Partida Rol por web

Acciones: avanzo hacia Volkar, y si puedo llegar a contacto físico con él… le ataco. De lo contrario le intento provocar (no sé si hay que tirar algo).

Dejo tirada de ataque y daño por si acaso. (arma a una mano y escudo).

Añado tirada de percepción, que se me había olvidado.

Justo antes de lanzarte contra la gema, defines aquello que rodea la misma, te cuesta, pero el viento y la nieve perfilan la silueta de una especie de barrera invisible que rodea el altar.

Un 12 con Cancion y un 14 con Silencio esos son mis ataques a la gema

Voy a ir dejando la tirada de iniciativa y la de percepción, a ver si me cosco de algo.

al salir de los patios traseros de Alto Hrothgar la oscuridad parecía engullir toda la luz junto con la esperanza, sabiendo de antemano las habilidades del clérigo se apresado a buscar donde refugiarse de su alaridos.

sin bien clavare una flecha en la cien al maldito clérigo le daría un gran placer desbaratar su plan y ver su rostro desencajado de dolor le representaría un mayor gusto, ve la enorme roca negra y varios de los presentes enfocan sus esfuerzo en destruirla, el cazador posa una flecha en su arco y potenciada por la magia del arma esta sale implacable en dirección al mágico artefacto del clérigo de akatosh

Patio de Alto Hrothgar, mes de Helada

El nórdico se acerca al hacha de Garrosh, que los dioses se apiaden de tu almam premien generosamente tu sacrificio y den bendiciones a los tuyos exclama a modo de despedida, el cazador toma la pesada arma de su camarada y la aprieta con con un suspiro sublime, a pesar del dolor de sus heridas comienza a caminar de nuevo con la mirada melancólica de quien perdía un amigo.

Habían pasado las ultimas semanas acosando a estos cultistas y movidos por la venganza, se habían adentrado hasta estas tierras con la esperanza de apagar la ira de la traición y la deshonra, en el fondo el nórdico guardaba la esperanza de salir con vida de este dilema, pero ahora solo importaba evitar a toda costa el cometido del clérigo o todos los sacrificios habrían resultado en vano.

sin mediar palabra se convino detener el ritual como prioridad, luego habría tiempo de sobra para la venganza.

Al salir de los muros que acogían con falsa seguridad a los barbas grises el cazador avanza a las penumbras desatadas por las maquinaciones del sacerdote de Akatosh, salta al combate en medio de los alaridos delirantes de quien presidia el ritual y colocándose tras unas rocas enfila su arco en contra del sacerdote, a esta distancia quizá podría arrancarle un alarido de dolor, paso por la mente de Viggo pero su objetivo era otro, apunta con cuidado a la piedra negra el foco de todas las esperanzas de Volkar, I]si lograse destruir el artefacto seguramente le dolería mas que una flecha atravesada en la rodilla,[/I] susurra con una sonrisa sardónica de suicidad satisfacción.

Patio de Alto Hrothgar, mes de Helada

Suspire aliaviada cuando vi caer al Argoniano. 

Ahora que habia caido el lagarto debiamos continuar pero antes de hacerlo tome una de las bolsas que llevaba en la cintura que parecian piedras, despues las revisaria y continuamos hacia lo que debia ser la camara principal. Nuestro combate habia dado frutos y debiamos detener lo que parecia ser algo realmente diabolico despues de todo lo que habiamos visto. 

No habia mucho que pudiese hacer. Una vez mas busque dondo cubrirme mientras mantenia mi concentracion en la bendicion de mi Señora para apoyar a los tres que habia logrado bendecir mientras observaba el entorno y con la katana en la mano me aseguraba de que no hubiesen refuerzos que pudiesen seguirnos nuestros pasos. 

Una gran percepcion sin duda. =(

Necesitas que lance para Concentracion???

Si lanzo un truco pierdo el efecto del conjuro anterior?

Por ahora espero a ver que pasa. No puedo hacer mucho.

Patio de Alto Hrothgar, mes de Helada

Seretide clavó la mirada carmesí sobre los restos del argoniano, que caía fulminado al suelo antes de poder formular el siguiente hechizo condenatorio. Revisó sus pertenencias, acto seguido, y aprisa, mientras Malpas se posaba sobre su hombro, ofreciéndole el pergamino que había arrancado a Tee Lei de entre las manos. 

Las cenizas del guardia rojo y del orsimer, hedían sobre el suelo. Emanaban el olor de la desgracia y del sulfuro, aturdiendo sus sentidos, contrayendo su rostro en una mueca contrita, mientras se levantaba y miraba hacia Trithik, con gesto circunspecto- Era él. O nosotros.- respondió, poniendo el pergamino que su familiar le había traído entre las manos del mago, sosteniéndolas durante un instante, observándolo, de cerca, con un gesto de duda, y un significativo asentimiento final, antes de darse la vuelta y partir, aprisa, hacia el patio interior. 

Hacia el lugar en el que esperaba la muerte y el vacío, y las reminiscencias de cada uno de los horrores que había presenciado con aquellos ojos malditos por Azura que ahora titilaban, como un ascua que se abría paso en la oscuridad. El olor a sulfuro aún la perseguía, y a él se unía el olor ferroso de la sangre, y la terrorífica inquietud que surgía de todas las calamidades, concentradas en aquel instante en un sólo cristal. 

Malpas se agitaba nervioso, su alma inmortal se agitaba nerviosa, al contemplar la gema de alma oscura, al escuchar las palabras del sacerdote caído, al vislumbrar los cadáveres y recordar ríos de sangre y muerte. Ríos de lava y perdición. Muertos que se alzaban bajo los efectos de la eterna condenación. Almas que quedaban atrapadas por siempre. 

Se aferró a su cayado, que refulgía en la penumbra que envolvía el altar, y miró uno a uno, a sus acompañantes. Hombres y mujeres, valientes, que enfrentaban junto a ella aquello que le había sido anunciado- Debemos destruir la gema. No dejéis que esa desgracia hecha hombre se nos acerque.-indicó, observando cómo el nórdico que portaba la armadura de un caballero devoto de Akatosh se lanzaba al encuentro de Phyleas Volkar, volviendo de nuevo la vista hacia la piedra oscura, preparada para actuar. Para sacrificar cuanto fuera necesario para evitar que aquella desgracia tuviese finalmente lugar. 

En mis acciones declaré:

Acciones: avanzo hacia Volkar, y si puedo llegar a contacto físico con él… le ataco. De lo contrario le intento provocar (no sé si hay que tirar algo).

Una vez hecha la tirada de percepción, quiero matizar: Si la barrera que he detectado me separa de Volkar, no atacaré a Volkar... pero trato de llamar su atención. Si la barrera no me separa de Volkar (es decir, que puedo llegar bien a él) sigo con mi acción de ataque, tal y como puse.

Aunque te cuesta reconocer el hechizo por la vaga descripción que has recibido, caes en la cuenta que debe tratarse de una suerte de muro mágico de fuerza. Sabes que esta clase de conjuros son indestructibles, salvo por un tipo de conjuro muy concreto: Desintegrar.

Bueno, pues voy a lanzar el conjuro de desintegrar contra la barrera misteriosa, obviamente.

Patio de Alto Hrothgar, mes de Helada
 

Al final, mi esfuerzo había sido en vano, pero entendía la decisión de Seretide. Tomé el pergamino de sus manos con un asentimiento de cabeza. Más hechizos de destrucción... no me sentía cómodo utilizándolos, pero lo principal era terminar con el ritual, y haría lo que fuera necesario, aunque mi conciencia luego no me dejara dormir.

Al salir al patio, mi sangre se heló ante el macabro espectáculo del ritual, la vista de los cadáveres me hizo pararme en seco por unos segundos, tragué saliva pues mi garganta de pronto se había quedado completamente seca y mi respiración se aceleró, aquello era mucho peor de lo que esperaba.
Un recuerdo fugaz vino a mi mente, de cuando había aceptado llevar a cabo la misión que ilusamente pensaba me convertiría en un héroe, y aquí estaba, helado ante la visión de la muerte. Aquello no tenía nada que ver con leerlo en los libros, era real y yo estaba en medio de todo. O espabilaba o pasaría a formar parte de las pilas de muertos. Cerré los ojos un instante, resoplé y avancé.

Había una presencia extraña que rodeaba el altar, intenté concentrarme para descubrir qué era, y algo, aunque sutil me vino a la mente, era una especie de barrera de fuerza, casi indestructible. Pero si algo había hecho en Hibernalia era estudiar, y sabía perfectamente qué hechizos eran capaces de destruir ese tipo de magia, y Seretide me acababa de entregar uno.

Me dirigí a los demás mientras abría el pergamino, y justo antes de leer el conjuro que esperaba fuera de ayuda.
-¡Una barrera protege el altar! ¡Yo me encargo de ella!- 

Al momento recité las palabras y extendí mi mano hacia el altar, "por favor, por favor, funciona"

Patio de Alto Hrothgar, mes de Helada

No sabía discernir el motivo de su lentitud, el druida sentía que iba contracorriente, a penas siendo útil en aquella batalla contra reloj. El astro rey casi había desaparecido, sumiendo todo en la oscuridad, mientras contemplaba como el argoniano caía fulminado por las acciones de sus compañeros. Presenció la escena en completo silencio, al igual que el breve “saqueo” que precedió al avance por la entrada que daba al patio de Alto Horthgar. Lo que allí presenció hizo que le hirviera la sangre con la misma rabia y fiereza que lo habían golpeado al regresar a su hogar, encontrando tan solo sus restos y la tumba de su esposa.

La dantesca imagen del patio era imposible de ignorar, el familiar y repugnante hedor a muerte. Aster alzo la mirada hacía el ser que ante podía haber sido un hombre pero que ahora carecía de tal calificación, tan solo un monstruo podía haber cometido semejante atrocidad. No hacían falta palabras, rápidamente todos se sincronizaron a la perfección para poner fin a aquel macabro ritual, detener al sacerdote de Akatosh y tratar de regresar con vida al hogar.

El bretón se giro hacía Volkar, desafiante, con la intención de ganar todo el tiempo que fuera posible para que los demás acabaran con la piedra, centro de todo.

Patio de Alto Hrothgar, mes de Helada

Relajó ligeramente el agarre de sus espadas al ver como el argoniano caía completamente derrotado ante el ataque mágico de Seretide. Ella misma había lanzado la daga que le quedaba, antes de mirar medio incrédula al joven mago cuando menciono de dejarle con vida. Ni se lo había planteado si quiera, era una gran amenaza, sobre todo tras aquella demostración de poder al convertir al guardia rojo en polvo. Si la situación no fuera tan increíblemente peligrosa y mortal habría sido algo más proclive a secundar su opción. Pero no era el caso.

Avanzaron por el vestíbulo hasta cruzarlo y salir al patio, donde la escena era sobrecogedora y aterradora. Se quedó paralizada por unos instantes al ver el lugar lleno de cuerpos sin vida, sacrificados por aquel hombre, dándose cuenta que su padre podría haber sido uno de los sacrificios. Y en el centro de todo, una especie de altar con una gema en su centro y alguna clase de barrera rodeándolo.

Le temblaba el cuerpo visiblemente, todo aquello la superaba. Lo que había empezado como una simple misión de dar caza a unos bandidos se había convertido en una auténtica pesadilla y en una carrera por salvar el mundo. Tragó saliva con dificultad antes de sacudir la cabeza. Necesitaba centrarse, y no dejarse dominar por el miedo. Aunque más que pavor a lo que fuera que trajera el ritual, lo que temía era perder de nuevo a parte de su familia y eso no podía permitirlo, más sabía que tratar de impedirle al hombre que interviniese sería inútil.

Hey papá, no… no quiero perderte de nuevo y… y sé que pierdo el tiempo pidiéndote que te vuelvas, así que… ¿quédate conmigo vale? En su voz se discernía el pánico que sentía de solo pensar en aquella posibilidad. Tomó una bocanada del frío aire que le quemo la garganta antes de reafirmar sus manos alrededor de las empuñaduras de las espadas y lanzarse hacia el altar, al tiempo que otros hacían lo mismo o iban contra el sacerdote, sabiendo lo que cada uno tenia que hacer con solo cruzar una mirada.

Patio de Alto Hrothgar, mes de Helada

La tormenta se arremolinaba a vuestro alrededor, estabais en el ojo de un huracán de consecuencias imprevisibles, un antinatural eclipse que parecía posicionarse justo encima de vosotros mientras una lengua de energía oscura ascendía hasta el mismo acontecimiento cósmico. La estrella azul brillaba solitaria en su posición privilegiada mientras el resto de firmamento permanecía mudo, sentíais la pulsión de unos acontecimientos imparables contra los que luchabais.

En los cielos la silueta de un dragón rompió el banco de nubes, la figura sombría de la sierpe sobrevoló el patio a la que apenas podíais definir a causa de la oscuridad reinante, rugía amarga y parecía dispuesta a descender sobre vuestra posición, pero vosotros actuasteis antes.

Aster lanzó un hechizo sónico con la esperanza de apartar a Phyleas del altar, el dolor que le causó al sacerdote no pareció encontrar reflejo en su rostro, se tambaleó sin resistencia ante el conjuro encorvándose un tanto. Eldrid pasó como una centella junto a Volkar, este la ignoró completamente, pero la nórdica se dio de bruces contra una barrera invisible que la dejó un tanto aturdida. Tanto Viggo como Tavase intentaron acetar a la gema de alma negra para destruirla, pero sus flechas chocaron contra esa barrera que no habían advertido, ¿cómo ibais a poder superar aquel obstáculo en apariencia insalvable?

Pero entonces el mago Trik pudo averiguar con desesperación la clave para daros la victoria, usando el pergamino mágico arrebatado al argoniano Tee-Lei manifestó su magia lanzando el rayo desintegrador contra la mismísima barrera mágica disipándola en el acto. Aquello pareció inquietar al imperturbable Volkar, pero se enfrentó a Bjorn que iba a por él.

—No, nunca tuvimos nada —fue la única respuesta que dio a Bjorn, el paladín manejó su espada ante un inactivo Volkar. Se entregó a la muerte que le dio el nórdico adelantándose hacia él para ser ensartado. Con la mirada torva y vacía, por una única vez sonrió de forma escalofriante —. Solo una alma más.. solo una alma más.. mi señor..

Mientras Volkar moría por la espada de Bjorn el rayo de Seretide atravesó el lugar donde había estado la barrera, la magia de la dunmer logró impactar contra la formación cristalina, pero el rayo pareció ser absorbido por la maligna gema. No fue así, pues una vorágine de energía oscura prendió alrededor del altar desestabilizando el flujo mágico. Fue el brutal golpe de Einar el que sentenció la gema. La gran hacha del nórdico rompió el cristal, esto causó un violento estallido de energía que propulsó a Einar varios metros atrás.

La onda expansiva os derribó a todos, con ella llegó el llanto de las decenas de almas que, por un instante parecían liberadas, pero un agonizante Volkar balbuceó con triunfo.

—Todos los muertos que habéis causado.. todos.. habéis retrasado.. lo.. inevita.. —no llegó a acabar la frase, murió en ese momento, y justo cuando su vida se apagaba el torrente de energía mágico se convirtió de una columna de oscuridad que ascendía hasta el mismísimo eclipse.