Partida Rol por web

La flecha de Lunadan surcó el cielo y se clavó en un costado del lobo. Lo cual propició un momento de respiró para Emyr que lo único que pudo hacer ese asalto fue cubrirse con todo esperando no ser malherido. Y el lobo no fue quien le atacó, pero si el orco que lo montaba, que lanzó una cuchillada que no acertó en el eriadoriano, debido al movimiento brusco que hizó su montura gracias a la flecha de Lunadan.

Varkin había cogido el ritmo, su rival atacó primero pero el enano consiguió esquivar el ataque y contraatacar. Su golpe destrozó la mandibula del orco y la fuerza fue tal que le partió el cuello en el impulso. Y su proximo rival estaba cerca, era el lobo de aquel orco. El otro enano apareció en su ayuda, asentando un buen golpe que hizo aullar de dolor al lobo, que se volvió hacia ellos y les enseño sus afilados dientes mientras erizaba los pelos del lomo.

Arthos recibió un duro golpe del que trato defenderse como buenamente pudo, pero el orco continuaba acuchillandolo incansablemente, la primera de esas cuchilladas le hirió levemente en el antebrazo de la mano izquierda con la que Arthos trataba de protegerse y zafarse de los golpes.

En el resto de la contienda la situación estaba equlibrada. Hombres de la caravana y orcos y dunlandinos caían por igual, pero esto suponía el inconveniente de que los primeros se encontraban en una clara desventaja númerica. Tenía que ocurrir un milagro para salvarse.

Los hombres de Eresgal combatían como leones, pero su coraje no era suficiente contra los carros y las flechas dunlendinas que de vez en cuando conseguían romper sus posiciones.

La lluvía no amainaba, y el barro seguía a sus pies mezclandose con la sangre del combate. Las carretas trataban de subir en una frénetica carrera. La escolta se enfrentaba en la base a los lobos mientras los arqueros y los lanceros de los carros lanzaban sus proyectiles y jabalinas.

Las flechas cayeron sobre ellos, Nagredog, Varkim, Arthos y Lunadan tuvieron la suerte de no ser alcanzados pero a Emyr una se le clavó en el muslo, produciendole un dolor terrible. La herida no era muy fea, pero si dolorosa y aparatosa, pues le provocaría una inoportuna cojera.

La flecha de Lunadan fue providencial, me ayudo a que el ataque del lobo no se produjese, aunque el orco que lo cabalgaba si lo intentase, mi ataque fue pobre y no conseguí nada.

Todo parecía indicar que no iba a ocurrir nada más antes de un nuevo ataque cuando una flecha desgarró uno de mis muslos - ¡Maldición! – Ahora no sabía que hacer, intentaría seguir un poco más mientras me quedasen fuerzas

Vârkim se encara a la bestia y le propina un fuerte golpe con su maza mientras dice:

- Nagredog nos van a ganar por número deberíamos separarnos para cubrir más angulo creo que podemos sobrevivir mejor que los demás de la caravana. No te separes mucho de mi pero ataquemos a enemigos diferentes, no son rivales para nosotros.

Lunadan eligió esta vez disparar contra el orco en vez de contra el lobo. Volvió a repetir maquinalmente los gestos anteriores y disparó.

Escuche como Vârkim me sugeria que abriesemos el angulo y eligiese otro objetivo. No estaba deacuerdo, pues en alguna ocasion ha sido mas efectiva una defensa "espalda con espalda". Dado que nuesta prioridad era la defensa de Melyanna, en una cosa tenia razon, debiamos cubir mas terreno a defender, arriesgando nuestra propia integridad.

Por delante los hombres armados de la caravana, hacia lo que podian, pero estaban muriendo rapidamente. Los lobos, orcos y dunledinos atacaban sin tregua, rompiendo las filas de nuestros aliados. Detras de ellos, nosotros, los escoltas de la dama, acababamos con los que conseguian pasar. La ayuda de los lanceros y arqueros qe estaban a nuestra espalda era inestimable, si bien estabamos en un fuego cruzado, donde las flechas perdidas jugaban un gran papel.

Dando un rapido vistazo a mi alrededor, busco otro ojetivo para dejar el lobo a Vârkim, con el escudo bien ajustado en mi brazo izquiedo y mi martillo cubrendome la parte derecha, intento localizar a otro pobre desgraciado que quiera morir. Cuando lo veo espero a que se dirija hacia mi para lanzar mi hierro contra el.

Emyr conectó un buen golpe contra el orco, pero sus rápidos movimientos de gran agilidad y su cota de malla transformaron lo que pudo haber sido una grave herida en un simple rasguño. Después el orco contraatacó, pero esta vez sí, Emyr rechazó el ataque con su otra daga y no sufrió ningún daño.

Ni Emyr, ni el orco, ni tan si quiera el lobo, se percataron, pero una flecha sobrevoló sus cabezas pasando muy cerca de la testa del orco aunque sin acertar en ella. Era propiedad de Lunadan, que había errado por muy poco. Lunadan se percató de que un lobo corría a gran velocidad contra él para plantarle combate cuerpo a cuerpo y de esta manera, evitar que el gondoriano siguiera disparando flechas contra ellos.

Un orco saltó desde su montura sobre Nagredog que pudó batearlo en el aire antes de que el orco cayera sobre él. El golpe fue brutal. El enano golpeó en la parte alta del muslo, rompiendo seguramente ya en ese punto el femúr del orco, que al caer al suelo, terminó de quebrarse. El orco quedó atontado, intentando recomponerse de lo que le había pasado. Quedando por tanto a la merced de Nagredog, pero no podía este relajarse, pues el lobo que lo montaba se lanzó sobre él y le mordió en un brazo, agarrándole con fuerza y sin querer soltarlo.

Varkim fue mordido también por el lobo, que era mucho más rápido que él. La bestía saltó sobre el pecho del enano, con intención de desmembrarle la yugular, pero la buena defensa de Varkim y sobre todo sus buenos reflejos hicieron que el lobo tan solo hincara sus dientes en la cota de malla y saliera rebotado de nuevo frente al enano, quien no dudó en hacerle pagar aquel gesto con un potente ataque que rebentó una de las patas del lobo, y le hizo aullar de nuevo dejandolo aturdido por el dolor.

Mientras la suerte era contraria a Arthos quien seguía recibiendo puñaladas del orco entre gritos y burlas que este propinaba junto a sus golpes. Divirtiendose con el sufrimiento del humano que no daba a basto para poder zafarse del enemigo.

Maldición, si con un buen golpe tan sólo conseguía hacerle un arañazo, estaba jodido, necesitaba curarme la herida de la flecha con urgencia - ¡Cuando alguien pueda que me quite al orco este de encima, necesito curarme o no podré ayudar! – Grité, no sabía si alguien podía todos estaban muy ocupados, al menos mientras resistiese entretenía a alguno de los enemigos y mis compañeros tenían menos con los que combatir.

Opté por defenderme al máximo, era inútil intentar atacar, si alguien consiguiese desembarazarme del intentaría hacerme un improvisado torniquete aunque fuese con mi ropa, mi herida era un lastre.

Vârkim escucha el grito de su compañero humano y a la vez ve como el lobo tiene sujeto a su compañero con sus mandíbulas.

Esto hace que se precipite a rematar al lobo y salir en ayuda de su compañero ya que se sentía culpable por haberse separado, la precipitación es mala y hace que su golpe no sea lo suficiente contundente para destrozar al lobo pero esperando que por lo menos hubiese quedado fuera de combate.

Ahora voy compañero - piensa Vârkim mientras se dirige a ayudar a su compañero enano

Se acabaron las distancias largas pensó el hombre de gondor cuando vió a un lobo correr a por él. Rápidamente soltó el arco y sacó la espda y el escudo para defenderse lo mejor posible contra el lobo.

- Maldita sea... - pienso para mis adentros, mientras los dientes de la criatura se clavan en mi brazo.

Mi brazo derecho, y por tanto mi arma, quedan inmovilizados a merced de los caninos del lobo. Aguantando el dolor, alzo mi escudo con la mano izquierda, para asestarle un golpe en la cara del animal.

Nagredog zarandeaba al lobo que se había aferrado con fuerza a su brazo y le golpeaba duramente con el escudo, pero el animal no pensaba en ceder en ningún momento y sus fauces no soltaban ni un milimetro de carne.

El lobo que corría hacía Lunadan abrió la boca para atacar al humano y seguía corriendo hacía él, mientras este se preparaba para recibirle espada en mano.

Mientras Varkin se libraba del lobo con el que todavía luchaba asestandole un último golpe de gracia. Y tras ello corría para auxiliar a sus compañeros. Pero no le iba a ser nada fácil, ya que un nuevo oponente le salió al paso, un orco de aspecto rudo y feo, con cicatrices espantosas en la cara. Le empujó mientras el enano corría y desenvainó su espada oxidada para atacarle.

Emyr retrocedía repeliendo los duros golpes del rival que poco a poco iba ganando terreno al eriadoriano. El orco tenía una expresión de fiereza y ojos asesinos que deseaban arrancar la cabeza de Emyr de su bienamado cuello

Arthos no pudo resistir más y una limpia cuchillada del orco le rebanó la garganta por la que empezó a salir sangre y el eotheod comenzó a ahogarse. Eso no hizo que el orco dejara de acuchillarle a placer mientras lanzaba agudos chillidos de guerra.

Ahora pasados unos segundos me di cuenta de que aunque me aplicase una cura tardaría en estar en plenitud de forma.

Además pese a la confusión de la batalla tenía la sensación de que cada vez éramos menos ¿Sería este en fin?

Poco a poco iba retrocediendo hacia los enanos mi intención era quedar casi espalda con espalda y resistir así todo lo que pudiese.

Vârkim viendo a su compañero en peligro avanza sin piedad hacía él apartando al Orco que se le ha puesto en medio con un fuerte golpe de su maza mágica manchada de sangre y visceras de sus enemigos.

El golpe ha sido mortal casi sin ninguna duda y Vârkim se dispone ahora a acabar lo antes posible con la montura y seguir su camino. Practicamente no ve lo que tiene alrededor pero sabe que está luchando sólo lo que significa que están perdiendo la batalla o como mínimo está igualada ya que de momento tampoco está luchando en inferioridad de condiciones, aunque es seguro que de no estar acabando con sus enemigos de un sólo golpe ahora mismo estaría en un problema, lo que le hace pensar que sus compañeros humanos no tienen la misma habilidad que los enanos en la lucha, lo que seguramente les hacía tener menos posibilidades.

Sin otra cosa que pode hacer, continuo golpeando con mi escudo la jeta del lobo. Esta vez dirjo mi atque a sus zonas "tiernas" buscando golpear sus ojos para lograr zafarme de la presa que ejercen sus dientes en mi brazo.

La lucha continua a mi alrededor, pero no pedo mirar, concentro todas mi energias en vencer al lobo. La crudenta batalla se desarrolla a mi alrededor, y no puedo mas que golpear a un lobo con un escudo...

El lobo se acercaba y Lunadan intentó colocarse de forma que se pudiera defender del huergo y del orco y a su vez lanzar un pequeño ataque.

Lunadan esquivo un rápido ataque el lobo y contraatacó, pero lamentablemente su estocada no fue lo suficientemente precisa para asestar un buen tajo al lomo del animal, que tan solo recibió una herida superficial.

Mientras los enanos se quitaban con soltura y ràpidez a sus rivales de enmedio. Primero Nagredog consiguió conectar un buen golpe contra el lobo que tenía agarrado a su brazo utilizando el escudo como arma. El canto del objeto defensor del enano funcionó a modo de espada y se hundió en la cabeza del lobo tajando su craneo y seccionando su cerebro. Eso le evitó complicadiones a Nagredog aunque aún le costó conseguir que la poderosa mandibula del lobo, pese a estar muerto, liberara su brazo.

Varkin lanzó un mazazo tan potente que el orco que le había empujado ni se entero del golpe. Aquel pobre desgraciado murió antes de saber que Varkin le iba a atacar. El mazazo hizo saltar dientes y fragmentos de hueso de la cabeza del orco, asi como visceras por doquier.

Emyr mientras continuaba retrocediendo y tratando de repeler los ataques del orco que luchaba con él, hasta que una espada amiga le liberó de aquel pesado orco. Fue Dimrod, quien atravesó el pecho del orco y su corazón. Después lanzó una mirada a Emyr y asintió. Sabiendo que el eriadoriano le agradecia sin palabras su gesto.