEXADO

La chica permanecía callada y aparentemente muy enfadada por no acompañar al resto del grupo a su investigación, pero era fácil ver que en realidad sentía ganas de volver a estar en relativa seguridad, sobre todo, cuando ambos llegaron a la puerta de la iglesia y pudo comprobar que su familia seguía allí, a salvo.

Se despidió con un gruñido y avanzó hacia ellos, y al verla llegar, los padres mostraron alegría y alivio, mientras el que debía ser su hermano mayor le echaba una buena riña.

La mayor parte de la gente allí parecía demasiado cansada para moverse, a pesar de que la lluvia había dado tregua. Algunos incluso dormían, a pesar de las circunstancias.